El mar argentino, v¨ªctima de la sobrepesca
La organizaci¨®n Greenpeace irrumpe en el puerto de Montevideo, una puerta de acceso a los buques extranjeros que operan en la zona
Una noticia se repite cada verano en el Atl¨¢ntico Sur, aunque casi nadie repara en ella. Pesqueros que?cruzan el l¨ªmite de las 200 millas e ingresan a la zona exclusiva de pesca de Argentina se baten a duelo con los agentes de la Prefectura Naval. Cargan en sus bodegas calamares, la estrella de cada temporada, pero tambi¨¦n merluza y merluza negra, y desechan toneladas de ecosistema marino, desde algas hasta delfines y ballenas. A estos buques de actividad ilegal se le suman otros cientos con permiso de trabajo. Son tantas, que las tripulaciones de las aerol¨ªneas que unen Ushuaia [sur del pa¨ªs] con Buenos Aires describen la escena nocturna que se ve desde el aire como ¡°ciudades marinas¡±.
Muchos de los barcos que operan en el mar del sur encuentran una puerta de acceso algo enclenque: el puerto de Montevideo, que a veces hace la vista gorda cuando las embarcaciones tienen que declarar lo pescado. Es por eso que la organizaci¨®n ambiental Greenpeace irrumpi¨® el jueves de la semana pasada en aguas uruguayas para se?alar a siete embarcaciones surcoreanas con una flecha de 25 metros sobre el agua con el mensaje "Saqueadores de los Oc¨¦anos". Junto a esta denuncia, la organizaci¨®n ha presentado el informe Protejamos al Mar Argentino de la pesca destructiva, que revela los impactos de la industria pesquera en la regi¨®n, y el modo en que afecta a especies ic¨®nicas como la ballena franca austral.
¡°El Atl¨¢ntico sur est¨¢ completamente desprotegido y desregulado y eso habilita a pesqueras de potencias mundiales y con equipamiento industrial a venir a pescar indiscriminadamente y muy intensamente durante todo el a?o¡±, plantea Luisina Vueso, coordinadora de la campa?a de oc¨¦anos de Greenpeace Andino, con quien naveg¨® EL PA?S para registrar la denuncia. Seg¨²n Vueso, los buques, al igual que las excavadores en los bosques, arrasan con todo lo que hay en el fondo marino con la t¨¦cnica del arrastre, que consiste en rastrillar el fondo marino con un saco de red con la intenci¨®n de capturar peces, crust¨¢ceos y moluscos. Muchas veces, las embarcaciones se alejan de la zona para descargar en buques frigor¨ªficos llamados reefer y vuelven a su lugar, donde permanecen varios meses.
P¨¦rdidas millonarias
Seg¨²n cifras oficiales, unos 400 buques pesqueros entran de forma legal en el mar argentino y dejan anualmente unos 2.000 millones de d¨®lares en exportaciones de pescado de todo tipo, pero Argentina tambi¨¦n pierde otros 2.500 millones de d¨®lares en mercader¨ªa no declarada. En 2018, las autoridades decomisaron unas 327 toneladas de pescado, en su mayor¨ªa merluza no declarada, aunque la sangr¨ªa es todav¨ªa m¨¢s grande. Es por eso que los Ministerios de Defensa y Seguridad idearon un nuevo plan de control de pesca ilegal en el Atl¨¢ntico Sur que cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad.
Pero, ?cuenta Argentina con recursos suficientes para vigilar una zona que tiene 5.000 kil¨®metros de largo? La respuesta es negativa y por eso hace algunos meses se reunieron en Lima 12 pa¨ªses latinoamericanos, m¨¢s Estados Unidos y Espa?a para enfrentar el problema de la pesca ilegal, aunque de momento sin resultados. ¡°La falta de control y regulaci¨®n de las aguas internacionales le permite a las pesqueras saquear y vulnerar el Atl¨¢ntico Sur; es por esto que desde Greenpeace exponemos esta problem¨¢tica, invisible para muchos (...) Queremos generar toda la presi¨®n p¨²blica posible para que los Gobiernos del mundo acuerden en la ONU un tratado global por los oc¨¦anos para proteger a la vida marina a trav¨¦s de la creaci¨®n de una red de santuarios¡±, finaliza Vueso.?
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