No imprta q este scrito asi
El desali?ado texto de los mensajes de m¨®vil no es m¨¢s que un uso l¨²dico y rebelde Un estudio en Francia indica que no influye en la ortograf¨ªa
Mi hijo escribe mal. Sus whatsapp son casi ininteligibles: sin vocales, sin tildes, sin haches, con todo tipo de emoticonos que sustituyen a las palabras. ?Est¨¢ empeorando su escritura?
Tranquilidad. No significa que por eso vaya a cometer m¨¢s faltas de ortograf¨ªa cuando se enfrente a un texto formal. Incluso puede que domine mejor las reglas del lenguaje que los que no manipulan tanto las palabras en sus mensajes cortos. Un estudio de tres universidades francesas, auspiciado por el Centro Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas (CNRS) franc¨¦s y publicado este martes, concluye que los h¨¢bitos de escritura de los alumnos en sus mensajes no cambian lo que saben (o no) de ortograf¨ªa. Los mensajes por el m¨®vil SMS, sostiene, no les influyen. Una conclusi¨®n aplicable, por extensi¨®n, a los mensajes de WhatsApp, que han sustituido progresivamente a los SMS. Los expertos (la mayor¨ªa, porque tambi¨¦n hay voces en contra) a?aden: su hijo juega con el lenguaje y sabe distinguir cu¨¢ndo (y con qui¨¦n) puede jugar y cu¨¢ndo no. Y revelan: la escritura ininteligible es una diferencia generacional que hace a prop¨®sito. Que usted no le entiende porque ¨¦l no quiere que le entienda, vaya.
Los adolescentes se hacen con un tel¨¦fono m¨®vil a edades cada vez m¨¢s tempranas, as¨ª que aprenden a escribir en la escuela casi al mismo tiempo que a escribir mensajes cortos de texto. La forma en la que se comunican mediante aplicaciones de mensajer¨ªa preocupa a los padres y a los educadores, constata el estudio de las Universidades de Poitiers (CeRCA-CNRS), Paris Ouest Nanterre y Toulouse?II y, a veces, ¡°es se?alada como la causa de las dificultades de aprendizaje¡±. La investigaci¨®n, titulada ?C¨®mo escriben mensajes de texto las personas dotadas y menos dotadas para la ortograf¨ªa? y publicada en la revista especializada en educaci¨®n y tecnolog¨ªa Journal of computer assisted learning, ha analizado 4.542 mensajes enviados a lo largo de un a?o en situaciones cotidianas por 19 estudiantes de 11 y 12 a?os de edad.
Ninguno de los participantes hab¨ªa usado antes del estudio un tel¨¦fono m¨®vil. Los alumnos fueron clasificados seg¨²n su nivel de competencia en la escritura convencional, para lo cual se usaron pruebas de evaluaci¨®n est¨¢ndar y las notas de la escuela. Despu¨¦s se analizaron los mensajes m¨®viles que enviaron durante 12 meses para verificar si hab¨ªa variado su nivel de escritura y ortograf¨ªa despu¨¦s de incorporar a sus h¨¢bitos diarios los mensajes de texto.
Los alumnos que participaron en el estudio eran todos de clase media y de lengua francesa nativa (lo cual podr¨ªa suponer un sesgo de representaci¨®n frente a alumnos de familias inmigrantes o de diferentes estratos sociales) y, para mejorar la fiabilidad de la investigaci¨®n, recibieron m¨®viles con la opci¨®n de texto predictivo desactivada (las sugerencias de escritura) y sin acceso al diccionario online.
