C¨®mo borrar el pasado en Internet
Pol¨ªticos, famosos y ciudadanos an¨®nimos contratan a empresas para ocultar datos personales o informaciones negativas que aparecen en los buscadores y que pueden da?ar su imagen
Un alto ejecutivo de una multinacional espa?ola recibi¨®, hace alg¨²n tiempo, una elevada indemnizaci¨®n por su jubilaci¨®n y venta de acciones, hecho que qued¨® recogido en varios art¨ªculos de prensa que aparec¨ªan de forma destacada cada vez que se tecleaba su nombre en los buscadores de Internet, principalmente Google. El directivo consideraba que esto atentaba contra su privacidad y, adem¨¢s, pod¨ªa convertirle en objeto de robos o extorsiones y poner en peligro a su familia, por lo que decidi¨® contratar los servicios de una empresa especializada en borrar datos de la Red. Al cabo de unos meses, al teclear otra vez su nombre en Google, ya no quedaba rastro de aquella noticia.
El Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) acaba de dictaminar, en respuesta a una cuesti¨®n prejudicial presentada por la Audiencia Nacional, que los buscadores como Google deben retirar los enlaces a informaciones publicadas en el pasado si son lesivas para alguna persona y no son relevantes. Es decir, reconoce que el llamado derecho al olvido puede prevalecer sobre el derecho a la informaci¨®n. El buscador ya ha anunciado que pronto tendr¨¢ lista una herramienta para que los europeos pidan la eliminaci¨®n de esos enlaces, pero hay empresas que ofrecen desde hace a?os este servicio. Y no solo a particulares cuyos datos no son de inter¨¦s p¨²blico, sino tambi¨¦n a figuras de relevancia como pol¨ªticos, famosos o empresarios. Lo hacen pidiendo la supresi¨®n del enlace a la fuente original ¡ªya sea un medio de comunicaci¨®n, un blog, un foro o un documento oficial como el BOE¡ª o introduciendo informaciones positivas que vayan sustituyendo a las que se consideren negativas.
¡°No se puede suprimir todo de golpe, hay que hacerlo de forma estrat¨¦gica para que no se note. Con el tiempo, podemos hacer desaparecer cualquier dato. En un a?o, hasta podr¨ªamos conseguir que se olvidara el caso B¨¢rcenas¡±, asegura Diego S¨¢nchez, presidente de Eliminalia, la empresa a la que contrat¨® aquel ejecutivo. ¡°Cada vez tenemos m¨¢s casos como este. El a?o pasado atendimos a 220 pol¨ªticos que quer¨ªan suprimir datos o informaciones que podr¨ªan perjudicar su imagen. Tambi¨¦n tuvimos unos 500 clientes particulares, personajes de relevancia p¨²blica, empresas o bancos¡±, contin¨²a. ¡°Alg¨²n pol¨ªtico, por ejemplo, no quiere que se sepa que tiene empresas o pide eliminar noticias molestas o incidentes negativos; otros quieren mejorar su reputaci¨®n en general¡±. El precio puede ir desde 100 euros por hacer desaparecen un dato personal del BOE hasta 20.000 por los trabajos m¨¢s dif¨ªciles. ?Cu¨¢nto le cobrar¨ªan a B¨¢rcenas? ¡°Por lo menos 100.000¡±.
¡°Con el tiempo podr¨ªamos hacer que se olvidara el ¡®caso B¨¢rcenas¡±
Elisabet Baille, socia de otra empresa de borrado de datos, Voluntad Digital, considera que la sentencia del TJUE ayudar¨¢ a resolver casos hasta ahora imposibles de cerrar. ¡°Cuando el dato que se quiere ocultar procede de un medio de comunicaci¨®n o del BOE, el responsable est¨¢ identificado y casi siempre, si se trata de personas particulares sin relevancia, logramos la retirada del enlace o la sustituci¨®n de un nombre completo por iniciales. Pero cuando se trata de un blog o un foro antiguo, a veces no podemos encontrar al responsable y no tenemos m¨¢s remedio que ped¨ªrselo al buscador¡±, explica Baille. Su empresa, que naci¨® hace unos dos a?os, recibe 20 consultas al mes, la mayor¨ªa de particulares. ¡°No todos acaban contratando el servicio, pero estamos notando mayor demanda porque la gente ya empieza a saber que puede hacerlo¡±, apunta.
