La batalla verde se juega en la ciudad
Asia es el terreno abonado para las ¡®ecourbes¡¯ que buscan la sostenibilidad Algunas nacen como ensayos, otras como guetos y pocas prosperan
Si el siglo XX vio c¨®mo los pa¨ªses compet¨ªan por la hegemon¨ªa mundial, parece que el siglo XXI colocar¨¢ a las ciudades a la cabeza de esa lucha. Que el futuro del planeta se ganar¨¢, o se perder¨¢, en las urbes es algo que los urbanistas llevan a?os advirtiendo. Se espera que, para 2050, 8 de cada 20 personas vivan en una metr¨®polis, pero antes, ya en la pr¨®xima d¨¦cada, en China ¡ªel pa¨ªs de mayor peso demogr¨¢fico¡ª la poblaci¨®n aumentar¨¢ en m¨¢s de 300 millones, el equivalente a todos los habitantes de Estados Unidos hoy. As¨ª, es l¨®gico que sea precisamente en China donde se decida, en buena parte, el futuro de las ciudades y, por eso, resulta l¨®gico que sea ese pa¨ªs el lugar donde mayor cantidad de ciudades construidas con criterios sostenibles se est¨¦n planificando e incluso construyendo. Esto ¨²ltimo es fundamental: el paso de los planos al suelo ¡ªo del idealismo a la realidad¡ª es todav¨ªa el gran problema de las ecociudades que, ofreciendo respuestas a necesidades urgentes, no dejan de parecer ut¨®picas. El hecho de que se levanten aisladas y de que partan de cero hace desconfiar a muchos urbanistas. La cuesti¨®n de la sostenibilidad, o de la supervivencia del planeta, no admite matices. O nos salvamos todos o se hunde el sistema. No hay clases ni privilegios en la lucha contra el deterioro medioambiental. Por eso la mayor¨ªa de las ecociudades que se est¨¢n dibujando y construyendo hoy solo se entienden como ensayos, como urbes piloto o como guetos para millonarios con miedo o mala conciencia.
China acoge el mayor n¨²mero de proyectos sostenibles
En medio de ese escenario, Tianjin Eco-city quiere cambiar el panorama. Ha habido estrepitosos fracasos como Dongtan ¡ªal norte de Shangh¨¢i, ideada para ser inaugurada durante la Expo de 2010¡ª, que se postulaba como la ciudad-soluci¨®n para el futuro chino y ha visto c¨®mo su promotor, el l¨ªder del partido comunista de la ciudad, Chen Liangyu, terminaba encarcelado por fraude. Pero en Tianjin, a 150 kil¨®metros de Pek¨ªn, est¨¢n yendo m¨¢s despacio. Y son m¨¢s modestos. Esta primavera llegaron all¨ª los 60 primeros habitantes de la que, cuando alcance 350.000 vecinos en 2020, ser¨¢ la mayor ciudad ecol¨®gica del mundo. Y, como es natural, un lugar grande nunca puede ser un gueto. A 45 kil¨®metros de la actual Tianjin, los pioneros de la futura urbe llevan una dosis de realidad a una f¨®rmula que ha fracasado ya demasiadas veces por resistirse a pasar de las ideas a los hechos. En Tianjin Eco-city habr¨¢ mezcla de personas y pisos de varios tipos, tama?os y precios, pero en una cosa ser¨¢ igualitaria: todos sus habitantes tendr¨¢n que aprender a administrarse. El 60% de los desechos deber¨¢ ser reciclable y la recogida de basura ser¨¢ siempre selectiva. Habr¨¢ disponibles 120 litros de agua al d¨ªa por habitante. Ni uno m¨¢s. La lluvia se recoger¨¢ y se reciclar¨¢ para riego o aguas grises ¡ªpara lavado y aseo¡ª, se fomentar¨¢ la vida de barrio ¡ªcon colegios y hospitales en todos los vecindarios¡ª y el transporte rodado quedar¨¢ reducido un 90% respecto a una ciudad de ese tama?o.
En Tianjin Eco-city habr¨¢ mezcla social y el consumo de agua ser¨¢ limitado
La idea es ser realista y crear lugares habitables en vez de ut¨®picos escenarios de una perfecci¨®n que adem¨¢s, por definici¨®n, tambi¨¦n es insostenible. As¨ª, el principal valor de Eco Tianjin es ese: la normalidad de la propuesta no la hace parecer ciencia ficci¨®n. ?Su mayor contribuci¨®n? Quiere ser una ciudad modelo y, por tanto, exportable y repetible. Se ofrece como conejillo de indias en un pa¨ªs, China, que es l¨ªder mundial en instalaci¨®n de acumuladores de energ¨ªas renovables, pero en el que, con el 70% de los r¨ªos contaminados, los cambios en las pol¨ªticas medioambientales pasan por transformaciones urban¨ªsticas.
El Gobierno chino y el de Singapur est¨¢n detr¨¢s de las finanzas para levantar esta ciudad. Pero tambi¨¦n figuran empresas como General Motors ¡ªensayando medios de transporte no contaminantes y a partir de energ¨ªas limpias¡ª y la holandesa Philips ¡ªa cargo de la iluminaci¨®n nocturna¡ª, conscientes de que para salvar sus negocios deben hacerlos necesarios, esto es: contribuir con ellos a la sostenibilidad del planeta.