?Cu¨¢l fue el resultado? Los investigadores franceses concluyen que los alumnos no modificaron su nivel de competencia en ortograf¨ªa en el periodo analizado, con independencia de sus h¨¢bitos de escritura de mensajes (mayor o menor cantidad de mensajes y de uso de textismos o palabras en lenguaje whatsapp o SMS). Y citan tres ¡°implicaciones acad¨¦micas¡± del estudio: ¡°Los profesores no tienen motivos para percibir la mensajer¨ªa como un peligro. Las evaluaciones de clase de lengua francesa fueron consistentes con independencia de la producci¨®n de mensajes por parte de los alumnos¡±; los mensajes son ¡°una manera novedosa para practicar la escritura¡± para los preadolescentes, y los SMS pueden ser entendidos como un aliado del aprendizaje en la escuela, por el entusiasmo que le ponen, el bajo coste de la herramienta y el hecho de que ¡°ning¨²n estudio ha demostrado un v¨ªnculo negativo entre los SMS y el dominio de la escritura tradicional¡±.
Los SMS no suponen un peligro en la escuela sino un aliado
¡°Vincular cualquier empeoramiento de la competencia ling¨¹¨ªstica a la escritura de mensajes de texto es un error¡±, sostiene Josie Bernicot, investigadora de la Universidad de Poitiers y coordinadora del estudio. Es m¨¢s, ella se?ala que, seg¨²n las observaciones de su equipo, los alumnos con mayor nivel ortogr¨¢fico fueron ¡°los que m¨¢s faltas creativas de escritura cometieron¡±, entendiendo como tales las que requieren de una cierta inventiva o capacidad de abstracci¨®n y de manipulaci¨®n del lenguaje. ¡°Hace falta tener una buena capacidad cognitiva¡±, dice, para dominar determinados usos creativos de la escritura m¨®vil.
Bernicot forma parte tambi¨¦n de un proyecto internacional de 15 universidades llamado sms4science que estudia los usos comunicativos de los SMS y su impacto en la comunicaci¨®n. Esa iniciativa recogi¨® 90.000 SMS en diferentes pa¨ªses para su estudio desde diferentes enfoques de las humanidades y las ciencias sociales. Los resultados de ese estudio socioling¨¹¨ªstico y el corpus de mensajes ser¨¢n difundidos en 2014.
En la misma l¨ªnea que los investigadores franceses opina Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n, ling¨¹ista experto en comunicaci¨®n digital y autor de Manual de urbanidad y buenas maneras en la Red, donde reflexiona sobre el lenguaje online. ¡°Observo el fen¨®meno sin gran preocupaci¨®n¡±, apunta. ¡°Es absurdo pensar que los alumnos que usan abreviaturas o juegos hagan lo mismo con otro tipo de textos. Los hablantes saben diferenciar los distintos registros¡±. Mill¨¢n relativiza las normas del lenguaje en todo tipo de situaciones: ¡°?Viva la libertad ortogr¨¢fica!¡±, exclama. ¡°Lo importante es el contexto. Me parecer¨ªa horrible que EL PA?S se escribiera con esas reglas, porque lo que hace es comunicaci¨®n p¨²blica, pero la comunicaci¨®n privada no est¨¢ sujeta a las mismas normas. En situaciones de juego, amistad, afectividad, esas variantes son v¨¢lidas porque utilizan recursos expresivos y afectivos¡±.
No es econom¨ªa de tiempo, lo que gana el que escribe se pierde al descifrar¡±
El ling¨¹ista hace referencia a su colega y divulgador irland¨¦s David Crystal, que public¨®, en 2008, un libro titulado Txtng: The Gr8 Db8 (que en castellano whatsapp podr¨ªa traducirse como: L grn dbat) con una investigaci¨®n sobre el uso de los mensajes en la que sosten¨ªa que no hay pruebas de que estos ense?en a la gente a escribir con mala ortograf¨ªa. ¡°M¨¢s bien la investigaci¨®n muestra que es m¨¢s probable que los chicos que mandan SMS frecuentemente sean los m¨¢s letrados y los que m¨¢s habilidades ortogr¨¢ficas tienen, porque saben c¨®mo manipular la lengua. Si no sabes escribir una palabra, no sabes realmente si mola escribirla mal. Los chicos tienen una idea muy precisa del contexto: ninguno de aquellos con los que he hablado so?ar¨ªan en escribir como SMS en un examen, saben que les bajar¨ªa la nota¡±, explica Mill¨¢n, que a?ade que estas variantes del lenguaje son tambi¨¦n un ¡°signo de vitalidad¡± de la lengua escrita. ¡°Las reglas de la RAE no son las tablas de la ley¡±, apunta. ¡°En Catalu?a, por ejemplo, se ha hecho ostentaci¨®n de las abreviaturas que utilizan los j¨®venes en catal¨¢n como una muestra de la buena salud de su lengua, porque con una lengua muerta no juega nadie¡±.
