¡°Si se privatiza el sistema de salud, perdemos todos¡±

Llega veloz, saluda efusivamente y se sienta. Empieza ella la entrevista: ¡°?C¨®mo est¨¢n las cosas en Espa?a? ?Y el sistema de salud? ?Es cierto que se ha tumbado una privatizaci¨®n en los tribunales?...¡±. A la enfermera Doris Grinspun (Santiago de Chile, 1952) hay que interrumpirla. Porque cuando se trata de defender la sanidad p¨²blica y el trabajo de la enfermera no tiene l¨ªmite.

¡°No he dormido. Ni he comido. Antes de coger el avi¨®n he estado lidiando con una propuesta de privatizaci¨®n en el sistema de salud canadiense¡±. Grinspun preside la Asociaci¨®n Profesional de Enfermeras de Ontario (Registered Nurses Association of Ontario), y en esta ocasi¨®n ha viajado a Barcelona invitada por la Asociaci¨®n de Enfermer¨ªa Familiar y Comunitaria de Catalu?a.

La fuerza de la juventud la llev¨® de Chile, pa¨ªs en el que creci¨®, a estudiar a Israel. Y desde entonces no ha dejado de viajar. Ahora est¨¢ m¨¢s preocupada que nunca. Considera que hay que desenmascarar la privatizaci¨®n y eliminarla para poder seguir viviendo. ¡°El problema es que podemos perder los sistemas universales. Si desaparece la universalidad, no hay dinero que alcance para cubrir tu salud de forma individual. Si se privatiza el sistema, perdemos todos, los que no pueden acceder y los que s¨ª. El problema es que no siempre se cuenta la verdad¡±.

Grinspun, una mujer peque?a de manos delicadas, ha estado en tres guerras, se cas¨® con un compa?ero de estudios con el que tuvo dos hijos y se fue a vivir a Estados Unidos. No se llev¨® un buen recuerdo de ese pa¨ªs: ¡°Me daba dolor de est¨®mago el sistema americano que devolv¨ªa a los pacientes en taxi a casa porque la aseguradora ya no pagaba m¨¢s¡±.

Acab¨® viviendo en Ontario, donde ha impulsado un programa que ha elaborado reconocidas gu¨ªas cl¨ªnicas de enfermer¨ªa. Adem¨¢s, su asociaci¨®n ha logrado que en 26 cl¨ªnicas de Ontario la enfermera asuma la responsabilidad de la atenci¨®n primaria, prescriba y el m¨¦dico acuda solo cuando es necesario. Y aclara: ¡°La enfermera no tiene que ser un m¨¦dico, no quiere serlo. Siempre va a tener trabajo¡±.

Profesora en la Universidad de Toronto, presume de mantener el equilibrio familiar pese a trabajar mucho. El secreto, seg¨²n cuenta, es no fallar nunca a los tuyos en los momentos importantes. Dice que entr¨® en esta profesi¨®n para ¡°construir un mundo mejor, m¨¢s justo¡±. Y ha logrado que su oficio sea muy reconocido en Canad¨¢. ¡°La enfermer¨ªa siempre se ha visto como una profesi¨®n de compasi¨®n, de cari?o. Pero, adem¨¢s, es una profesi¨®n de conocimientos tanto a nivel cl¨ªnico como humano. Y esa parte no es reconocida suficientemente en muchos pa¨ªses. Si no tienes enfermeras con conocimientos, los pacientes se mueren¡±.

Grinspun lucha por mejorar las condiciones laborales de una profesi¨®n mayoritariamente femenina. Pero no para que entren m¨¢s hombres. ¡°En Canad¨¢ los salarios han subido. No me preocupa que haya m¨¢s hombres o mujeres, sino que tengan el estatus que se merecen¡±. ?Todav¨ªa ejerce de enfermera? ¡°?Oye! ?Ah¨ª te metiste en un problemazo!¡±, exclama. ¡°Siempre ejerzo. Ahora me dedico a empujar pol¨ªticas de salud. Si no fuera enfermera no podr¨ªa hacerlo tan bien como lo hago¡±.