El ¡®Libro de estilo¡¯ se adapta al futuro
EL PA?S ajusta al entorno digital las normas ¨¦ticas y est¨¦ticas del periodismo Regula el ¡®derecho al olvido¡¯ y la c¨¢mara oculta
El Libro de estilo de EL PA?S cobra nueva vida. Desde la publicaci¨®n de su ¨²ltima gran revisi¨®n en 2004 (reeditada en 2008 sin apenas cambios), la cabecera que naci¨® hace 38 a?os se ha convertido en un soporte multimedia. A trav¨¦s de nuevas tecnolog¨ªas canaliza la informaci¨®n mediante ciberp¨¢ginas, redes sociales, aplicaciones para m¨®viles¡ El papel ha dejado de ser el ¨²nico soporte y la informaci¨®n escrita ahora convive con otros formatos, como el v¨ªdeo y el audio.
El nuevo Libro de estilo de EL PA?S (editado por Aguilar) supone una revisi¨®n integral del texto vigente hasta ahora para adaptarlo a las profundas transformaciones que ha experimentado el trabajo del periodista en los ¨²ltimos a?os, seg¨²n explica ?lex Grijelmo, que ha coordinado esta edici¨®n. A estos cambios se a?aden los registrados por la Academia y por el uso de los hablantes del espa?ol: neologismos, ortograf¨ªa, top¨®nimos nuevos o renovados, gentilicios, transliteraciones, femeninos y masculinos, abreviaturas, denominaciones cient¨ªficas, lenguajes inform¨¢ticos, siglas¡
¡°Se hac¨ªa necesaria una revisi¨®n total de estas normas que EL PA?S se da a s¨ª mismo y que ofrece a los lectores como contrato ¨¦tico y est¨¦tico. Hemos recogido el sentir de los lectores, expresado en miles de cartas al director, que nos reclaman escribir bien en espa?ol¡±, comenta Grijelmo. Este c¨®digo mantiene su elevada autoexigencia en cuanto a rigor informativo, verificaci¨®n de los datos, contraste de las noticias, la consulta a la persona perjudicada por una informaci¨®n, la exposici¨®n de posturas divergentes, el respeto al honor, la intimidad y la propia imagen, la pluralidad de opiniones, el uso correcto del idioma, la coherencia en el l¨¦xico y la rectificaci¨®n de errores.
Incluye t¨¦rminos relacionados con Internet, la mayor parte neologismos
El manual recoge los principios ¨¦ticos de los periodistas, las normas de escritura, la tipograf¨ªa y los g¨¦neros period¨ªsticos. En este apartado se especifica que la presencia del periodista debe ser ¨ªnfima en la noticia, pero va aumentando en la cr¨®nica, el reportaje, el an¨¢lisis, la cr¨ªtica¡ hasta llegar al grado m¨¢ximo de subjetividad en el art¨ªculo de opini¨®n o el editorial. ¡°En cada uno de esos pasos se establecen unos l¨ªmites que el lector puede conocer gracias a esta peque?a Constituci¨®n del peri¨®dico¡±, explica Grijelmo.
El nuevo mundo que se abre en Internet ha planteado tambi¨¦n nuevas cuestiones ¨¦ticas. As¨ª, por ejemplo, el Libro de estilo recoge el llamado derecho al olvido. Ahora toda informaci¨®n es recuperable en Internet, y eso puede perjudicar de por vida a personas que cometieron alg¨²n desliz de juventud, alguna imprudencia de tr¨¢fico, alg¨²n delito menor¡ y pueden pagar por ello mucho tiempo despu¨¦s de haber cumplido condena y con mayor coste que la multa impuesta en su momento.
A ese respecto, el manual de EL PA?S intenta congeniar el derecho a la informaci¨®n y a la documentaci¨®n con el derecho de cualquier individuo a rehacer su vida o a que se olviden algunos aspectos de su pasado. Y por ello establece ciertos criterios para el caso de que una persona reclame el borrado de una noticia, cr¨®nica o reportaje veraz que afecte a su imagen.
Al vocabulario se incorporan referencias del espa?ol de Am¨¦rica
¡°Nunca se producir¨¢ el borrado de los archivos digitales de EL PA?S, pero se puede considerar la posibilidad de ocultar esa informaci¨®n a los buscadores de Internet¡±. Adem¨¢s, ¡°la informaci¨®n debe haber sido publicada m¨¢s de 15 a?os atr¨¢s respecto del momento en que se reclama su borrado¡± y ¡°ha de perjudicar a la persona reclamante en su vida familiar o profesional¡±. Sin embargo, no se considerar¨¢n las reclamaciones ¡°que afecten a hechos que figuren en sentencias firmes de los tribunales y se refieran a actos de violencia¡±.