Otro estudio, elaborado en 2010 en el departamento de Psicolog¨ªa de la Universidad de Coventry (Reino Unido), avanzaba que el registro whatsapp podr¨ªa tener efectos positivos. Seg¨²n sus autores, ¡°la escritura de SMS no tiene efectos adversos en el desarrollo de habilidades de escritura¡± en los ni?os de entre 9 y 10 a?os, pero, adem¨¢s, ¡±el uso de textismos a la hora de intercambiar mensajes tiene una relaci¨®n proporcional con las mejoras en dichas habilidades, en especial en la ortograf¨ªa¡±.
La investigadora francesa Bernicot reflexiona sobre el papel de los educadores respecto al fen¨®meno: los docentes, cree, deben reapropiarse del medio, y cita el estudio realizado por la UNESCO, en 2010, sobre las oportunidades de aprendizaje en plataformas mLearning (aprendizaje en entornos m¨®viles). ¡°Para los adolescentes es una forma natural de comunicarse, y no debemos estigmatizar esa pr¨¢ctica¡±, asegura. ¡°Si insertamos esa forma de comunicaci¨®n en las pr¨¢cticas pedag¨®gicas, podr¨ªamos obtener resultados sorprendentes¡±. ¡°Lo que tiene que hacer el sistema educativo es reforzar el aprendizaje de en qu¨¦ contextos se debe usar un tipo de lenguaje u otro¡±, a?ade Mill¨¢n.
Los alumnos de m¨¢s nivel son los que m¨¢s juegan con este lenguaje
Pero no todos se apuntan al entusiasmo por el lenguaje whatsapp. Leonardo G¨®mez Torrego, investigador del CSIC y miembro del consejo asesor de Fund¨¦u, discrepa del estudio franc¨¦s, y de la que parece la corriente mayoritaria entre los ling¨¹istas. Diferencia dos grupos de variantes del lenguaje en la escritura de mensajes de texto. Por un lado, sit¨²a a las abreviaturas, que se han hecho siempre (al tomar apuntes de clase, por ejemplo), junto con la f¨®rmula de eliminar part¨ªculas, como vocales, para ahorrar caracteres (ma?ana por m?n) y el uso de elementos l¨²dicos, como n¨²meros (salu2). En ese grupo no ve problemas. Pero en el otro lado coloca las faltas de ortograf¨ªa. ¡°Cuando se confunden las letras, se escribe con ye lo que debe ir con elle, o con be en lugar de uve, se eliminan las tildes, las haches¡¡±, resume. ¡°En ese caso no estoy de acuerdo con que no ocurra nada, esa idea de que todo vale... pues no¡±.
G¨®mez Torrego, que ha sido tambi¨¦n profesor de Lengua en secundaria y en la universidad, cree que los mensajes que se escriben los adolescentes s¨ª tienen repercusiones en su aprendizaje. ¡°El problema es para los que tienen la ortograf¨ªa vacilante, esto es, sin asentar, porque est¨¢n aprendiendo, como los adolescentes de 12 o 13 a?os, que el 80% de lo que leen es ese tipo de textos¡±, se?ala. ¡°La memoria visual es muy fuerte en el aprendizaje de la ortograf¨ªa, si todo el rato est¨¢n leyendo textos mal escritos est¨¢n interiorizando f¨®rmulas que les va a costar no asumir¡±, indica. ¡°Tengo mis dudas de que no les afecte todo este desali?o que hay en el mundo de los m¨®viles, es nocivo sobre todo para el que recibe el mensaje¡±.
