La amenaza de una epidemia desata la alerta sanitaria en Centroam¨¦rica
El temido virus del chikungunya llega a El Salvador, Venezuela y Panam¨¢, tras dejar 21 muertos y miles de afectados en el Caribe Las autoridades sanitarias, apoyadas por la OMS, toman medidas preventivas para frenar la propagaci¨®n
El inminente desembarco del virus del dolor, el temido chikungunya, ha puesto en alerta sanitaria a Centroam¨¦rica. La enfermedad, originaria de ?frica, se ha extendido en pocos a?os a una velocidad vertiginosa por los cuatro costados del planeta. Su ¨²ltima zona de propagaci¨®n epid¨¦mica ha sido el Caribe, donde en diciembre de 2013 se detectaron dos afectados y ahora ya son m¨¢s de 5.200 los casos confirmados (21 muertos) y 183.000 los sospechosos. Desde ese enclave, en el que sigue multiplic¨¢ndose, ha dado su nuevo y amenazador salto a tierras mesoamericanas.?En El Salvador ya se han registrado 1.200 casos, Venezuela ha reconocido 12, Cuba otros seis y Panam¨¢ dos. Ante esta incipiente expansi¨®n, M¨¦xico ha fortalecido su red de detecci¨®n, Guatemala ha declarado la alerta sanitaria preventiva y Honduras han empezado a formar equipos de respuesta. Tanto Costa Rica como Nicaragua ya trabajan con la idea de que el virus aparecer¨¢ de un momento a otro.
La fiebre, trasmitida por mosquitos, es rara vez mortal, pero genera fuertes dolores tanto articulares como musculares que, en algunos casos, pueden llegar a durar meses y a?os. Detectada ya en 1770, durante mucho tiempo se la confundi¨® con el dengue, hasta que se aisl¨® por primera vez en 1952 en Tanzania, de donde tom¨® el nombre: chikungunya, una expresi¨®n bant¨² que significa doblarse y que no deja lugar a dudas sobre sus amargos efectos.
La enfermedad, que viene acompa?ada de cansancio profundo, n¨¢useas y erupciones cut¨¢neas, apenas permite levantarse del lecho. En personas de edad avanzada o reci¨¦n nacidos el riesgo de mortalidad se dispara. Para el chikungunya no hay remedio. Hasta la fecha no se ha desarrollado ning¨²n antiv¨ªrico eficaz. El tratamiento se limita a aliviar los s¨ªntomas.
Uno de los mayores problemas para su erradicaci¨®n radica en que la transmisi¨®n depende habitualmente de dos variedades de mosquitos (Aedes aegypti, causante de la fiebre amarilla, yAedes albopictus o mosquito tigre) cuyas zonas de acci¨®n comprenden desde climas tropicales hasta templado-fr¨ªas, y con horarios de trabajo francamente intensos: atacan desde primera hora de la ma?ana hasta que cae el sol, ya sea al aire libre o en espacios cerrados. Los efectos se notan, adem¨¢s, de cuatro a ocho d¨ªas despu¨¦s de la picadura lo que dificulta la localizaci¨®n.
Los mapas epidemiol¨®gicos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud muestran que el virus, originalmente radicado en ?frica, se ha propagado, al comp¨¢s de la globalizaci¨®n, con enorme ¨ªmpetu. Primero se expandi¨® hacia el este de ?frica cruzando el ?ndico y arrasando el sur de Asia. ¡°Desde 2005, India, Indonesia, Maldivas, Myanmar y Tailandia han notificado m¨¢s de 1,9 millones de casos¡±, se?alan los expertos de la OMS. Con menos fuerza, la fiebre, a trav¨¦s del mosquito tigre, tambi¨¦n ha tocado Europa. En Italia se trat¨® en 2007 a casi 200 enfermos. Y en Catalu?a, en el ¨²ltimo mes, se han registrado ocho casos importados.
Pero la nueva gran zona de expansi¨®n ha sido el Caribe, la plataforma perfecta para su entrada en Am¨¦rica continental. La cabeza de puente, de momento, es El Salvador, con 1.200 casos y donde ya han empezado las fumigaciones sistem¨¢ticas, uno de los m¨¦todos tradicionales para combatir esta plaga. ¡°Nos enfrentamos a una nueva enfermedad, pero estamos preparados para la lucha¡±, ha se?alado la ministra de Sanidad salvadore?a, Violeta Menj¨ªvar. La r¨¢pida propagaci¨®n en este pa¨ªs se ha debido, seg¨²n los expertos, a la fuerte implantaci¨®n del mosquito tigre y a que, al tratarse de una enfermedad desconocida en la regi¨®n, la poblaci¨®n no ha desarrollado a¨²n ninguna barrera inmunol¨®gica.
Una de las mayores de dificultades para frenar en Centroam¨¦rica el avance del virus radica en la proximidad de su mayor granero: el Caribe. Solo en Rep¨²blica Dominicana, Hait¨ª, Martinica y Guadalupe se han registrado este a?o m¨¢s de 150.000 casos sospechosos y casi 4.000 confirmados, seg¨²n la Organizaci¨®n Panamericana de Salud.
Con este febril caldo de cultivo , la di¨¢spora del virus hacia los pa¨ªses colindantes resulta extremadamente f¨¢cil. Y basta con que un enfermo sea picado por una de las variedades de mosquito descritas para que el insecto se convierta en un acelerado vector de transmisi¨®n. ¡°No hay forma de impedir que el chikungunya entre en el pa¨ªs, no se puede cubrir con un mosquitero a todo un pa¨ªs, hay centenares de vuelos entre Costa Rica y los pa¨ªses caribe?os¡±, ha se?alado un alto responsable sanitario costarricense.
Y el paso a Centroam¨¦rica del chikungunya supone su instalaci¨®n a las puertas del gran gigante americano, de Estados Unidos, donde ya se han registrado 80 casos, aunque ninguno continental. La posibilidad de esta expansi¨®n ha sido contemplada desde 2006 por el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas, uno de los organismos rectores en la prevenci¨®n de epidemias. Para evitarlo ha desplegado una red de laboratorios de referencia y puesto en marcha programas de an¨¢lisis r¨¢pido y entrenamiento a personal sanitario, en colaboraci¨®n con la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud. Tambi¨¦n ha emitido recomendaciones a los viajeros, sobre todo al Caribe, para evitar la infecci¨®n (con antimosquitos y permetrina en ropa) y lograr una r¨¢pida detecci¨®n en caso de s¨ªntomas.
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