Yo tengo un nieto en Am¨¦rica
M¨¢s de 40.000 personas han salido este a?o de Espa?a El pa¨ªs es incapaz de retener a un colectivo cualificado de entre 25 y 45 a?os
?rase una vez un reino de bonanza que atra¨ªa a millones de extranjeros. La poblaci¨®n sub¨ªa como la espuma, hasta rozar el mill¨®n m¨¢s en solo un a?o. Pero entonces lleg¨® una pesadilla larga e inclemente ¡ªcrisis econ¨®mica, la llamaron¡ª que dio cuerda a la moviola de la historia. Ya sin boinas o maletas de cart¨®n, muchos ciudadanos del pa¨ªs que hab¨ªa recibido gente a manos llenas retomaron el viejo camino de sus abuelos: marcharse al extranjero. Junto a ellos, otros compatriotas de nuevo cu?o tambi¨¦n se alejaban para buscarse la vida. Tantos partieron que la poblaci¨®n baj¨®: se iban m¨¢s que los que llegaban.
Ese pa¨ªs, llamado Espa?a, tiene ahora 33.162 habitantes menos que cuando arranc¨® el a?o. A¨²n as¨ª, son abundantes: 46.163.116, descontados los casi 270.000 que han partido desde enero. Claro que otros han seguido llegando ¡ªcasi 200.000¡ª, porque, pese al deterioro del trabajo y el d¨ªa a d¨ªa en empinada cuesta, este sigue siendo un reino atractivo para muchos. Lo novedoso es que entre quienes parten son cada vez m¨¢s los que llevan un pasaporte granate con el nombre de ese pa¨ªs en la tapa, ya sea por origen o por nacionalizaci¨®n.
El cuento que empez¨® siendo de hadas de la abundancia es de miedo, y desempleo, para muchos. Un goteo que ya es m¨¢s que eso: entre enero y junio, 40.625 espa?oles han cruzado la frontera, un 44,2% m¨¢s que en la primera mitad del a?o pasado al echar cuentas con esos datos, llamados estimaciones de poblaci¨®n y difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). Con ellos se han ido, tambi¨¦n, 228.890 extranjeros.
¡°Nos hemos convertido en un pa¨ªs de emigraci¨®n, despu¨¦s de haberlo sido de inmigraci¨®n. Se va m¨¢s gente de la que llega porque no somos capaces de retenerla¡±, explica un sabio en la materia, Antonio Izquierdo, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de A Coru?a. ¡°Si la riqueza de un pa¨ªs es su poblaci¨®n, estamos perdiendo riqueza¡±, a?ade este dem¨®grafo.
Estamos perdiendo, por ejemplo, a Clara San Mill¨¢n, una arquitecta salmantina de 27 a?os que, para salir del paro puso rumbo a Dinamarca el pasado febrero. Por primera vez, en Aarhus, tiene ¡°un trabajo de verdad¡±.
¡°En Espa?a, es muy dif¨ªcil empezar a trabajar. Y, como mucho, se empieza con una beca por muy poco o incluso gratis¡±, asegura. Cobra unos 2.000 euros, de los que un cuarto se le van en impuestos. ?Volver¨¢?
¡°No me lo he planteado. En Dinamarca estoy muy bien. Me veo viviendo all¨ª por bastante tiempo¡±, dice. Estudia dan¨¦s seis horas a la semana y se siente valorada.
¡°Aprecian a los arquitectos espa?oles¡±, dice; esos profesionales que en casa est¨¢n especialmente golpeados por una crisis que se ensa?¨® con su sector. Adem¨¢s, San Mill¨¢n est¨¢ convencida de que ¡°a los daneses les gustan los extranjeros, creen que tienen un valor a?adido¡±.
¡°Hay una tendencia a pensar que est¨¢ habiendo una salida masiva de j¨®venes espa?oles de origen y es cierto que se van, pero no en masa. Son gente muy cualificada, atra¨ªda por los mejores salarios que encuentra fuera. Ya se iban antes de la crisis y ahora lo hacen en mayor medida por la falta de expectativas¡±, plantea otro sabio, Albert Sabater, del Centro de Estudios Demogr¨¢ficos de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. ¡°Aunque no se sabe cu¨¢ntos espa?oles de los que se van lo son por origen o por nacionalizaci¨®n, por sentido com¨²n se puede pensar que buena parte de las salidas de espa?oles son del segundo tipo¡±, matiza. Desde 2008, en Espa?a ha habido m¨¢s de 435.000 nacionalizaciones por residencia.
¡°Me parece irrelevante si los espa?oles que se van lo son de origen o naturalizados. Lo que me preocupa es la p¨¦rdida de capital humano, que tambi¨¦n es capital econ¨®mico. La gente se va cuando no puede vivir bien¡±, replica Izquierdo. Aunque no hay datos sobre el nivel educativo de quienes parten, este experto cree que entre ellos figuran ciudadanos con alta cualificaci¨®n. Una fuga de cerebros cuya existencia niega el ministro de Educaci¨®n del reino, Jos¨¦ Ignacio Wert.
Una fuga que tiene muy clara Ernesto Dom¨ªnguez, de 27 a?os, que en enero hizo la maleta y se plant¨® en Colonia (Alemania). Este cacere?o se lanz¨® a probar fortuna tras b¨²squedas por Internet y con su t¨ªtulo de formaci¨®n profesional superior en Comunicaci¨®n Audiovisual. Pero se top¨® con la barrera del idioma: su alem¨¢n dejaba que desear. ¡°Muchos espa?oles se est¨¢n marchando con el sue?o alem¨¢n en la cabeza y, una vez all¨ª, se estampan. Es muy dif¨ªcil salir adelante: la lengua es complicada y la formaci¨®n profesional en Alemania es muy buena, porque hacen tres a?os de pr¨¢cticas¡±. Dom¨ªnguez se lamenta: ¡°El Estado hizo una inversi¨®n muy grande en mi formaci¨®n que no ha sabido aprovechar¡±. En Alemania no ha encontrado trabajo, por culpa del idioma que ahora perfecciona.
Sobre el perfil y los destinos de los espa?oles que hacen la maleta los datos oficiales del reino son parcos, del a?o pasado y excluyen el nivel educativo. A tenor de ellos, entre los emigrantes espa?oles predominan los adultos j¨®venes, sobre todo entre 28 y 45 a?os (m¨¢s de 1.000 salidas en cada tramo de edad en 2011). Tambi¨¦n bastantes ni?os: m¨¢s de 8.000 de dos a ocho a?os. Europa es un destino preferente, sobre todo el Reino Unido (7.756 espa?oles se instalaron el a?o pasado) seguido de Francia (5.264) y Alemania (4.408). En Am¨¦rica, las metas fueron EE UU (5.041), Ecuador (4.182), Venezuela (3.033) y Argentina (2.931).
La marcha no garantiza siempre el triunfo. El t¨ªtulo, tampoco. Da fe de ello Marta Septi¨¦n, de 27 a?os, ingeniera geol¨®gica. Cuando empez¨® la carrera, en 2003, ¡°los profesores dec¨ªan que hab¨ªa un 0% de paro¡±, recuerda. Pero desde que acab¨®, el a?o pasado, no ha logrado un solo trabajo en Espa?a. Por eso se march¨® a Londres, donde ejerce de camarera y sigue so?ando con trabajar de lo suyo. ¡°Quiz¨¢ en pa¨ªses latinoamericanos, como Panam¨¢, Brasil o Colombia...¡±. A veces los cuentos acaban bien. O no.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.