?Otra rebanada al Estado de bienestar?
La implosi¨®n de las cajas de ahorros amenaza la obra social, complemento de los servicios p¨²blicos Las ONG acusan el fin de sus ayudas ?Fracasa el modelo o una forma de gesti¨®n?
Consideradas una rareza en Europa ¡ªllegaron a suponer el 54% del sector financiero espa?ol¡ª, las cajas de ahorros parecen condenadas a romper con su modelo de dividendo social y a equipararse a la banca convencional. Bruselas y el FMI (Fondo Monetario Internacional) les exigen que cedan en favor del capital privado el control accionarial de los bancos que han creado recientemente. Ser¨ªa la quiebra de un peculiar modelo que durante generaciones ha sumado eficazmente sus beneficios a los presupuestos p¨²blicos.
?Saben los espa?oles que en los ¨²ltimos seis a?os, sus cajas de ahorros invirtieron m¨¢s de 10.000 millones de euros en asistencia social y sanitaria, cultura, educaci¨®n e investigaci¨®n, rehabilitaci¨®n y conservaci¨®n del patrimonio hist¨®rico art¨ªstico? ?Son conscientes de que las reformas en curso conducen a la quiebra de ese sistema que en los ¨²ltimos a?os ha destinado a obra social el 27% de sus beneficios? Es la labor social lo que est¨¢ en juego, ahora que el universo de las cajas se descompone entre descalificaciones por la irresponsabilidad profesional de determinadas conductas y la politizaci¨®n de sus estructuras. A falta de una efectiva exigencia de responsabilidades, las cajas se desmoronan entre la resignaci¨®n general, sin nadie que las defienda. Su hundimiento parece mostrar que el negocio financiero mezcla mal con los pol¨ªticos y que la banca minorista lleva las de perder cuando se adentra en el mercado internacional de capitales y las ingenier¨ªas financieras. Pero la cuesti¨®n sigue siendo si el valor social debe ser sacrificado en el altar financiero y si el modelo es irrecuperable.
¡°Me pregunto si por sanear el sistema bancario es preciso desnaturalizar unas entidades que han complementado a los presupuestos p¨²blicos¡±, apunta Emilio Ontiveros, presidente de AFI (Analistas Financieros Internacionales) y miembro del consejo consultivo de la CECA (Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas de Ahorros). Esa duda recorre tambi¨¦n los circuitos pol¨ªticos, aunque, visto lo visto ¡ªparticularmente el agujero abisal de Bankia¡ª, y conocida la implicaci¨®n de los partidos en la desastrada gesti¨®n de algunas de estas entidades, casi nadie osa romper p¨²blicamente una lanza a su favor. ¡°Las cajas de ahorros, kaput¡±, se comenta igualmente en los ambientes financieros, mientras la inquietud sobre el futuro de la labor social se extiende por la vasta red de las 20.000 ONG espa?olas que en mayor o menor medida han recibido ayuda de las cajas. ¡°La obra social de las cajas es patrimonio de los espa?oles y un pilar fundamental para quienes creemos en una sociedad de personas. Nos sentimos asediados. Desde 2008, hemos tenido un socav¨®n presupuestario del 25%-30%¡±, afirma Enrique Galv¨¢n, director de FEAPS (Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual). ¡°Trece de las 51 empresas del sector han cerrado este a?o. El presupuesto p¨²blico se ha reducido un 46% y si a eso sumamos las cajas¡ Estamos muy preocupados¡±, indica Antonio Coronel, gerente de Arespa (Asociaci¨®n Espa?ola de Empresas de Restauraci¨®n del Patrimonio). ¡°Tenemos dificultades crecientes para el acceso al cr¨¦dito y est¨¢n suspendiendo convocatorias de proyectos sociales en los barrios¡±, se?ala Gema Gallardo, presidenta en Madrid de la EAPN (Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social).
El a?o 2012 puede ser el del enterramiento de lo que se denomina la ¡°obra en colaboraci¨®n¡±, ayudas que en muchos casos constituyen un buen soporte para acometer proyectos y sostener a las propias ONG. Se calcula que cada caja de ahorros colabora habitualmente con un promedio de 511 entidades sociales y les aporta una financiaci¨®n media de 23.000 euros. Las consecuencias de la ca¨ªda presupuestaria actual empiezan a aflorar: proyectos de asistencia sanitaria y social abandonados, suspensi¨®n de programas de empleo para discapacitados, cierres de bibliotecas, de residencias, de centros para las personas mayores, suspensi¨®n de exposiciones, actos culturales, becas¡ ?Las Administraciones p¨²blicas podr¨¢n cubrir ese agujero, cargar con la monta?a de padecimientos que la aportaci¨®n de las cajas ahorra a las personas necesitadas? ?Estar¨¢n en condiciones de reparar, conservar y restaurar, no la gran catedral, que para esa tarea de relumbr¨®n no faltar¨¢ la financiaci¨®n p¨²blica o privada, sino el tejado, los arbotantes, la techumbre, las vidrieras, el retablo de la iglesia de pueblo, la ermita, los monumentos civiles?
