El expolio tras las c¨¢maras
Tras 18 a?os de esc¨¢ndalos sexuales, despilfarros econ¨®micos y manipulaci¨®n Alberto Fabra cierra la radiotelevisi¨®n valenciana
Los ¨²ltimos a?os, con el PP al frente del gobierno auton¨®mico, han sido muy intensos informativamente. El sistema financiero valenciano ha desaparecido del mapa, cuando hasta hace nada sus dos cajas de ahorro, Bancaja y Caja Mediterr¨¢neo (CAM), ocupaban la tercera y cuarta posici¨®n en la clasificaci¨®n de entidades de ahorro espa?olas, y el Banco de Valencia, s¨ªmbolo de una burgues¨ªa ilustrada, tuvo que ser vendido por un euro a La Caixa. El mi¨¦rcoles pasado, el juez de la Audiencia Nacional, Javier G¨®mez Berm¨²dez, ordenaba la detenci¨®n de cinco directivos de la extinta CAM, ahora en manos del Banco de Sabadell, y un d¨ªa despu¨¦s enviaba a prisi¨®n a dos de sus m¨¢ximos responsables.
Al mismo tiempo que la justicia deten¨ªa por primera vez a unos banqueros de la Comunidad Valenciana, el presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, anunciaba el cierre de R¨¤dio Televisi¨® Valenciana (RTVV) tras conocer la sentencia del Tribunal Superior de Justicia valenciano que declaraba nulo el Expediente de Regulaci¨®n de Empleo (ERE) por el que hab¨ªan sido despedidos m¨¢s de 1.000 trabajadores. Fabra explic¨® que la clausura era innegociable porque no dispon¨ªa de 40 millones para hacer frente a las n¨®minas de los periodistas readmitidos (millones que hab¨ªa solicitado al ministro de Hacienda Crist¨®bal Montoro y que este le hab¨ªa negado) y porque no iba a cerrar ¡°un colegio o un hospital para mantener RTVV¡±, en una curiosa confrontaci¨®n de derechos, que pocos pol¨ªticos de su nivel se hubieran atrevido a hacer, y con escaso respeto a la realidad. Antes de clausurar RTVV, Fabra ya hab¨ªa ordenado el cierre de escuelas rurales y hab¨ªa paralizado durante dos a?os la construcci¨®n de hospitales.
La valenciana fue la primera autonom¨ªa que se qued¨® sin un sistema financiero propio y la primera que ha decidido cerrar una televisi¨®n p¨²blica en un territorio con lengua cooficial, dejando en la calle a 1.660 trabajadores. A cambio, mantiene el aeropuerto sin aviones de Castell¨®n; un edificio de Santiago Calatrava, conocido como el ?gora, que cost¨® 100 millones de euros en el que una vez al a?o se celebra un torneo de tenis de la serie Masters 500 y, eventualmente, la semana de la moda de Valencia; la Ciudad de la Luz en Alicante, unos estudios cinematogr¨¢ficos que costaron 270 millones que ahora permanecen cerrados y por los que la Uni¨®n Europea reclama a la Generalitat que haga frente a una sanci¨®n de 265 millones por subvenciones concedidas de forma irregular. Y, para rematar, el esqueleto del nuevo estadio del Valencia CF, todo un paradigma del estallido de la burbuja inmobiliaria. Eduardo Zaplana, el primer presidente del PP, so?¨® con una autonom¨ªa que fuera la vanguardia de muchas cosas. Nunca debi¨® de pensar que lo ser¨ªa en despilfarro, corrupci¨®n y desempleo.
?En qu¨¦ momento se fastidi¨® la Televisi¨®n Valenciana? La emisora ya naci¨® con algunos problemas. Antes de su puesta en marcha en octubre de 1989, Alfonso Guerra, por entonces vicepresidente del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, ya hab¨ªa mostrado sus recelos sobre la misma: ¡°?Una televisi¨®n para que salga un Juan [Lerma] cualquiera?¡±. Pero Canal 9 arranc¨®. Con una plantilla ajustada, si bien el director general de la ¨¦poca, Amadeu Fabregat, ya intu¨ªa lo que iba a pasar. ¡°Se har¨¢ grande¡±, dijo antes de empezar tan siquiera las emisiones. Y tan grande. Con Eduardo Zaplana se llegaron a los 1.496 empleados y con Francisco Camps se batieron todos los r¨¦cords: 1.820 trabajadores.
