Cambiar con el clima
Los pobladores amaz¨®nicos peruanos toman medidas contra el calentamiento, muy evidente en la regi¨®n desde finales de la d¨¦cada de los noventa

A las siete de la ma?ana y mientras el sol amaz¨®nico comienza a emerger delicadamente, un tucunar¨¦ salta brilloso sobre el agua, sale completamente de ella y deja un encargo sobre una rama tumbada. El gordo pez de la familia de los c¨ªclidos (cichlidae) ha emergido de las profundidades de la cocha (palabra quechua que, en Per¨², designa a las lagunas de la selva amaz¨®nica) para dejar, enfurecido, el anzuelo con sebo artificial que, momentos antes, se hab¨ªa tragado. La ca?a de Ren¨¦ Chumbe, el experimentado gu¨ªa que nos acompa?a a estas horas tempranas, se hab¨ªa arqueado, afanosa, pero el sedal sucumbi¨®. El trance animal resulta as¨ª un acto de justicia natural.
A pesar de la revancha acu¨¢tica, la jornada luego se vuelve prodigiosa. Caen prendidos de nuestros anzuelos pacientes varias pira?as, m¨¢s de un acarahuaz¨² (otro c¨ªclido) y otros varios tucunar¨¦s. Chumbe, sin embargo, tiene el cuidado de observar el tama?o y me instruye para que haga retornar a los peces m¨¢s peque?os. ¡°Sobre todo si son hembras¡±, sentencia. A?os atr¨¢s, quiz¨¢s no habr¨ªa tenido tal cuidado, ni en la cocha habr¨ªa habido tal abundancia.
Antes, ac¨¢ en la quebrada Yanayacu -a unas cuatro horas de navegaci¨®n desde Iquitos, la ciudad m¨¢s importante de la Amazon¨ªa peruana- los pescadores entraban a mansalva, con barcos frigor¨ªficos incluso, sin que los pobladores de San Juan de Yanayacu (pueblo situado en la quebrada) pudieran evitarlo. Desde el 2009, sin embargo, cuando se cre¨® el ?rea de Conservaci¨®n Regional Comunal Tamshiyacu-Tahuayo (ACRCTT) ha habido cambios.
Uno de ellos fue que Chumbe pas¨® de ser un cazador y pescador casi sin l¨ªmites ¨C¡°hasta de caimanes¡±, seg¨²n cuenta- a un gu¨ªa conservacionista. El Gobierno regional de Loreto, que instaur¨® est¨¢ ¨¢rea protegida, puso las coordenadas ambientales y Muyuna Lodge, una empresa ecotur¨ªstica seria, sostenible, le dio trabajo. Los millares de peces, aves, mam¨ªferos e insectos que pueblan esta jungla pusieron la ventaja comparativa.
En el r¨ªo Yanayacu, antes, los pescadores entraban a mansalva, con barcos frigor¨ªficos incluso
M¨¢s tucunar¨¦s saltan en esta ma?ana y un arahuana, pez ornamental que lleva una especie de antena larga en la boca, considerado de antig¨¹edad jur¨¢sica, irrumpe de pronto al bote con el que nos desplazamos por la cocha. Emerge inesperadamente de las aguas dispendiosas, donde los peces pululan por miles, quiz¨¢s millones, y en donde permanecer¨¢n mientras el ecosistema viva y el clima no enloquezca.
Minutos antes, mientras naveg¨¢bamos por el Yanayacu con direcci¨®n a este emporio de biodiversidad acu¨¢tica, constatamos que hay razones de esperanza: a un lado de la quebrada, unos troncos impiden el acceso a otra cocha, de aguas serenas, y poblada, precisamente, de arahuanas. ¡°Esa cocha est¨¢ en descanso¡±, explica Ren¨¦, mientras nos desplazamos en un bote que se abre paso entre alevinos.
La t¨¦cnica de hacer variar el uso de las cochas ha tenido bastante ¨¦xito en la zona y produce r¨¦ditos biol¨®gicos y econ¨®micos. En la vecina comunidad de El Chino, ubicada, como San Juan de Yanayacu, en el ¨¢rea de amortiguamiento (borde que rodea un ¨¢rea protegida) de Tamshiyacu-Tahuayo, tambi¨¦n se aplica y se ha establecido una tipolog¨ªa. Hay cochas para pesca de subsistencia, de uso m¨²ltiple, de uso comercial y de descanso, como la de Yanayacu.
El motivo vital por el cual esto se hace es preocupante y desafiante a la vez. No tiene que ver solamente con la pesca furtiva. A partir de fines de la d¨¦cada de los noventa, en esta regi¨®n amaz¨®nica el clima se ha vuelto impredecible, casi irascible. De acuerdo a la UICN (Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza), la temperatura media en este lugar es de 26?C. Esas locuras clim¨¢ticas pueden afectar la biodiversidad.
