Las secuoyas milenarias de California, en peligro
Los furtivos las est¨¢n atacando para alimentar un negocio muy lucrativo de muebles y objetos de adorno Algunas tienen 2000 a?os, los seres vivientes m¨¢s antiguos y el pulm¨®n del planeta
Los reedwood trees, nombre por el que se les conoce en ingl¨¦s, y que los espa?oles, al llegar a California, denominaron ¡°palo alto¡± y ¡°palo colorado¡± (atributos ambos de su esbelto tronco que se alza al cielo hasta una altura que puede llegar a los 115 metros), est¨¢n en peligro. Furtivos sin escr¨²pulos que persiguen la valiosa madera del ¨¢rbol a cualquier precio y sin consideraciones de ning¨²n tipo los est¨¢n destruyendo.
S¨®lo en el pasado mes de febrero cuatro secuoyas fueron destrozadas, y durante el ¨²ltimo a?o 18 ¨¢rboles han sufrido los da?os de los midnight burlers. ¡°El burl es la protuberancia del ¨¢rbol que almacena las semillas, el c¨®digo gen¨¦tico de la secuoya. Destrozarlo significa amputar el ¨¢rbol impidiendo que se reproduzca, adem¨¢s de hacerle muy vulnerable a los ataques de los insectos y a enfermedades que, de encontrarse ¨ªntegro, combatir¨ªa con facilidad.
Su importancia la conocen muy bien los agentes de Reedwood Nacional and State Parks. En su p¨¢gina web se advierte de la creciente demanda que existe en el mercado negro y se pide a todos los usuarios a que contribuyan a denunciar esta pr¨¢ctica ilegal y a no comprar productos de los que se desconozca la procedencia de la madera.
Los ataques de los furtivos han llegado a tal extremo que los oficiales del Parque han procedido al cierre durante la noche de 12 kil¨®metros de recorrido de una ruta de Newton B. Drury Scenic Parkwayen la que viven ejemplares muy antiguos de secuoyas. El objetivo es estrechar el cerco a los criminales y detenerles. Pr¨®ximamente tienen previstos los cierres?de m¨¢s tramos de este Parque de 53.000 hect¨¢reas.
Da?ar las secuoyas est¨¢ considerada una pr¨¢ctica criminal que puede acarrear a?os de prisi¨®n y multas. "El crimen es equiparable a matar elefantes en ?frica para vender el marfil¡±, dicen los oficiales. Estos ¨¢rboles de hasta 2000 a?os de antig¨¹edad, los seres vivientes m¨¢s antiguos del planeta, adem¨¢s de su pulm¨®n, est¨¢n declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en la actualidad apenas quedan un 5% de los que originalmente poblaban las costa del Pac¨ªfico entre Oreg¨®n y Big Sur (California).
Los oficiales del Parque dicen que ¡°lo que motiva a los furtivos a delinquir es conseguir recursos al margen de una econom¨ªa local que no genera puestos de trabajo y costearse el consumo de sus caros h¨¢bitos como consumidores de metanfetaminas¡±. Tambi¨¦n apuntan que cada vez utilizan t¨¢cticas m¨¢s agresivas que incluso pasan por derribar un ¨¢rbol entero para aprovechar s¨®lo la parte que contiene las semillas.
Algunos burls son peque?os y acaban convertidos en souvenirs tales como saleros y pimenteros, pero otros valen miles de d¨®lares en el mercado negro. En eBay se venden mesas de caf¨¦ elaboradas con madera de secuoya por hasta 13.000 d¨®lares. Y en Orick, una poblaci¨®n de algo m¨¢s de 350 habitantes en el condado de Humboldt, cercana a la entrada sur del Parque, proliferan las tiendas que venden madera de secuoya procesada en muebles, relojes y objetos de adorno. Un mercado lucrativo que mueve cientos de miles de d¨®lares al precio de esquilmar el patrimonio ecol¨®gico del planeta.
Jeff Denny, el supervisor de los parques de secuoyas en la zona de la costa, hace una reflexi¨®n en voz alta: ¡°Estos titanes han sobrevivido tormentas, rayos, fuegos, vientos y muchos desastres naturales, pero sobrevivir a los furtivos armados con sierras y cadenas es un asunto completamente distinto. Los consumidores necesitan ser conscientes antes de comprar un objeto hecho con esta madera de preguntarse de donde viene y entonces decidir¡±.
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