La etapa de Fabregat tampoco estuvo exenta de tensiones. Censur¨® el uso de 593 palabras en valenciano, pese a lo cual la derecha le acusaba de ¡°catalanista¡± y partidista, y la izquierda de no cumplir los objetivos de la ley de creaci¨®n y de ser una cadena al servicio del Consell. Un cierto oficialismo ya tuvo; pero comparado con lo que lleg¨® despu¨¦s, sus informativos podr¨ªa haber pasado por un modelo de pluralismo y profesionalidad. Fabregat, sin embargo, liquid¨® el equipo directivo de R¨¤dio 9. Demasiado catalanista e izquierdista para su gusto. Durante la etapa socialista, Canal 9 lleg¨® a tener m¨¢s del 20% de la audiencia en la Comunidad Valenciana. Las televisiones privadas estaban arrancando y las TDT ni se esperaban.
Y en eso lleg¨® Eduardo Zaplana. En su primer viaje como presidente de la Generalitat a Bruselas hizo toda una declaraci¨®n de principios: ¡°Canal 9 es el ¨²ltimo basti¨®n de los socialistas¡±. C¨®mo liquidarlo estaba claro. Propuso a un diputado del PP, Jos¨¦ Vicente Villaescusa, sin ninguna experiencia en medios de comunicaci¨®n como jefe de informativos. El esc¨¢ndalo le oblig¨® a retirar la propuesta. Pero aquello solo fue un par¨¦ntesis. Zaplana iba lanzado. El primer director general que nombr¨®, Juan Jos¨¦ Bayona, le dur¨® un suspiro, apenas nueve meses. Recuper¨® a Villaescusa para el cargo de director general y dio su golpe de mano al colocar en la direcci¨®n de Canal 9 a Jes¨²s S¨¢nchez Carrascosa, que hab¨ªa sido su jefe de campa?a y su jefe de gabinete. Zaplana cre¨® escuela. Los futuros directores generales de RTVV y de su cadena televisiva, hasta la llegada de Rosa Vidal, fueron siempre personas muy cercanas a la ¨®rbita de la presidencia de la Generalitat. Carrascosa fue sustituido por Genoveva Reig, jefa de prensa de Zaplana en Benidorm y su directora de comunicaci¨®n en la Generalitat. Cuando lleg¨® Francisco Camps coloc¨® a Pedro Garc¨ªa, que hab¨ªa sido su jefe de campa?a y su responsable de comunicaci¨®n en el Consell, am¨¦n de persona de confianza de los principales responsables de la trama G¨¹rtel. Tanto que, durante en un registro del despacho de Francisco Correa, apareci¨® una nota que dec¨ªa: ¡°Pedro quiere ser director general de Canal 9¡±. Dicho y hecho. Tras Garc¨ªa, Camps coloc¨® al frente de RTVV al periodista Jos¨¦ L¨®pez Jaraba.
Hasta Burjassot, donde la televisi¨®n tiene sus estudios centrales, lleg¨® la manipulaci¨®n m¨¢s descarada, el despilfarro, la corrupci¨®n y los esc¨¢ndalos sexuales. Una lista de las trapacer¨ªas cometidas en los ¨²ltimos 18 a?os desde la televisi¨®n valenciana dar¨ªa para varios vol¨²menes. Carrascosa puso en antena un programa que definir¨ªa por muchos a?os su programaci¨®n. Estren¨® T¨®mbola. La telebasura arraig¨® en Canal 9. El espacio de cotilleos fue el estandarte de la cadena. Dinero a espuertas para sus protagonistas ¡ªJes¨²s Mari?as, uno de los contertulios habituales, reconoci¨® recientemente que cobraba 3.000 euros brutos por programa¡ª, esc¨¢ndalos y audiencia garantizada.
