Muere Neil Armstrong, el hombre que dio un gran salto para la humanidad
El primer hombre que puso un pie sobre la Luna fallece a los 82 a?os por complicaciones tras una operaci¨®n card¨ªaca
Neil Armstrong, el hombre que pronunci¨® la hist¨®rica frase de "es un peque?o paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad", el 20 de julio de 1969, al poner el pie en la Luna, falleci¨® ayer a los 82 a?os en Ohio (EE UU). A principios de este mes fue sometido a una operaci¨®n de coraz¨®n en la que se le practic¨® un bypass y no se recuper¨® de las complicaciones surgidas.
"Mientras existan libros de Historia, Neil Armstrong figurar¨¢ en ellos, recordado por dar el primer paso de la humanidad en un mundo m¨¢s all¨¢ del nuestro", declar¨® ayer el director de la NASA, Charles Bolden.
Fue historia presenciada en directo por millones de personas en todo el mundo aquel 20 de julio, cuando Armstrong baj¨® el ¨²ltimo travesa?o de la escalera del m¨®dulo Eagle y puso un pie en el suelo lunar, en el Mar de la Tranquilidad donde hab¨ªa alunizado junto con Edwin Aldrin, mientras el tercer astronauta del Apollo 11, Michael Collins, permanec¨ªa en ¨®rbita lunar esper¨¢ndolos.
Fue el momento culminante de una epopeya del siglo XX, una haza?a tecn¨®logica y cient¨ªfica, el programa Apollo, que no se ha repetido en el espacio y que protagoniz¨® Armstrong en primera persona, pero aupado sobre el trabajo y la investigaci¨®n de miles de personas en la NASA.
Armstrong hab¨ªa nacido el 5 de agosto de 1930 en Wapakoneta (Ohio) y mostr¨®, desde muy joven, su atracci¨®n por la aeron¨¢utica. Inici¨® sus estudios de Ingenier¨ªa, pero en 1949 ingres¨® en la Marina de Estados Unidos y particip¨®, como piloto, en la guerra de Corea sumando 78 misiones de combate. Despu¨¦s termin¨® sus estudios de Ingenier¨ªa y fue piloto de pruebas, en la base californiana de Edwards, volando en m¨¢s de 200 modelos de aparatos avanzados. En 1962 entr¨® en la NASA como astronauta y vol¨® por primera vez al espacio en 1966, en la c¨¢psula Gemini 8. Y lleg¨® el programa Apollo.
Armstrong fue un h¨¦roe indiscutido, pero huy¨® cuando pudo hacerlo del primer¨ªsimo plano, de la gloria permanente y de los focos
Armstrong, Aldrin y Michael Collins, partieron para su misi¨®n lunar, el 16 de julio de 1969, ya como h¨¦roes, al menos en EE UU, y regresaron, el 24 de julio como superh¨¦roes planetarios. Hab¨ªan cumplido el mandato del presidente J. F. Kennedy, cuando en 1961, en plena guerra fr¨ªa y en plena carrera espacial con la Uni¨®n Sovi¨¦tica, lanz¨® el desaf¨ªo estadounidense de llevar a un ser humano a la Luna y traerlo sano y salvo antes de terminar la d¨¦cada.
Pero pol¨ªtica aparte, Neil Armstrong fue con su viaje el protagonista indiscutible de un viejo sue?o de la humanidad. "Lamentamos la p¨¦rdida de un muy buen hombre, pero tambi¨¦n celebramos su notable vida y esperamos que sirva como ejemplo a los j¨®venes en todo el mundo para trabajar duro por hacer realidad sus sue?os, para estar dispuesto a explorar y a empujar los l¨ªmites y a servir con orgullo a una causa m¨¢s grande que ellos mismos", dijo ayer la familia del astronauta fallecido.
Su colega del Apollo 11 Collins le dedic¨® una frase sencilla. "Era el mejor y le echar¨¦ de menos terriblemente". Aldrin expres¨® unas escuetas condolencias a Caron, la esposa de Armstrong, y la familia.
"Houston, aqu¨ª la base. Tranquilidad, el Eagle ha alunizado", dijo Armstrong cuando se pos¨® la nave en el suelo lunar tras un tenso descenso que mantuvo en vilo a todos en el Centro de Control de la misi¨®n.
