Una de historia con palomitas
Las pel¨ªculas sobre hechos reales copan la cartelera Los historiadores recelan de su valor como fuente para conocer el pasado
Quiz¨¢s fue una reflexi¨®n exagerada pero el caso es que David W. Grifith (1875-1948), considerado por muchos el padre del cine moderno, la solt¨® en 1915: ¡°Llegar¨¢ un momento en el que a los ni?os en las escuelas se les ense?e pr¨¢cticamente todo a trav¨¦s de pel¨ªculas; nunca m¨¢s se ver¨¢n obligados a leer libros de historia¡±. Sin llegar a este maximalismo, lo que parece claro es que el cine se ha convertido en un elemento clave para conocer el pasado lejano o el m¨¢s cercano. Aun sin voluntad expresa de hacer historia. ?Hay algo mejor para explicar la pena de muerte en la Espa?a franquista que El verdugo, de Berlanga? ?La vida de los otros, de Florian Henckel von Donnersmarck, no traslada en im¨¢genes y emociones lo que fue el terror de la Stasi alemana? Si alguien tiene inter¨¦s en saber lo que fue realmente la depresi¨®n americana de los a?os treinta, ?c¨®mo no recomendarle Las uvas de la ira, de John Ford? ?Cu¨¢ndo uno piensa en la guerra fr¨ªa y esas atm¨®sferas inquietantes no le viene a la mente El Tercer hombre, de Carol Reed? Todos estos t¨ªtulos y muchos m¨¢s, aun rodados sin intenci¨®n de reflejar un acontecimiento hist¨®rico, se terminan convirtiendo con el tiempo en testimonios indiscutibles e indispensables de un determinado periodo. ?Es o no historia?
Hay algunos historiadores que miran de forma cr¨ªtica, a veces con desprecio, el cine hist¨®rico, porque piensan que no puede ser fiel. Siendo cierto que una pel¨ªcula no puede sustituir a un texto hist¨®rico ¡ª1.000 p¨¢ginas y cientos de citas a pie de p¨¢gina frente a dos horas de im¨¢genes¡ª, s¨ª puede ser un complemento y una fuente m¨¢s. Rigor es lo que se debe de exigir a la historia y al cine.
Grifith predijo en 1915 que la escuela desterrar¨ªa el libro en favor del cine
Por oleadas invaden las salas de cine t¨ªtulos que hacen referencia a hechos del pasado o a los m¨¢s recientes. No hay duda de que ahora, en estos inicios de a?o, estamos en plena cresta de la ola. Los recientes premios de los Globos de Oro, aquellos que conceden los miembros de la Asociaci¨®n de la Prensa Extranjera en Hollywood, y las candidaturas de los Oscar, cuya ceremonia se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 24 de febrero en Los ?ngeles, han dado valor a toda una cosecha cinematogr¨¢fica centrada en acontecimientos hist¨®ricos. Argo, el thriller de Ben Affleck sobre la crisis de los rehenes norteamericanos en el Ir¨¢n de 1979, bas¨¢ndose en papeles desclasificados hace un tiempo por parte de los servicios secretos, obtuvo dos Globos de Oro (mejor pel¨ªcula dram¨¢tica y mejor director); La noche m¨¢s oscura, de Kathryn Bigelow, que narra la operaci¨®n de la CIA que acab¨® con la vida de Bin Laden, l¨ªder de Al Qaeda, el 1 de mayo de 2011, en una localidad de Pakist¨¢n, logr¨® el premio a la mejor actriz dram¨¢tica para Jessica Chastain y, finalmente, Lincoln, la narraci¨®n de los ¨²ltimos tres meses en la vida del presidente norteamericano que aboli¨® la esclavitud, dirigida por uno de los magos del cine, Steven Spielberg, sali¨® de la ceremonia con el Globo de Oro al mejor actor para Daniel Day-Lewis. Los tres t¨ªtulos, todos ya en la cartelera espa?ola, parten tambi¨¦n como grandes favoritos ante los Oscar. Lincoln es, de momento, la historia preferida de los acad¨¦micos de Hollywood que han respaldado con mayor n¨²mero de candidaturas (12), entre ellas mejor pel¨ªcula y director, seguida de Argo (7) y La noche m¨¢s oscura (5).