Carrascosa no ten¨ªa escr¨²pulos con tal de conseguir el mayor n¨²mero de espectadores. En uno de sus programas, El ju¨ª d'Alc¨¤sser, sobre el asesinato de las tres ni?as de esta localidad valenciana, intent¨® retransmitir en directo el proceso a Miguel Ricart, uno de los asesinos, y al no conseguirlo contrat¨® a amigos, conocidos y saludados de este que pasaron por el programa. Tambi¨¦n participaban el padre de una de las ni?as y un presunto periodista. Todos cobraban. Y cuanto m¨¢s salidas de tono fueran sus afirmaciones, m¨¢s cobraban. Al final, la Guardia Civil, los forenses y el fiscal del caso denunciaron al programa y a los colaboradores por calumnias con publicidad. La sentencia conden¨® a RTVV a pagar 430.000 euros como responsable civil subsidiaria.
La cadena valenciana se convirti¨® en una casa de acogida para famosas con apuros econ¨®micos o necesitadas de mantenerse en el candelero. Barbar¨¢ Rey present¨® un programa de cocina titulado En casa de B¨¢rbara en el que lo m¨¢s llamativo eran los problemas de la actriz para seguir los consejos culinarios del experto que explicaba c¨®mo condimentar los platos. La modelo Mar Flores tambi¨¦n tuvo su propio espacio, La m¨²sica es la pista. La m¨²sica, claro, era en castellano como todo el programa, en una cadena cuyo principal objetivo, por ley, era la promoci¨®n del valenciano y la industria audiovisual.
Hasta hace bien poco el lema de Canal 9 podr¨ªa haber sido perfectamente una expresi¨®n valenciana: Ser¨¤ per diners? (?ser¨¢ por dinero?) El despilfarro era absoluto. Se subvencionaron sin tasa los equipos de f¨²tbol de la Comunidad Valenciana, se pag¨® lo que no est¨¢ en los escritos por la retransmisi¨®n de las carreras de F¨®rmula 1, se mandaron equipos de televisi¨®n a los confines del mundo para que Francisco Camps pudiera lucir palmito. El derroche fue continuo y las sospechas sobre el uso fraudulento del dinero crecieron. Canal 9 nunca ha explicado por qu¨¦ compr¨® los derechos de emisi¨®n de los partidos de f¨²tbol de los equipos valencianos de primera y segunda divisi¨®n durante las temporadas 2003-2008 por 459 millones y los vendi¨® por 299 a una televisi¨®n privada provocando un quebranto de 160 millones a las arcas p¨²blicas.
El colmo del desbarre profesional y empresarial fue la compra a Bernie Ecclestone de los derechos de retransmisi¨®n de las carreras de F-1 para la Comunidad Valenciana, cuando se televisaban por Tele 5. TVV pag¨® 22 millones por las im¨¢genes de Fernando Alonso a bordo de su Ferrari. Se podr¨ªa pensar que, como en TV3, las retransmisiones se hac¨ªan en valenciano. Pero no. El responsable de la narraci¨®n era un periodista argentino, V¨ªctor Seara, quien firm¨® un contrato en 2010 por el que percib¨ªa 120.000 euros al a?o por la locuci¨®n de los grandes premios y un programa de motor que realiz¨® entre los meses de enero y marzo. La ¨²ltima directora general de RTVV, Rosa Vidal, lo denunci¨® por no justificar gastos por valor de 18.000 euros.
La lista de despilfarros es tan larga como nulas las responsabilidades pol¨ªticas asumidas por la gesti¨®n de RTVV. Los presidentes de la Generalitat del PP viajaban con sus periodistas de confianza del ente televisivo. Tanto daba que su asistencia fuera a una final de la Champions, como Eduardo Zaplana que acudi¨® a Mil¨¢n a presenciar el Bayern-Valencia, o que se tratara de un costos¨ªsimo directo de Francisco Camps en una visita a la Amazonas brasile?a, coincidiendo en la ¨¦poca en que el presidente de la Generalitat viajaba al extranjero m¨¢s que nunca, una vez hab¨ªa sido imputado en el llamado caso de los trajes.