Los peores lugares del mundo se transforman para ser los mejores
Asia es el terreno abonado para las ecociudades ¡ªuna escala urban¨ªstica que parece tener m¨¢s f¨¢cil partir de cero que reparar¡ª. Por eso, el profesor de Geograf¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Bellaterra Francesc Mu?oz est¨¢ convencido de que ¡°en China est¨¢ pasando lo que sucedi¨® en EE UU en los a?os veinte y treinta: es un lugar de experimentaci¨®n tan brutal que lo que salga de all¨ª puede tener capacidad de ser un modelo de futuro¡±. La experiencia europea de los ecobarrios alcanza en China dimensiones brutales. Tal vez por eso, en la pasada Bienal de Arquitectura de Venecia Singapur propuso que el mundo siguiera su modelo. El 0,5% de la superficie mundial bastar¨ªa para acoger a los 7.000 millones de habitantes del planeta si las metr¨®polis fueran tan densas como esta ciudad-Estado, segunda del mundo en densidad ¡ªtiene 5,3 millones de habitantes en algo menos de 700 kil¨®metros cuadrados¡ª tras M¨®naco. All¨ª lo tienen claro: ¡°La ecolog¨ªa, pero tambi¨¦n la econom¨ªa, decidir¨¢n las ciudades del futuro¡±, ha asegurado el ministro de Informaci¨®n, Comunicaci¨®n y Artes, Lui Tuck Yew. Por eso, su propuesta en la anterior Bienal consist¨ªa en la edificaci¨®n de 1.000 singapures en el mundo (una superficie equivalente a dos veces el tama?o de Espa?a). La sostenibilidad no puede ser ni una coartada ni un disfraz. ¡°Es una urgencia y tiene un potencial econ¨®mico que pasa por la reorganizaci¨®n: en las ciudades compactas el consumo energ¨¦tico est¨¢ m¨¢s controlado y las inversiones son mucho m¨¢s rentables¡±, asegur¨®.
Al ser m¨¢s f¨¢cil partir de cero que reparar, las ecociudades del planeta buscan acomodo en los pocos lugares que permanecen vac¨ªos junto a las grandes metr¨®polis. Estos terrenos son, por definici¨®n, territorios con pasados dif¨ªciles. As¨ª, se da la paradoja de que son los peores lugares los que se est¨¢n transformando para convertirse en los mejores. La japonesa Fujisawa se levanta en los antiguos solares de una zona fabril y Treasure Island, en San Francisco, ocupa una isla junto al puente Golden Gate azotada por el viento y cubierta habitualmente por una niebla que los arquitectos Skidmore, Owings y Merrill pensaban vencer combinando planificaci¨®n urban¨ªstica y plantaci¨®n de ¨¢rboles.
Las empresas apostar¨¢n por las ciudades verdes cuando sean un nicho de mercado
¡°Sin pensar en la gente, sin planificar con los urbanistas, sin cuidar la arquitectura, las ecociudades corren el peligro de convertirse en ecoclich¨¦s, la receta m¨¢s directa para el desastre seguro¡±, apunta Austin Williams, autor del libro Enemies of progress: the danger of sustainability (Enemigos del progreso: el problema de la sostenibilidad). Este arquitecto brit¨¢nico, director del proyecto Future Cities advierte que, ¡°sin inversores, los chinos prefirieron correr recurriendo a la construcci¨®n tradicional¡±. Pero antes de criticar, Williams recomienda recordar lo que sucedi¨® en Europa: ¡°Hubiera sido mucho m¨¢s l¨®gico enterrar el tendido el¨¦ctrico, pero ah¨ª est¨¢, atravesando los campos del mundo desde 1926 porque tambi¨¦n nosotros quisimos ir m¨¢s r¨¢pido¡±. Tambi¨¦n el profesor Mu?oz, que dirige el Observatorio de la Urbanizaci¨®n, se pregunta por la gente: ¡°Tenemos conocimiento y tecnolog¨ªa para controlar la eficiencia energ¨¦tica de las ecoaldeas, pero nos falta plantearnos si la sociedad sostenible va a ser m¨¢s justa o no¡±.
Fracasos como Dongtan, o como Huangbaiyu ¡ªque el gur¨² del cradle to cradle, o dise?o capaz de evitar el impacto ecol¨®gico, William McDonough, abandon¨® cuando las autoridades chinas decidieron recurrir a la construcci¨®n r¨¢pida para rentabilizar la inversi¨®n¡ª. O irrealidades como Masdar en Abu Dhabi ¡ªdonde no se pueden permitir vivir los obreros que la construyen¡ª convierten Tianjin en veros¨ªmil. De momento, lo que la hace posible es, precisamente, que no es perfecta. Pero, como sucede con los avances tecnol¨®gicos, ¡°es fundamental comprobar si las ecociudades son, o no, un nicho de mercado. Cuando eso suceda, las empresas y las grandes econom¨ªas apostar¨¢n por ellas¡±, advierte Francesc Mu?oz. Solo entonces podr¨¢n convertirse en modelos de ciudad a imitar. Con todo, la llegada de los primeros habitantes a una Tianjin en construcci¨®n a?ade humanidad al proyecto. Uno aprende a cuidar lo que ayuda a construir. Esa es la idea. Evitar los escenarios y conseguir que Tianjin sea, como cualquier ciudad, un imperfecto y cambiante lugar de encuentro y mezcla para una poblaci¨®n heterog¨¦nea con ganas de contribuir a salvar el lugar en donde vive.
