Una planta invasora cubre una gran extensi¨®n del r¨ªo Tajo en el Parque Nacional de Monfrag¨¹e
La azolla crece de forma explosiva cuando se combina contaminaci¨®n del agua y un aumento de la temperatura
Una alarmante alfombra verde ha cubierto esta semana una gran superficie del r¨ªo Tajo a su paso por el Parque Nacional de Monfrag¨¹e, en Extremadura. El fen¨®meno se debe a un crecimiento explosivo de una planta invasora, la azolla. Seg¨²n Francisco Casta?ares, presidente de la Asociaci¨®n Extreme?a de Empresas Forestales y del Medio Ambiente, nunca hab¨ªa visto algo parecido. ¡°Cuando me acerqu¨¦ a la orilla, se me saltaron las l¨¢grimas. Es un tremendo desastre ecol¨®gico causado por la contaminaci¨®n¡±, asevera.
En realidad, la azolla lleva invadiendo las aguas de la pen¨ªnsula desde los a?os 90, pero no se recuerda un crecimiento as¨ª en una zona protegida tan valiosa como Monfrag¨¹e. Si bien hasta el lunes se trataba tan solo de apariciones testimoniales al borde de la orilla o en los entrantes de los arroyos, seg¨²n Casta?ares, la planta invasora cubre ya una superficie correspondiente a los embalses de Alc¨¢ntara y de Cedillo, lo que supondr¨ªa una extensi¨®n de casi 12.000 hect¨¢reas.
La Azolla filiculoides es como un helecho plano muy peque?o que no mide m¨¢s de un cent¨ªmetro y medio, pero tiene una sorprendente capacidad de propagaci¨®n si las condiciones ambientales le son favorables, es decir, si hace calor y si hay f¨®sforo. Su momento estrella del a?o es la primavera. Esta planta invasora, descrita por primera vez en Espa?a en 1907, s¨®lo crece en aguas eutrofizadas con una concentraci¨®n elevada de f¨®sforo. La especie de hojas diminutas es capaz de constituir una capa de hasta nueve cent¨ªmetros que impide todo el contacto con el aire y la luz. Las especies que viven debajo, por lo tanto, ya no tienen ox¨ªgeno y terminan muriendo o huyendo. ¡°Adem¨¢s, las esporas se pegan a las patas de las aves acu¨¢ticas que van de embalse en embalse y de charca en charca desparramando la maldita planta invasora por todas partes¡±, a?ade Casta?ares.
Esta planta aparece por culpa de la mala calidad del agua ¡ªaunque haya mejorado en los ¨²ltimos 15 a?os¡ª, seg¨²n lo confirma Santos Cirujano, cient¨ªfico titular jubilado del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid y experto en plantas acu¨¢ticas : ¡°Si un ecosistema est¨¢ colonizado significa que la calidad del agua es deficiente. La contaminaci¨®n se debe al cambio global, a la actividad humana y a todos esos vertidos de n¨²cleos urbanos u org¨¢nicos al cual hay que prestar mucha m¨¢s atenci¨®n¡±. Este crecimiento tan devastador para la fauna y flora acu¨¢tica se debe a la suma de dos circunstancias ideales para que la planta invasora se propague a sus anchas. ¡°Este boom de crecimiento en un periodo corto se debe a la coincidencia entre la contaminaci¨®n y el calor de los d¨ªas pasados¡±, explica el especialista.
Para Casta?ares es un problema con dif¨ªcil soluci¨®n. ¡°Al estar dentro del Parque Nacional es complicado llegar a erradicarlo. Es peor el remedio que la enfermedad, sobre todo para las especies que dependen de esa zona. Se trata de un ecosistema fr¨¢gil con muchas aves, como los buitres negros, el ¨¢guila real, las cig¨¹e?as, cuyo h¨¢bitat principal est¨¢ a las orillas del r¨ªo. Es demasiado arriesgado meter una m¨¢quina¡±, explica. El presidente est¨¢ convencido sin embargo que es necesario evitar que entre en los embalses de Torrej¨®n, que son los que ocupan la mayor parte del santuario de Monfrag¨¹e y montar un equipo de vigilancia que extraiga a la planta en cuanto llegue, pues se reproduce a gran velocidad.
Al ser una planta flotante de hojas min¨²sculas, no se puede recoger con la mano, adem¨¢s de que ser¨ªa un trabajo casi interminable. El experto del RJB relata que en 1993, ocurri¨® la primera invasi¨®n en el r¨ªo Guadiana y se utilizaron redes de arrastre para poder erradicar esta planta. Sin embargo, entre esas mallas no solo se quedaron las hojas min¨²sculas de azolla, sino tambi¨¦n insectos, peces y flora local, esenciales para la biodiversidad. ¡°Tenemos que impedir que ocurra, porque una vez que llega, es muy dif¨ªcil suprimirla. Hay que esperar a que algo natural ocurra, que ella misma haya absorbido todo el f¨®sforo y que ya no llegue por ninguna parte o que la temperatura baje¡±, cuenta Cirujano. Si esto ocurre, ?qu¨¦ pasa con esa capa gruesa y muerta que yace sobre el agua? ¡°Pues la lluvia por ejemplo se terminar¨¢ llevando a las esporas de la planta¡±, contesta.
La corriente del agua puede alejar la planta, lo que permitir¨ªa que el r¨ªo respire de nuevo, pero esto no solucionar¨ªa todo. ¡°La azolla empobrece y destruye el ecosistema. Pero los sistemas acu¨¢ticos son muy reactivos y a¨²n m¨¢s cuando las condiciones ambientales mejoran, pero ciertas cosas se habr¨¢n perdido¡±, asegura el investigador del RJB.
En cuanto a la posibilidad de recurrir a especies que se pueden alimentar de la planta, para Oscar Soriano, experto en insectos acu¨¢ticos del Museo Nacional de Ciencias Naturales, esta no es una opci¨®n. El cient¨ªfico asegura que el ¨²nico insecto que se come a la azolla es un escarabajo llamado Curculionidae y no se conoce todav¨ªa ninguna otra especie. ¡°Aunque se habla de utilizarla de forraje o para producir biog¨¢s, si no hay una utilidad que la demande en gran cantidad, seguir¨¢ siendo un grave problema ambiental¡±, opina.
Para Cirujano est¨¢ claro que todo cambia a una velocidad que antes no se produc¨ªa. ¡°Yo creo que hay que aprender a convivir con las plantas invasoras porque siempre las vamos a tener¡±, concluye. Por su parte, Casta?ares no concibe c¨®mo no se ha reaccionado antes. ¡°Todo el mundo estaba avisado. No acabo de entender por qu¨¦ no se adoptaron las medidas tan sencillas y baratas como poner barreras flotantes para que la azolla no entrara en un espacio tan protegido del cual depende una gran cantidad de especies¡±, remata.
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