El genoma de la grasa m¨¢s consumida del mundo
El hallazgo de los genes que fabrican el aceite de palma permitir¨¢ salvar bosques tropicales y reducir sus componentes da?inos
El aceite m¨¢s utilizado en la alimentaci¨®n humana no es de oliva, ni de girasol ni de soja. Es el de palma, en concreto de la palma aceitera (Elaeis guineensis), que produce el 45% del aceite alimentario en el mundo, y tambi¨¦n se usa como biocombustible. Un consorcio de cient¨ªficos de Malasia ¨Cel gran productor mundial de aceite de palma¡ª y Estados Unidos acaba de leer (secuenciar) el genoma de la palma aceitera y ha identificado todos los genes implicados en la s¨ªntesis del aceite y todos sus reguladores.
Tambi¨¦n han delatado las tres versiones de un solo gen que generan los tres tipos de fruto conocidos (de corteza gruesa, de corteza fina y sin corteza), que dan distintos tipos de aceite y diferentes grados de rendimiento productivo. El trabajo se presenta en dos art¨ªculos de la revista Nature, y sus coordinadores, Ravigadevi Sambanthamurthi y Robert Martienssen, sostienen que servir¨¢ para ayudar a los mejoradores vegetales y a los agricultores a mejorar la producci¨®n y la calidad del aceite, evitando que los cultivos de palma sigan comi¨¦ndole el terreno a unos bosques tropicales cada vez m¨¢s necesitados de protecci¨®n.
La palma aceitera (Elaeis guineensis) es un ¨¢rbol de origen africano que se cultiva para obtener aceite no solo en ?frica central y occidental, sino tambi¨¦n en Malasia e Indonesia. Hay otra especie de palma aceitera originaria de Latinoam¨¦rica (Elaeis oleifera), que las civilizaciones precolombinas usaban para fabricar velas. Las dos especies no debieron separarse hace mucho tiempo ¨Cen t¨¦rminos evolutivos¡ª, porque todav¨ªa son capaces de formar h¨ªbridos f¨¦rtiles, pero su origen com¨²n se pierde profundamente en la noche de la prehistoria, o de la paleontolog¨ªa vegetal.
El aceite de palma ha escrito una de las mayores historias de ¨¦xito en la industria alimentaria, pero precisamente por ello se ha convertido en una de las grandes preocupaciones para la medicina preventiva. La palma da su nombre al principal de los ¨¢cidos grasos saturados, el ¨¢cido palm¨ªtico, que alcanza un espectacular 44% en el aceite de palma. El total de ¨¢cidos saturados ¨Clas grasas ¡®malas¡¯ para la circulaci¨®n¡ª se acerca al 49% en el aceite de palma (comp¨¢rese con el 14% del aceite de oliva o el 10% del de girasol), lo que lo convierte en una grasa vegetal, s¨ª, pero tan perjudicial para la salud como las grasas animales e incluso como las grasas trans, o ¡°parcialmente hidrogenadas¡±, como las denominan misteriosamente las etiquetas de nuestros supermercados.
La colaboraci¨®n entre el Panel Malasio del Aceite de Palma, en Selangor, y el Laboratorio Cold Spring Harbour, en Nueva York, junto a varios otros grupos de la empresa Orion Genomics en San Luis, el Museo de Historia Natural de Nueva York y las universidades de Arizona y Washington crea la herramienta gen¨¦tica necesaria para afrontar los problemas asociados a la grasa m¨¢s consumida del mundo. El aumento de su productividad podr¨¢ ahorrar bosque tropical, y el conocimiento profundo de su bioqu¨ªmica tal vez permita alg¨²n d¨ªa ahorrar infartos.
O al menos aclarar las etiquetas de las latas.
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