China encierra a las prostitutas en centros de trabajo forzoso
Las mujeres deben pagar por la estancia y no cobran por las tareas realizadas
![Li Zhengguo teme m¨¢s a la polic¨ªa que al sida.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EEA3HJREJU64BJCCCDU5JIRP4M.jpg?auth=fb22a6f3fe86af36afa9aa494af2c9b7551f6f6d3fa070b55599f4cad3a90916&width=414)
La mujer, ba?ada por la luz rosa fluorescente que se?alaba que estaba disponible, recitaba de un tir¨®n los riesgos laborales que existen al trabajar como prostituta en China: clientes que las maltratan, el fantasma del VIH y las miradas de odio de los vecinos que desgarran el alma. ¡°Mi vida est¨¢ llena de ansiedad¡±, se lamentaba la mujer, conocida como Li Zhengguo, entre cliente y cliente hace unas ma?anas. ¡°A veces mi coraz¨®n se siente culpable por haber entregado mi cuerpo¡±.
Pero lo que m¨¢s teme es una visita de la polic¨ªa. La ¨²ltima vez que se la llevaron a la comisar¨ªa local, Li fue enviada, sin juicio ni representaci¨®n legal, a un centro de detenci¨®n en la vecina provincia de Hebei, donde pas¨® seis meses haciendo flores de papel decorativas y recitando las normas que castigan la prostituci¨®n. Su encarcelamiento en el Centro de Detenci¨®n y Educaci¨®n de Handan acab¨® con una ¨²ltima humillaci¨®n: tuvo que reembolsar a la c¨¢rcel sus gastos de estancia, unos 60 d¨®lares (44 euros) al mes. ¡°La pr¨®xima vez que la polic¨ªa venga a llevarme, me cortar¨¦ las venas¡±, afirmaba Li, una mujer soltera de 39 a?os con dos hijos.
Los partidarios de una revisi¨®n legal cantaron victoria en noviembre despu¨¦s de que el Gobierno chino anunciase que abolir¨ªa ¡°la reeducaci¨®n a trav¨¦s del trabajo¡±, el sistema que permite a la polic¨ªa enviar a campos de trabajo hasta cuatro a?os, sin juicio, a los delincuentes de poca monta y a las personas que protestan demasiado por las actividades il¨ªcitas de las autoridades p¨²blicas.
Pero siguen existiendo dos mecanismos paralelos de castigos ilegales: uno para los que cometen delitos relacionados con las drogas y otro para las prostitutas y sus clientes. ¡°Se siguen produciendo abusos y torturas, solo que de una forma diferente¡±, se?ala Corinna-Barbara Francis, una investigadora sobre China de Amnist¨ªa Internacional.
El turbio sistema penal para las prostitutas, ¡°detenci¨®n y educaci¨®n¡±, se parece sorprendentemente a la reeducaci¨®n a trav¨¦s del trabajo. En los centros dirigidos por el Ministerio de Seguridad P¨²blica se encierra a las mujeres hasta un m¨¢ximo de dos a?os, y a menudo se les exige que trabajen duro en talleres siete d¨ªas por semana sin sueldo, para fabricar juguetes, palillos desechables y pa?ales para perros, algunos de los cuales, seg¨²n dicen las mujeres, se empaquetan para ser exportados. Los clientes masculinos tambi¨¦n son encarcelados en estos centros, pero en un n¨²mero mucho m¨¢s peque?o, seg¨²n un informe publicado el mes pasado por Asia Catalyst, un grupo de defensa de los derechos humanos.
