Obama y la ciencia
No interesa la investigaci¨®n cient¨ªfica a nuestros pol¨ªticos, que est¨¢n acabando con un sistema de I+D que estaba empezando a funcionar y que ha costado muchos a?os erigir
Hace tiempo que no me pronuncio desde esta tribuna sobre los avatares que est¨¢ sufriendo la ciencia espa?ola. Total ?para qu¨¦? Y es que parece haberse instalado una especie de desesperanza en la poblaci¨®n espa?ola que se encuentra condenada a no sentirse due?a de su futuro. Y esto es lo peor que le puede pasar a un pa¨ªs, y en particular a una actividad como la investigaci¨®n cient¨ªfica. Y creo que es momento de decir no. De decir que esto no se est¨¢ llevando como es debido y que hemos llegado a un nivel de debilitamiento que, aun limit¨¢ndonos a la ciencia, nos va a llevar a la ruina. Por eso quiero reivindicar desde aqu¨ª, tambi¨¦n para los cient¨ªficos, la frescura de mente, la visi¨®n de futuro y la honesta perspicacia de ese eterno joven rebelde que se llamaba Jos¨¦ Luis Sampedro, cuyo fallecimiento nos ha llenado de tristeza.
Los cient¨ªficos nos desayunamos cada d¨ªa con una noticia cada vez m¨¢s triste para el sistema de I+D espa?ol. Que si ayer se anuncia la pr¨®rroga de seis meses del plazo de resoluci¨®n de los mermados contratos Ram¨®n y Cajal y Juan de la Cierva; que si antes de ayer se anunci¨® el singular reparto de las ya adelgazadas subvenciones a los proyectos de investigaci¨®n de la convocatoria 2012; que si hoy me llama un colega inform¨¢ndome que ha aceptado una posici¨®n en Estados Unidos y se marcha. Y as¨ª sucesivamente un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n. Y es necesario decir que las cosas no se pueden hacer de este modo, y preguntarnos si es que hay alguien ah¨ª arriba que no se da cuenta de la gravedad de sus (in)decisiones. No interesa la investigaci¨®n cient¨ªfica a nuestros pol¨ªticos. A lo mejor por eso, al menos en parte, en el ranking de apreciaci¨®n social los cient¨ªficos est¨¢n los primeros y los pol¨ªticos los ¨²ltimos. No parece que sepan de qu¨¦ va, porque ya est¨¢n acabando con un sistema que estaba empezando a funcionar y que ha costado muchos a?os erigir. Y es necesario se?alar que nuestros gobernantes (por no particularizar en nadie) est¨¢n jugando ese insensato papel. Y hay que denunciarlo sin miramientos. Examinemos lo que Santiago Ram¨®n y Cajal dec¨ªa hace m¨¢s de un siglo y donde yo creo estamos volviendo: ¡°Lejos del pedante y satisfecho engreimiento de muchos funestos pol¨ªticos y de no pocas orondas sumidades de la c¨¢tedra, el buen maestro debe tener plena conciencia de la nacional incultura y de nuestra pobreza cient¨ªfica. Tendr¨¢ siempre presente que Espa?a est¨¢ desde hace siglos en deuda con la civilizaci¨®n, y que de persistir en tan vergonzoso abandono, Europa perder¨¢ la paciencia y acabar¨¢ por expropiarnos.¡± Pues ya estamos expropiados, Don Santiago, y adem¨¢s en consecuencia o como causa estamos rodeados por demasiados funestos pol¨ªticos y, por fuerza, muchas sumidades.
?Y qu¨¦ se hace por ah¨ª? Pues el mundo gira y cada vez m¨¢s r¨¢pido. Hace unos d¨ªas el Presidente Obama anunciaba en la Casa Blanca el programa de investigaci¨®n masiva en torno al cerebro. Escenific¨®, y de qu¨¦ manera, lo que ya avanz¨® en el discurso del Estado de la Uni¨®n: ¡±Ahora es el momento de alcanzar un nivel de investigaci¨®n y desarrollo nunca visto desde la altura de la carrera espacial¡±. Y su mensaje transcendi¨® el proyecto particular que presentaba (The BRAIN Initiative). Y dio una lecci¨®n de cordura y visi¨®n de futuro: ¡°¡no solo atraemos a los mejores cient¨ªficos o los mejores emprendedores-, tambi¨¦n invertimos continuamente en su ¨¦xito. Apoyamos a laboratorios y universidades para ayudarles a aprender y explorar. Y financiamos los proyectos para ayudarles a convertir un sue?o en una realidad. Y tenemos un sistema de patentes para proteger sus invenciones. Y ofrecemos pr¨¦stamos para ayudarles a convertir esas invenciones en negocios exitosos. Pero las inversiones no siempre producen beneficios. Pero cuando lo hacen, cambian nuestras vidas de una manera que nunca pod¨ªamos haber imaginado¡±.
Oyendo esto, uno se da cuenta que a¨²n hay vida inteligente en alguna parte. Ah¨ª no queda la cosa, Obama puso como ejemplos los chips para ordenadores, la tecnolog¨ªa GPS o el internet: ¡°todo esto surgi¨® de inversiones del Gobierno en investigaci¨®n b¨¢sica. Y a veces, de hecho, algunos de los mejores productos y servicios surgen de la investigaci¨®n sin intenci¨®n y que nadie esperaba que tuviera ciertas aplicaciones. Entonces, las empresas utilizan esa tecnolog¨ªa para crear innumerables nuevos puestos de trabajo¡±.
Y no hay nada m¨¢s que decir, salvo que el mundo gira pero en otras latitudes. Reflexionaba Obama ¡°No quiero que nuestros hijos o nietos miren hacia este d¨ªa y piensen que tendr¨ªamos que haber hecho m¨¢s para mantener a Estados Unidos en la vanguardia¡±. Pues bien, alg¨²n d¨ªa nuestros hijos y nuestros nietos mirar¨¢n hacia atr¨¢s y nos reprochar¨¢n que no hicimos lo suficiente por situar y mantener a Espa?a en la vanguardia. No quedar¨¢ m¨¢s remedio que contestarles que, desgraciadamente, no hab¨ªamos avanzado suficiente en las t¨¦cnicas de clonaci¨®n. De otra manera, hubi¨¦ramos clonado a Obama y trasplantado unos cuantos de esos clones a esta vieja Europa, que da bocanadas. Tal vez ¨¦sta fuera una soluci¨®n que me atrevo a poner encima de la mesa.
Juan Lerma es director del Instituto de Neurociencias de Alicante y presidente de la Sociedad Espa?ola de Neurociencia
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