Europeos que explotan a europeas

Por los subterr¨¢neos de la pr¨®spera Europa circulan decenas de miles de personas que son tratadas como esclavas. Bruselas ha identificado por primera vez a 23.632 v¨ªctimas de trata en los 27 pa¨ªses comunitarios entre los a?os 2008 y 2010, con un crecimiento del 18% en ese periodo. El dato resulta aun m¨¢s escalofriante si se tiene en cuenta que el 61% eran europeos de pleno derecho, la mayor¨ªa mujeres explotadas sexualmente. Espa?a es el segundo pa¨ªs con m¨¢s casos registrados en 2010, a?o en el que los datos son m¨¢s fiables.

¡°La triste realidad es que el tr¨¢fico de seres humanos est¨¢ a nuestro alrededor, m¨¢s cerca de lo que pensamos¡±, alerta la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmstr?m, en un dossier que se har¨¢ p¨²blico el lunes y al que ha tenido acceso este peri¨®dico. La Comisi¨®n Europea presentar¨¢ ese d¨ªa los resultados del primer informe sobre trata elaborado por Eurostat, la agencia estad¨ªstica de la Uni¨®n Europea. Ese estudio ¡ªeste s¨ª disponible desde el jueves¡ª recopila datos reales de la polic¨ªa, de autoridades laborales, de inmigraci¨®n y de fronteras, as¨ª como de diferentes ONG. La Comisi¨®n considera preocupantes los resultados y reprocha a los pa¨ªses no haber aplicado a¨²n las normas comunitarias para combatir ese delito (solo seis de los 27 lo han hecho; Espa?a no est¨¢ entre ellos).

Lo alarmante de las cifras deriva m¨¢s de lo que ocultan que de lo que muestran. Porque la propia UE considera esas casi 24.000 personas como ¡°la punta del iceberg¡± y para demostrarlo cita un informe de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) que eleva a 880.000 las personas v¨ªctimas de cualquier tipo de trabajo forzoso (incluido el sexual) en Europa. Aunque la metodolog¨ªa utilizada es distinta y el periodo analizado mayor (entre 2002 y 2011 en el caso de la OIT), las cifras revelan que buena parte de los casos escapan a la luz p¨²blica.

Las mujeres constituyen la abrumadora mayor¨ªa de las v¨ªctimas de estos delitos (68%). El motivo principal es que el 61% de los casos detectados reflejan explotaci¨®n sexual, que afecta particularmente a la mujer. Si a ese porcentaje se le a?ade el 12% constituido por ni?as, la incidencia de esos delitos en el g¨¦nero femenino sube a ocho de cada 10 casos. El departamento de Malmstr?m atribuye el problema a la pobreza, la falta de cultura democr¨¢tica y a la desigualdad de g¨¦nero, pero a?ade un motivo inquietante: ¡°Una floreciente industria del sexo y la consiguiente demanda de servicios sexuales¡±.

Lejos de captar a sus v¨ªctimas en pa¨ªses ajenos a la pretendidamente segura Europa, quienes explotan a humanos se nutren en buena medida de ciudadanos comunitarios. Ese es uno de los elementos m¨¢s sorprendentes del informe, que cifra en un 61% la proporci¨®n de europeos entre los explotados. La inmensa mayor¨ªa provienen de Ruman¨ªa y Bulgaria. Sus cifras rebasan con mucho las v¨ªctimas procedentes de territorios extracomunitarios como Nigeria y China (ver gr¨¢fico).

Polic¨ªa, jueces y ONG identifican a 23.632 afectados en 3 a?os pero hay m¨¢s

Esto se debe, explica la fiscal de Extranjer¨ªa espa?ola Patricia Fern¨¢ndez Olalla, a que las redes aprovechan la ausencia de controles fronterizos dentro de la UE para trasladar a las v¨ªctimas. Tambi¨¦n, critica Viviana Waisman, directora de Women's Link Worldwide, una organizaci¨®n que trabaja con casos de trata en el ¨¢mbito judicial, a que los explotadores se aprovechan de la descoordinaci¨®n entre pa¨ªses en asuntos como la investigaci¨®n de los delitos si estos se producen fuera de sus fronteras.