Las mujeres que han pasado por alguno de los 200 centros de detenci¨®n y de educaci¨®n del pa¨ªs afirman que sus guardias les cobran unas cantidades elevadas de dinero y son violentos.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/REWXBKFCGEHPC6NLKHRIANG6IE.jpg?auth=93359a0013ddabde5eb168826929dcfdc1712ab9c82850da985d5e4bae01d882&width=414)
Al igual que con la reeducaci¨®n a trav¨¦s del trabajo, la polic¨ªa impone penas de c¨¢rcel y de educaci¨®n sin juicio y con pocas posibilidades de recurrir. ¡°Es arbitrario, abusivo y desastroso en lo que se refiere a salud p¨²blica¡±, se?ala Nicholas Bequelin, un investigador de Human Rights Watch que public¨® un informe el a?o pasado sobre los peligros a los que se enfrentan las mujeres que trabajan en el floreciente comercio sexual chino. ¡°Es otra parte corrupta del sistema legal chino, y deber¨ªa suprimirse¡±.
El informe de Asia Catalyst describe la detenci¨®n y la educaci¨®n como una inmensa empresa lucrativa que se hace pasar por un sistema para rehabilitar a las mujeres. Los centros de detenci¨®n, que fueron creados por la legislatura china en 1991, est¨¢n dirigidos por agencias de seguridad p¨²blica locales, que tienen la ¨²ltima palabra sobre las penas. Algunas exreclusas aseguran que las autoridades policiales exigen a veces sobornos para poner en libertad a las detenidas.
El Gobierno no publica habitualmente estad¨ªsticas sobre el programa, pero los expertos calculan que cada a?o se env¨ªan entre 18.000 y 28.000 mujeres a los centros de detenci¨®n. A las reclusas se les exige que paguen la comida, los reconocimientos m¨¦dicos, la ropa de cama y otros art¨ªculos b¨¢sicos como el jab¨®n y las compresas, y la mayor¨ªa de las mujeres se gastan unos 400 d¨®lares (casi 300 euros) por una estancia de seis meses, se?ala el informe.
¡°A las que no pod¨ªan pagar solo les daban bollos cocidos al vapor para comer¡±, contaba una mujer a Asia Catalyst.
En algunos centros, se exige a los visitantes que paguen una entrada de 33 d¨®lares (24 euros) para ver a los familiares encarcelados.
Los que han estudiado el sistema aseguran que los organismos de seguridad p¨²blica locales obtienen unas ganancias considerables con un trabajo que es b¨¢sicamente gratuito.
El planteamiento del Gobierno chino con respecto a la prostituci¨®n es contradictorio. Despu¨¦s de la victoria comunista en 1949, Mao Zedong convirti¨® en prioritaria la rehabilitaci¨®n de las prostitutas, que los comunistas consideraban v¨ªctimas de la explotaci¨®n capitalista. Durante sus primeros a?os en el poder, erradic¨® realmente el comercio, pero la introducci¨®n de reformas de mercado a principios de la d¨¦cada de 1980 provoc¨® el resurgimiento de la prostituci¨®n, y seg¨²n un informe de Naciones Unidas, se calcula que en los ¨²ltimos a?os hasta seis millones de mujeres trabajaban en la industria sexual.
Actualmente, las ciudades chinas est¨¢n repletas de supuestos salones de peluquer¨ªa con habitaciones traseras separadas por cortinas en las que no se ven tijeras; en los karaokes de lujo, las j¨®venes empleadas hacen las veces de prostitutas. Muchas de ellas dicen que a menudo se paga a la polic¨ªa para que haga la vista gorda.
Pero esa aparente permisividad desaparece durante las campa?as peri¨®dicas de mano dura en las que se detiene a un gran n¨²mero de prostitutas, con frecuencia antes de reuniones pol¨ªticas importantes. Un mando policial en la provincia de Liaoning asegur¨® a Asia Catalyst que se exig¨ªa a los Ayuntamientos y a los municipios cumplir unos cupos, lo que daba lugar a batidas contra el vicio para volver a llenar los talleres de las c¨¢rceles.
Con la colaboraci¨®n de Shi Da.
? 2013 New York Times News Service.
En la edici¨®n de papel aparece este texto traducido por Mar¨ªa Luisa Fern¨¢ndez Tapia cuando no es as¨ª.
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