Los linces del pajar de Sierra Morena se hacen mayores
La elecci¨®n por parte de la madre de este lugar permite a WWF observar a los cachorros como si estuvieran en un centro de cr¨ªa en cautividad
La madre de dos cachorros de lince ib¨¦rico, Odrina, regres¨® hace unos cuatro meses al pajar donde ella hab¨ªa nacido, dos a?os antes, para parir. Su madre, Mesta, hab¨ªa nacido en un centro de cr¨ªa en cautividad y quiz¨¢ por estar m¨¢s acostumbrada a las atenciones humanas, eligi¨® ese refugio para traer al mundo a sus cachorros. Algo inusual, porque estos felinos suelen aprovechar troncos o agujeros en el suelo. Quiz¨¢ Odrina lo recordaba como un lugar seguro. El pajar, en desuso pero bien conservado, se levanta en una gran finca de Ciudad Real con explotaci¨®n agr¨ªcola. Una suerte para la organizaci¨®n conservacionista WWF, uno de los socios del programa europeo Life+Iberlince, que ha instalado c¨¢maras y est¨¢ al tanto de cada paso que dan los cachorros como si hubieran nacido en un centro de cr¨ªa en cautividad.
Aquellas bolitas de pelo, que en marzo deleitaban con sus juegos entre las balas de alfalfa, se han convertido en unos mozos de cuatro meses que est¨¢n aprendiendo a cazar de la mano de su progenitora, que todav¨ªa los cuida. La ¨¦poca de dispersi¨®n llegar¨¢ entre diciembre y enero, cuando Odrina vuelva a entrar en celo. No tendr¨¢n m¨¢s remedio que seguir su vida en solitario. En ese momento, ya tendr¨¢n nombre propio. WWF ha abierto una votaci¨®n popular para su elecci¨®n y de momento van ganando Quijote y Queen, son macho y hembra.
Ahora van y vienen y pasan mucho tiempo fuera del pajar. El 7 de mayo, Odrina traslad¨® a sus dos cr¨ªas al monte, "para empezar a ense?arles a cazar", explica Alfonso Moreno, el t¨¦cnico de WWF que vigila a la camada. "A veces les lleva el conejo medio vivo, se lo deja y juegan con ¨¦l", a?ade. Luego volvieron al pajar, donde estuvieron una semana hasta que la madre los volvi¨® a trasladar. "Los tiene una semana en un lugar, luego en otro, se trata de que conozcan el entorno de 600 a 700 hect¨¢reas. Las recorre todas y el padre siempre est¨¢ por los alrededores", describe Moreno.?
"Lo habitual es que las hembras permanezcan cerca del territorio de la madre, los machos se suelen dispersar m¨¢s", explica Ram¨®n P¨¦rez de Ayala, responsable de especies de WWF. Aunque todo depende de la densidad de conejo que exista en la zona.
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