Algunos intentos de ecociudad
Las iniciativas para poner en marcha ecociudades menudean, pero con frecuencia solo llegan a nacer en los planos.
? Fujisawa, en Jap¨®n. Con un millar de viviendas y una inversi¨®n de 81 millones de euros, la ciudad se inaugurar¨¢ el a?o que viene sin atascos ni gasolineras y con un nivel de emisiones un 70% inferior a una poblaci¨®n de su tama?o. Con sensores para moderar el gasto en iluminaci¨®n, paneles solares acumulando energ¨ªa en todos los edificios y acceso a una red de conexi¨®n que unir¨¢ a los habitantes con instalaciones m¨¦dicas (la poblaci¨®n japonesa envejece r¨¢pidamente), la ciudad tiene detr¨¢s al grupo Panasonic, que busca un modelo inteligente de ciudad para ser l¨ªder en sostenibilidad cuando celebre su centenario, en 2018.
? Dongtan, en una isla china. En la de Changming, al norte de Shangh¨¢i, la que estaba llamada a ser la gran ecociudad china nunca despeg¨®. Ideada por los ingenieros ingleses de Ove Arup, se esperaba que para la pasada Expo de Shangh¨¢i de hace dos a?os los 10.000 primeros habitantes pudieran explicar las ventajas de vivir en un lugar autosuficiente en la producci¨®n de agua y energ¨ªa, donde solo se podr¨ªa utilizar transporte verde (el¨¦ctrico, alimentado por hidr¨®geno o bicicletas). Se hizo mucha publicidad de esa ecociudad llamada a servir de modelo. Tal vez demasiada. Tony Blair apoy¨® p¨²blicamente a Hu Jintao sin haberla visto
? Masdar, en Abu Dabi. La m¨¢s glamurosa de las ecociudades, ha sido dise?ada por el estudio de Norman Foster y ha comenzado a construirse. A pesar de sus altas ambiciones ¡ªaspira a que el 100% de su consumo energ¨¦tico proceda de energ¨ªas renovables y asegura que reciclar¨¢ el 80% de su agua¡ª, sus 50.000 habitantes tendr¨¢n que ser millonarios si quieren instalarse en esta urbe de alt¨ªsimo presupuesto. Arquitectos y pol¨ªticos han firmado un acuerdo para evitar explotar a los trabajadores que la levantan, pero falta por saber qu¨¦ ocurrir¨¢ con los que la mantengan en funcionamiento y no puedan vivir all¨ª. Est¨¢ previsto que la educaci¨®n tecnol¨®gica sea la base de la econom¨ªa de la futura ciudad del emirato, pero son muchos los expertos que se preguntan c¨®mo se mantendr¨¢ una ciudad de esas caracter¨ªsticas cuando se termine el petr¨®leo y el gas cuya venta la est¨¢ haciendo posible.
? Montecorvo, en Espa?a. Una de las escasas propuestas para levantar ciudades sostenibles en nuestro pa¨ªs lleg¨® de la mano del estudio holand¨¦s MVRDV asociado al despacho espa?ol Gras y apoyado en 2008 por el Gobierno aut¨®nomo de Pedro Sanz, en La Rioja. En un terreno no urbanizable de Monte El Corvo, al norte de Logro?o, iba a crecer un barrio sostenible para 3.000 viviendas que ocupar¨ªan solo un 10% de los terrenos. Sanz, del PP, declar¨® el proyecto, con una inversi¨®n prevista de 388 millones de euros, "de inter¨¦s supramunicipal", pero el municipio, liderado por Tom¨¢s Santos (PSOE) aleg¨®. La recalificaci¨®n de los terrenos hubiera multiplicado por 50 el precio de las tierras ¨¢ridas que cubren el monte y que esperan regenerarse, pero no edificarse. El caso, que la prensa local tach¨® de intento de pelotazo urban¨ªstico, qued¨® tambi¨¦n en intento.
? Treasure Island, en EE UU. Para 2020 estaba previsto que se finalizara esta ciudad de 12.000 habitantes levantada en una isla frente al puente Golden Gate de San Francisco. Por parad¨®jico que parezca, no es habitual que las ecociudades se piensen para el tipo de ciudadanos que, mayoritariamente, ocupan las ciudades actuales. Por eso, era especial: la densidad, un tr¨¢fico peatonal y grandes jardines p¨²blicos ¡ªadem¨¢s de un 30% de las viviendas de protecci¨®n oficial¡ª eran los puntos fuertes de este proyecto parado por falta de acuerdo entre las autoridades municipales y las estatales.
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