Cualquier ciudadano, no solo pol¨ªticos o famosos, puede verse perseguido eternamente por informaciones negativas sobre su persona que en alg¨²n momento fueron relevantes y leg¨ªtimas pero han quedado obsoletas. Ver¨®nica Alarc¨®n, directora jur¨ªdica de Eprivacidad, otra firma dedicada a la eliminaci¨®n de enlaces, ha solucionado decenas de casos de clientes ¡ªque prefieren mantenerse en el anonimato precisamente para no volver a aparecer en Google¡ª. Por ejemplo, el de un hombre que fue detenido por una presunta vinculaci¨®n con una organizaci¨®n criminal rusa. Decenas de noticias sobre su arresto aparecieron en la prensa, con sus enlaces en Internet, pero ninguna posterior que aclarara que el delito nunca pudo ser probado. Otro cliente, un sacerdote director de un colegio, fue acusado falsamente de corrupci¨®n de menores y, aunque su causa fue archivada, segu¨ªa apareciendo en la Red como ped¨®filo. ¡°De nada hab¨ªa servido su absoluci¨®n, pues hab¨ªa perdido su trabajo y segu¨ªa condenado por la sociedad¡±, dice Alarc¨®n. ¡°En casos como este los medios suelen colaborar. No borran ni modifican informaciones que forman parte de sus archivos, l¨®gicamente. Pero les ponen unos c¨®digos a esos enlaces para que los buscadores no los encuentren¡±.
Pero no siempre las fuentes originales ceden de forma amistosa. Esos son los casos que acaban en la Agencia de Protecci¨®n de Datos o en los tribunales, como los 220 que hay pendientes en la Audiencia Nacional contra Google y que han forzado el dictamen del TJUE. Alarc¨®n, que lleva varios litigios, subraya que su empresa y otras similares nunca eliminan un enlace clandestinamente. ¡°No somos hackers. Si no lo conseguimos de forma amistosa, lo denunciamos y vamos a juicio¡±, dice.
Hay personas que utilizan la Red para vengarse de sus exparejas
No obstante, algunas situaciones requieren un tratamiento especial en el que no funcionan ni los requerimientos amistosos ni las citaciones judiciales. ¡°Hay personas que publican datos, fotos comprometidas o informaciones falsas de exparejas o de otras personas por venganza. En esos casos, cualquier petici¨®n puede ser contraproducente (el llamado efecto Streisand), por lo que usamos otras v¨ªas. Por ejemplo, si son fotos o insultos publicados en blogs o redes sociales, solicitamos a esas plataformas que los elimine, y suelen hacerlo¡±, dice Samuel Parra, otro socio de Eprivacidad.
Derecho al olvido tras la muerte
El Instituto Nacional de Tecnolog¨ªas de la Comunicaci¨®n public¨® hace dos a?os un estudio que reflejaba la creciente preocupaci¨®n de los ciudadanos por la privacidad en Internet. Cuatro de cada 10 internautas espa?oles declararon haber solicitado que borraran o cancelaran sus datos personales de alg¨²n registro o plataforma. Entre los usuarios de redes sociales, el 42,5% afirm¨® que le resultaba dif¨ªcil gestionar la privacidad en su perfil, e incluso un 7,2% reconoci¨® que le hab¨ªa resultado imposible hacerlo en alguna ocasi¨®n. La mayor¨ªa (84,4%) opin¨® que toda persona tiene derecho a poder eliminar su rastro en Internet, y solo el 6,7% piensa que el derecho al olvido es una forma de censura y cree que el derecho a la informaci¨®n debe primar sobre el derecho a la protecci¨®n de datos.
Otra inquietud aumenta entre los internautas: ?qu¨¦ ocurre con toda la informaci¨®n que queda en la red sobre una persona cuando muere? ¡°Cada vez tenemos m¨¢s clientes que acuden a nosotros no para borrar datos propios, sino los de un familiar¡±, asegura Elisabet Baille, de Voluntad Digital, que ofrece un servicio espec¨ªfico para gestionar la reputaci¨®n de fallecidos en Internet. ¡°No es agradable que cada vez que tecleas el nombre de un ser querido en Google aparezca una multa de tr¨¢fico, la foto de su orla o comentarios desagradables en blogs o redes sociales. Nosotros hacemos que esos enlaces desaparezca y ayudamos tambi¨¦n a gestionar todas las cuentas y perfiles que hayan podido quedar abiertas¡±, explica. Sus clientes, afirma, son sobre todo familiares de internautas j¨®venes que tuvieron mucha actividad digital en vida. Se calcula que unos 30 millones de perfiles de Facebook pertenecen a personas fallecidas en todo el mundo.
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