El mes del agua
Apenas quedan en Espa?a r¨ªos en buen estado de conservaci¨®n
Marzo es el mes del agua. Los d¨ªas 14 y 22 se celebran el D¨ªa Internacional de los R¨ªos y el D¨ªa Mundial del Agua, fechas que sirven para recordarnos que apenas quedan en Espa?a r¨ªos en buen estado de conservaci¨®n y que afrontamos muchos problemas en la gesti¨®n del agua.
Un grave obst¨¢culo para la buena gesti¨®n de las cuencas es que el debate p¨²blico se centra de modo interesado en las luchas pol¨ªticas por el reparto del agua y el control de los r¨ªos, obviando la cuesti¨®n principal de la gesti¨®n del territorio y del deterioro creciente de los r¨ªos y otros ecosistemas acu¨¢ticos.
Tras un siglo de estructuralismo hidr¨¢ulico basado en la construcci¨®n de grandes presas a fondo perdido, sin debate previo ni an¨¢lisis econ¨®mico alguno, vemos que los r¨ªos se han convertido en una sucesi¨®n concatenada de embalses de aguas quietas, contaminadas e infestadas de especies ex¨®ticas, mientras perviven mitos como el que el agua "se pierde en el mar", que "sobra" o "falta" en los distintos territorios, (?como si sobrasen o faltasen monta?as o playas!), o se olvida algo tan elemental como el que las zonas inundables se inundan. El Mi?o, Duero, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Segura, J¨²car o el Ebro hace mucho que dejaron de ser r¨ªos vivos gracias a una destrucci¨®n sin tregua de los ecosistemas fluviales que nos ha dejado el cacere?o r¨ªo Almonte como el ¨²nico r¨ªo de m¨¢s de 100 km sin represar, firme candidato a reserva natural fluvial.
Mientras, pesa en el balance la inundaci¨®n de quinientos pueblos y la expulsi¨®n de sus habitantes bajo el fantasmag¨®rico y venal concepto del "inter¨¦s general", la falta de transparencia y la ausencia de rendici¨®n de cuentas. Del caos urban¨ªstico y su afecci¨®n a los r¨ªos poco queda por decir que no se haya dicho ya, las empresas hidroel¨¦ctricas imponen sus intereses al com¨²n de la conservaci¨®n ambiental y las subvenciones de la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC) favorecen a quien m¨¢s deteriora el medio ambiente, es decir, el que contamina cobra. En una d¨¦cada se ha doblado la superficie andaluza de regad¨ªo del olivar, un cultivo de secano, mediante el recurso sin control a las aguas subterr¨¢neas, a la vez que Do?ana va camino de convertirse en una versi¨®n sure?a de las Tablas de Daimiel, y el agua ahorrada en la modernizaci¨®n de regad¨ªos no vuelve al medio natural, sino que se emplea en aumentar la superficie regada, con grave perjuicio para el contribuyente.
Ni que decir tiene que la pol¨ªtica hidr¨¢ulica actual soslaya -e incluso se esfuerza por incumplir- la Directiva Marco del Agua de la UE, cuya principal obligaci¨®n jur¨ªdica, recordamos, es conseguir el buen estado ecol¨®gico de los r¨ªos, humedales y aguas costeras. A ello se suma la poca atenci¨®n que tradicionalmente se le ha prestado a la buena gesti¨®n del agua subterr¨¢nea, cuya eficiencia para el abastecimiento urbano y el regad¨ªo llega a cuadruplicar la del agua superficial y es la garant¨ªa de suministro en los c¨ªclicos per¨ªodos de sequ¨ªa. Estas sequ¨ªas son consustanciales a nuestro clima, pero cada retorno de la fase seca se trata como una excepci¨®n imprevisible a golpe de alarmismo y de decreto-ley, con el evidente despilfarro del erario p¨²blico, caos interesado que solo a algunos beneficia.
¡°R¨ªos con Vida¡± y la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua abogan por bajar la presi¨®n a la olla del debate hidrol¨®gico y afrontar las causas del deterioro, mediante la reducci¨®n del volumen de agua destinada al regad¨ªo, empezando por el clandestino; el apoyo a la reforma ambiental de la PAC; la eliminaci¨®n de obras hidr¨¢ulicas obsoletas restaurando el territorio fluvial; la recuperaci¨®n ¨ªntegra de costes; la ejecuci¨®n de las sentencias que declaran ilegales ciertas obras hidr¨¢ulicas y la aplicaci¨®n de la revisi¨®n y caducidad de oficio concesional, estableciendo la concesi¨®n por puntos y m¨¢s competencia y transparencia en su otorgamiento. Solo as¨ª lograremos recuperar en parte la sostenibilidad de nuestro territorio y asegurar la disponibilidad futura de agua.
Francesc La-Roca y Pedro Brufao son miembros de la Fundaci¨®n Nueva Cultura del Agua y R¨ªos con Vida
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