¡°Ahora no vemos a los jefes ni en el aparcamiento¡±
Este cooperativista de Fagor es uno de los 5.600 que perder¨¢n el empleo
La conversaci¨®n con I?aki Azpiazu se produjo anteayer, al mismo tiempo que se estaba derrumbando una de las mayores cooperativas de Espa?a, Fagor Electrodom¨¦sticos, santo y se?a de la Corporaci¨®n Mondrag¨®n y ejemplo para el mundo de ¡°una forma solidaria de concebir la empresa¡±. Al mes siguiente de cumplir 18 a?os, en junio de 1976, se puso por primera vez el buzo de Fagor, donde ha trabajado durante 37 a?os. Es uno de los trabajadores m¨¢s veteranos de la compa?¨ªa, que ha hecho crac y est¨¢ al borde de la liquidaci¨®n. Como ¨¦l, se han quedado en la calle, sin trabajo, unas 2.000 personas en Euskadi y otras 3.600 que est¨¢n empleadas en el extranjero.
¡°Esto se ha muerto y no nos lo quer¨ªamos creer. Uno confiaba en que la solidaridad entre los trabajadores y del resto de cooperativas nos iba a salvar, pero no. Se ha demostrado que, conforme Fagor ha ido creciendo, los socios hemos ido perdiendo capacidad de presi¨®n e influencia en las decisiones. Fagor ha sido v¨ªctima de su gran tama?o¡±. Azpiazu ha estado casi cuatro d¨¦cadas fabricando frigor¨ªficos, cocinas, hornos... Ha observado una evoluci¨®n a peor, una p¨¦rdida de las se?as de identidad. ¡°Cuando yo entr¨¦ en Fagor ven¨ªamos del franquismo. Era otra concepci¨®n de la empresa, algo vasco. La organizaci¨®n del trabajo era flexible, muy horizontal, mucho menos r¨ªgida que una sociedad an¨®nima. La direcci¨®n pastaba con la gente de la f¨¢brica. Particip¨¢bamos de las decisiones¡±.
Bar Nahi. Mondrag¨®n (Gipuzkoa)
? Dos caf¨¦s solos: 2,20 euros.
? Coca-Cola: 2,50.
? Total: 4,70 euros.
Pero con el paso del tiempo, aquella concepci¨®n casi id¨ªlica de las relaciones laborales fue desgast¨¢ndose hasta descuidar sus principios fundacionales. ¡°Ahora no vemos a los jefes ni en el aparcamiento. El tama?o ha hecho que nos hayamos alejado de la gesti¨®n. Las decisiones estrat¨¦gicas nos ven¨ªan de arriba y nosotros nos limit¨¢bamos a ratificarlas. La expansi¨®n a Francia y Polonia se nos present¨® como una oportunidad para crecer y mejorar, pero la realidad ha demostrado lo contrario. Al final, Fagor ha acabado con una boca demasiado grande para comer¡±.
Hasta cerrar la f¨¢brica, Azpiazu operaba en la cadena de montaje de frigor¨ªficos, aunque ha pasado por ¡°todas las plantas¡± de Fagor y otras cooperativas del grupo. Vive el drama con ¡°resignaci¨®n¡± y ¡°muy apenado¡± por el panorama ¡°muy negro¡± que se les presenta a los compa?eros de entre 35 y 45 a?os, que podr¨ªan no tener hueco en otras cooperativas y perder su condici¨®n societaria. ¡°Esto ser¨ªa lo m¨¢s grave¡±. ?l tiene 55, est¨¢ muy cerca de la prejubilaci¨®n, y confiesa que no est¨¢ ¡°tan mal como ellos¡±, aunque su mujer tambi¨¦n se va al paro.
¡°Lo peor que nos ha pasado es la falta de autocr¨ªtica, que era uno de los valores que ten¨ªa la cooperativa en su inicio. Ha habido mucha autocomplacencia, tanto arriba como abajo¡±, en la direcci¨®n y en la base. ¡°Cuando una empresa se hace tan grande, se escapa del control de los trabajadores. Cuando ¨¦ramos peque?os est¨¢bamos todos m¨¢s involucrados¡±, insiste este cooperativista que durante 12 a?os fue miembro del consejo social, el ¨®rgano de representaci¨®n de todos los socios, una suerte de comit¨¦ de empresa en otras mercantiles. Y sentencia: ¡°Ahora se apela al sentimiento cooperativista, cuando vemos que se van al garete cientos de puestos de trabajo. El cooperativismo tendr¨ªa que ser m¨¢s modesto. Como el resto de compa?¨ªas no tomen nota de esto...¡±.
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