?Cu¨¢ndo se entiende que la ortograf¨ªa est¨¢ asentada? ¡°Es un proceso paulatino, se est¨¢ aprendiendo hasta llegar a la universidad; yo me he encontrado alumnos de cuarto curso de carrera que cometen faltas de ortograf¨ªa¡±, contesta el asesor de la Fund¨¦u. ¡°Creo que es necesario ense?ar en la escuela a escribir en los m¨®viles, que se esmeren en los acentos, en los signos de puntuaci¨®n, porque si no no van a aprender nunca¡±.
El ling¨¹ista tambi¨¦n aboga por cuidar el lenguaje: ¡°La comunicaci¨®n es mucho m¨¢s rica cuando est¨¢ mejor escrita. No se trata solo de recibir la idea fundamental, sino de percibir los matices¡±. Y no cree que todo sean ventajas en las f¨®rmulas SMS. ¡°Se dice que se escribe as¨ª por econom¨ªa de tiempo; con este lenguaje tal vez gane tiempo el que escribe, pero lo pierde el que lee, que tiene que descifrar lo que le dicen si es confuso¡±.
Se ha vuelto al sujeto, verbo y predicado¡±, alaba un experto
El castellano, adem¨¢s, evoluciona con el uso de los mensajes y la escritura en redes sociales. Lo constataron en la Fund¨¦u en un estudio que dirigi¨® el periodista especializado en medios digitales Mario Tasc¨®n, titulado Escribir en Internet. Gu¨ªa para los nuevos medios y las redes sociales. ¡°Por ejemplo, con la tendencia cada vez mayor a escribir de forma sint¨¦tica. Se vuelve a la oraci¨®n de sujeto, verbo y predicado, que se estaba perdiendo, porque los usuarios eliminan las subordinadas para ahorrar espacio¡±, relata Tasc¨®n. Otros fen¨®menos: ¡°Se ha producido un resurgir de las onomatopeyas, de las may¨²sculas, de los signos de exclamaci¨®n¡¡±. Y las palabras se incorporan antes a la lengua (¡°como tuitear, que la RAE acept¨® muy r¨¢pido porque enseguida vio consenso¡±, apunta el periodista) y se extienden a toda prisa por los pa¨ªses hispanohablantes: ¡°Escrache es una palabra argentina que entr¨® y se instal¨® rapid¨ªsimo en Espa?a¡±. Al mismo tiempo, suceden otras cosas a las que no prestamos atenci¨®n. ¡°Toda la escritura por ordenador o por dispositivos est¨¢ acabando con la caligraf¨ªa¡±, resalta Tasc¨®n. ¡°Antes era importante para el mundo laboral, ahora ha dejado de ser una disciplina vital¡±.
Los adolescentes, al final, no hacen m¨¢s que traducir su periodo de rebeld¨ªa en la escritura. ¡°La ka es una letra reivindicativa, un signo para diferenciarse¡±, dice Tasc¨®n. Los docentes tambi¨¦n le quitan hierro al asunto. Pep Hern¨¢ndez, profesor de Lengua en secundaria en el colegio El Valle, en Madrid, escucha las quejas de muchos padres. ¡°Mi hijo habla mal, me dicen. Y yo les contesto: no, est¨¢ jugando a poner diferencias generacionales. Lo que quieren, al fin y al cabo, es mantener una jerga que les diferencie de los adultos¡±.
La ortograf¨ªa esmirriada
El estudio elaborado por los investigadores franceses sobre la ortograf¨ªa de los mensajes de m¨®vil viene a demostrar lo que muchos intu¨ªan. Pero no por intuirse algo deja de resultar importante que se demuestre.
Los personajes relacionados con la palabra han sido preguntados hasta la saciedad en estos ¨²ltimos a?os sobre la influencia de la ortograf¨ªa de los m¨®viles en el idioma general. Ya se tratase de acad¨¦micos, escritores o fil¨®logos, sol¨ªan responder con escepticismo sobre esa cuesti¨®n: no cre¨ªan que el protagonista de una novela acabase diciendo ¡°t. q.¡± en vez de ¡°te quiero¡±.
