El misterio de los barcos hundidos
La burocracia y las presiones ecologistas frenan el negocio del buceo en arrecifes artificiales
Qu¨¦ se siente al descubrir la tumba de Tutankamon?¡±, se pregunta el instructor de buceo Sergi P¨¦rez. ¡°No se puede expresar, como las sensaciones que produce sumergirse en el mar para explorar un barco hundido¡±, remarca este profesor de la escuela Rivemar, en el cabo de Palos (Murcia). P¨¦rez, acostumbrado a perseguir estas golosinas para el buceador en lugares como Egipto o Croacia, explica que uno de los principales atractivos de esta actividad es descubrir la ¡°brutal¡± vida acu¨¢tica que se genera al refugio de estos arrecifes artificiales. La aventura que supone abrirse paso por primera vez entre los restos de un barco abandonado, de imaginar por qu¨¦ acab¨® en el fondo del mar, es otro aliciente. ¡°Es arrancarles su biograf¨ªa, encontrarles el secreto¡±, afirma.
Sumergido frente a las costas de La Vila Joyosa, en Alicante, el pecio romano Bou Ferrer guarda uno de esos grandes misterios. El pasado 1 de julio se permiti¨®, por primera vez desde su descubrimiento hace 14 a?os, bucear alrededor de las 1.200 ¨¢nforas que atesora a lo largo de sus 30 metros de eslora y sus 400 toneladas de peso. Fue uno de los mayores hallazgos de arqueolog¨ªa submarina del Mediterr¨¢neo occidental. Con 2.000 a?os de antig¨¹edad, es uno de los puntos de inmersi¨®n m¨¢s atractivos de la costa espa?ola. ¡°Es una experiencia incre¨ªble¡±, remarca un grupo que acaba de nadar a su alrededor. Todos catalogan la expedici¨®n como ¡°¨²nica¡±, mientras se desabrochan los trajes de neopreno junto a una pizarra con un esquema del barco dibujado en rotulador. No dudan: les encantar¨ªa repetir. Los responsables de Ali-Sub, una de las firmas de buceo de la localidad, estiman que la posibilidad de descender hasta el Bou Ferrer ha multiplicado el n¨²mero de visitantes interesados en este deporte en la zona.
No es de extra?ar que las empresas de buceo quieran tener un tesoro as¨ª en su radio de acci¨®n como reclamo. Est¨¢n convencidas de que se impulsar¨ªa as¨ª un sector que cuenta en Europa con tres millones de buceadores y reporta unos 100 millones de euros al a?o, seg¨²n el Consejo Superior de Deportes. Esta cantidad se distribuye entre las empresas de buceo y servicios de hosteler¨ªa, alojamiento, comercio y ocio de la zona.
En la actualidad, hay una treintena de pecios naufragados disponibles y el sector quiere que se sumerjan m¨¢s barcos
En Espa?a no lo tienen f¨¢cil. En la actualidad hay una treintena de barcos hundidos disponibles para el buceo, casi todos por naufragios. Las empresas implicadas y algunos ayuntamientos quieren ampliar el negocio hundiendo a prop¨®sito m¨¢s barcos, pero las trabas administrativas y las presiones de los ecologistas frenan el crecimiento de este lucrativo negocio. Las intenciones se quedan en papel m¨¢s que mojado cuando comienzan unos largos tr¨¢mites en los que interviene una inacabable mara?a de ingenieros, ecologistas, ayuntamientos, autoridad portuaria y ministerios.
El ejemplo de Altea es reciente. El Ayuntamiento y las escuelas de buceo estudiaron la posibilidad de hundir un barco atracado en el puerto de Alicante. Tres a?os ¡°y miles de euros¡± despu¨¦s, la iniciativa naufrag¨®. El concejal de Medio Ambiente del municipio, Miguel ?ngel Capilla, de un grupo independiente, lamenta las trabas: ¡°Solo para proteger la posidonia [una planta end¨¦mica que preserva el fondo marino] he tenido que hacer cinco informes¡±. Vanesa Guti¨¦rrez, de Greenwich Diving, cree que ser¨ªa ¡°maravilloso¡± tener la posibilidad de descender a un pecio: ¡°Podr¨ªamos duplicar nuestra clientela. No tenemos el apoyo de las instituciones¡±. Manolo Moreno, del grupo Celacanto, a?ade: ¡°Los mejores sitios del mundo para buceo son los que tienen barcos¡±.
Un ejemplo de estos anhelos es Ocean Revival. Esta iniciativa portuguesa, que cont¨® con el apoyo de escuelas de buceo y de la Uni¨®n Europea, consisti¨® en hundir cuatro nav¨ªos de entre 44 y 102 metros de eslora para crear un arrecife artificial. Lo hicieron, previa autorizaci¨®n y recaudaci¨®n de fondos por medio del mecenazgo, a principios de 2012. En el ¨²ltimo trimestre de ese a?o realizaron las primeras inmersiones.
