La denunciante de La Luz del Mundo: ¡°Abusaron de mi t¨ªa, de m¨ª, no quer¨ªa que abusaran de mi hija¡±
Una asistente del l¨ªder de la iglesia, Naas¨®n Joaqu¨ªn Garc¨ªa, relata las agresiones sexuales que sufri¨® durante m¨¢s de dos d¨¦cadas
Sochil Martin ten¨ªa nueve a?os cuando comenz¨® a ser instruida para complacer a los hombres. Aprendi¨® c¨®mo seducirlos, c¨®mo bailarles er¨®ticamente, c¨®mo tocarlos. Su t¨ªa, una mujer religiosa que la cri¨® en lugar de su madre, la prepar¨® durante la infancia para entregarla como ofrenda sexual a la c¨²pula de la iglesia La Luz del Mundo. ¡°Me platicaba acerca de c¨®mo me iba a someter a ellos, cre¨ªa que era una bendici¨®n¡±, cuenta Martin a este diario por tel¨¦fono. Tras sufrir agresiones sexuales durante m¨¢s de dos d¨¦cadas en manos de los l¨ªderes, primero de Samuel Flores, y despu¨¦s de su hijo, Naas¨®n Joaqu¨ªn Garc¨ªa, fue el miedo a que su hija cayera en lo mismo lo que la llev¨® a contar en 2016 lo que suced¨ªa. ¡°Naas¨®n me hab¨ªa pedido a mi ni?a de cuatro a?os. Me dijo que quer¨ªa que ella fuera su enfermera. Y pens¨¦: Samuel se lo hizo a mi t¨ªa, me lo hizo a m¨ª, ¨¦l o su hijo se lo iban a hacer a mi beb¨¦. No quer¨ªa que eso pasara, era un ciclo que ten¨ªa que parar¡±.
Martin tiene ahora 33 a?os, pero hasta hace tres no conoc¨ªa otra vida que no fuera la vida dentro de La Luz del Mundo. Su familia se hab¨ªa unido a esta iglesia evang¨¦lica de origen mexicano varias generaciones antes de que ella naciera y la existencia fuera de esa confesi¨®n era impensable. ¡°Yo nac¨ª dentro de esa religi¨®n, que no es una religi¨®n sino una secta¡±, dice. Dentro de la organizaci¨®n, los empleos, las relaciones y hasta los matrimonios deb¨ªan ser aprobados por las autoridades religiosas. Levantarse contra los abusos que ¡°los ap¨®stoles¡±, como llaman a los l¨ªderes, perpetuaron contra ella y ¡°cientos de otras v¨ªctimas¡± le cost¨® la expulsi¨®n y le priv¨® del apoyo de casi todos sus conocidos. ¡°Los obispos me llamaban ap¨®stata y mi familia me mand¨® a decir que yo estaba muerta para ellos¡±.
Nacida en Estados Unidos, Martin es una de las pocas v¨ªctimas que ha conocido tan de cerca las entra?as de La Luz del Mundo. En los 15 a?os que pas¨® entre Guadalajara y Ciudad de M¨¦xico, lleg¨® a ocupar el cargo de asistente de Naas¨®n Joaqu¨ªn Garc¨ªa, detenido en California en junio de 2019 por violaci¨®n, tr¨¢fico de personas y producci¨®n de pornograf¨ªa infantil, entre otros delitos. El pasado 13 de febrero, la mujer se volvi¨® la cara visible de las v¨ªctimas al presentar en un tribunal de Los ?ngeles una demanda civil contra la c¨²pula de la organizaci¨®n. ¡°Es dif¨ªcil descubrir que todo tu mundo es una mentira, toda tu vida es una mentira¡±, lanza un suspiro al otro lado del tel¨¦fono.
Lo que pasaba puertas adentro en Hermosa Provincia, el barrio que fund¨® en Guadalajara la organizaci¨®n religiosa, era un secreto a voces. En 1997, un grupo de mujeres ya hab¨ªa denunciado a Samuel Flores por abuso sexual. La acusaci¨®n nunca trascendi¨® y la segunda confesi¨®n m¨¢s grande de M¨¦xico por detr¨¢s de la Iglesia cat¨®lica sigui¨® code¨¢ndose con el poder pol¨ªtico y gozando de la impunidad. ¡°Si en ese entonces el Gobierno hubiera hecho algo, a nosotras no nos hubieran abusado. Pero nadie luch¨® por nosotras, nadie luch¨® por m¨ª¡±, reclama.
