¡°La sentencia europea es un castigo al Estado y un triunfo para la gente¡±
Esta abogada llev¨® el caso contra el c¨¦ntimo sanitario hasta el Tribunal de Justicia Europeo
Decenas de carpetas y papeles se amontonan en todos los rincones del despacho de Irene Mallol, la abogada de 32 a?os de Tarragona que ha liderado la cruzada contra el c¨¦ntimo sanitario aplicado en Espa?a. Su vida laboral dio un vuelco el pasado jueves con la sentencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea que declar¨® ilegal el impuesto. Prueba de ello es que la peque?a empresa familiar en la que trabaja, Mallol Assessors, fundada por su padre y su t¨ªa hace tres d¨¦cadas, no para de recibir llamadas de potenciales nuevos clientes y visitas de vecinos que se acercan a felicitarla por su triunfo. El dictamen establece que el Estado deber¨¢ devolver los 13.000 millones recaudados por el recargo al consumo de hidrocarburos aprobado en 2002 para financiar la sanidad.
"Esta sentencia es un castigo al Estado, contra las cosas mal hechas, y es una victoria para la gente de la calle, no solo para mis clientes. Hemos llevado a la Administraci¨®n a los tribunales y hemos ganado. Pocos abogados llegan a Luxemburgo, no s¨¦ si puedo aspirar a algo m¨¢s. Mi WhatsApp echa humo con tantas felicitaciones", expresaba Mallol el viernes mientras revoloteaba por su despacho vistiendo ch¨¢ndal y zapatillas de deporte, intentando no dar un paso en falso que derrumbase los montones de documentos apilados en las esquinas. "Jugu¨¦ a baloncesto de los ocho a los 29 a?os, pero ahora ya no sudo, lo he cambiado por el banquillo; entreno a chicos de entre 16 y 18 a?os y hoy la sesi¨®n se ha alargado", explica. "La gente no entiende que despu¨¦s de tantas horas de trabajo pueda hacerlo. Pero es que el baloncesto es mi v¨ªa de escape, me permite despejar la mente", a?ade risue?a.
La abogada estudi¨® Derecho en la Universidad Rovira y Virgili de Tarragona, y despu¨¦s curs¨® un m¨¢ster de asesor¨ªa de empresas. Mallol, que est¨¢ especializada en derecho fiscal, abri¨® en 2003 el departamento jur¨ªdico en la asesor¨ªa familiar. La empresa emplea a diez personas. Ella es la ¨²nica abogada de la familia. Su padre, que es economista, fue secretario de una federaci¨®n de transporte y est¨¢ muy vinculado al sector, algo que fue determinante para llevar adelante el proceso contra el c¨¦ntimo sanitario.
La aventura arranc¨® en 2008. "La Comisi¨®n Europea abri¨® un procedimiento por infracci¨®n a Espa?a por este tema, entonces descubrimos que hab¨ªa una base potente para conseguir el dinero perdido", narra Mallol. En 2009, por iniciativa propia, empez¨® a contactar con empresas de transporte. Consigui¨® 60 clientes, que con el tiempo han ido aumentando a 80, a los que la decisi¨®n europea permitir¨ªa ahora recuperar 6,1 millones de euros. "No dud¨¦ ni un momento, les ped¨ª que jugasen conmigo. Empec¨¦ a impulsar reclamaciones a nivel administrativo ante Hacienda, haciendo los c¨¢lculos de lo que hab¨ªan pagado por los c¨¦ntimos sanitarios con sus facturas de gasolina. ?Emple¨¦ tantas horas en ello!", exclama.
Ganar a la Administraci¨®n es muy gratificante, porque parece que lo que dice un inspector va a misa
Despu¨¦s el pleito desemboc¨® en el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC). "Aqu¨ª hubo la gran batalla. El tribunal dijo que ten¨ªa una duda razonable sobre la legalidad o no del impuesto, y como un tribunal interno no puede decidir sobre esto, lo plante¨® a la Uni¨®n Europea", recuerda Mallol. Entonces contact¨® con Josep Jover, el abogado que llev¨® hasta instancias europeas el canon digital, para preparar la estrategia. "Desde los despachos peque?os podemos conseguir grandes cosas. Cuando empec¨¦ no sab¨ªa la dimensi¨®n de la recaudaci¨®n del c¨¦ntimo sanitario. Despu¨¦s, fuentes de Hacienda desvelaron que alcanza 13.000 millones de euros. No he recibido la llamada de ning¨²n pol¨ªtico y nunca me plante¨¦ dar marcha atr¨¢s. ?C¨®mo iba a decirles a mis clientes que desistieran? Imposible", sentencia. Su argumento siempre ha sido el mismo: demostrar que el c¨¦ntimo sanitario no ten¨ªa una finalidad espec¨ªfica.
Pero Mallol ya est¨¢ pensando en ir m¨¢s lejos. "En Espa?a se legisla muy mal. La sentencia europea dice que ha habido mala fe del Estado, con lo que hay una v¨ªa llamada responsabilidad patrimonial que permitir¨ªa demostrar que se legisl¨® mal a conciencia. Esto posibilitar¨ªa devolver, a quien guarde las facturas de la gasolina, lo perdido en el c¨¦ntimo sanitario desde 2002, no solo desde 2010 [el derecho a obtener cantidades indebidamente abonadas a Hacienda prescribe a los cuatro a?os]", desvela emocionada.
La abogada habla de su profesi¨®n con pasi¨®n. "Ganar a la Administraci¨®n es muy gratificante porque parece que lo que dice un inspector va a misa y que los ciudadanos siempre vamos un paso atr¨¢s", subraya Mallol. Tras la repentina fama cosechada, no se plantea abandonar la empresa familiar para trabajar en un bufete de m¨¢s prestigio. "Impuls¨¦ esto para crear un despacho s¨®lido. Es mi familia, quiero que la empresa se beneficie de esto y que los clientes vengan aqu¨ª cuando tengan un problema", concluye.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.