Espa?a pierde 15.700 millones al a?o por los j¨®venes que ni estudian ni trabajan
La cifra corresponde al 1,4% del PIB espa?ol, por encima del 1,2% de la media europea Un estudio de la Comisi¨®n Europea advierte del coste social y econ¨®mico del fen¨®meno
El fuerte deterioro del mercado laboral provocado por la crisis se ha cebado con los j¨®venes y los llamados parados de larga duraci¨®n. En el primer caso, adem¨¢s, la falta de oportunidades para acceder a un empleo y el abandono precipitado de la educaci¨®n en los a?os del boom inmobiliario ha multiplicado el n¨²mero de personas entre los 15 y los 29 a?os que ni estudian ni trabajan. Este colectivo, que en el caso de Espa?a se destaca frente al resto de la UE, presenta a su vez un coste muy alto para las econom¨ªas de los pa¨ªses miembros, tal y como recoge un informe que ha publicado hoy la Comisi¨®n Europea, donde se abordan estas cifras desglosadas por Estados por primera vez. Seg¨²n el an¨¢lisis, la conocida como Generaci¨®n ni-ni supone un coste para Espa?a de 15.700 millones de euros al a?o, lo que equivale al 1,4% del PIB, por encima de la media europea, que se sit¨²a en el 1,2%.
No obstante, m¨¢s all¨¢ de los n¨²meros, el documento pone el ¨¦nfasis en las consecuencias que el fen¨®meno de los j¨®venes que no trabajan ni estudian tendr¨¢ en materia de aislamiento, marginalidad y, en consecuencia con ello, de desapego y desconfianza en la sociedad si no se le pone freno. Para ello, apuesta por fomentar la llamada formaci¨®n dual (con la participaci¨®n de las empresas) y "medidas de empleo centralizadas en el cliente, no en el proveedor" con itinerarios de aprendizaje personalizados.
El estudio realizado por Eurofund sobre un fen¨®meno que empez¨® a estudiarse en Reino Unido en los 80 arranca retratando la actual situaci¨®n del mercado laboral juvenil en la UE, donde los datos no son nada alentadores. La tasa de empleo europea para los menores de 29 a?os est¨¢ en el 33%, su nivel m¨¢s bajo desde que la oficina estad¨ªstica comunitaria (Eurostat) recoge estas cifras.
Por el lado contrario, la tasa de paro se sit¨²a, de media, en el 21,5% con 5,5 millones de j¨®venes sin empleo a cierre de 2011, tambi¨¦n cotas desconocidas durante este periodo. En Espa?a, este porcentaje se incrementa dram¨¢ticamente sobre el 50%. No obstante, un an¨¢lisis correcto de este colectivo, destaca el texto, precisa de incluir a la poblaci¨®n joven que est¨¢ estudiando, lo que arroja que el n¨²mero de menores de 29 a?os que ni estudian ni trabaja ha aumentado en los ¨²ltimos cuatro a?os a 14 millones, otro m¨¢ximo. En t¨¦rminos porcentuales, este dato equivale a un 15,4% del total mientras, en el caso espa?ol, es del 21,1% de los hombres y mujeres de entre 15 y 29 a?os, por debajo de las cifras publicadas la semana pasada por la OCDE, que hablan del 29%. El salto se explica porque ambos estudios recurren a diferentes fuentes para recabar sus datos.
Independientemente de la disparidad a la hora de contar a los ni-ni, el estudio encargado por la Comisi¨®n Europea destaca porque permite evaluar el coste de este fen¨®meno a partir de lo que los servicios sociales p¨²blicos destinan al colectivo y las p¨¦rdidas que implica su salida del mercado laboral. En cualquier caso, el organismo dependiente de Bruselas rese?a que ¡°el sentido de este an¨¢lisis no es tratar a la gente joven como mercanc¨ªa ¡ªno se trata de poner precio a la vida de una persona joven¡ª, si no se?alar la importancia de rengancharlos y dejar en evidencia c¨®mo las cosas ser¨ªan diferentes si los nini fueran integrados¡±.
En el caso concreto de Espa?a llama la atenci¨®n que el coste por cada uno de estos j¨®venes para las arcas p¨²blicas ha descendido a lo largo de la crisis, aunque el recorte es m¨ªnimo. En total, sin embargo, el impacto que tiene atender a este colectivo aumenta de los 925 millones de 2008 a los 1.350 millones que las Administraciones P¨²blicas destinaron a los j¨®venes menores de 29 a?os que ni estudian ni trabajan en 2011 en forma de subsidios o prestaciones sociales.
Si a estas cantidades se le suman los costes indirectos que supone su no participaci¨®n en la econom¨ªa y otros impactos en materias de gasto social ¡ªen el sistema sanitario o penitenciario, por ejemplo¡ª, las p¨¦rdidas totales ascienden a 15.735 millones, 5.000 millones m¨¢s que en 2008 y el 1,4% del PIB.?Por delante de Espa?a, en Bulgaria y Grecia, donde el porcentaje de personas en esta misma situaci¨®n de inactividad tambi¨¦n es mayor, el impacto fue superior al 3% del PIB. Mientras, en Irlanda o Lituana rebas¨® el 2,5%.
En toda la UE, las p¨¦rdidas directas e indirectas originadas por este fen¨®meno se situ¨® durante el pasado a?o en 153.000 millones de euros, el 1,2% del PIB seg¨²n una "estimaci¨®n conservadora" en t¨¦rminos de menor consumo y de impuestos no pagados, afirma el documento. De esta cifra, el coste directo para los diferentes Estados fue de 10.870 millones mientras, el resto, fueron costes indirectos. Estos ¨²ltimos, a grandes rasgos, se pueden resumir como la diferencia entre los ingresos o la aportaci¨®n a la econom¨ªa que tiene un joven empleado o que est¨¦ estudiando con uno que sea inactivo, que adem¨¢s percibe una serie de prestaciones.
Donde la OCDE y Eurofund no muestran diferencias es en advertir de que, en el caso espa?ol, una gran parte de los j¨®venes en esta situaci¨®n trabaj¨® con anterioridad, algo que no se da en los otros pa¨ªses del sur de Europa y que es m¨¢s propio de los Estados escandinavos. En ellos, sin embargo, el porcentaje de los menores de 29 a?os que ni trabajan ni estudian est¨¢ muy por debajo del espa?ol, ya que no superan el 10%. Tambi¨¦n coinciden en se?alar que los que tienen un nivel de estudios bajo tienen m¨¢s probabilidades de convertirse en nini.
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