Los jueces firman nueve condenas por delito de trata en dos a?os
Esta infracci¨®n de explotaci¨®n, en vigor desde diciembre de 2010, es a¨²n dif¨ªcil de probar sin el testimonio de las v¨ªctimas Las mujeres tienen miedo
Nueve personas han sido condenadas en Espa?a por trata de personas; todos para fines de explotaci¨®n sexual. Son las primeras sentencias que recogen el delito de trata, incluido en el C¨®digo Penal desde hace poco m¨¢s de dos a?os. Hasta entonces, esa esclavizaci¨®n ¡ªextremadamente dif¨ªcil de denunciar y probar por el p¨¢nico y el silencio de sus v¨ªctimas¡ª estaba asociada a efectos legales con otros delitos, como la inmigraci¨®n ilegal, lo que dificultaba su persecuci¨®n y desproteg¨ªa a las v¨ªctimas. Las nueve condenas ¡ªseis hombres y tres mujeres¡ª dictadas por las Audiencias Provinciales de Madrid y Barcelona entre finales de 2012 y abril de 2013, son el resultado de las cinco causas que han resuelto los tribunales desde que entr¨® en vigor el delito. Seg¨²n los jueces, los condenados, que han recurrido las penas impuestas de entre 6 y 22 a?os de c¨¢rcel, trasladaron con enga?os a Espa?a, esclavizaron y obligaron a prostituirse a cinco mujeres, dos de ellas menores.
Una de las chicas, de 17 a?os, logr¨® escapar antes de tener que prostituirse en un club. Llevaba en Espa?a solo unos d¨ªas y, cuando la Polic¨ªa le tom¨® declaraci¨®n, estaba magullada y aterrada. Hab¨ªa llegado a Madrid desde Ruman¨ªa acompa?ada del que consideraba su novio, un chico de su pueblo varios a?os mayor. Llevaban saliendo unos meses cuando ¨¦l le ofreci¨® viajar a Espa?a, de vacaciones. Mar¨ªa (nombre supuesto) nunca hab¨ªa salido, pero el chico se ocup¨® de todo. Habl¨® con la madre de ella, compr¨® los billetes de autob¨²s... No se lo dijo, pero tambi¨¦n prepar¨® documentaci¨®n falsa: un pasaporte en el que ella figuraba como mayor de edad, un poder notarial¡ Cuando llegaron a Madrid se instalaron en la casa que, seg¨²n ¨¦l, les hab¨ªan prestado unos amigos. La anim¨® a llamar a su familia para anunciarles que todo hab¨ªa salido perfecto y, tal y como relata la sentencia, cuando colg¨®, le cont¨® la verdad: no estaba all¨ª de vacaciones, sino para prostituirse en un club y ¡°ganar mucho dinero¡± para ¨¦l. Mar¨ªa se neg¨® y ¨¦l le peg¨® hasta hacerla vomitar. La encerr¨® en la casa. All¨ª pas¨® cuatro d¨ªas a golpes hasta que, aprovechando que ¨¦l hab¨ªa salido, consigui¨® huir y pedir ayuda a una pareja que encontr¨® en la calle.
Nunca lleg¨® al club de alterne que ¨¦l, ahora condenado a 12 a?os de prisi¨®n por los delitos de trata, falsedad documental y agresiones, hab¨ªa descrito. Uno de los tantos antros, calles o pol¨ªgonos donde cada d¨ªa miles de mujeres tienen sexo a cambio de dinero. Algunas est¨¢n all¨ª de forma voluntaria. Muchas son v¨ªctimas de prostituci¨®n coactiva: son espa?olas o llegaron a Espa?a sin enga?o, sabiendo a qu¨¦ se iban a dedicar, pero se encontraron sin poder escapar de las condiciones infrahumanas a las que son sometidas. Y otras, como Mar¨ªa, son v¨ªctimas de las mafias de trata de personas. ¡°Un delito complejo que implica captaci¨®n, traslado o recepci¨®n, mediante enga?o, violencia o abuso de vulnerabilidad, y todo ello con fines de explotaci¨®n sexual, laboral o para el tr¨¢fico de ¨®rganos¡±, explica el fiscal de sala coordinador de Extranjer¨ªa, Joaqu¨ªn S¨¢nchez-Covisa.
Cu¨¢ntas llegaron sabiendo y cu¨¢ntas enga?adas se desconoce. La Polic¨ªa estima que esta forma de explotaci¨®n puede afectar a unas 12.000 personas en Espa?a, la gran mayor¨ªa mujeres. Pero a la falta de estad¨ªsticas propia de un delito tan oscuro se le a?ade el silencio y el temor de las propias mujeres. En 2011, las fuerzas de seguridad detuvieron a unas 1.200 personas por delitos de trata y explotaci¨®n sexual. Ese a?o, se abrieron 64 procesos judiciales por trata; m¨¢s del 90% ligados a la compra y venta de mujeres para la prostituci¨®n. Pero entre la instrucci¨®n y la acusaci¨®n, el resultado de la complej¨ªsima persecuci¨®n de esas redes comienza a resolverse ahora.
