Sergio del Molino: ¡°Habr¨ªa que cambiarle el significado al t¨¦rmino ¡®provinciano¡±
El ensayista reivindica el papel de las provincias como muestra del triunfo de la democracia
El escritor y periodista Sergio del Molino (Madrid, 1979) ha dedicado dos libros al fen¨®meno de la despoblaci¨®n en Espa?a. Y no solo la rural. Es consciente del problema de las capitales provinciales. "Las provincias fueron uno de los grandes ¨¦xitos de la Espa?a democr¨¢tica, porque en muy pocos a?os se consigui¨® transformar esos lugares, muchos deprimentes, decadentes y burgos podridos, en verdaderos focos culturales y lugares muy agradables para vivir". Coincide con el dictamen de muchos ge¨®grafos: "Eso se est¨¢ viniendo abajo, porque no son capaces de atraer poblaci¨®n joven". ?Qu¨¦ se pierde con la mengua de las provincias? "La m¨¦dula cultural del pa¨ªs, lugares important¨ªsimos para entender la historia, la cultura y la idiosincrasia de Espa?a. Perdemos tambi¨¦n pluralidad y diversidad cultural. Vamos hacia un pa¨ªs cada vez m¨¢s centralista y m¨¢s plano".
La divisi¨®n en provincias de Javier de Burgos en tiempos de Isabel II cuenta con la admiraci¨®n de Del Molino. Le ha dedicado un cap¨ªtulo de su libro Lugares fuera de sitio (Premio Espasa 2018). "Facilit¨® que el pa¨ªs no se desmembrara en muchos sitios y que todo acabara fagocitado por los centralismos madrile?o y barcelon¨¦s, los dos grandes focos". La misma funci¨®n deber¨ªan cumplir ahora, aunque a la luz de los ¨²ltimos datos del padr¨®n, parece que sin ¨¦xito. "Es importante para la vertebraci¨®n del pa¨ªs que esas ciudades sobrevivan y se mantengan, y que no se conviertan solo en lo que pinta que van a ser: geri¨¢tricos y lugares dependientes de la Administraci¨®n".
La crisis del modelo territorial espa?ol azuzada por el proc¨¦s de Catalu?a no abrir¨¢, lamenta Del Molino, las puertas a un debate m¨¢s profundo sobre la estructura territorial fina del Estado, las provincias y las comarcas. "Ese es el verdadero drama y el verdadero debate territorial: el desequilibrio demogr¨¢fico y la enorme despoblaci¨®n en amplias zonas del interior. Pero m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica, la nostalgia y los recursos hidrogr¨¢ficos me da la sensaci¨®n de que ese discurso no se toma muy en serio. Se ha creado un lobby de comunidades aut¨®nomas que luchan para presionar al Estado y mejorar las condiciones de financiaci¨®n, pero es un debate tan parcial y t¨¦cnico que queda sofocado por el debate identitario de Catalu?a. Tenemos el caso significativo de Extremadura y la situaci¨®n de su tren. Podr¨ªa tener una lista de agravios muy superior y eso nunca se cuenta".
?Hasta qu¨¦ punto la merma de estas peque?as ciudades no es una consecuencia directa de la modernidad? "Efectivamente, hay fen¨®menos globales que tienen que ver con la lucha por los grandes mercados y con la indefensi¨®n de la Uni¨®n Europea para defender los suyos propios, sobre todo el agr¨ªcola", apunta el ensayista. "Hay decisiones pol¨ªticas tomadas en Europa desde la creencia en el libre comercio que han supuesto renunciar a un proteccionismo que mantuviera o salvase grandes ¨¢reas tradicionalmente rurales; han visto c¨®mo ha desaparecido su econom¨ªa sin que se sustituyera por otra".
"Hubo caciques que anunciaron nuevos 'Silicon Valley', y al final quedaban en lugares desiertos con una sucursal de Telepizza"
Solo caben tomar medidas pol¨ªticas paliativas. "Se ha perdido en estos 40 a?os de democracia invertir en I+D para que la econom¨ªa agraria, industrial o minera tradicionales se transformaran en focos de conocimiento. Hemos despilfarrado asfaltando el pa¨ªs y montando aeropuertos sin aviones, en lugar de hacer universidades especializadas y potentes. En todas las comunidades aut¨®nomas ha habido caciques locales que han anunciado parques tecnol¨®gicos con fondos europeos y te dec¨ªan 'esto va a ser el nuevo Silicon Valley, vamos a traer muchos talentos', y al final quedaban en lugares desiertos con una sucursal de Telepizza porque no hab¨ªa sustento universitario. Se ha montado una universidad en cada pueblo pero no se la ha dotado de un contenido industrial".
Ahora, cree Del Molino, toca reivindicar cierto esp¨ªritu "provinciano", no ya como sin¨®nimo de cabildeo, sino como "una victoria del Estado liberal contra los cuerpos aristocr¨¢ticos y las ¨¦lites eclesi¨¢sticas", que es, en su opini¨®n, lo que ocurri¨® en el siglo XIX. "Plasencia o Tarazona, que eran ciudades vinculadas a sus di¨®cesis, no pudieron aguantar ni llegaron a la modernidad. Habr¨ªa que cambiarle el significado al t¨¦rmino 'provinciano".