Si la historia de Jordi te ha hecho pensar y t¨² tambi¨¦n quieres ayudar a esta causa para cambiar el mundo
Cuenta Jordi Sargatal (Figueres, Girona, 1957) que los antiguos mineros sol¨ªan llevar consigo una jaula con un canario. Si al bajar a la mina el pajarito mor¨ªa ¡°sal¨ªan todos pitando¡±. Era el rudimentario indicador que advert¨ªa con claridad de que aquel lugar era nocivo para los seres vivos. Teniendo en cuenta que los estudios cient¨ªficos calculan que cada d¨ªa se extinguen 150 especies, el ornit¨®logo hace obvia la moraleja: ¡°Que se pierdan especies quiere decir que los humanos estamos haciendo menos habitable el planeta, para ellos y para nosotros¡±. Su extinci¨®n refleja la nuestra pero, a diferencia de aquellos mineros, no podemos salir corriendo.
No es casualidad que Sargatal elija un p¨¢jaro para explicar la distop¨ªa de la extinci¨®n. Lleva m¨¢s de 40 a?os con unos prism¨¢ticos colgados al cuello; una vida ¡°dedicado a seguir la senda de las aves¡±. A los seis a?os se escap¨® de la cl¨ªnica de maternidad donde su madre iba a dar a luz a su hermano en busca de una cig¨¹e?a que nunca apareci¨®. Lo encontraron horas despu¨¦s, mirando decepcionado las copas de los ¨¢rboles. D¨¦cadas m¨¢s tarde logr¨® resarcirse: ha conseguido avistar todas las especies de cig¨¹e?as del planeta porque, cuando algo se le mete en la cabeza, no hay quien lo pare. Es la advertencia de sus amigos: ¡°Cuidado con los sue?os de Jordi porque se hacen realidad¡±. Y, adem¨¢s, son contagiosos.
El hombre y los humedales
A sus espaldas, los flamencos danzan sobre el agua y las grullas sobrevuelan nuestras cabezas. Estamos recorriendo su casa: las zonas h¨²medas de los Aiguamolls de l'Empord¨¤, en Girona. Su o¨ªdo capta un nuevo sonido, un aleteo que se acerca. El mundo se para mientras ¨¦l caza con la mirada la presencia de nuevas aves. Una garza, un avetoro, un cern¨ªcalo¡
Sin darnos cuenta, nos vemos fascinados, seducidos por el entorno, mientras nuestro anfitri¨®n nos recuerda que ¡°debemos tener bien claro que las zonas h¨²medas son el h¨¢bitat m¨¢s productivo del planeta, que con la misma superficie es capaz de sintetizar m¨¢s materia viva¡±. Solo despertamos de la hipnosis cuando recibe una llamada. Desde su tel¨¦fono suena la inconfundible melod¨ªa de El hombre y la tierra. Observ¨¢ndolo, pensamos que Sargatal bien podr¨ªa protagonizar su propia adaptaci¨®n del programa de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente. En su caso, se titular¨ªa El hombre y los humedales y, en el reparto, predominar¨ªan las aves.
Ten¨ªa 14 a?os cuando un p¨¢jaro blanco se pos¨® m¨¢gicamente junto a ¨¦l mientras pescaba con su abuelo cerca de este mismo lugar, en la desembocadura del r¨ªo Muga. En busca de un nombre con el que identificar aquel ser alado, acudi¨® corriendo a la biblioteca. Descubri¨® que era una garceta com¨²n y, al llegar a casa, hall¨® un mapa del tesoro que se?alaba el ed¨¦n de los p¨¢jaros en su propio vecindario. Desde entonces, pas¨® todas las tardes de su juventud avistando aves desde una caseta ruinosa, con los ratones con los que compart¨ªa el bocadillo como ¨²nica compa?¨ªa. Se sent¨ªa ¡°un cient¨ªfico descubriendo un para¨ªso¡± pero, en 1976, algo estaba a punto de cambiar: ¡°Me dec¨ªan que aquello ser¨ªa una urbanizaci¨®n¡±. Desde el enfado y la inocencia, empez¨® a arrancar las estacas que marcaban el territorio, pero el proyecto parec¨ªa estar ya en marcha: ¡°Mis queridas lagunas entre los r¨ªos Muga y Fluvi¨¤ desaparecer¨ªan todas¡±.