Los fiscales, las organizaciones que trabajan con las v¨ªctimas y las fuerzas de seguridad explican que no es f¨¢cil sacar adelante los casos. Las redes mueven mucho dinero, son escurridizas y se aprovechan del p¨¢nico de las mujeres. Y, a veces, indica la fiscal decana de Madrid, para sostener el caso solo se cuenta con la declaraci¨®n de la v¨ªctima, que suele ser muy l¨¢bil. De ah¨ª la importancia, insisten los expertos, del trabajo conjunto y del apoyo de entidades que, como Apramp ¡ªcuyo equipo ha llevado los tres casos de Madrid¡ª, asisten a las mujeres. ¡°Les damos apoyo especializado, alojamiento y les ofrecemos participar en proyectos educativos o laborales¡±, explica Roc¨ªo Nieto, directora de Apramp. Las mujeres tienen 30 d¨ªas de reflexi¨®n, por ley, antes de ser repatriadas para decidir si colaboran con las autoridades; un tiempo que a veces, apunta Nieto, se queda corto.
Alexa (nombre supuesto) decidi¨® colaborar. Le cost¨®, pero a final lo hizo como testigo protegido y por videoconferencia desde Ruman¨ªa. Meses antes hab¨ªa sido secuestrada en Bucarest por una pareja en un taxi. La llevaron a una peque?a ciudad costera del Mar Negro, donde les esperaba otro hombre. La amenazaron. Le dijeron que encontrar¨ªan a su hijo peque?o y que le har¨ªan da?o. As¨ª, aterrorizada, la embarcaron hacia Madrid, acompa?ada de la mujer que la hab¨ªa secuestrado. En la capital, en el mismo aeropuerto, las espera la hermana de su captora y su novio. Y vuelven las amenazas. La pareja no la deja ni a sol ni a sombra. La llevan a un piso y de ah¨ª a la calle de la Montera, a que venda su cuerpo a cambio de dinero. Un d¨ªa tras otro. Del piso a Montera de Montera al piso¡
El novio de Mar¨ªa la trajo a Espa?a de viaje, al llegar la oblig¨® a prostituirse
Nunca ve otra parte de Madrid. Apenas chapurrea espa?ol, pero un d¨ªa logra explicar a un cliente que est¨¢ siendo forzada. ?l la acompa?a a un parque donde otro ciudadano le presta el m¨®vil para llamar a la Polic¨ªa. Cuando la patrulla acude la encuentra descalza, desorientada y aterrada. La investigaci¨®n de su caso dur¨® casi seis meses. Alexa opt¨® por la repatriaci¨®n asistida. Solo quer¨ªa volver a su casa, con su hijo. Ni siquiera quiso pedir indemnizaci¨®n econ¨®mica. Cuanto menos v¨ªnculo con los criminales, mejor. Pero su testimonio fue clave para procesar y condenar a la pareja que la forz¨® en Espa?a ¡ªa 9 a?os y 18 meses de c¨¢rcel¡ª. Ambos forman parte de un clan que se dedica a comerciar con mujeres, y estaban siendo investigados por otros casos.
Antes de que entrase en vigor el delito de trata, los tratantes de Alexa habr¨ªan sido acusados probablemente de un delito de prostituci¨®n coactiva. La mujer, rumana, no entr¨® en Espa?a de manera irregular; as¨ª que los delincuentes se hubieran enfrentado a un m¨¢ximo de cuatro a?os de c¨¢rcel.
Atenci¨®n especializada
¡°Hace falta un rodaje para que la Administraci¨®n de Justicia asimile el delito de trata, muy complejo. Pero poco a poco los casos salen adelante¡±, apunta Patricia Fern¨¢ndez Olaya, fiscal adscrita de Extranjer¨ªa. Demostrar que una mujer fue captada, trasladada o vendida con enga?os por las redes de la trata es dif¨ªcil. Muchas no quieren testificar contra quienes las han explotado. Algunas por miedo, otras porque desconocen ser v¨ªctimas de un delito. Por eso, en las causas por trata est¨¢n empezando a tomar fuerza como pruebas los informes psicosociales y los testimonios de aquellos que hallaron y que atienden a las mujeres.
Las organizaciones que, como Women¡¯s Link o Apramp, trabajan en este campo, inciden en que la especializaci¨®n de quienes se ocupan de este delito es clave. Porque este crimen poco tiene que ver con otros, y requiere complejas investigaciones. ¡°La trata es la esclavitud del siglo XXI¡±, define Joaqu¨ªn S¨¢nchez-Covisa, fiscal de Sala coordinador de Extranjer¨ªa. La trata y la explotaci¨®n sexual mueven cinco millones de euros al d¨ªa en Espa?a, seg¨²n la Polic¨ªa.
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