El recorrido por los detalles del infierno que vivi¨® describen una cultura de condescendencia hacia las conductas criminales de los l¨ªderes tambi¨¦n dentro de la instituci¨®n, que tiene unos cinco millones de seguidores y presencia en 60 pa¨ªses. ¡°Mucha gente sab¨ªa lo que me estaba pasando a m¨ª, a otras muchachas y muchachos, pero nadie pensaba: ¡®Qu¨¦ mal, est¨¢n siendo abusados, hay que dec¨ªrselo a las autoridades¡¯. Todos dec¨ªan: ¡®Qu¨¦ bendici¨®n, qu¨¦ dichoso¡¯, porque as¨ª te lo inculcan¡±.
Esa misma condescendencia de los fieles se dibuja en un recuerdo que no se puede sacar de la cabeza. ¡°Una vez me toc¨® bailarle a Samuel. Era muy chica y en ese momento pens¨¦ que si me quitaba la ropa el siervo de Dios se iba a enojar, pero ninguna de las mam¨¢s que estaban presentes lo mir¨® mal. Nadie lo miraba mal¡±. A las ni?as elegidas para ¡°servirles¡± a los l¨ªderes se las llamaba ¡°doncellas¡±, recuerda, y muchos de los abusos se justificaban con citas b¨ªblicas. ¡°Ahora de grande uno se da cuenta que todo eso estaba muy mal, de que Dios no estar¨ªa de acuerdo¡±.
Su posici¨®n dentro del c¨ªrculo chico de los ap¨®stoles la llev¨® no solo a sufrir los abusos, sino a ser testigo de las agresiones sexuales a varias generaciones de feligreses. De adolescente incluso se le encomend¨® reclutar a menores de edad en las capillas para convertirlas en servidoras del ¡°siervo de Dios¡±. ¡°Cuando me sal¨ª de la secta le dije a Naas¨®n que dejara en paz a las ni?as que yo le hab¨ªa mandado, pero ¨¦l segu¨ªa abusando y yo pensaba: ¡®lo que hicieron conmigo lo est¨¢n haciendo con ellas¡±. Las caras de todas esas ni?as no dejan de desfilar por su cabeza, ese fue otro de los motivos que la impuls¨® a hablar.
Pese a estar bajo el sistema de protecci¨®n de testigos de Estados Unidos, recibe casi cada semana amenazas de muerte por parte de ¡°la mafia¡±, como llama por momentos a La Luz del Mundo. ¡°Tenemos a muchos cuerpos que no han podido encontrar, y t¨² sigues¡±, dec¨ªa uno de los mensajes que enviaron a alguien de su entorno m¨¢s cercano. El ¨²ltimo que le mandaron fue hace unos 10 d¨ªas: ¡°Uno de sus sicarios me mand¨® una foto de mi casa diciendo que estaban esper¨¢ndome afuera¡±. La guardia real, una fuerza de seguridad propia de la organizaci¨®n, es la que se encarga de perseguir a quien se atreve a alzar la voz, asegura. ¡°Si hay alguien que quiere hablar, una v¨ªctima que se quiere salir, ellos se encargan¡±.
Martin asegura que los excesos iban mucho m¨¢s all¨¢ de los l¨ªderes, por eso la demanda civil ha incluido a los hermanos y al hijo de Naas¨®n Joaqu¨ªn Garc¨ªa. ¡°A m¨ª me consta que abusaban¡±. Cuando intenta profundizar en la idea sus abogados, presentes en la entrevista telef¨®nica, intervienen para alertarla. A¨²n no puede revelar detalles como de cu¨¢ntos abusos fue testigo o en qu¨¦ otros pa¨ªses sucedieron ¡°porque existe una investigaci¨®n en curso¡±. Pese a los cercos, Martin delinea el terreno: ¡°Ojal¨¢ que esto pueda ayudar a algunas ni?as en Espa?a, Inglaterra e Italia, que esto les de una voz y valent¨ªa para poder salir¡±.
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