De las 45 cajas que exist¨ªan a principios de 2010 quedan hoy una docena y en un contexto de fragilidad extrema del que ¨²nicamente escapan La Caixa, Kutxabank, Ibercaja y Unicaja, las ¨²nicas que siguen manteniendo la mayor¨ªa de capital en sus respectivos bancos y contin¨²an teniendo beneficios. Aunque en el pasado ejercicio 2011, la obra social logr¨® mantenerse en los 1.125 millones de euros, gracias, sobre todo, a las reservas acumuladas en a?os anteriores, todo contribuye ahora a la progresiva mengua del margen de maniobra presupuestario. A la ca¨ªda de los beneficios derivada de la crisis y al aumento de las dotaciones ordenadas por la UE y el Banco de Espa?a, hay que sumar la propia bancarizaci¨®n, la conversi¨®n de las cajas en bancos que da entrada al capital privado. Obviamente, el margen de beneficio de que podr¨¢ disponer la obra social se diluir¨¢ en la medida en que se diluya tambi¨¦n su peso en el accionariado.
Las entidades han dedicado 10.000 millones en seis a?os a fines sociales
¡°La gente ha valorado poco la labor de las cajas porque era gratis, pero dentro de dos o tres a?os, cuando se acaben los fondos de reserva de las obras sociales, nos echaremos las manos a la cabeza¡±, augura Carlos Balado, que dirigi¨® la Obra Social de la CECA hasta hace bien poco. A su juicio, la mayor¨ªa de las cr¨ªticas vertidas contra las cajas son infundadas o no distinguen entre las que han sido bien gestionadas y las que no. ¡°En lugar de sancionar a los malos gestores y defender el modelo con las modificaciones pertinentes, se ha optado por castigar al sistema sin tener en cuenta que la obra social de las cajas crea trabajo y riqueza y que por cada euro invertido todos estos a?os se ha creado otro¡±, afirma. Balado est¨¢ convencido de que corremos el enorme riesgo de vaciar la palangana del agua sucia con el ni?o dentro. Al cierre del ejercicio de 2010, la obra social sosten¨ªa 45.000 empleos indirectos que sumar a los 3.522 empleados propios dedicados a la administraci¨®n de esos dineros y contaba con casi 5.000 centros operativos. Su patrimonio estaba valorado en 1.850 millones de euros y el n¨²mero de actividades anuales realizadas generalmente a trav¨¦s de las ONG superaba las 155.000. Desde que empez¨® la crisis, la inversi¨®n dedicada a la cultura ha ido disminuyendo a favor de la asistencia social ¡ªentre 20 y 30 millones se destinan anualmente a la financiaci¨®n de comedores p¨²blicos¡ª, de forma que hoy ocupa el 60% del presupuesto.
Las cajas han venido ocupando hasta ayer mismo un lugar propio en la historia econ¨®mica y social espa?ola. Los primeros hospitales para tuberculosos, las primeras residencias de ancianos, la restauraci¨®n de un patrimonio arquitect¨®nico y art¨ªstico destrozado en la guerra y abandonado en la posguerra¡ se hicieron con esos ahorros. Han tra¨ªdo y llevado la cultura: bibliotecas, exposiciones, conferencias, cursos, becas, a pueblos y barrios, all¨ª donde no llegaba la Administraci¨®n. La lista de sus logros pioneros es tan extensa como sus manifestaciones m¨¢s tangibles en el ¨¢mbito asistencial y cultural. La Casa Encendida (Madrid), las Caixa Forum y CosmoCaixa con sedes en Madrid y Barcelona son centros de gran actividad cultural que producen un efecto econ¨®mico multiplicador.
¡°Nos sentimos asediados¡±, se?alan los discapacitados intelectuales
La inc¨®gnita es si ha fracasado el modelo o una forma de gestionarlo. Mientras la obra social de la arruinada Caja Madrid intervenida por el FROB (Fondo de Restructuraci¨®n Ordenada Bancaria) estatal apenas dispone para el presente ejercicio de un presupuesto extra¨ªdo de sus reservas de 31 millones, frente a los 180 del a?o 2008, La Caixa catalana ha seguido contando por quinto a?o consecutivo con un montante de 500 millones de euros.
Unas m¨¢s y otras menos, las obras sociales, llamadas a convertirse en fundaciones, disponen de un importante patrimonio hist¨®rico art¨ªstico en buena medida abocado a la venta. ?Podr¨¢n las Administraciones mantener los museos, salas de exposiciones, pinacotecas, palacios y edificios hist¨®ricos adquiridos y restaurados por las cajas? A la tambi¨¦n intervenida Catalu?a Caixa, le queda al menos el recurso de financiar su obra social con las entradas (m¨¢s de un mill¨®n de visitas anuales) a La Pedrera, el edificio modernista de Gaud¨ª en Barcelona.