Tampoco import¨®, ya con el agua de la crisis al cuello, favorecer a las dos adjudicatarias de las ¨²nicas TDT de ¨¢mbito auton¨®mico, Las Provincias TV (del grupo Vocento) y Popular TV (de la Cope), en el pago del canon por el uso del m¨²ltiplex de RTVV. Seg¨²n el vocal del consejo de Administraci¨®n por Comprom¨ªs Rafael Xamb¨®, ambas deb¨ªan pagar 1,3 millones de euros. Pero los exdirectores generales Pedro Garc¨ªa y Jos¨¦ L¨®pez Jaraba negociaron unas condiciones, que inclu¨ªan desde la condonaci¨®n de la deuda a la compensaci¨®n por publicidad de Canal 9 en las TDT, de audiencia residual, pasando por la cesi¨®n de derechos. Un acuerdo, seg¨²n Xamb¨®, muy gravoso para la empresa p¨²blica. Los contratos de RTVV con ambas adjudicatarias han sido entregados a la fiscal¨ªa por si detecta indicios de delito. Tras el anuncio del cierre de RTVV, Las Provincias TV y Popular TV son las ¨²nicas cadenas de televisi¨®n con id¨¦ntica implantaci¨®n que Canal 9.
La obsesi¨®n del PP por controlarlo todo en la Comunidad Valenciana le llev¨® a protagonizar episodios que a primera vista parec¨ªan inexplicables, pero que con el tiempo han ido comprendi¨¦ndose. Episodios en los que la cadena auton¨®mica ha sido un instrumento muy ¨²til para seg¨²n qu¨¦ fines. Todav¨ªa se recuerda por alguno de sus protagonistas, no sin cierta preocupaci¨®n y espanto, la escena que se desarroll¨® en el Palau de la Generalitat, con Francisco Camps de presidente, meses antes de la visita en 2006 de Benedicto XVI a Valencia para el Encuentro de las Familias. En un despacho del edificio g¨®tico del siglo XV se encontraban reunidos representantes del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero, del Arzobispado de Valencia y del Consell. En el orden del d¨ªa, adem¨¢s de los temas de seguridad, la retransmisi¨®n televisiva. Los miembros del Ejecutivo socialista daban por hecho que, al tratarse de una visita de Estado, TVE ser¨ªa la responsable de la emisi¨®n. Pero no. Las palabras fueron primero tensas, despu¨¦s desabridas y al final acabaron a gritos. La Generalitat, con el inestimable apoyo del Arzobispado, impuso que fuera Canal 9 la que se hiciera cargo de la retransmisi¨®n.
A?os m¨¢s tarde, en la investigaci¨®n de la trama G¨¹rtel, se descubri¨® que Teconsa, una constructora leonesa propiedad del empresario Jos¨¦ Luis Ulibarri, quien hab¨ªa conseguido la mayor¨ªa de las licencias de TDT concedidas por Camps, se hab¨ªa hecho con la adjudicaci¨®n de los equipos de sonorizaci¨®n de la visita papal. La investigaci¨®n de G¨¹rtel descubri¨® que RTVV hab¨ªa adjudicado el contrato por 7,4 millones cuando el coste no superaba los 3,2, seg¨²n la contabilidad de la trama. La Audiencia Nacional investiga si Correa se qued¨® con 1,4 millones, Pablo Crespo con 630.000 euros y ?lvaro P¨¦rez, El Bigotes, y el entonces director general de RTVV, Pedro Garc¨ªa, con medio mill¨®n cada uno. Recu¨¦rdese la nota que apareci¨® en el despacho de Correa: ¡°Pedro quiere ser director general de Canal 9¡±. Y Camps le nombr¨®.