Las poco m¨¢s de dos horas que pasaron los dos astronautas en el suelo lunar, con Collins esperando en solitario, fueron intensas. Armstrong era el comandante de la misi¨®n y fue ¨¦l el elegido por la NASA para salir el primero del m¨®dulo Eagle y tocar el suelo lunar en primer lugar. Aldrin le sigui¨® poco despu¨¦s. Y es curioso que Armstrong apenas tuviera de aquel viaje ya m¨ªtico el recuerdo m¨¢s corriente que millones de personas conservan de sus aventuras viajeras: unas buenas fotograf¨ªas suyas. La NASA siempre ha explicado que durante sus actividades en la superficie lunar, el comandante fue quien utiliz¨® casi todo el rato la c¨¢mara, por lo que fue Aldrin el m¨¢s y mejor fotografiado. Recogieron 23 kilos de rocas lunares y montaron tres experimentos cient¨ªficos antes de volver al Eagle. En total, estuvieron 21 horas y 37 minutos en el suelo lunar y emprendieron el regreso. El hist¨®rico primer viaje tripulado a la Luna dur¨® ocho d¨ªas. En la Tierra les esperaba una cuarentena de 16 d¨ªas (por si tra¨ªan alg¨²n germen lunar) y la gloria.
Tras el viaje de Armstrong, Aldrin y Collins, continuaron las misiones lunares, cada vez m¨¢s complejas y m¨¢s largas, a medida que la NASA tomaba confianza con sus ¨¦xitos espaciales, aunque Armstrong nunca volvi¨® al espacio. Sigui¨® en la NASA hasta 1971, y cuando dej¨® la agencia se dedic¨® a impartir clases de Ingenier¨ªa.
Pero durante toda su vida el h¨¦roe de la Luna estuvo relacionado con el mundo espacial, tanto trabajando en la industria privada del sector, como en su labor acad¨¦mica o implic¨¢ndose, cuando lo consider¨® oportuno, en las decisiones de pol¨ªtica espacial estadounidense.
Todav¨ªa hace un par de a?os, el m¨¢s c¨¦lebre exastronauta de la NASA, el veterano Armstrong, manifest¨® su abierta cr¨ªtica a la decisi¨®n del presidente Obama de cancelar el programa Constellation con el que la NASA se estaba desarrollando una nueva familia de cohetes para viajar a la Estaci¨®n Espacial Internacional.
Armstrong fue un h¨¦roe indiscutido, pero huy¨® cuando pudo hacerlo, del primer¨ªsimo plano, de la gloria permanente y de los focos. Un hombre volcado personal y profesionalmente en su pasi¨®n aeron¨¢utica y astron¨¢utica, recibi¨® todos los homenajes y condecoraciones y mantuvo la distancia de persona reservada. "Tanto como valor¨® su privacidad, siempre apreci¨® las expresiones de buena voluntad de todo el mundo", record¨® ayer su familia.
No rehuy¨®, sin embargo, labores dif¨ªciles, como la vicepresidencia del comit¨¦ de expertos que investig¨® las causas del accidente del transbordador espacial Challenger, en 1985. Tambi¨¦n fue miembro de la comisi¨®n Nacional del Espacio de EE UU.
En su biograf¨ªa autorizada del h¨¦roe de la Luna (First Man: The Life of Neil A. Armstrong) James R. Hansen cuenta que la misma frase del peque?o paso para el hombre, o para un hombre (como sosten¨ªa Armstrong que hab¨ªa dicho) fue plenamente idea suya, con la ayuda de su esposa, y no de un equipo de cerebros de la NASA que prepararan la coreograf¨ªa adecuada para la gran ocasi¨®n. Toda una demostraci¨®n de car¨¢cter y de personalidad en un programa tan complejo y tan integrado como el Apollo. Nadie dict¨® al comandante la frase para la historia.
Armstrong fue la cabeza m¨¢s visible, aunque no la ¨²nica, de aquella d¨¦cada prodigiosa del espacio con el programa Apollo aunando no solo much¨ªsimo dinero para hacer realidad el desaf¨ªo del presidente Kennedy, sino tambi¨¦n con una concentraci¨®n de enormes talentos de la ciencia y la tecnolog¨ªa en el esfuerzo espacial. Al recibir la Medalla de Oro del Congreso de EE UU en noviembre de 2011, junto con sus colegas del Apollo 11 Aldrin y Collins, adem¨¢s del pionero astronauta John Glenn, Armstrong dijo que era un honor "en nombre de todos aquellos que jugaron un papel para ampliar la presencia humana m¨¢s all¨¢ de la Tierra, y el conocimiento humano del Sistema Solar".
Poco antes, el pasado verano, el hombre de la Luna hab¨ªa estado en Espa?a, concretamente en Tenerife, para participar en el homenaje al primer astronauta de la historia, el ruso Yuri Gagarin. Manifest¨® su deseo de que la civilizaci¨®n humana lleve al espacio "su mejor comportamiento". Refiri¨¦ndose a la carrera espacial de la que ¨¦l fue estrella indiscutida, dijo que, a su juicio, fue "la mejor, la m¨¢s honesta, porque gan¨® la humanidad".
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