Carla Antonelli: ¡°He pasado de maric¨®n a se?or¨ªa¡±
La diputada madrile?a y activista transexual dice sentir pena por Roc¨ªo Monasterio y confiesa estar en el momento m¨¢s feliz de su vida
Cuando la llamo, est¨¢ en el C¨ªrculo Financiero de Madrid, templo del poder pol¨ªtico y econ¨®mico, dando una charla sobre inclusi¨®n y diversidad a un auditorio de empresarios. ¡°?Qui¨¦n iba a decirme hace 40 a?os que iba a acabar aqu¨ª?¡±, dice, perpleja ella misma ante la evoluci¨®n de los acontecimientos. Es cuando nos vemos en su min¨²sculo piso, que parece a¨²n m¨¢s peque?o con ella dentro, cuando ese viaje personal y colectivo se hace carne en su persona. A pesar de que insisto en que esta es una charla con la mujer y no con la activista, a cada pregunta me suelta un mitin mientras mitiga el calor desatando huracanes en la sala batiendo a punto de nieve un abanico arco¨ªris. El 13 de julio cumple 60 a?os.
?Le felicito el cumplea?os o no le gusta que se lo recuerden?
Presumo de a?os. Debo de ser de las pocas de mis amistades que cumplen todos los a?os, porque otras solo lo hacen cada cuatro. Si a los 17 me dices que iba a llega a los 60, te hubiera llamado loca. Nunca pens¨¦ que superar¨ªa los 45, por la vida a la que pens¨¢bamos que est¨¢bamos predestinadas las personas trans. Cre¨ªamos que ¨ªbamos a tener que vivir r¨¢pido y a morir j¨®venes y bellas. Demasiados amigos y amigas han muerto literalmente en la calle por el sida, los suicidios, el abandono, el desarraigo. Soy una superviviente. Sigo estirando el chicle.
?C¨®mo lo ha logrado?
Aprendiendo a vivir y a resistir y a convertir lo negativo en positivo, fabricando resiliencia antes de saber siquiera que exist¨ªa.
?Pionera hasta para eso?
Le¨ª esa palabra en un avi¨®n, leyendo una revista, y me dije: 'esto es lo que llevo haciendo toda la vida'. El cerebro. ante las grandes adversidades, lucha para sobreponerse y no sucumbir. Hubo una ¨¦poca en la que pens¨¦ en quitarme de en medio. Recuerdo una situaci¨®n tragic¨®mica en la que no me tir¨¦ de un quinto piso porque me daba v¨¦rtigo. Ya no sabes si es valent¨ªa o cobard¨ªa, pero cu¨¢nto me alegro de no haberlo hecho.
Es, literalmente, una mujer hecha a s¨ª misma. ?Se gusta?
Orgullosa mujer
La actriz Carla Antonelli (Gu¨ªmar, Tenerife, 1959) luch¨® por los derechos LGTBI en Espa?a hasta el punto de ponerse en huelga de hambre en 2006 para que el Gobierno de su propio partido, el PSOE, aprobara la Ley de Identidad de G¨¦nero. Hoy, a punto de cumplir 60 a?os, sigue en la brecha.
Llevo toda la vida intentando gustarme y ser coherente con lo que pienso y hago. Y cuando me da la bajona, me tumbo en el sof¨¢, y pienso, como Escarlata O?Hara, que ma?ana ser¨¢ otro d¨ªa.
?C¨®mo le va en los amores?
Lo he conocido de todos los colores, incluso he dormido con mi propio enemigo, pero en esta ¨¦poca de mi vida, he decidido vivir una soledad elegida. Desde hace muchos a?os no quiero compartir mi vida con ning¨²n hombre.
?Le dan envidia los j¨®venes trans que no han tenido armario y gozan del apoyo de sus padres?
Envidia, ninguna. Me dan mucho orgullo, y me siento satisfecha de haber puesto un grano de arena en ese camino. A m¨ª me dejaron de hablar dos hermanos hasta el d¨ªa de hoy. No me avisaron ni para el entierro de mi padre, pusieron mi nombre en la esquela como hijo ausente, y mi madre no me llam¨® Carla a solas hasta los 93 a?os, postrada en la cama.
?Qu¨¦ le dir¨ªa a Roc¨ªo Monasterio, portavoz de Vox en Madrid, que exige recortar las leyes LGTBI para dar su voto a la derecha?
De mujer a mujer le dir¨ªa, repi¨¦nsatelo, Roc¨ªo, de verdad, no merece la pena.
?Se siente insultada por ella?
No, los insultos me resbalan. Sinceramente, me da pena. Me da una inmensa l¨¢stima que hayan fabricado su vida sustentada en el odio a otras personas, y me da pena que no puedan ser felices. Nadie puede ser feliz si sustenta su vida en el odio a los dem¨¢s.
Y usted, ?es feliz?
Posiblemente estoy en el momento m¨¢s feliz de mi vida, todo lo vivido me ha construido y me ha hecho ser quien soy. He sido afortunada porque, estando predestinada al desequilibrio, he hallado la paz en el viaje y he visto el cambio de este pa¨ªs en directo.
Cu¨¦nteme ese cambio y ese viaje en menos de dos horas.
Digamos que va desde tenerme que ir de casa en 1977 con 300 pesetas en el bolsillo a una esquina del parque de Santa Catalina de Las Palmas hasta el esca?o de primera diputada transexual de Espa?a hace ya cuatro a?os. Lo comentaba con una amiga canaria el otro d¨ªa: 'C¨®mo ha cambiado el cuento, mi ni?a: aquellos que nos llamaban maricones, hoy me llaman se?or¨ªa'. De maric¨®n a se?or¨ªa: esa es la grandeza de la democracia. Y no vamos a renunciar a nada de lo conseguido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.