Atraer talento a las universidades espa?olas
La proporci¨®n de estudiantes extranjeros en nuestras aulas es menor del 2% y la de profesores inferior al 1%
Estoy ense?ando un curso avanzado en probabilidad y tengo unos alumnos excelentes, comenta un profesor de una prestigiosa universidad de EE UU a sus colegas en una reuni¨®n en Canad¨¢. ?Cu¨¢ntos estudiantes americanos tienes? Le pregunta un colega europeo, ?Americanos? Ni uno! Todos son extranjeros. Esta conversaci¨®n, que escuch¨¦ en el comedor del Banff Centre de Canad¨¢, indica una de las causas del liderazgo de las grandes universidades de EE UU en la creaci¨®n de innovaci¨®n y nuevo conocimiento: est¨¢n organizadas para atraer talento de todo el mundo, estudiantes y profesores, y esta es su se?a de identidad m¨¢s destacada. Por ejemplo, en la universidad de Harvard el 85% de los estudiantes admitidos cada a?o son extranjeros, y admite m¨¢s estudiantes europeos (el 20%) que estadounidenses (15%). Las mejores universidades europeas tienen tambi¨¦n una tradici¨®n de atracci¨®n de talento: por ejemplo, en la Universidad de Oxford el 40 % de los estudiantes y el 41 % de los profesores no son brit¨¢nicos. Esta situaci¨®n contrasta con la del sistema universitario espa?ol: la proporci¨®n de estudiantes extranjeros en nuestras aulas es menor del 2%, y la de profesores menor del 1%.
Espa?a es un pa¨ªs muy atractivo para los j¨®venes europeos, como se manifiesta en la gran demanda de estancias dentro del programa ERASMUS. Sin embargo, los estudiantes extranjeros no vienen a estudiar un Grado por las fuertes barreras que hemos establecido para imped¨ªrselo. Hasta ahora, los estudiantes de la Uni¨®n Europea o de China pod¨ªan ser admitidos en las universidades con su nota de bachillerato entre cero y diez, compitiendo en desventaja con los espa?oles cuya nota de selectividad pod¨ªa llegar hasta catorce. El mejor estudiante europeo con la m¨¢xima nota de su pa¨ªs, diez, no puede acceder a nuestras titulaciones m¨¢s demandadas y con mayor nota de corte. Por ejemplo, en mi universidad no podr¨ªamos admitir a este estudiante en la mayor¨ªa de las titulaciones que impartimos. Es poco probable que, con estas restricciones, los buenos estudiantes europeos, que ser¨¢n admitidos con los brazos abiertos en prestigiosas universidades de la UE, asuman el esfuerzo adicional de preparar la selectividad espa?ola para acceder a nuestro sistema universitario. El resto de los estudiantes extranjeros, incluyendo todos los latinoamericanos, solo tienen la opci¨®n de ingresar haciendo la selectividad, lo que constituye un muro que muy pocos intentan franquear. Afortunadamente, esta situaci¨®n acaba de ser modificada para el curso que viene, donde se permitir¨¢ a las universidades espa?olas admitir estudiantes extranjeros sin selectividad, estableciendo un procedimiento de equiparaci¨®n de calificaciones que les permitan competir en condiciones de igualdad con los espa?oles. Sin embargo, no se han tomado las medidas complementarias para adelantar los plazos de admisi¨®n y de concesi¨®n de visados para que un estudiante pueda conocer con suficiente antelaci¨®n, y no a mediados de julio, que esta admitido para iniciar el curso en septiembre. Tenemos una oportunidad de atraer talento que compense en el futuro ca¨ªda previsible de demanda interna por la baja natalidad, evitando el cierre de muchas titulaciones y mejorando nuestras ense?anzas. Adem¨¢s, estos estudiantes impulsar¨¢n el postgrado y aportar¨¢n calidad, visi¨®n internacional y recursos a las universidades y a la econom¨ªa espa?ola.
Atraer talento extranjero hacia nuestro profesorado es mucho m¨¢s dif¨ªcil, ya que lo habitual en nuestro sistema universitario es contratar a los de casa, es decir a los que han estudiado en esa misma universidad. Muy pocas universidades hacen campa?as decididas de captaci¨®n de talento. Los j¨®venes aprenden que su plaza futura depende mucho m¨¢s del apoyo institucional que de sus m¨¦ritos docentes e investigadores de acuerdo a est¨¢ndares internacionales reconocidos. La abrumadora mayor¨ªa de las plazas las ganan los de dentro, con lo que las virtudes que se estimulan son el conformismo y la dependencia. Pensar por s¨ª mismo y sobresalir por sus m¨¦ritos no va a despertar entusiastas apoyos institucionales, y no existe ning¨²n incentivo para atraer talento exterior. El sistema de acreditaci¨®n actual, requisito imprescindible para presentarse a una oposici¨®n, favorece la burocracia y la mediocridad y cortar¨ªa el camino a cualquier brillante investigador que decidiese hacer carrera acad¨¦mica en nuestro pa¨ªs. La Generalitat de Catalu?a es una excepci¨®n de estas pol¨ªticas y ha establecido un excelente programa, el ICREA, para atraer profesorado extranjero, convirtiendo su sistema universitario en el mejor de Espa?a.
En el momento actual la mala situaci¨®n de partida puede ir a claramente a peor: la pol¨ªtica del Gobierno actual permite solo contratar una de cada diez plazas que queden vacantes por jubilaci¨®n. Ante la falta de posibilidades de promoci¨®n, la presi¨®n por colocar a los de dentro, con independencia de sus m¨¦ritos, crece d¨ªa a d¨ªa y har¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil que personas valiosas fuera del sistema puedan incorporarse a nuestras universidades. Por otro lado, muchos de nuestros j¨®venes m¨¢s valiosos no ven posibilidades para desarrollar una buena carrera investigadora en nuestro sistema y, como un n¨²mero creciente de nuestros mejores cient¨ªficos, se est¨¢n marchando a otras universidades europeas y americanas que les ofrecen mejores condiciones para desarrollar su trabajo. Si queremos que nuestras universidades puedan competir en un mundo globalizado se necesita cambiar radicalmente la pol¨ªtica actual de contrataci¨®n de profesorado. Una medida eficaz y valiente ser¨ªa favorecer la jubilaci¨®n anticipada de los profesores que no investigan, que suponen cerca del 40%, y cubrir progresivamente sus plazas con j¨®venes brillantes en concursos abiertos, con amplia difusi¨®n internacional y poniendo los medios para asegurar la contrataci¨®n de los mejores sin exclusiones. Adem¨¢s, es necesario retener al talento existente, con pol¨ªticas activas de apoyo al m¨¦rito y la capacidad en las universidades y por las administraciones p¨²blicas.
Es ampliamente reconocido que la riqueza de un pa¨ªs depende de su capital humano, es decir, de la formaci¨®n y capacidad de innovar y crear conocimiento de sus habitantes. Cuanto mayor sea la atracci¨®n de talento, mayor ser¨¢ la riqueza del pa¨ªs y sus posibilidades de crecimiento. Hay una alta relaci¨®n entre la inversi¨®n en educaci¨®n e investigaci¨®n y el desarrollo y la calidad de vida de las naciones del mundo. Si Espa?a no quiere quedar relegada a la cola de Europa, necesita plantearse urgentemente programas para mejorar la atracci¨®n de talento a sus universidades.
Daniel Pe?a es rector de la Universidad Carlos III.
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