No hay relaci¨®n feliz entre el cine y la historia, sostiene Juli¨¢n Casanova, catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Zaragoza y director de una secci¨®n en el programa radiof¨®nico de Julia Otero, en Onda Cero, sobre cine e historia. ¡°Nunca puede ser feliz porque el historiador piensa que el cine no puede ser nunca fiel, porque el cine busca im¨¢genes de impacto diferente. Dicho esto, si uno es capaz de distinguir los dos discursos, lo cierto es que el cine ayuda mucho a comprender la historia, es un instrumento b¨¢sico, sea verdad o mentira, para conocer los olores, los contextos, los discursos de la ¨¦poca. El cine cuando es bueno y transmite im¨¢genes de buena factura es una fuente hist¨®rica, una fuente m¨¢s. En mis clases, cuando quiero explicar a los alumnos extranjeros de Erasmus lo que fue el garrote vil y la pena de muerte en Espa?a les pongo El verdugo, de Berlanga¡±.
¡°Los filmes son clave para conocer los olores de una ¨¦poca¡±, opina? un catedr¨¢tico
A Casanova le gusta la explicaci¨®n que utilizaba Truman Capote para referirse a su libro A sangre fr¨ªa, una historia sobre el salvaje asesinato de cuatro miembros de la familia Clutter en un peque?ito pueblo de Kansas en 1959, que, a juicio del catedr¨¢tico, ¡°tiene mucho m¨¢s rigor que algunos ensayos hist¨®ricos¡±. Capote dec¨ªa de su obra que era una ¡°novela de no ficci¨®n¡±. ¡°Es esa narrativa de investigaci¨®n que no se puede confundir con la novela hist¨®rica y que si la trasladas a la pantalla se convierte en un cine de no ficci¨®n. Dentro de este cine de no ficci¨®n es donde yo situar¨ªa claramente las pel¨ªculas La noche m¨¢s oscura o Argo. Es un cine de investigaci¨®n realizado sobre hechos reales, en el que se utilizan documentos de todo tipo. Estas pel¨ªculas no pueden ser consideradas cine hist¨®rico como tal, al contrario que Lincoln, que es un filme que trata de un personaje hist¨®rico, un presidente de Estados Unidos, que adem¨¢s va en busca de la identidad norteamericana¡±, explica Casanova para quien, aunque las fronteras entre ambos g¨¦neros no est¨¢n muy claras, la diferencia radica en que el cine de no ficci¨®n se basa en hechos reales que el espectador ha vivido y de alguna manera se acuerda de ellos y, por tanto, puede opinar sobre ellos. ¡°El cine hist¨®rico ayuda a comprender o distorsionar o falsear la historia sobre hechos remotos que el espectador no ha vivido¡±.
No hay que olvidar, resalta Casanova, el contexto en el que se hace la pel¨ªcula. ¡°A m¨ª lo que me interesa como historiador es lo que bulle detr¨¢s. Las pel¨ªculas no son inocentes, hay que explicar las razones pol¨ªticas, culturales y sociales. ?Si no fuera hoy Obama presidente de Estados Unidos, el primer presidente afroamericano, se hubiera hecho Lincoln?¡±.
