Un anticanceroso consigue sacar al VIH de su escondrijo
El f¨¢rmaco podr¨ªa acabar con la latencia del virus al "obligarle" a salir del n¨²cleo de la c¨¦lula
El VIH es un quintacolumnista. Y sacarlo de su escondrijo es vital para acabar con ¨¦l. Ahora, eso parece m¨¢s cerca. Un f¨¢rmaco anticanceroso ha demostrado que lo hace, seg¨²n publica la revista Nature. Con ello se da un paso vital hacia la erradicaci¨®n, que es el objetivo ¨²ltimo de los investigadores.
La importancia del trabajo realizado por un compendio de organizaciones (la Universidad de Carolina del Norte, que lo ha dirigido, la de Harvard, la Universidad de California en San Diego, Merck y el Instituto de Nacional del C¨¢ncer de EE UU) est¨¢ en la manera de actuar del virus. Una vez que este infecta a una persona, lo primero que hace es buscar refugio. Para ello se desprende de lo accesorio y se queda con lo principal: su material gen¨¦tico. Y, para ocultarlo, lo intercala en el ADN de las c¨¦lulas de su anfitri¨®n. Ah¨ª se mantiene latente hasta que, igual que los traidores que hacen vida normal hasta que son llamados a actuar, se activan.
Este comportamiento es clave en uno de los aspectos m¨¢s endiablados del virus: que mientras est¨¢ en sus refugios, los medicamentos no les afectan. Por eso los afectados tienen que estar tomando f¨¢rmacos toda su vida: para que, cuando el virus d¨¦ la cara, no tenga tiempo a reproducirse o infectar otras c¨¦lulas.
El estudio se considera un ¨¦xito precisamente por un dato que, a primera vista, parece malo: a los ocho voluntarios (hombres con VIH en un estado controlado) se les dio el medicamento, vorinostat, y se midi¨® el nivel de virus dentro de sus linfocitos. Su nivel se hab¨ªa multiplicado por 4,5 lo que se interpret¨® como que este hab¨ªa salido de su escondite.
Lo de hacer la medici¨®n dentro de unas c¨¦lulas del sistema inmunitario se debe a que es ah¨ª donde el virus no solo se refugia (aunque tiene m¨¢s reservorios, como las am¨ªgdalas o las gl¨¢ndulas mamarias), sino que es donde hace su da?o: al reproducirse, destruye el linfocito, y deja al cuerpo sin defensas. Con ello queda a merced de otros agentes infecciosos, los que causan las llamadas enfermedades oportunistas (tuberculosis, neumon¨ªa, algunos c¨¢nceres), que son los que en verdad pueden llegar a matar a los afectados.
El ensayo es solo un primer paso, y va en l¨ªnea con lo que persiguen iniciativas como Hacia una cura, que promueve la Nobel Fran?oise Barr¨¦-Sinoussi bas¨¢ndose en el caso de la ¨²nica persona que ha erradicado el virus, un estadounidense que necesit¨® quimioterapia y una completa reconstrucci¨®n de su sistema inmunitario. Pero mucho m¨¢s sencillo.
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