Hace una d谷cada, Roc赤o Luque, malague?a de 38 a?os, sufri車 un accidente en el que casi pierde la mano derecha. "Gracias a Dios la salv谷", explica. "Pero perd赤 mi trabajo de enfermera. Estaba a una semana de que me hicieran fija. Era vocaci車n". Andr谷s Alonso, por su parte, abandon車 el mundo de la construcci車n tras la crisis de los 2000. El desempe?o de su oficio le produjo tres hernias discales que le incapacitaron para cualquier esfuerzo f赤sico. "Me llegaron a decir que d車nde iba a trabajar yo con mi edad y mis lesiones", recuerda este madrile?o de 56 a?os. Ambos solicitaron el grado por discapacidad y ambos tienen un 33% concedido. Forman parte de los 1,8 millones de espa?oles en edad de trabajar que tienen una discapacidad reconocida, seg迆n los 迆ltimos datos recogidos en el Informe Olivenza del Observatorio Estatal de la Discapacidad. Ellos han conseguido un trabajo, algo que en Espa?a solo puede afirmar una de cada cuatro personas de este colectivo.
Son dos casos de inserci車n laboral que no abundan en Espa?a. Seg迆n estima el INE, solo el 25,6% de las personas con discapacidad tiene un empleo, un porcentaje lejano al 64% que alcanzan la poblaci車n general. "El d谷ficit viene arrastrado de una situaci車n hist車rica de discriminaci車n de las personas con discapacidad", contextualiza Pepa Torres, responsable de la Comisi車n de Empleo del Comit谷 Espa?ol de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI). "Las tasa de empleo y de actividad van creciendo, pero muy poco a poco".
La situaci車n la agrava el incumplimiento de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad, que exige a las empresas con m芍s de 50 trabajadores una cuota m赤nima de contrataci車n del 2%, algo que en la pr芍ctica no suele suceder. "Los pocos estudios y datos que hay denotan que hay un incumplimiento", ampl赤a Torres. "Pero es cierto que en los 迆ltimos a?os hay una mayor concienciaci車n y paulatinamente empieza a cubrirse este porcentaje". Una de las causas principales, seg迆n CERMI, es la desinformaci車n de las compa?赤as y el desconocimiento de esta obligaci車n legal.
Un cambio de vida radical
"Me cost車 bastante asumir un cambio tan radical de vida", rememora Roc赤o Luque, que desde los 19 a?os estuvo trabajando como t谷cnica de enfermer赤a en varios hospitales de la provincia de M芍laga. Durante la rehabilitaci車n de su mano, que no le amputaron "porque los tendones y la arteria estaban bien", no perdi車 la esperanza de retornar a su oficio de siempre. Pero las limitaciones f赤sicas le imped赤an desarrollar las tareas con soltura. "Tuve que empezar a escribir con la mano izquierda, por ejemplo. Fui d赤a a d赤a y poco a poco. Al principio me pon赤a nerviosa, de mal humor. Luego ya convives con ello", explica. Andr谷s Alonso, por su parte, tambi谷n pas車 por un periodo de incertidumbre. Tras el cierre de la peque?a empresa que pose赤a y una operaci車n de la espalda para tratarse las hernias, estuvo buscando trabajo cuatro a?os. "Cuando llevas tanto tiempo sin hacer nada parece que con 56 est芍s acabado", reflexiona. "Pero nunca me he echado para atr芍s".
Roc赤o Luque encontr車 trabajo hace seis a?os. Una amiga le habl車 del centro especial de empleo Integra, perteneciente a la compa?赤a Clece. Tras un proceso de varias entrevistas, obtuvo un empleo como vigilante en una aseguradora de M芍laga. Andr谷s Alonso trabaja desde 2017 en el servicio de limpieza del madrile?o Hospital Ram車n y Cajal, gestionado tambi谷n por la misma compa?赤a. Empez車 haciendo suplencias y hoy es fijo en el turno de noche. La contrataci車n mediante centros de especiales de empleo, una de las v赤as m芍s frecuentes de inserci車n, dio trabajo el a?o pasado a 82.981 personas, seg迆n el Informe Olivenza.
La batalla del trabajo y la formaci車n
Adem芍s de la escasez de empleo dentro de este colectivo, las condiciones tambi谷n distan de lo que reivindican expertos y asociaciones. Seg迆n el Informe Olivenza, en 2017 se contrataron a 308.376 personas discapacitadas, tanto en la empresa ordinaria como en los centros especiales de empleo, lo que representa un 1,4% del total de contratos firmados en Espa?a. A ello se suma la alta temporalidad y un salario medio de 19.297 euros, un 17,1% inferior al de la poblaci車n general. El panorama se agrava entre los j車venes, un segmento que registra 23.393 personas: de ellas, el 36,9% se encuentra en riesgo de pobreza o exclusi車n social y su inserci車n apenas supera el 25%. "Nuestra reivindicaci車n esencial en el empleo es conseguir una ley de inclusi車n que d谷 un impulso definitivo a esta situaci車n", resume Torres.
Otro caballo de batalla es el nivel formativo. Tan solo el 15% de las personas con discapacidad poseen estudios superiores por el 33,9% de las personas sin discapacidad. Adem芍s, la ausencia de formaci車n es del 6% en este colectivo, mientras que entre la poblaci車n general es residual. "Este fen車meno tiene un impacto tremendo en el empleo", incide Torres. "Las personas que tienen formaci車n, independientemente de la tipolog赤a de discapacidad, tienen muchas m芍s probabilidades de participar en el mercado de trabajo". A este factor se le suma una poblaci車n activa muy envejecida. "Si la edad es un factor de exclusi車n general, imag赤nate en nuestro colectivo", lamenta.
Tanto Luque como Alonso consideran fundamental haber encontrado un empleo para continuar con su vida. Alonso limpia de noche las cocinas del hospital con una m芍quina adaptada para que su espalda no sufra. Agradece la comprensi車n de sus compa?eras. "Me ayudan y han sido lo suficientemente pacientes para apreciar mis progresos", valora. Luque necesit車 tiempo para volver a sentirse ubicada. "Como estoy en una mutua de accidentes, cada vez que entra un paciente al que le tienen que dar puntos me sale atenderlo como la enfermera que era", relata con humor. "Pero aparte de eso me siento 迆til, con buenos compa?eros, con una vida plena. Siempre he intentado que mi incapacidad no me limitase".
Una unidad 迆nica
Clece cuenta con una unidad de apoyo a sus trabajadores con diversidad funcional "迆nica en el panorama empresarial", afirma Santiago S芍nchez-Seco, su responsable para la zona centro de Espa?a. "Somos la 迆nica compa?赤a que tiene una unidad de estas caracter赤sticas", se?ala, y explica que la ley establece la obligatoriedad de estas unidades para los centros especiales de empleo, pero no as赤 para las empresas ordinarias. "Nuestra labor es estar en contacto con estos trabajadores y ponernos a su disposici車n. Acompa?arles en su inicio laboral, en su presentaci車n a los compa?eros o solventar las dificultades que se puedan presentar, por ejemplo". Clece emplea a unos 7.000 trabajadores con diversidad funcional, aproximadamente el 9% de la plantilla. S芍nchez-Seco considera que este tipo de unidades deber赤an existir en todas las empresas y atender a cualquier trabajador. "No solo a los colectivos vulnerables: alguien que no sabe c車mo gestionar el papeleo, empleados con dificultades de conciliaci車n... Cualquiera lo puede necesitar", entiende.