La avanzadilla del ¡®fracking¡¯ en Europa
Polonia lidera la carrera para explotar comercialmente el gas pizarra Bruselas ha renunciado a legislar sobre una t¨¦cnica controvertida que divide al continente
El mapa de Pomerania, regi¨®n al norte de Polonia, aparece en la diapositiva del powerpoint cubierto de l¨ªneas y colores. Malgorzata Klawiter, funcionaria del Gobierno regional, explica en un hotel de la capital, Gdansk, que se trata de las concesiones que el Ejecutivo polaco ha autorizado para explorar la presencia en el subsuelo de gas no convencional (gas pizarra o de esquisto, shale gas en ingl¨¦s), el que se extrae mediante una controvertida t¨¦cnica conocida como fracking. Cubren nada menos que el 85% del territorio. Hace apenas tres a?os, el ins¨®lito cargo de esta mujer, delegada del Gobierno de Pomerania para el shale gas, ni siquiera exist¨ªa.
Toda una declaraci¨®n de intenciones en el pa¨ªs que se ha convertido en avanzadilla europea de la fracturaci¨®n hidr¨¢ulica, la t¨¦cnica que permite liberar el gas natural atrapado en rocas a 3.000 o 4.000 metros de profundidad inyectando a presi¨®n una mezcla de agua, arena y productos qu¨ªmicos. Polonia lidera la carrera por tratar de emular la revoluci¨®n del gas que ha vivido Estados Unidos en los ¨²ltimos a?os gracias al fracking, que ha permitido que su precio sea cuatro veces m¨¢s bajo que en Europa. Lo que los ecologistas, Bruselas y parte de la poblaci¨®n se preguntan es si Varsovia no estar¨¢ dispuesta a hacer demasiadas concesiones a la industria mientras persigue su El Dorado energ¨¦tico.
La Comisi¨®n ¨²nicamente emite recomendaciones a los Estados
La controversia que persigue al fracking tiene que ver con las incertidumbres medioambientales que genera: uso intensivo de agua, afectaci¨®n de acu¨ªferos, uso de qu¨ªmicos... Polonia, decidida como est¨¢ a impulsar esta actividad, acaba de cambiar su legislaci¨®n ambiental. Para suavizarla. Desde el 1 de enero los pozos exploratorios de menos de 5.000 metros de profundidad ya no requieren de evaluaci¨®n de impacto ambiental (EIA). Es decir, carta blanca para todos los pozos de fracking. ¡°No conozco a nadie que haya perforado tan profundo¡±, reconoce Troy Wagner, director general en Polonia de la empresa canadiense BNK, con seis concesiones en ese pa¨ªs y tres en Espa?a (Burgos y Cantabria), que invit¨® a conocer sus instalaciones en Gapowo a varios medios espa?oles, entre ellos EL PA?S.
Polonia est¨¢, energ¨¦ticamente hablando, entre la espada y la pared. El 92% de su electricidad procede del carb¨®n, el hidrocarburo m¨¢s sucio, y eso no le gusta a Bruselas. No tiene centrales nucleares y el gas lo importa de Rusia. ¡°Incluso el que nos llega de Alemania es en realidad gas ruso¡±, exclama Klawiter para ilustrar la abrumadora dependencia energ¨¦tica del pa¨ªs. ¡°Sin energ¨ªa no puedes producir. Es vital conseguir m¨¢s independencia, y para ello tenemos que investigar nuestro potencial de gas pizarra¡±, a?ade. Espa?a no ha tomado decisiones ambientales como las de este pa¨ªs, m¨¢s bien al contrario, pero el entusiasmo de ministros como Jos¨¦ Manuel Soria, titular de Industria, no desentona con el de los dirigentes polacos.
El Gobierno polaco acaba de rebajar su legislaci¨®n para incentivar la t¨¦cnica
El Gobierno espa?ol tambi¨¦n apuesta por el fracking. La actividad, sin embargo, avanza mucho m¨¢s despacio. La tramitaci¨®n de los permisos es lenta y todo parece indicar que la oposici¨®n popular y de Gobiernos locales y regionales como el de Cantabria ¡ªha prohibido el fracking en su territorio, pero el Consejo de Ministros ha aprobado este viernes que lo recurrir¨¢ en el Constitucional¡ª no pondr¨¢n las cosas tan f¨¢ciles como en Polonia, donde diferentes encuestas han mostrado que hasta un 75% de la poblaci¨®n est¨¢ a favor. ¡°La gente contesta que lo ve a la vez como una amenaza y como una gran oportunidad para el pa¨ªs¡±, explica Klawiter.
No es f¨¢cil oponerse al fracking en un pa¨ªs con problemas energ¨¦ticos y una tortuosa historia reciente con el vecino ruso, a juzgar por lo que denuncian algunas organizaciones ecologistas. ¡°Claro que en Polonia hay resistencia. Pero hay un esfuerzo coordinado para describir a quien haga preguntas sobre el gas pizarra y el fracking como un esp¨ªa de Gazprom [empresa estatal rusa de gas] o de Rusia¡±, se?ala Geert Decock, portavoz de la organizaci¨®n Food & Water Europe, muy centrada en esta nueva actividad.