Comprar caro productos basura ha sido una constante en RTVV. En 2011 la cadena adquiri¨® tres documentales de marcado car¨¢cter ultra a Triskel, una productora vinculada al que hab¨ªa sido su director de antena Fernando L¨®pez Quintela. Se acord¨® pagar 532.500 euros sin IVA por unos reportajes que los propios profesionales de RTVV valoraron en muchos menos. La Sindicatura de Comptes (el Tribunal de Cuentas valenciano) constat¨® la existencia de irregularidades en la gesti¨®n de este contrato.
El cierre ordenado por Alberto Fabra y la dimisi¨®n de Rosa Vidal han provocado que estos ¨²ltimos d¨ªas los trabajadores que no estaban incluidos en el ERE tomaran la cadena para autogestionar el servicio p¨²blico. La mayor¨ªa de los empleados que no hab¨ªan sido despedidos eran los menos conflictivos con el PP, pero la clausura de Canal 9 convirti¨® unos informativos siempre complacientes con el poder en unos espacios cr¨ªticos. Durante mucho tiempo esos empleados aceptaron las consignas que se emit¨ªan desde los despachos de presidencia de la Generalitat como recordaba recientemente la antigua corresponsal en Madrid. Iolanda M¨¤rmol ha contado c¨®mo en la etapa de Camps ten¨ªa prohibido nombrar a Eduardo Zaplana que por entonces era ministro de Trabajo con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar; pero antes tambi¨¦n hab¨ªa sido abroncada por seleccionar unas im¨¢genes en las que el expresidente de la Generalitat aparec¨ªa con Maruja S¨¢nchez, la tr¨¢nsfuga socialista que facilit¨® la alcald¨ªa de Benidorm a Zaplana.
Las informaciones sobre el caso G¨¹rtel nunca vieron la luz en la televisi¨®n valenciana hasta que un buen d¨ªa sus espectadores descubrieron que Francisco Camps acud¨ªa ante el juez para contar toda la verdad sobre los trajes que supuestamente le hab¨ªan regalado. El silencio ominoso sobre la trama corrupta se extendi¨® sobre el accidente del metro de Valencia. Las protestas de las v¨ªctimas nunca aparecieron. Solo se cont¨® la versi¨®n oficial de que el accidente fue consecuencia del exceso de velocidad. Estos d¨ªas de primavera informativa se ha visto a periodistas de la televisi¨®n pidiendo perd¨®n por su dependencia de los pol¨ªticos del PP.
La censura lleg¨® a ser de tal calibre que se lleg¨® a pedir a los responsables de un programa que no se pronunciara el nombre del pa¨ªs de Peter Pan, Nunca Jam¨¢s Mai m¨¦s, en valenciano), por su semejanza con el movimiento gallego Nunca mais. As¨ª se las gastaban. Algunos de estos hechos llegaron a trascender por la existencia del comit¨¦ de redacci¨®n; pero fue por poco tiempo. Desde la Generalitat ordenaron su liquidaci¨®n.
Una plantilla tan sumisa en l¨ªneas generales no se explica sin la red clientelar que se cre¨® desde el despacho del responsable de recursos humanos primero y secretario general de la casa despu¨¦s. Vicente Sanz, exdirigente del PP provincial de Valencia y acusado de practicar abusos sexuales sobre tres trabajadoras de la cadena, contrataba a militantes del PP, concejales, familiares de cargos p¨²blicos populares. Una red que se fue extendiendo conforme se ampliaba la plantilla, arrinconando a los profesionales de la primera etapa, a aquellos que, seg¨²n Zaplana, formaban el ¡°¨²ltimo basti¨®n socialista¡±. Sanz se encuentra a la espera de juicio.
La orden de cierre decretada por Fabra ha movilizado a sectores sociales de la Comunidad Valenciana que, mayoritariamente, hab¨ªan dado la espalda a Canal 9, pero que, ahora, con esta decisi¨®n han visto la oportunidad de reclamar una televisi¨®n p¨²blica, plural, profesional, de calidad y en valenciano. Pero Fabra y su Gobierno no est¨¢n dispuestos a ceder. R¨¤dio Televisi¨® Valenciana con todas sus sombras y sus escasas luces pronto ser¨¢ historia. La primera televisi¨®n auton¨®mica que echar¨¢ el cierre.
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