La condena de hacerse popular en Instagram para una playa de Fuerteventura
Un paraje canario sufre un expolio de sus algas calc¨¢reas por su parecido con las palomitas de ma¨ªz
La fama tiene su precio, y la playa del Hierro, al norte de Fuerteventura, lo est¨¢ pagando desde hace algo m¨¢s de un a?o, desde que la red social Instagram la hizo viral. La playa en vez arena tiene peque?as algas calc¨¢reas que parecen palomitas de ma¨ªz. Y los visitantes se est¨¢n llevando unos diez kilos al mes, seg¨²n los expertos. Ese expolio ha hecho que se pongan en marcha campa?as de sensibilizaci¨®n por parte del Ayuntamiento de La Oliva, al que pertenece.
La primera publicaci¨®n con la etiqueta #PopCornBeach, el sobrenombre con el que se la conoce en Instagram, data del 27 de junio de 2015. A partir de ah¨ª, el n¨²mero de fotos subidas ha ido aumentando hasta sumar m¨¢s de 1.000. Incluso fue noticia a finales del a?o pasado en medios de todo el mundo, desde la cadena estadounidense Fox News al diario brit¨¢nico Daily Mail. Y esta playa de 850 metros de largo ¡ªa la que se accede por una pista de tierra tras varios kil¨®metros de recorrido desde la localidad tur¨ªstica de Corralejo¡ª y que hasta ese momento solo era frecuentada por surfistas sali¨® del anonimato.
Estos rodolitos o algas calc¨¢reas, un caso peculiar en el mundo por la gran cantidad que acumula, se reproducen en el mar a unos 20 metros de profundidad. El bi¨®logo Francisco Otero, del Instituto Ecoaqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, se?ala que su crecimiento es muy lento, de aproximadamente un mil¨ªmetro al a?o. ¡°Algunos de ellos llegan a medir hasta 25 cent¨ªmetros, lo que significa que han vivido m¨¢s de 250 a?os. Durante su periodo vital combaten el cambio clim¨¢tico por su absorci¨®n del di¨®xido de carbono del mar, a la vez que por sus formas llenas de cavidades sirven de dep¨®sito para que otras especies pongan sus huevos¡±. Con las grandes mareas son arrastrados hasta la superficie, donde ya muertos, y despu¨¦s de miles de a?os de erosi¨®n, se convierten en arena.
La paleont¨®loga y conservadora del Museo de la Naturaleza de Tenerife, Esther Mart¨ªn, destaca que, a pesar de que la zona en la que se encuentra la playa no est¨¢ catalogada como espacio natural protegido, ¡°la Ley de Costas no permite llevarse los rodolitos, al igual que ning¨²n otro elemento como arena o piedras, y que hacerlo lleva aparejada una sanci¨®n¡±. Se?ala que la mayor¨ªa de los esqueletos de algas de esta playa tiene unos 4.000 a?os, aunque en determinadas zonas los hay en estado f¨®sil despu¨¦s de haber pasado a la intemperie m¨¢s de 120.000 a?os. Calcula que, en una estimaci¨®n conservadora, y solo por el aeropuerto, los visitantes que abandonan la isla podr¨ªan estarse yendo con diez kilos al mes, 120 kilos al a?o, m¨¢s de una tonelada en una d¨¦cada. Y lamenta que con ello est¨¢n obstaculizando el proceso natural de formaci¨®n de la futura playa de arena.
El alcalde de La Oliva, Isa¨ª Blanco, explica que, desde siempre, la poblaci¨®n local ha cogido peque?as cantidades de rodolitos para utilizarlos como elemento decorativo en sus casas, pero en los ¨²ltimos a?os, con la paulatina afluencia de turistas se est¨¢ ¡°saliendo de madre¡±. ¡°Se los est¨¢n llevando con cubos¡±, se queja.
El Ayuntamiento est¨¢ desarrollando un campa?a de sensibilizaci¨®n: Pasa sin huella por La Oliva, dirigida a residentes y visitantes de un municipio que recibe medio mill¨®n de turistas al a?o y donde m¨¢s de la mitad de sus 25.000 habitantes son extranjeros. Con esta iniciativa imparten charlas en centros educativos del municipio y tambi¨¦n trabajan con turoperadores y gu¨ªas tur¨ªsticos.
Jaime Coello, jurista, divulgador ambiental y director de la Fundaci¨®n Telesforo Bravo-Juan Coello, que colabora en la campa?a de concienciaci¨®n, lamenta que muchas casas de Fuerteventura tengan rodolitos en el jard¨ªn como elemento decorativo, o que hasta uno de los hoteles del municipio exhiba jarrones llenos de ellos. ¡°Es necesaria m¨¢s vigilancia y sanciones. Es rid¨ªculo que en Fuerteventura, una isla de m¨¢s de 1.500 kil¨®metros cuadrados, solo haya siete agentes del Cabildo encargados del control de los espacios naturales¡±. Coello resalta que los atentados contra el patrimonio natural, que est¨¢n registrando ¡°un crecimiento exponencial¡±, se dan en no solo en la playa del Hierro sino toda la isla, con da?os como pintadas en yacimientos arqueol¨®gicos y dunas f¨®siles o la construcci¨®n de mont¨ªculos de piedra en espacios protegidos.
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