Entre el 2006 y 2010, por ejemplo, la temperatura se mantuvo en un esperable 25,5?C. Pero entre el 2009 y el 2011 se dispar¨® hasta 27,1?C. En el 2012, por si no bastara, se produjeron inundaciones de corte b¨ªblico en todo Loreto, al punto que a¨²n se nota, en Yanayacu, la huella que dej¨® el agua, que en algunos casos supera el altillo donde est¨¢n las caba?as. ¡°Fue una cosa incre¨ªble¡±, cuenta Boris D¨ªaz, el administrador de Muyuna Lodge.
En esos tiempos, recuerda, vio a un jaguar prendido de un ¨¢rbol, escu¨¢lido y desesperado, debido a que la desaparici¨®n de restingas (mont¨ªculos de tierra que sobreviven y donde los animales pueden encontrar presas), as¨ª como serpientes que se acercaban al lodge. En la ciudad de Iquitos, y en los pueblos vecinos, hubo miles de damnificados. El calentamiento global ya asoma por estos lares, pero felizmente ha despertado reacciones.
Hay lagunas para pesca de subsistencia, de uso m¨²ltiple, de uso comercial y de descanso
Tanto en El Chino como en San Juan de Yanayacu, con una suerte de sabidur¨ªa ancestral acumulada, cuya pr¨¢ctica es apoyada por algunas instituciones (la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental y la UICN procuran que dichas pr¨¢cticas se conviertan en pol¨ªticas p¨²blicas), se intenta la adaptaci¨®n y la mitigaci¨®n del fen¨®meno.
Los pobladores de la zona son ribere?os, es decir mestizos, pero que tienen ascendencia de algunas etnias. De ese cofre cultural, y con la asesor¨ªa adecuada, ha emergido la pr¨¢ctica de la rotaci¨®n de cochas y tambi¨¦n la de la caza, previendo que el clima afecte o agote los recursos. En El Chino, para citar un caso emblem¨¢tico, un cazador no puede cobrar m¨¢s de cinco ejemplares de majaz (roedor silvestre gigante) en un lapso de dos meses. Como en el caso de los peces, adem¨¢s, se debe procurar que el ejemplar cazado sea un macho adulto.
La idea, claro, es que no se mate tempranamente a los ejemplares que favorecen la continuidad de la especie y, al mismo tiempo que el bosque descanse, porque es previsible que el loco clima lo vaya alterando. Simult¨¢neamente, se ha promovido la agroforester¨ªa, una pr¨¢ctica que consiste en cultivar plantas en alianza con las especies nativas. De ese modo, se puede aprovechar mejor plantas como la chambira, una palmera originaria.
Magn¨ªfica para hacer canastas, artesan¨ªas y diversos objetos, es un recurso m¨¢s que ha surgido en esta suerte de esfuerzo por cambiar con el clima. Es el caso tambi¨¦n el aguaje, un fruto silvestre excelente para la fabricaci¨®n de bebidas y helados. Pero que, al igual que las otras muchas especies, sobrevive y puede ser aprovechado si las estrategias frente al clima y la conservaci¨®n se toman in situ y en serio.

Seg¨²n Giussepe Gagliardi, bi¨®logo que ha trabajado en la zona, estos cambios hacen que estas poblaciones ¡°tengan una mejor capacidad de respuesta a los cambios clim¨¢ticos extremos¡±. Algo que ya no parece una opci¨®n, sino una urgente necesidad: los estudios de la UICN y del gobierno regional de Loreto alertan sobre la posibilidad de que el aumento de la temperatura provoque efectos ¡°en la fructificaci¨®n adecuada de las plantas¡±.
La todav¨ªa abundante fauna acu¨¢tica (240 especies de peces) tambi¨¦n podr¨ªa verse afectada, lo mismo que los mam¨ªferos o aves, que en esta ¨¢rea protegida suman la incre¨ªble cifra de 550 especies. En cualquier recorrido por el Yanayacu, o por el Tahuayo (el r¨ªo por el que se llega a El Chino) esta sorprendente biodiversidad est¨¢ a¨²n al alcance de los sentidos. Se ven ejemplares de mart¨ªn pescador (al menos 3 variedades), de mama vieja (una suerte de gavil¨¢n amaz¨®nico), de guacamayo, de tuc¨¢n, de garzas diversas. Y en el agua abundan las sardinas, las caguaras, los z¨²ngaros, las pira?as, las doncellas, las gamitanas, los pacos y otros peces, numeros¨ªsimos, que en ocasiones pululan por donde andan los caimanes, las tortugas y otras 217 especies de anfibios y reptiles.
Ese tucunar¨¦ ind¨®mito, aquel que devolvi¨® el anzuelo, tambi¨¦n era, finalmente, un miembro de esta familia megadiversa, y acaso estaba reclamando su derecho a sobrevivir, y a que los humanos cuidemos su ecosistema en vez de depredarlo.
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