Nos guste o no, no hay futuro para este modelo¡±, dice un estudioso
En contraste con esta penuria, La Caixa catalana contin¨²a convocando concursos para proyectos y dinamizando la labor de las entidades sociales. La ca¨ªda de los beneficios ¡ªen el primer semestre del a?o se situaron en los 200 millones frente a los 1.300 y pico obtenidos en el conjunto del ejercicio del pasado a?o¡ª, no le ha impedido mantener su inversi¨®n en obra social gracias a las reservas y a los dividendos de su potente holding industrial. ¡°Vamos a jugar a empatar o a ganar. Se trata de conseguir m¨¢s con los mismos recursos. Por ejemplo, aprovechando que tenemos la mejor o una de las mejores colecciones de arte contempor¨¢neo vamos a intercambiar exposiciones con El Louvre y El Prado¡±, anuncia Jaume Lanaspa, director de la obra social de la caja catalana. ?l no contempla la desaparici¨®n de la obra social. ¡°Tenemos tres patas: el negocio bancario, la participaci¨®n en el grupo industrial (Telef¨®nica, Repsol¡) y la obra social. Si desaparece una de las tres patas ya no ser¨¢ La Caixa¡±, afirma.
¡°No hay futuro para este modelo. Muchos de los servicios de las obras sociales van a ser de pago. La obra social ser¨¢ m¨¢s peque?a y estar¨¢ orientada a su propia sostenibilidad¡±, vaticina Ricard Valls, director de Zohar Consultor¨ªa y estudioso del problema. Si, como exige Bruselas y acepta Espa?a, las cajas deben perder la mayor¨ªa accionarial de sus bancos, hay que suponer que solo podr¨¢n destinar a obra social el dividendo que les corresponda en funci¨®n de su posici¨®n minoritaria. Lo previsible es que la l¨®gica del negocio bancario termine imponi¨¦ndose y que el beneficio destinado a la obra social se reduzca a un porcentaje testimonial como el que caracteriza la RSC (Responsabilidad Social Corporativa) m¨¢s pr¨®xima al marketing de las grandes corporaciones bancarias. Conviene tener en cuenta que en el caso de los grandes bancos espa?oles ese porcentaje ¡°testimonial¡± del 2% del beneficio puede suponer 50 millones de euros. ¡°Lo que nos diferencia de los bancos es la obra social¡±, ha proclamado muy en¨¦rgico el presidente de La Caixa, Isidro Fain¨¦. Pero tambi¨¦n el presidente de Bankia, Ignacio Goirigolzarri, ha dicho que su grupo mantendr¨¢ alg¨²n tipo de obra social.
La CECA estudia c¨®mo obtener retorno en
Jaume Lanaspa no acepta la equiparaci¨®n. ¡°El elemento cualitativo que nos distingue de los bancos es la sensibilidad, nuestro compromiso en la lucha contra la pobreza infantil, nuestras becas de estudio para los reclusos, nuestra labor con los necesitados, no el marketing. Conf¨ªo en que nuestro modelo sobreviva gracias al arraigo y a la vocaci¨®n¡±. Lo que parece claro es que las cajas supervivientes tendr¨¢n que adaptar sus estructuras. Se acab¨® atender peticiones del estilo ¡°hay que habilitar cinco millones de euros para cubrir los actos del 2 de mayo porque lo pide la Comunidad de Madrid¡± o ¡°S¨ª, honorable president, atenderemos al consejero para cuadrarles el presupuesto¡±. Se acab¨® secundar proyectos fara¨®nicos o fantasiosos de pol¨ªticos megal¨®manos. ¡°Venimos de un modelo de solo gasto que ya no podremos sostener. En la CECA, estamos estudiando c¨®mo obtener un cierto retorno en algunas de nuestras actividades. Podemos trabajar con microcr¨¦ditos a intereses muy favorables que jam¨¢s dar¨ªa un banco y tendremos que aligerar nuestra estructura porque los ingresos ser¨¢n variables. Tambi¨¦n necesitaremos marketing para que la gente sepa lo que hacemos, que no lo sabe¡±, destaca Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez Fort¨²n, presidenta de la Comisi¨®n de Obra Social de la CECA.
Los 10.000 millones invertidos en seis a?os constituyen una cifra muy superior a las aportaciones filantr¨®picas de Bill Gates, considerado el mayor donante privado del mundo, pero incluso en Espa?a la disposici¨®n benefactora del presidente de Microsoft parece gozar de m¨¢s popularidad que la de las cajas de ahorros. Esta es la gran queja de los responsables de la obra social, alarmados ante el discurrir de un proceso que amenaza con privar a las cajas de sus se?as de identidad y del sentido acreditado a lo largo de su larga historia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.