Una productora cree que las cintas pueden despertar inter¨¦s y animar a saber m¨¢s
Jos¨¦ Mar¨ªa Caparr¨®s, profesor de la Universidad de Barcelona y autor del libro 100 pel¨ªculas sobre historia contempor¨¢nea (Alianza Editorial), prefiere referirse a los t¨¦rminos de ¡°reconstituci¨®n¡± para aquellas pel¨ªculas que hablan del pasado evocado desde el presente y las de ¡°reconstrucci¨®n¡±, que son las que rodadas en una determinada ¨¦poca reflejan la vida y con los a?os se convierten en historia. Woody Allen, Berlanga, Bardem, Saura o Guti¨¦rrez Arag¨®n son ejemplos claros, seg¨²n Caparr¨®s, de este cine de reconstrucci¨®n, al igual que las pel¨ªculas nominadas a los Oscar, incluida la espa?ola Lo imposible, el filme de Juan Antonio Bayona sobre la tragedia del tsunami de Indonesia en diciembre de 2004, y cuya protagonista femenina, Naomi Watts, es candidata al premio de Hollywood. Aut¨¦ntico defensor de que toda pel¨ªcula es hist¨®rica ¡ª¡°con el tiempo ser¨¢n hist¨®ricas hasta las malas¡±¡ª, Caparr¨®s cree que una de las razones del aluvi¨®n en los ¨²ltimos tiempos del cine basado en hechos reales es consecuencia del descenso de la lectura. ¡°Cada vez se leen menos libros y una forma de conocer el pasado es a trav¨¦s de las pel¨ªculas. El problema es que el cine que evoca la historia es a menudo parcial, porque tiene que someterse a una estructura de un drama, con arranque, desarrollo, cl¨ªmax y desenlace. Las pel¨ªculas hist¨®ricas reflejan tambi¨¦n lo que piensan los guionistas y el director sobre el contexto, de c¨®mo se ve el pasado desde el presente¡±, dice Caparr¨®s, que en sus clases en la universidad explica la historia a trav¨¦s del cine, analizando pel¨ªculas rodadas en su momento y que se han convertido en historia con el paso del tiempo.
Los largometrajes, igual que los libros, no son inocentes. Hay que exigir rigor
Esto ser¨¢ lo que ocurra probablemente con Lo imposible, el gran ¨¦xito del cine espa?ol de esta temporada: casi 87 millones de euros recaudados en todo el mundo, de los que 42,5 millones corresponden solo a Espa?a. Ser¨¢n muchas las personas que cuando recuerden esas olas gigantescas que llegaron a las costas de Indonesia y acabaron con la vida de 230.000 personas tendr¨¢n en su mente las im¨¢genes de la pel¨ªcula de Bayona. Su productora, Bel¨¦n Atienza, asegura que a diferencia de La noche m¨¢s oscura, con documentos no del todo p¨²blicos, o Lincoln, por el tiempo transcurrido, en Lo imposible toda la informaci¨®n, los documentos y los testimonios de tanta gente sobre esta tragedia jugaron a favor del filme. ¡°Cuanto m¨¢s nos document¨¢bamos, m¨¢s obsesiva se volv¨ªa la necesidad de hacerla lo m¨¢s real posible. La hora, c¨®mo llegaba el agua, de qu¨¦ color era, c¨®mo se vivi¨® en los distintos lugares de la isla y en los hoteles, qu¨¦ pas¨® cuando el agua se retir¨®, qu¨¦ fue lo que all¨ª qued¨®. Las fotos e im¨¢genes nos ayudaron a ser rigurosos¡±. A este retrato de lo que fue el tsunami, se a?ade la historia real m¨¢s delicada de esa familia afectada por esa terrible experiencia y de lo que sintieron a cada minuto. En este caso, lo importante, puntualiza la productora, no era tanto lo que pas¨®, sino lo que se sinti¨®. ¡°S¨ª creo que esta pel¨ªcula es un documento hist¨®rico. Me gusta que el cine se convierta en referente hist¨®rico pero, como todo, tiene que ser bueno. Yo he aprendido muchas cosas de la historia a trav¨¦s del cine y por eso creo que es una buena forma de introducir o despertar un inter¨¦s que luego cada uno puede profundizar m¨¢s¡±, explica Atienza.
