El guardi¨¢n de Chiribiquete cambia de estrategia
El antrop¨®logo Carlos Casta?o-Uribe presenta la mayor investigaci¨®n sobre el parque natural m¨¢s grande de Colombia, un mundo perdido salpicado por milenarias pinturas rupestres


Con sus tepuyes tapizados de selva y salpicados por miles de pinturas rupestres, Chiribiquete se mantuvo durante siglos aislado, a salvo de la voraz deforestaci¨®n que hoy lo asedia. As¨ª, como un secreto bien guardado, tambi¨¦n intent¨® preservarlo por d¨¦cadas Carlos Casta?o-Uribe, el antrop¨®logo que ha dedicado su vida a investigar y proteger el mayor parque natural de Colombia, declarado el a?o pasado patrimonio cultural y natural de la humanidad. Pero Chiribiquete ya no es ning¨²n secreto. Su guardi¨¢n ¨Cque le huye a la etiqueta de ¡°descubridor¡±¨C ahora se esmera en que los colombianos, sin visitarlo, reconozcan el inmenso valor de este paraje en el coraz¨®n de la Amazon¨ªa.
¡°M¨¢s que en la ciencia, porque no tenemos el tiempo, o en las instituciones, la mayor fortaleza para proteger Chiribiquete est¨¢ hoy en la opini¨®n p¨²blica¡±, afirma Casta?o-Uribe, entusiasmado, sobre Chiribiquete, la maloka c¨®smica de los hombres jaguar, el mayor estudio sobre este parque natural ¨²nico en el planeta que acaba de publicar. Las ganancias del libro, ilustrado con centenares de im¨¢genes, ir¨¢n enteramente a su cuidado. Con el apoyo de Sura, se entreg¨® a la tarea de escribir sobre un lugar donde habitan 500 especies de aves, 60 de reptiles y otras tantas de anfibios, murci¨¦lagos, mariposas y, por supuesto, el jaguar. Muchas de esas especies, con el emblem¨¢tico felino en un lugar privilegiado, est¨¢n representadas en los milenarios dise?os que cubren las paredes de roca. ¡°Aqu¨ª est¨¢n cifrados algunos elementos que van a permitir afianzar la idea de una nacionalidad¡±, sostiene categ¨®rico. ¡°En buena parte del Neotr¨®pico, que es mi teor¨ªa, tenemos un sustrato com¨²n que est¨¢ muy ligado a todo este lenguaje codificado¡±.

Hace m¨¢s de 30 a?os, como director de los parques naturales de Colombia, Casta?o-Uribe se propon¨ªa visitar Amacayacu, en el extremo sur del pa¨ªs. Cuando sal¨ªan de San Jos¨¦ del Guaviare en una avioneta muy peque?a, los sorprendi¨® una enorme tormenta que los oblig¨® a desviarse. Fue entonces cuando apareci¨® en el horizonte una majestuosa serran¨ªa, desconocida hasta entonces. Ante sus ojos se elevaban, en medio de la selva, los imponentes tepuyes, mesetas abruptas caracter¨ªsticas del escudo guayan¨¦s. ¡°Era un mundo perdido, en la dimensi¨®n absoluta de su palabra. Lo recuerdo como si fuera hoy con enorme intensidad¡±, rememora en di¨¢logo con EL PA?S. Cuando repasa la fortuna de encontrarse de frente con ese lugar, y todo lo que ha ocurrido desde entonces, a¨²n se sorprende. Por momentos, asume un tono casi m¨ªstico. ¡°No he dejado de pensar que quiz¨¢ no fue tan fortuito que yo pudiera llegar a este sitio. Me cuesta mucho trabajo como cient¨ªfico entrar en esta esfera de lo que no puedo explicar, pero Chiribiquete da para eso y mucho m¨¢s¡±.
Enclavado entre los departamentos de Caquet¨¢ y Guaviare, su singular cadena monta?osa surge en medio de la planicie amaz¨®nica, la regi¨®n m¨¢s biodiversa del mundo. Es un paraje aislado, remoto, inexpugnable durante las largas d¨¦cadas de conflicto armado que Colombia quiere dejar atr¨¢s. ¡°Era el gran anhelo para cualquier servicio de parques nacionales, tener un ¨¢rea en ese estado de conservaci¨®n como estaba Chiribiquete, intacto y totalmente desconocido¡±, rememora con brillo en los ojos.
Tras un par de a?os de sobrevuelos exploratorios, fue declarado parque natural en 1989, pero solo hasta 1990 pudo organizar una primera expedici¨®n. Con su equipo, se lanzaron desde un helic¨®ptero al r¨ªo Ajaj¨² en un bote inflable, y desde all¨ª divis¨® con sus bin¨®culos un manch¨®n rojo en una roca muy distante que le llam¨® la atenci¨®n. Camin¨® durante horas en medio de la selva y escal¨® cientos de metros para toparse con la pintura de dos jaguares mir¨¢ndose de frente. Bautiz¨® esa pared de unos 120 metros, con m¨¢s de cinco mil pinturas que pasaron el resto del d¨ªa contemplando, como el Abrigo de los Jaguares. El primero de los 65 encontrados en las ocho expediciones formales que se han organizado hasta hoy.

Ese mundo perdido todav¨ªa se reservaba sorpresas. En otras expediciones lograron excavar en un par de ocasiones. Las capas de carb¨®n les permitieron asociar las pinturas ¨Cy la presencia humana¨C a fechas concretas. Los resultados arrojaron datos tan antiguos como 19.000 a?os, de manera que el lugar tambi¨¦n encierra claves sobre los primeros pobladores del continente. A eso se sum¨® la evidencia sobre pueblos no contactados, as¨ª que los expertos involucrados acordaron no publicitar demasiado los hallazgos en Chiribiquete, rebajar las expectativas para mantenerlo a salvo. Rechazaron con cortes¨ªa las solicitudes de documentalistas al tiempo que trabajaban para ampliar el ¨¢rea protegida y lograr su reconocimiento como patrimonio de la humanidad.
Esos hitos llegaron en el Gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018), quien duplic¨® el ¨¢rea del parque en 2013 hasta casi 2,7 millones de hect¨¢reas, y poco antes de entregar el poder, casi al mismo tiempo que la declaratoria de la Unesco, lo ampli¨® una vez m¨¢s hasta 4,3 millones de hect¨¢reas. El sigilo ya no era posible. El lanzamiento en 2015 de un popular documental, Colombia Magia Salvaje, y la firma a finales de 2016 del acuerdo de paz con las FARC, que permiti¨® acceder a rincones de Colombia antes vedados, dejaron a Chiribiquete en una posici¨®n m¨¢s vulnerable. La estrategia de conservaci¨®n se deb¨ªa replantear. Hab¨ªa que contar la historia de la mejor manera, pues nadie ayuda a cuidar lo que no conoce. Empujado por su hija Mar¨ªa Jos¨¦, Casta?o-Uribe se volc¨® a divulgar las maravillas que lleva d¨¦cadas escudri?ando, y a ganar aliados. ¡°La ciudadan¨ªa se puede empoderar en la defensa de los parques nacionales¡±, afirma con convicci¨®n.
Sobre la firma
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