¡°Yo no soy objetiva, me molesta que me lo digan¡±
La cineasta egipcia, afincada en Johannesburgo, prepara un documental sobre la historia reciente de su pa¨ªs
![Jihan el Tahri: “Ser africana y árabe no es contradictorio”.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VUQNU7PQGE7JCXHLFHMNHI7EYE.jpg?auth=3e482b559196a22fc38bc9ce3f7204b6c0ae48bdcfe6d9ee22e9886924497bc0&width=414)
A Jihan el Tahri (El Cairo, 1963) le prohibieron pisar Egipto durante 18 a?os. Bien es cierto que cuando ocurri¨® la cineasta ya pertenec¨ªa a ese grupo humano que ha renunciado a envolverse en banderas y que hab¨ªa escogido un continente ¡ª?frica¡ª como cuna, pero eso no le resta m¨¦rito. Cuando El Tahri, hija de diplom¨¢ticos, atac¨® la corrupci¨®n de Hosni Mubarak, pocos egipcios se atrev¨ªan a mentar al rais. La revoluci¨®n ni estaba a la vuelta de la esquina ni se barruntaba en el horizonte. Ahora que todo ha pasado en un pisp¨¢s (la revoluci¨®n, la represi¨®n y la decepci¨®n), El Tahri prepara una pel¨ªcula para tratar de explicar c¨®mo su pa¨ªs ha viajado de la esperanza al desencanto en unas cuantas d¨¦cadas.
Ser¨¢ otro de esos proyectos que gesta para buscar respuestas a la pregunta que le obsesiona desde siempre y en cualquier lugar: ¡°?Qu¨¦ est¨¢ pasando?, ?qu¨¦ est¨¢ pasando?¡±, enfatiza en una terraza de la Haus der Kulturen der Welt, en Berl¨ªn, donde participa en la exposici¨®n After year zero, una iniciativa que pretende contar la historia de las independencias africanas desde el punto de vista de los africanos. Un oportuno ajuste de cuentas con la narrativa hist¨®rica emitida desde las antiguas potencias. ¡°He sido educada como occidental, hablo seis lenguas, pero soy africana; y comprender la historia es el primer paso. Todo en m¨ª es occidental, pero yo no lo soy. Es confuso, pero ser africana y ¨¢rabe no es contradictorio. Como pa¨ªses colonizados tenemos muchas herencias¡±, se?ala.
Haus der Kulturen der Welt. Berl¨ªn
- Caf¨¦ expreso: 2 euros.
- Caf¨¦ con leche: 2 euros.
Total: 4 euros.
Hubo un tiempo en el que busc¨® respuestas mediante el periodismo. Escribi¨® para The Sunday Times, Reuters, The Financial Times y, entre otros azares, fue expulsada de T¨²nez cuando trabajaba para The Washington Post. En 1990, durante la primera guerra del Golfo, se plant¨®. "Yo estaba en Irak y escrib¨ªa para un peri¨®dico americano. Comenc¨¦ a preguntarme qui¨¦n era y d¨®nde estaba mi lugar en el mundo; fue un proceso que me destruy¨® internamente, pero estuvo bien", confiesa ante un caf¨¦ expreso y un cenicero que va llenando de colillas. ¡°Es importante hacer lo que quieres. Ganarme la vida es mi problema, pero hacer los documentales apropiados es mi obligaci¨®n¡±, profiere con vehemencia.
?Qu¨¦ entiende esta directora por documentales apropiados? Analizar la transformaci¨®n del movimiento de liberaci¨®n sudafricano en un instrumento de poder (Detr¨¢s del arco¨ªris). ¡°Sud¨¢frica est¨¢ repitiendo los errores que hemos cometido otros en el pasado¡±, lamenta. O destapar los efectos perversos que generan las campa?as humanitarias en ?frica (El precio de la ayuda), a partir del caso de Zambia. ¡°Se demuestra c¨®mo los pa¨ªses ricos se acaban beneficiando de esa ayuda¡±. Con La casa de Saud, una pel¨ªcula sobre la dinast¨ªa que gobierna Arabia Saud¨ª, se qued¨® a las puertas de un Emmy. ¡°El periodismo te da el primer golpe de la historia, pero nunca tienes tiempo de ofrecer la pintura completa¡±, compara.
A menudo, las obras de Jihan el Tahri, que reside en Johannesburgo pero vive saltando entre aeropuertos, disgustan a los protagonistas. ¡°Yo no soy objetiva, me molesta cuando me lo dicen. Mis pel¨ªculas tienen hechos hist¨®ricos contrastados, pero no soy objetiva. Yo elijo qui¨¦n habla, qu¨¦ dice y si divertir¨¢ o aburrir¨¢. Mis pel¨ªculas son mis intentos de encontrarle un sentido a la historia. Aunque sospecho que morir¨¦ sin saber qu¨¦ ha ocurrido¡±.
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