Espa?a tiene concesiones en la cuenca vasco-cant¨¢brica
Gapowo es un pueblo tan peque?o ¡ªapenas cien habitantes¡ª que ni siquiera tiene ayuntamiento propio. A hora y cuarto en autob¨²s de Gdansk, esta localidad aparece m¨¢s en la prensa de lo que indicar¨ªan sus escasos atractivos industriales o comerciales. Desde la carretera, asomando tras los tejados de las casas, se distingue una torre de metal de unos 50 metros que explica el reciente inter¨¦s por este lugar que vive b¨¢sicamente de la agricultura y el turismo que atraen unos lagos cercanos. Aqu¨ª es donde BNK ha situado uno de sus pozos de exploraci¨®n, con el que pretende saber no tanto si hay gas de esquisto en el subsuelo ¡ªWagner asegura que eso ya est¨¢ claro¡ª, sino si ser¨ªa comercialmente rentable extraerlo.
La planta est¨¢ situada entre ¨¢rboles y a escasos centenares de metros de los hogares. Y pese a ello Wagner afirma que no han recibido quejas por el ruido, sino por la luz: la actividad no se para ni de noche. La broca de perforaci¨®n ha llegado ya a m¨¢s de 3.000 metros bajo el suelo. La previsi¨®n es que alcance los 4.200 y entonces, ya en la capa de roca madre que alberga el gas de esquisto, agujeree otros 2.000 metros en horizontal. El siguiente paso, explica Wagner, es analizar las muestras de roca obtenidas. Si el resultado es bueno, se instalan los equipos para hacer la estimulaci¨®n hidr¨¢ulica. Nuevos an¨¢lisis determinan si la producci¨®n es viable. De las 109 concesiones que tiene autorizadas por todo el pa¨ªs el Gobierno de Polonia, se han perforado 49 pozos en tres a?os, m¨¢s que en cualquier otro pa¨ªs europeo; todos est¨¢n a¨²n en fase de exploraci¨®n.
Dentro de unos meses se podr¨ªan autorizar los primeros pozos
En cuesti¨®n de meses, esta misma estampa, un pueblo desde el que se divisa una torre de perforaci¨®n, puede verse en Espa?a. Concretamente en la cuenca vasco-cant¨¢brica, donde se cree que la geolog¨ªa es m¨¢s favorable. Seg¨²n explica Juan Carlos Mu?oz-Conde, director general de BNK en Espa?a, los suyos, junto con los de SHESA, la empresa p¨²blica que se encarga de la investigaci¨®n y la posible explotaci¨®n del gas en Euskadi, son los proyectos m¨¢s avanzados. En Medina de Pomar (Burgos) ya ha habido varias manifestaciones de protesta. Dentro de unos meses estas dos compa?¨ªas presentar¨¢n los informes ambientales para solicitar permisos y empezar a trabajar sobre el terreno. Con los recientes cambios en la ley para agilizar los EIA, a principios de 2015 se podr¨ªa construir el primer pozo.
La Comisi¨®n Europea ha sorprendido a m¨¢s de uno esta semana al presentar su propuesta sobre los requisitos medioambientales que deber¨ªa tener el fracking. En lugar de regularlo, se limita a hacer recomendaciones, algunas tan gen¨¦ricas como ¡°evaluar cuidadosamente el impacto medioambiental y los riesgos¡±. En los ¨²ltimos a?os, ante las preguntas cada vez m¨¢s frecuentes sobre esta t¨¦cnica, Bruselas sol¨ªa recordar que no tiene competencias sobre el mix energ¨¦tico de los Estados miembros, es decir, que no puede decirles si deben buscar gas de esquisto en su subsuelo. A?ad¨ªa, eso s¨ª, que si decid¨ªan hacerlo, la Comisi¨®n dejar¨ªa bien claro c¨®mo proteger el medio ambiente.
Fuentes comunitarias reconocen que, ante la presi¨®n de pa¨ªses como Polonia, Reino Unido y otros estados del Este, han optado por el pragmatismo. Intentar sacar adelante una legislaci¨®n iba a ser complicado porque, tal y como argumentaron los Estados contrarios a la obligaci¨®n, los inversores necesitan seguridad, y una tramitaci¨®n normativa equivale a a?os de espera e incertidumbre. Bruselas dar¨¢ seis meses a los Estados para ver c¨®mo se acomodan a sus recomendaciones. En a?o y medio, evaluar¨¢ si lo est¨¢n haciendo bien.
Polonia, sin embargo, se ha adelantado ¡ªen un intento de cortar la sangr¨ªa de compa?¨ªas extranjeras que ya han abandonado, por trabas tanto geol¨®gicas como administrativas: Exxon Mobil, Talisman, Marathon Oil y m¨¢s recientemente, la italiana ENI¡ª y claramente incumple esas directrices de cuidado medioambiental. Y qui¨¦n sabe si alg¨²n otro pa¨ªs le imitar¨¢ para incentivar la b¨²squeda de gas. A preguntas de este diario, la Comisi¨®n reconoce que ha abierto una investigaci¨®n a Polonia por su reciente cambio normativo y que, tras un an¨¢lisis t¨¦cnico, decidir¨¢ si debe dar alg¨²n paso m¨¢s.
El fracking ha abierto una brecha en Europa. Mientras unos pa¨ªses proh¨ªben la t¨¦cnica (Francia y Bulgaria), otros se han entusiasmado ante la posibilidad de emular el boom del gas en Estados Unidos y dan todas las facilidades posibles a los inversores interesados en explorar. Reino Unido anunci¨® hace unos d¨ªas que m¨¢s del 60% de su territorio es apto para investigar la existencia de gas de esquisto, en una invitaci¨®n nada velada a los operadores internacionales que quieran pedirle licencias de concesi¨®n. La actividad, y con ella la controversia, no ha hecho m¨¢s que empezar en Europa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.