Tras la prostituci¨®n, la explotaci¨®n laboral es la segunda forma de trata (un 25% de los casos), algo que Bruselas explica por la demanda de trabajo y de productos baratos en el mercado. En otro 14% de los casos recopilados se somete a las v¨ªctimas a la mendicidad, a la criminalidad, a matrimonios forzosos o a la venta, en menores. Tambi¨¦n se dan casos de tr¨¢fico de ¨®rganos.

Las cifras de Espa?a resultan llamativas, pues los casos de trata se multiplican por cuatro entre 2009, primer a?o en el que aporta datos, y 2010. Los 1.605 casos comunicados ese ¨²ltimo a?o colocan al pa¨ªs como el segundo de la lista, despu¨¦s de Italia, con m¨¢s problemas de trata.

Ese incremento se debe, seg¨²n los expertos, al abordaje del problema. En 2009, se inici¨® el Plan de Lucha contra la Trata, se modific¨® la Ley de Extranjer¨ªa y se aprob¨® un convenio marco que facilit¨® las identificaciones de personas esclavizadas ¡ªse clarific¨® los indicios que buscan las fuerzas y cuerpos de seguridad¡ª, explica la fiscal Fern¨¢ndez Olalla.

La mayor¨ªa de delitos tienen que ver con redes de prostituci¨®n

Pero el aumento en el n¨²mero de delitos contabilizados no se corresponde con una mayor rendici¨®n de cuentas de los culpables ante la justicia. Al contrario. En los tres a?os que analiza el informe hubo 1.088 condenas. Y el n¨²mero de condenados por trata descendi¨® un 13% en el periodo 2008-2010. Un 75% de los sospechosos eran hombres, y al igual que en el caso de las v¨ªctimas, la mayor¨ªa proviene de la Uni¨®n Europea.

En Espa?a, sin embargo, hasta diciembre de 2010 no se introdujo el delito de trata en el C¨®digo Penal. Antes de ese a?o, se instru¨ªan los procedimientos por otros delitos como prostituci¨®n ilegal o inmigraci¨®n clandestina.

Sacar adelante los procesos es un gran problema para los pa¨ªses. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas de trata son reacias a colaborar con la justicia, por lo que la fiscal¨ªa tiene dificultades para articular una acusaci¨®n solvente. Aunque el Plan de Trata recoge f¨®rmulas de apoyo, no todas se cubren bajo ese paraguas. Muchas ni pueden ni entienden los beneficios de colaborar con unas autoridades que no conocen y en las que no conf¨ªan. ¡°Tienen miedo, y no solo por su protecci¨®n. Saben que si dan el paso de denunciar y colaborar nadie les garantiza la protecci¨®n de su familia en el pa¨ªs de origen¡±, apunta Marta Gonz¨¢lez, coordinadora de la ONG Proyecto Esperanza de apoyo a las v¨ªctimas de trata, que pide que para dotar de mayor seguridad a las personas esclavizadas se introduzca la posibilidad de una reagrupaci¨®n familiar preferente.

Trazar una radiograf¨ªa del fen¨®meno es complicado. Waisman critica, adem¨¢s, que los datos que recopilan pa¨ªses como Espa?a terminan cuando se identifica a la v¨ªctima. ¡°Luego no sabemos qu¨¦ pasa con ellas¡±, dice. De hecho, la directiva comunitaria pendiente de trasposici¨®n marca que los 27 Estados miembro est¨¢n obligados a tener un relator independiente que unifique datos.

El informe de Eurostat es el primer intento serio de abordar este grave problema con datos en la mano. Pese a todo, la agencia advierte de que las cifras, que incluyen v¨ªctimas legalmente identificadas y otras presuntamente objeto de trata, no son estrictamente comparables porque no todos los Estados han ofrecido la misma informaci¨®n.