El Ayuntamiento de Gand¨ªa intenta imitar el proyecto portugu¨¦s con el hundimiento de tres barcos. ¡°Llevamos dos a?os [con los tr¨¢mites] y cada d¨ªa nos piden algo nuevo¡±, protesta Carlos Bolta, su responsable de turismo. El presupuesto para descontaminaci¨®n y presentaci¨®n del proyecto es de 115.000 euros. Sin contar remolque y compra de los buques. ¡°En tres meses ya se empezar¨ªa a generar fauna. Si pasan 5.000 buceadores al a?o y se quedan una media de cinco d¨ªas con un gasto de 50 euros diarios, ser¨ªan 1,25 millones al a?o¡±, a?ade.
Con unos beneficios tan claros, ?por qu¨¦ esta actividad topa con tantos obst¨¢culos? ¡°Espa?a es un pa¨ªs conocido por el golf o el esqu¨ª, pero no por el buceo recreativo¡±, sostiene el abogado Sergio Rojas, gerente de la Asociaci¨®n de Escuelas de Buceo. ¡°Tiene mucho potencial, pero es complicad¨ªsimo¡±, advierte. ¡°El buceo choca con la legislaci¨®n sobre costas local, auton¨®mica, estatal y europea. En el caso de hundir un barco, ?qui¨¦n tiene la autoridad del barco?, ?qui¨¦n lo explota?, ?qui¨¦n lo financia?¡±, se pregunta. Al tratarse de un deporte que pretende ser de amplio espectro, los interesados abogan por el hundimiento en zonas cercanas y a poca profundidad, ateni¨¦ndose a la legislaci¨®n nacional y buscando una mayor clientela.
En principio, el Ministerio de Agricultura, Alimentaci¨®n y Medio Ambiente ve con buenos ojos la creaci¨®n de arrecifes artificiales (en torno al barco se desarrolla todo tipo de vida acu¨¢tica), que considera ¡°una medida de protecci¨®n directa de los h¨¢bitats de inter¨¦s pesquero y, por tanto, de regeneraci¨®n de recursos¡±. Los dos requisitos principales para el hundimiento de barcos son descontaminar previamente el pecio y adecuarlo para que sea seguro el submarinismo. Este ministerio describe las condiciones de hundimiento y establece las directrices contra la contaminaci¨®n y el espoleo, pero transfiri¨® la normativa relacionada con el buceo recreativo a cada comunidad aut¨®noma, lo que complica el papeleo.
Tambi¨¦n influyen las quejas de grupos medioambientales. Greenpeace y Ecologistas en Acci¨®n esgrimen que esta actividad no es sostenible. ¡°Nuestra postura es contraria al hundimiento¡±, razona Marta Gonz¨¢lez, encargada de la rama de Oc¨¦anos de Greenpeace Espa?a. ¡°No se trata de crear nueva diversidad, sino de proteger la que ya existe¡±, dice. El grupo local canario de Ecologistas en Acci¨®n denunci¨® en 2009 que la Autoridad Portuaria de Las Palmas llevaba a cabo hundimientos ¡°indiscriminados¡± de barcos con componentes ¡°de gran toxicidad¡± y ¡°car¨¢cter cancer¨ªgeno bioacumulable en la fauna marina¡±.
Ecologistas en Acci¨®n y Greenpeace afirman que estos proyectos suponen una amenaza para la vida acu¨¢tica
¡°Antes de hundir un barco hay que hacer una investigaci¨®n de sedimentos, de tipo de flora y fauna marina y tener en cuenta las especies protegidas¡±, explica el bi¨®logo marino y profesor de la Universidad de Murcia Javier Argente. ¡°Con este estudio se proceder¨ªa a la descontaminaci¨®n del buque y eliminaci¨®n de elementos peligrosos para el buceo¡±, afirma. ¡°Todo residuo en el mar es colonizado y puede regenerar los recursos pesqueros. Adem¨¢s, funciona como disuasi¨®n para barcos de pesca arrastreros, que destrozan los fondos. Pero todo depende de c¨®mo se haga¡±, concluye.
Una de las opciones que se barajan con sordina es la de hacerlo de forma clandestina. Algo que las escuelas han escuchado, pero que no confirman. ¡°Ser¨ªa muy dif¨ªcil de realizar y no durar¨ªa mucho¡±, reflexiona Antonio Cidantos, de la escuela de buceo Barracudas, en Alcossebre (Castell¨®n). La Administraci¨®n limpia peri¨®dicamente el fondo marino y tardar¨ªa poco en dar con el barco. Cidantos lleva casi una d¨¦cada en litigios para conseguir la autorizaci¨®n de montar un parque acu¨¢tico submarino en su localidad. Este a?o le han concedido 125.000 metros cuadrados para crearlo. Le falta el dinero para comprar los buques. ¡°Cuando lo logremos, la zona dar¨¢ un vuelco¡±, suspira.
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