El pegadizo latir del activismo
A¨²n hoy, su expresi¨®n cambia al recordar el destino que les esperaba a sus amadas aves: ¡°Imaginad que alguno de nosotros tiene que dirigir una excursi¨®n y es conductor de un autob¨²s con 60 personas¡±. El trayecto es largo, el combustible limitado y llevamos agua y comida para unas horas justas. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si no encontramos un solo lugar en el que detener la marcha? Es la situaci¨®n que a diario experimentan las aves migratorias: ¡°Si desaparecen las zonas h¨²medas, de cr¨ªa o de hibernada, o simplemente las que usan para repostar durante el viaje, estas aves no podr¨¢n vivir en ninguna parte: se extinguir¨¢n¡±. De no ser por Sargatal, el paisaje que hoy nos rodea habr¨ªa quedado enterrado bajo una urbanizaci¨®n para m¨¢s de 60.000 personas.
Los Aiguamolls iban a engrosar la extensa lista de zonas h¨²medas destruidas a manos del hombre. Desde el siglo XVIII hemos perdido el 87% de los humedales que exist¨ªan en el planeta y el ritmo va en aumento. Tan solo en las ¨²ltimas d¨¦cadas, entre 1970 y 2015, han desaparecido aproximadamente el 35% de los que quedaban. El h¨¢bitat m¨¢s productivo del planeta est¨¢ esfum¨¢ndose tres veces m¨¢s r¨¢pido que los bosques y, con ¨¦l, no solo las aves, sino todo un ecosistema considerado vital para la supervivencia humana debido a su aportaci¨®n de ox¨ªgeno, suministro de agua y su papel en la mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico.
¡°Ojal¨¢ todos los ornit¨®logos de todos los pa¨ªses del mundo consiguieran que sus gobiernos protegieran esas zonas que ellos estiman, antes de que sea demasiado tarde¡±. Sargatal se top¨® con esta cita del naturalista Peter Jackson en la contraportada de la revista Fauna y las palabras acabaron por prender la mecha de su activismo. A sus ojos, era posible: ¡°Se ten¨ªa que levantar la opini¨®n p¨²blica y buscar los m¨¦todos legales para pararlo¡±. Ten¨ªa solo 18 a?os, pero no dud¨® en ponerse en marcha para salvar lo que m¨¢s quer¨ªa.
Recuerda que el momento m¨¢s dram¨¢tico de su vida lleg¨® ¡°al ver ocho grandes camiones tirando grava encima de los Aiguamolls¡±, pero no le cost¨® convencer a 14 amigos para frenar, literalmente, las obras: ¡°Nos pusimos delante de los camiones para pararlos¡±. Hab¨ªa escrito un art¨ªculo para dar a conocer a los vecinos de la zona el valor de lo que estaba a punto de perderse y, sin haber cumplido los 19, se plant¨® en B¨¦lgica para dar una conferencia en franc¨¦s delante de los 400 ornit¨®logos m¨¢s prestigiosos del mundo. Aquel entusiasta chaval que hablaba con fervor sobre los humedales de Girona consigui¨® que los 400 expertos firmaran una petici¨®n para que el Gobierno impidiera las obras. Tras interminables noches en blanco, jornadas de lucha y la uni¨®n de una multitud de almas convencidas, finalmente ¡°lo conseguimos despu¨¦s de una guerra de siete a?os¡±.
El David que venci¨® a Goliat reconoce que, cuando el Parlament catal¨¢n aprob¨® por unanimidad la creaci¨®n del Parque de los Aiguamolls sinti¨® que era el d¨ªa m¨¢s feliz de su vida. Era la victoria del activismo medioambiental m¨¢s puro, pero ¨¦l nunca dejar¨ªa de seguir luchando. Convertido en referente, Sargatal dirigi¨® durante 14 a?os el Parc dels Aiguamolls, fue m¨¢s tarde nombrado director de la Fundaci¨®n Territorio y Paisaje y la Fundaci¨®n Global Nature, a trav¨¦s de la red Living Lakes, reconoci¨® su labor con un premio a su trayectoria. Hasta el mism¨ªsimo Salvador Dal¨ª le pidi¨® consejo para proteger el paisaje de la Costa Brava y, junto a su colega ornit¨®logo Josep del Hoyo, se propuso editar una enciclopedia ilustrada con todas las aves del mundo: llevan 16 vol¨²menes con 12.000 especies.