La gigantesca telara?a construida ahora por nuestras comunicaciones no guarda parang¨®n con ning¨²n sucedido anterior, pero aun as¨ª cont¨¢bamos con precedentes interesantes para imaginar estas conclusiones. Las personas se comunican de una forma o de otra a tenor de cada situaci¨®n, y saben que unos registros se consideran prestigiosos y otros no.
Las abreviaturas y los s¨ªmbolos han existido siempre entre quienes participaban de un c¨®digo com¨²n: las equis que significaban besos al final de una carta; las equis que significaban ¡°por¡± en los apuntes acad¨¦micos¡, incluso las equis que siguen significando ¡°empate¡± en las quinielas.
Y adem¨¢s tuvimos la taquigraf¨ªa. Cuando esta t¨¦cnica se invent¨® y se extendi¨® entre los amanuenses de la ¨¦poca, podr¨ªa haberse pensado que estaba naciendo un lenguaje especial, destinado a modificar la escritura conocida hasta entonces. Hab¨ªa argumentos, desde luego, pues esa ortograf¨ªa aventajaba a la tradicional en rapidez y permit¨ªa una descodificaci¨®n certera. La taquigraf¨ªa del espa?ol fue difundida a principios del siglo XIX (a partir de 1803) por el sabio Francisco de Paula Mart¨ª (1761-1827), cuyo hijo, ?ngel Ram¨®n, colaborar¨ªa m¨¢s tarde en la transcripci¨®n de los debates de las Cortes de C¨¢diz. Aquel tratado de taquigraf¨ªa llevaba el siguiente t¨ªtulo: Tachigraf¨ªa Castellana, o Arte de escribir con tanta velocidad como se habla y con la misma claridad que la escritura com¨²n. Su autor, el citado Mart¨ª, pensaba, pues, que aquellos signos se pod¨ªan leer con toda comodidad. Y as¨ª puede suceder ahora con esas palabras esmirriadas que van de un tel¨¦fono a otro como si estuvieran en ayunas.
Tambi¨¦n tuvieron su lenguaje propio los viejos telegramas del siglo XX, de mayor difusi¨®n a¨²n que la taquigraf¨ªa. Con telegramas se felicitaba y se daba un p¨¦same, con telegramas se desped¨ªa a un trabajador o se le comunicaba su admisi¨®n. Obligados como los mensajes de hoy a una econom¨ªa de palabras (por el precio), propiciaron un extendido lenguaje sin art¨ªculos ni preposiciones, en el que los pronombres encl¨ªticos vivieron su ¨¦poca de grandeza: los textos reiteraban ¡°comun¨ªcole¡±, ¡°inf¨®rmesenos¡±, ¡°apr¨¦ciola¡±... para que dos vocablos contasen por el precio de uno. Incluso se cambiaba cada punto y seguido por la anglicada f¨®rmula ¡°stop¡±. Sin embargo, ese tipo de escritura se vio tambi¨¦n reducida al registro adecuado, sin saltar a ning¨²n otro lugar; como sucedi¨® con los antiguos radioaficionados que se comunicaban diciendo ¡°cambio¡± cada vez que terminaban una parrafada, a fin de dar paso a su interlocutor.
Esos lenguajes adaptados o creados por un sistema de comunicaci¨®n se quedaron en ¨¦l. Y corrieron su suerte. Todo hace presumir que ocurrir¨¢ lo mismo alg¨²n d¨ªa con ese ej¨¦rcito de esqueletos que pueblan las comunicaciones de nuestro tiempo. Pero as¨ª como una taqu¨ªgrafa pod¨ªa transcribir un debate con signos fam¨¦licos y despu¨¦s escribir una carta personal con todas las letras, muchos j¨®venes que se comunican hoy mediante abreviaturas y horrores ortogr¨¢ficos presentar¨¢n cuando lo deseen informes acad¨¦micos impolutos. Y si no lo consiguen, no habr¨¢ que echarle la culpa al sistema de comunicaci¨®n, sino al sistema educativo.
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