Con final feliz o no, el cine y la historia viajan juntos en la pantalla.
Hollywood y su dilema: educaci¨®n o espect¨¢culo
Llegada la temporada del Oscar, el cine se olvida de sus pel¨ªculas de b¨¦isbol, de sus comedias rom¨¢nticas, incluso de sus lucrativos superh¨¦roes y se pone serio buscando historias de peso, esas que este a?o encontr¨® en la otra historia que se escribe con may¨²sculas.
El ataque de seriedad no se resume en un mero deseo de alcanzar el Oscar, aunque es dif¨ªcil recordar una comedia ganadora de tal honor. Steven Spielberg tuvo tan clara su motivaci¨®n como sus temores frente a la historia de Lincoln, que le cost¨® m¨¢s de una d¨¦cada llevar a la pantalla. "Me preocup¨® que los m¨¢s j¨®venes no entendieran o que no se interesaran por nuestra Historia", confes¨® satisfecho con una pel¨ªcula que quiso hacer tan "hist¨®ricamente correcta como entretenida". Sin embargo, en Argo, su director, Ben Affleck, rechaza cualquier matiz did¨¢ctico o editorialista. "Digamos que mi madre se sentir¨ªa m¨¢s orgullosa si fuera profesor de Historia", brome¨®.
Aun as¨ª, y de la misma forma que Lincoln cont¨® con el expresidente Bill Clinton para su presentaci¨®n en la gala de los Globos de Oro, Affleck acudi¨® acompa?ado (y dedic¨® su premio) a Tony M¨¦ndez, exagente de la CIA y en el centro de una trama de espionaje demasiado incre¨ªble para ser verdad a la que quiso dar as¨ª mayor credibilidad. ¡°Con que abra el di¨¢logo y te haga pensar en lo complicado que es el mundo exterior nos damos por contentos¡±, afirm¨® su guionista, Chris Terrio.
Arte o industria; educaci¨®n o espect¨¢culo. Realidad o ficci¨®n. Este es el nuevo dilema de Hollywood, donde pocas pel¨ªculas recientes han generado tanta pol¨¦mica como La noche m¨¢s oscura, historia "basada en informaci¨®n de primera mano de hechos actuales", seg¨²n aseguran sus autores, que se encuentra bajo fuego cruzado.
"Nuestra meta fue hacer una pel¨ªcula moderna y rigurosa sobre la lucha antiterrorista", declar¨® su directora, Kathryn Bigelow, en una carta abierta al peri¨®dico Los Angeles Times. "Bin Laden no fue derrotado por superh¨¦roes", a?adi¨® mientras la derecha la atac¨® incluso antes del estreno por hacer una historia pro-Obama y la izquierda por hacer apolog¨ªa de la tortura. La virulencia de los ataques puede haberle costado el Globo de Oro y, probablemente, el Oscar. Un esc¨¢ndalo que no es ajeno a los retratos hist¨®ricos: desde Patton, ese cl¨¢sico de los setenta que los m¨¢s conservadores defendieron como patri¨®tico mientras que los dem¨®cratas disfrutaron como el retrato de un lun¨¢tico, hasta ejemplos m¨¢s recientes como La red social, es dif¨ªcil encontrar el equilibrio a gusto de todos entre realidad y ficci¨®n.
Mientras que las libertades cinematogr¨¢ficas son parte del d¨ªa a d¨ªa de hacer cine, la insistencia en el rigor, por parte incluso de los mismos cineastas, hace temer que el p¨²blico discierna con claridad. De ah¨ª que el Titanic de James Cameron haya eclipsado cualquier otra versi¨®n hist¨®rica del hundimiento del transatl¨¢ntico para muchas generaciones mientras que Todos los hombres del presidente se mantiene como la mejor explicaci¨®n para comprender el esc¨¢ndalo Watergate.
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