Una infecci¨®n bacteriana impide que los mosquitos contagien la malaria
Los insectos transmiten la modificaci¨®n a las generaciones siguientes El hallazgo da aire fresco a la lucha contra la enfermedad
Unos mosquitos modificados han adquirido la capacidad de neutralizar el plamodio que causa la malaria y, lo que es m¨¢s importante, son capaces de transmitir esa propiedad a sus descendientes. Es el ¨²ltimo intento de controlar una de las enfermedades que m¨¢s castigan a muchos de los pa¨ªses m¨¢s pobres (660.000 muertos y unos 220 millones de casos en el mundo en 2010, seg¨²n los datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud). Y el ensayo, publicado en Science, no puede llegar en mejor momento: la lucha contra la malaria est¨¢ en una encrucijada. La b¨²squeda de una vacuna se alarga y el plasmodio que la causa est¨¢ adquiriendo resistencias a los medicamentos.
Zhiyong Xi, de la Universidad de Michigan, ha inoculado una bacteria Wolbachia, que act¨²a contra el plasmodio, a los mosquitos (en este caso, Anopheles stephensi, responsable de la mayor parte de los casos de la enfermedad en el sureste asi¨¢tico). Pero, sobre todo, -y este es el avance-, han conseguido que la bacteria siga presente durante al menos ocho generaciones. Esto es fundamental ya que, si no, habr¨ªa que estar liberando mosquitos modificados continuamente, mientras que as¨ª esta resistencia al plasmodio se reproduce sola.
El art¨ªculo que publica Science va en la l¨ªnea del cambio de m¨¦todo que ha impulsado la comunidad cient¨ªfica en el tratamiento de la malaria. ¡°Antes, los esfuerzos se centraban en matar al mosquito. Ahora sabemos que es m¨¢s efectivo manipularlo para que no pueda transmitir el par¨¢sito que causa la enfermedad¡±, afirma Dyanne Wirth, directora del Instituto de Malaria de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), que est¨¢ en Barcelona en unas jornadas sobre la enfermedad. Wirth defiende que se necesitan ¡°nuevas ideas¡± porque, casi 60 a?os despu¨¦s de la primera campa?a de erradicaci¨®n mundial de la enfermedad, ¡°ya habr¨ªamos acabado con ella si las viejas ideas funcionaran¡±. Como en todas las enfermedades, la erradicaci¨®n es el objetivo, pero no es f¨¢cil. ¡°No estamos cerca de la erradicaci¨®n¡±, reconoce Marcel Tanner, director del Instituto Suizo de Salud P¨²blica y Tropical. Sin embargo, la erradicaci¨®n est¨¢ ahora en el centro del trabajo de expertos y gobiernos. La malaria sigue siendo end¨¦mica en 99 pa¨ªses donde vive aproximadamente la mitad de la poblaci¨®n mundial, pero en los ¨²ltimos 10 a?os se ha producido un ¡°descenso dram¨¢tico¡± en el n¨²mero de casos, relata Wirth. Eso, y el impulso realizado desde la fundaci¨®n filantr¨®pica dirigida por Bill y Melinda Gates, ha llevado a los cient¨ªficos a adoptar la erradicaci¨®n como el principal objetivo de su trabajo. ¡°Hasta el a?o 2007, la erradicaci¨®n era una utop¨ªa, una palabra proscrita¡±, reconoce Quique Bassat, investigador del CRESIB, el centro de investigaci¨®n del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Fueron los Gates, argumentan los tres expertos consultados, los que propiciaron el cambio de paradigma al declarar en noviembre de ese a?o que no era aceptable nada que no fuera erradicar la malaria en todo el mundo.
Hasta ese momento, los gobiernos y los cient¨ªficos hab¨ªan centrado sus esfuerzos en el ¡°control¡± de la enfermedad, es decir, en reducir la morbilidad y la mortalidad relacionadas con la malaria. Poner el foco en la erradicaci¨®n ¨Cla interrupci¨®n de la transmisi¨®n de la enfermedad en todos los pa¨ªses del mundo- supone un cambio de paradigma. Ya no vale con tratar a las personas que han desarrollado s¨ªntomas, sino que es importante detectar y controlar a todos los infectados, e incluso tratar a la poblaci¨®n general con f¨¢rmacos para eliminar a los portadores del par¨¢sito. Adem¨¢s, el esfuerzo de la erradicaci¨®n debe implicar a todos los pa¨ªses, incluso los que tienen solo un pu?ado de casos al a?o. ¡°En los a?os 60, Sri Lanka detectaba un centenar de casos, lo que les llevo a relajarse¡±, dice Bassat. ¡°Pero eso les llev¨® luego a sufrir una epidemia¡±. Por ¨²ltimo, la erradicaci¨®n implica prestar m¨¢s atenci¨®n a un tipo de malaria considerado menos grave, la provocada por el Plasmodium vivax, que causa entre 70 y 80 millones de casos al a?o pero no suele ser letal.
En todo caso, no se trata de elegir entre la erradicaci¨®n y el control, ya que ambas estrategias son necesarias dada la variabilidad geogr¨¢fica de la malaria: pa¨ªses que la han eliminado por completo conviven con otros que muestran tasas de transmisi¨®n muy elevadas. Igual que tampoco se trata de elegir una de las herramientas existentes, sino de utilizarlas todas: la distribuci¨®n de mosquiteras impregnadas con insecticida, la detecci¨®n precoz, el tratamiento y la vacuna.
El entusiasmo que rode¨® las investigaciones sobre la vacuna ¡°se ha desinflado¡±, reconoce Bassat, que forma parte del equipo dirigido por el investigador Pedro Alonso. Los ¨²ltimos resultados cient¨ªficos, que redujeron a un 30% la efectividad de la vacuna en reci¨¦n nacidos y beb¨¦s, fue un golpe. Es en el primer a?o de vida cuando los ni?os africanos entran en contacto con el sistema sanitario, por eso es importante que la vacuna sea efectiva en esas edades. Bassat cree que lo importante es tener claro que la vacuna ¡°no va a reemplazar¡± al resto de herramientas, sino que viene a sumar esfuerzos. ¡°Si podemos disminuir en un tercio los casos graves, es un gran avance¡±, afirma. Para Tanner, la primera generaci¨®n de vacunas podr¨¢ ser efectiva en ¡°escenarios con tasas de transmisi¨®n bajas¡±. A partir de ah¨ª, ¡°al igual que hist¨®ricamente ha sucedido con otras vacunas¡±
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