Pol¨¦mica en Holanda por la muerte asistida de una ciega
Una mujer de 70 a?os aleg¨® sufrimiento ps¨ªquico en 2012 para solicitar la eutanasia La anciana era viuda, viv¨ªa sola y hab¨ªa intentado suicidarse en varias ocasiones
Una mujer ciega, de 70 a?os, recurri¨® en 2012 a la Cl¨ªnica para Morir holandesa (Levenseindekliniek), la primera instituci¨®n privada de su clase en el pa¨ªs, para que le practicaran la eutanasia. El caso, conocido ahora, ha reavivado el debate sobre la ayuda al suicidio para personas que consideran insoportable su sufrimiento ps¨ªquico, pero no est¨¢n desahuciadas por una enfermedad f¨ªsica con dolores inaguantables. La anciana en cuesti¨®n era viuda, viv¨ªa sola y hab¨ªa intentado quitarse la vida en varias ocasiones. ¡°Su obsesi¨®n por la limpieza contribu¨ªa a su desespero, al no poder ver las manchas de su ropa¡±, ha dicho la geriatra Lia Bruin, que la trat¨® en nombre de la cl¨ªnica. El fallecimiento se ha hecho p¨²blico con las ¨²ltimas cifras sobre las eutanasias practicadas en 2012: aumentaron un 13% hasta sumar 4.188. El Centro para el Tratamiento Integral del C¨¢ncer, por su parte, ha alertado de la poca calidad de los cuidados paliativos dispensados a escala nacional.
La eutanasia est¨¢ regulada en Holanda por una ley de 2002 e impone penas de hasta 12 a?os de c¨¢rcel. Solo puede aplicarse si el paciente est¨¢ l¨²cido y seguro al pedirla, su enfermedad es mortal y su dolor insufrible, y el m¨¦dico consulta con un colega antes de actuar. La situaci¨®n de la invidente no cumple, en principio, la norma establecida y la propia Cl¨ªnica para Morir la ha calificado de ¡°excepci¨®n¡±. El centro admite en especial a pacientes con problemas mentales, cuyos m¨¦dicos de cabecera declinen aplicar la eutanasia. La norma no les excluye, pero el padecimiento ps¨ªquico es dif¨ªcil de medir y no debe derivarse de una dolencia f¨ªsica. Con la demencia, la Ley de Eutanasia exige tambi¨¦n que la petici¨®n se produzca voluntariamente antes de caer en ella. ¡°No he visto a nadie tomarse con tal ansia una bebida tan desagradable¡±, ha se?alado la geriatra Bruin, al explicar que la paciente ciega deseaba morir desde hac¨ªa ocho a?os y no quer¨ªa acabar en un asilo.
Si bien al principio tuvo dudas, el dolor moral de la mujer le convenci¨®. Un psiquiatra comprob¨® m¨¢s adelante que no ten¨ªa depresi¨®n y la ayudaron a cumplir sus deseos. Falleci¨® en su domicilio y en compa?¨ªa de sus hijos. ¡°Lo inhumano es el suicidio. Este caso ha sido estudiado y dado por v¨¢lido por las cinco comisiones regionales encargadas de comprobar las eutanasias en el pa¨ªs¡±, ha se?alado la cl¨ªnica. La Asociaci¨®n de Ciegos holandesa no est¨¢ tan segura de la solidez de sus argumentos. Su secretario, Rob van Vliet, ha calificado de ¡°simplista¡± el hecho de que se hable de desear la muerte por culpa de la ceguera. En el pa¨ªs hay 60.000 ciegos censados, pero, en su opini¨®n, la cl¨ªnica no ha entendido lo que significa estar sin vista. ¡°No le hace feliz a nadie, pero debi¨® haber algo m¨¢s, no solo el hecho de ser invidente¡±, ha apuntado.
Abierta en marzo de 2012, la cl¨ªnica ha recibido desde entonces 1.100 peticiones de eutanasia, de las cuales ha atendido 200. Tiene lista de espera y los pacientes aguardan hasta cuatro meses para ver cumplidos sus deseos. El centro carece de habitaciones, pero cuenta con equipos m¨®viles que acuden a las casas. En conjunto, est¨¢ formado por 30 m¨¦dicos ¡ªque querr¨ªan ampliar a 50¡ª y 20 enfermeras. En la medicina p¨²blica, la eutanasia es practicada de forma gratuita por los m¨¦dicos de cabecera que est¨¦n de acuerdo. La Cl¨ªnica para Morir tampoco cobra, y de ah¨ª que disponga de fondos solo hasta mediados de 2014. A pesar de la seriedad con que asegura trabajar, la Federaci¨®n M¨¦dica Nacional no ha cambiado su postura ante los casos de demencia. Es contraria a la eutanasia cuando el paciente sea incapaz de comunicarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.