Como director de la Asociaci¨®n de Amigos de los Aiguamolls, en la actualidad sigue creyendo con firmeza en su prop¨®sito: ¡°Que las nuevas generaciones queden seducidas por el medio y tengan el esp¨ªritu de lucha que tuvimos nosotros¡±. Su hijo, al que anim¨® a criar nueve halcones hu¨¦rfanos en su propia casa, ense?a hoy a los ni?os a fabricar nidos, y cada d¨ªa una nueva persona experimenta en sus propias carnes la seducci¨®n ambiental entre los humedales. Y lo sabemos porque nos ha pasado. Tras despedirnos, nos sorprendemos a nosotros mismos rebuscando el cielo con la mirada atenta, intentando poner nombre a los seres que vuelan con la esperanza de poder seguir vi¨¦ndolos durante mucho, mucho tiempo. Por su parte, Jordi dice que jam¨¢s abandonar¨¢ el hilo conductor que le dieron las aves para transitar su propia vida: ¡°Sigo siempre su vuelo y espero seguirlo hasta el fin de mis d¨ªas¡±.
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Contenido adaptado del v¨ªdeo de Jordi
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En Espa?a han desaparecido el 68% de las lagunas de agua dulce. Jordi Sargatal impidi¨® la construcci¨®n de una urbanizaci¨®n para m¨¢s de 60.000 personas en los Aiguamolls de l'Empord¨¤. Lleva 40 a?os luchando por la conservaci¨®n de los humedales y dedicado a la divulgaci¨®n ornitol¨®gica.
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Nac¨ª en Figueres, en el Empord¨¤. Mi vida cambi¨® seguramente el d¨ªa que, pescando con mi abuelo, al lado de nosotros se pos¨® un p¨¢jaro blanco. Ver aquello me maravill¨®. Descubr¨ª las aves y toda la vida la he dedicado a seguir su vuelo.
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Aiguamolls ser¨ªa la traducci¨®n al castellano de zona h¨²meda. Es el h¨¢bitat m¨¢s productivo del planeta, el que con la misma superficie es capaz de sintetizar m¨¢s materia viva. En el a?o 74 se aprob¨® convertir 500 hect¨¢reas de lagunas en una urbanizaci¨®n marina residencial, de estas que vas con tu yate hasta la puerta de casa, y una tarde veo que hay cosas raras. De lejos con prism¨¢ticos veo que hay ocho grandes camiones echando grava para construir un gran vial que pasaba por en medio de las lagunas.
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Me sent¨ª impotente. Pens¨¦: ¡°?Qu¨¦ se puede hacer?¡±. Cada a?o, millones de aves acu¨¢ticas viajan del norte de Europa hasta ?frica, buscando zonas h¨²medas donde criar o donde hibernar. Si desaparecen las zonas h¨²medas de cr¨ªa o las de hibernada, estas aves no podr¨¢n vivir en ninguna parte y se extinguir¨¢n.
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Intent¨¦ denunciarlo pero vi que la ¨²nica forma posible de pararlo era pararlo f¨ªsicamente, con lo cual convenc¨ª a unos amigos y nos pusimos delante de los camiones para pararlos. Y, a pesar de que ten¨ªa 18 a?os, desde el primer d¨ªa ni dud¨¦ de que lo conseguir¨ªamos. Se ten¨ªa que levantar la opini¨®n p¨²blica y buscar los m¨¦todos legales para pararlo.
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Hab¨ªa gente mayor que dec¨ªa: ¡°?Pero no ves que te vas a estrellar, que esto es imposible?¡±. Y yo dec¨ªa: ¡°?No veis imposible no hacer nada?¡±. Empezamos una campa?a de defensa que dur¨® siete a?os hasta que conseguimos salvar los Aiguamolls.
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Empezamos a recuperar lagunas, que el agua volviese a recuperar sus antiguos dominios, y las aves, agradecidas, tambi¨¦n volvieron a ocupar sus antiguos h¨¢bitats. Vimos que pod¨ªamos hacer una Asociaci¨®n de Amigos del Parque de los Aiguamolls y esta antorcha del esp¨ªritu de la campa?a de defensa la llevan los Amigos de los Aiguamolls.
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A m¨ª me gustar¨ªa que todo el mundo, de una forma u otra, fuese sensible a los temas naturales. La vida ser¨ªa m¨¢s fea y m¨¢s aburrida sin esta maravillosa biodiversidad.
Este contenido ha sido elaborado por Yoigo.