Tambi¨¦n se regula el uso de la c¨¢mara oculta (ahora posible t¨¦cnicamente en los v¨ªdeos que se publican en elpais.com). ¡°EL PA?S trabajar¨¢ con el sistema de c¨¢mara oculta solamente cuando ¨¦se sea el ¨²ltimo recurso posible para obtener una informaci¨®n de indudable inter¨¦s general, y siempre que ning¨²n periodista haya suplantado una personalidad ajena, que no se allanen lugares privados y que no se vulnere el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen¡±, dice el texto.
¡°El uso leg¨ªtimo de la c¨¢mara oculta (grabar hechos delictivos en la v¨ªa p¨²blica, por ejemplo, para su denuncia por impunidad o falta de vigilancia; sin que el periodista intervenga en ellos o los provoque) deber¨¢ preservar en todo caso¡±, a?ade, ¡°la identidad de las personas o entidades implicadas, y no ofrecer datos que conduzcan a ellas¡±.
El Libro de estilo incluye 119 t¨¦rminos relacionados con Internet y la inform¨¢tica, la mayor parte de ellos neologismos. La lista sirve para establecer las analog¨ªas necesarias ante nuevas voces de formaci¨®n semejante que puedan presentarse (ya se trate de anglicismos, galicismos, tecnicismos, palabras procedentes de siglas o de abreviaciones, marcas comerciales, etc¨¦tera).
En la mayor¨ªa de los casos, el manual explica el origen de los vocablos y razona la decisi¨®n adoptada al respecto. As¨ª sucede por ejemplo en ¡°banear¡±, que se relaciona con to ban en ingl¨¦s y que entronca curiosamente con las ra¨ªces espa?olas de ¡°bandido¡± y del verbo ¡°bandir¡± (proscribir). Por tanto, una persona baneada en un foro de Internet o una empresa a la que se retira su enlace con buscadores o navegadores son una persona o una empresa ¡°proscritas¡±'. Tambi¨¦n se recomiendan como alternativas ante el anglicismo baneado los t¨¦rminos ¡°excluido¡±, ¡°sancionado¡±, ¡°despedido¡± o ¡°vetado¡±.
Al vocabulario se incorpora el espa?ol de Am¨¦rica, con m¨¢s de una veintena de referencias, entre las que figuran ¡°pantaloneta¡± (slip o calzoncillos), ¡°polla¡± (loter¨ªa), ¡°parquear¡± (aparcar), ¡°motoneta¡± (scooter) o ¡°computadora¡± (ordenador), t¨¦rminos que pueden utilizarse siempre que se expliquen adecuadamente por el contexto. En general, el criterio de EL PA?S es incorporar paulatinamente los americanismos m¨¢s comprensibles.
El Libro de estilo aporta palabras espa?olas como recambio de los tecnicismos y anglicismos que tantas barreras levantan entre los especialistas y el p¨²blico en general. Tambi¨¦n, a veces, se escogen algunos vocablos por razones tan arbitrarias como la brevedad de su escritura (¡°ucranio¡± se prefiere a ¡°ucraniano¡±, siendo ambas opciones correctas), con el objetivo de hacer m¨¢s f¨¢cil la cuadratura del titular.
En cuanto a los aspectos ortogr¨¢ficos, EL PA?S vuelve a admitir, entre otras novedades, la acentuaci¨®n de s¨®lo como adverbio, permitida asimismo por la Academia (¡°habl¨® solo dos horas¡±, ¡°habl¨® s¨®lo dos horas¡±), por entender que facilita la desambiguaci¨®n de mensajes period¨ªsticos, sobre todo en los titulares.
¡°Muchas de estas decisiones o recomendaciones son opinables, por supuesto. Se trata de establecer un estilo para un medio en concreto, que se autorregula de ese modo, no de dictar normas para los hablantes en general¡±, dice Grijelmo. Y a?ade que esta hoja de ruta para los profesionales de EL PA?S est¨¢ enfocada a facilitar la comunicaci¨®n con un p¨²blico lo m¨¢s amplio posible y a garantizar el uso respetuoso de los potentes medios inform¨¢ticos que el periodista tiene en su mano.
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