Acuerdo en el caso del ATS que contagi¨® la hepatitis C a m¨¢s de treinta personas
El responsable se declara culpable y cumplir¨¢ entre 30 y 40 a?os de c¨¢rcel, en lugar del centenar al que se enfrentaba de haber ido a juicio
El Asistente T¨¦cnico Sanitario acusado de contagiar la hepatitis C a m¨¢s de una treintena de personas en varios Estados de Estados Unidos se ha declarado culpable tras llegar a un acuerdo con la fiscal¨ªa. Seg¨²n el trato, presentado este lunes ante un tribunal federal, David Kwiatkowski evitar¨¢ los 98 a?os de c¨¢rcel a los que se hubiera enfrentado de haber ido a juicio y cumplir¨¢ una condena de entre 30 y 40 a?os de prisi¨®n.
Kwiatkowski fue diagnosticado de hepatitis C en 2010. En 2002, el ATS comenz¨® a robar analg¨¦sicos inyectables de los hospitales en los que trabajaba para reemplazarlos a continuaci¨®n por soluci¨®n salina contaminada con su propia sangre que era inyectada, de nuevo, en los pacientes. Kwiatkowski mantuvo esa pr¨¢ctica letal en los 18 centros m¨¦dicos en los que estuvo trabajando desde entonces y continu¨® con ella tras detect¨¢rsele la hepatitis. En 2011, 32 pacientes del hospital de Exeter, en New Hampshire, en el que Kwiatkowski trabajaba, fueron contagiados con su cepa.
En 2002, el ATS comenz¨® a robar analg¨¦sicos inyectables de los hospitales en los que trabajaba para reemplazarlos a continuaci¨®n con soluci¨®n salina contaminada con su propia sangre que eran inyectados, de nuevo, en los pacientes
En una entrevista que forma parte del acuerdo con la fiscal¨ªa, el ATS reconoci¨® que hab¨ªa infectado jeringuillas alrededor de 50 veces en ese Estado, otras 30 en Georgia y m¨¢s de 20 en Kansas, donde uno de los pacientes falleci¨®. En Maryland y Pensilvania tambi¨¦n se han denunciado casos de contagio. Gracias al trato, Kwiatkowski ¨²nicamente responder¨¢ de los 14 cargos que pesan sobre ¨¦l en New Hampshire, libr¨¢ndose de los presentados en Maryland, Georgia y Kansas, una circunstancia que no ha gustado a los familiares de varias de sus v¨ªctimas, que esperaban una condena ejemplar. ¡°Se merec¨ªa la cadena perpetua, porque ¨¦l a nosotros nos ha dado una potencial sentencia de muerte¡±, ha declarado a la agencia Associated Press Linda Ficken, una mujer de 71 a?os infectada por Kwiatkowski.
El acusado fue detenido en julio de 2012. M¨¢s all¨¢ de la repulsi¨®n de su conducta, el caso de Kwiatkowski evidenci¨® los fallos de control en el sistema sanitario estadounidense. En 2008, cuando trabajada en el centro m¨¦dico de la universidad de Pittsburgh, un compa?ero denunci¨® que el ATS hab¨ªa sustra¨ªdo un analg¨¦sico inyectable de la sala de operaciones. Los responsables del hospital encontraron muchas m¨¢s jeringuillas de este tipo en su taquilla, pero nadie inform¨® a la polic¨ªa o la asociaci¨®n de t¨¦cnicos sanitarios. ?nicamente fue despedido.
El ATS reconoci¨® que hab¨ªa infectado jeringuillas alrededor de 50 veces en ese Estado, otras 30 en Georgia y m¨¢s de 20 en Kansas
D¨ªas despu¨¦s, Kwiatkowski era contratado en otro hospital de Baltimore, el comienzo de su periplo por otros 10 centros m¨¦dicos de todo el pa¨ªs en los que se denunciaron irregularidades en la conducta del ATS que no alcanzaron mayor trascendencia y que, al parecer, no se hicieron constar en su historial m¨¦dico, permiti¨¦ndole cambiar de una instituci¨®n sanitaria a otra sin mayores problemas. Centenares de pacientes de esos hospitales est¨¢n siendo sometidos a pruebas para detectar alg¨²n tipo de contagio. Los ATS en EE UU no est¨¢n supeditados a la regulaci¨®n estricta a la que est¨¢n sujetos los m¨¦dicos y no hay ninguna base de datos a nivel nacional que refleje sus faltas disciplinarias o mala praxis, como s¨ª existe en el caso de los doctores.
Los hospitales y las agencias que facilitan personal a los centros sanitarios son los ¨²ltimos responsables de que sus trabajadores posean sus correspondientes licencias. Sin embrago, en cuatro de los Estados en los que Kwiatkowski prest¨® sus servicios -New Hampshire, Georgia, Pensilvania y Michigan- ni siquiera se requiere una autorizaci¨®n legal para el puesto que ¨¦l estaba desempe?ando, t¨¦cnico en radiolog¨ªa. A lo largo de estos meses, varias de las instituciones m¨¦dicas que contrataron al ATS han ofrecido una serie de respuestas vagas para justificar el hecho de que les pasara desapercibida la conducta err¨¢tica y mortal de Kwiatkowski.
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