¡°El pl¨¢stico ha llegado a la cadena alimentaria¡±
El activista medioambiental Manuel Maqueda desgrana los peligros de un material que "ya llevamos en el organismo"

A los dos minutos de conversaci¨®n, te sorprendes dirigiendo una mirada de soslayo a la taza del caf¨¦ para comprobar que no es de pl¨¢stico. Correcto, parece de buena loza. Suspiro de alivio. Mientras, Manuel Maqueda, madrile?o licenciado en Derecho y Ciencias Econ¨®micas y fundador de varias ONG, entre ellas la Plastic Pollution Coalition (Coalici¨®n contra la Contaminaci¨®n del Pl¨¢stico), continua desgranando, tranquilo, hasta con cierta mesura, pero sin dar tregua, los peligros de un material que ¡°ya ha entrado en la cadena tr¨®fica y lo llevamos en el organismo en forma de disruptores endocrinos, adem¨¢s de estar presente en todos los oc¨¦anos del mundo en una proporci¨®n escandalosa¡±. Calcula que hay 100 millones de toneladas de pl¨¢stico en suspensi¨®n en los mares.
No le gusta calificarlo como enemigo, porque ¡°en s¨ª mismo no lo es¡±. ¡°Pero¡±, advierte, ¡°utilizado para fabricar objetos de usar y tirar, se ha transformado en un monstruo que amenaza con devorarnos de forma silenciosa, porque est¨¢ detr¨¢s de muchos tipos de c¨¢nceres e incluso de la hiperactividad de los ni?os¡±. Recuerda que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha emitido un informe en el que considera a estos disruptores como una amenaza global. Ha llegado a Madrid desde California, donde reside desde hace 10 a?os, para participar en el congreso Por un Mar sin Pl¨¢sticos que se celebra este fin de semana en el marco de la feria de submarinismo Dive Travel Show 2013, en Madrid.
Hace cinco a?os, Charles Moore, ocean¨®grafo descubridor de la gran mancha de pl¨¢stico que flota en el Oc¨¦ano Pac¨ªfico ¡ªdel tama?o de Estados Unidos¡ª, le lanz¨® una bolsa transparente. Conten¨ªa arena con trocitos de pl¨¢stico. ¡°Son las playas del futuro¡±, me advirti¨®. Entonces comprendi¨® el significado de tirar a la basura un material que dura cientos de a?os y del que no se conoce la composici¨®n qu¨ªmica exacta.
En su lucha ¡ªtiene un portal que se llama elplasticomata.com¡ª se ha asociado con el fot¨®grafo estadounidense, Chris Jordan, con el que ha grabado un documental ¡ªque se estrenar¨¢ este a?o¡ª en las islas Midway, un atol¨®n de 6,2 kil¨®metros del Pac¨ªfico Norte, en el que habita una impresionante colonia de dos millones de p¨¢jaros, sobre todo albatros. ¡°Muchos polluelos mueren debido a la ingesta de todo tipo de pl¨¢stico. Cepillos de dientes, mecheros, aplicadores de tampones y cualquier otro objeto que sus progenitores confunden con comida¡±, relata. Para ¨¦l la imagen de estos p¨¢jaros es una met¨¢fora ¡°de la toxicidad que llevamos dentro y una llamada de atenci¨®n sobre las decisiones que debemos tomar como cultura¡±.
En su opini¨®n, existen gestos que pueden ser un principio, como la prohibici¨®n de usar bolsas de pl¨¢stico, pero su optimismo se desvanece cuando piensa en la industria que ha fabricado el a?o pasado 280 millones de toneladas de pl¨¢stico y que planea incrementar el consumo per c¨¢pita de este material, sobre todo en pa¨ªses emergentes. ?Alguna forma de parar? ¡°La fuerza est¨¢ en nosotros¡±, contesta firme. Y para ello reclama el derecho a conocer los riesgos del pl¨¢stico, ¡°como pasa con el tabaco¡±. Lo asegura una persona que hay semanas que no saca la basura: ¡°Porque he retirado de mi vida todo el pl¨¢stico in¨²til que antes usaba¡±.
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