Una vecina de Ermua: ¡°Los chavales han estado como si nada, sudando en bares y en fiestas¡±
La localidad ha registrado un centenar de contagios desde el pasado jueves, el 80% tiene entre 16 y 22 a?os
Las escenas de la semana pasada recordaban en Ermua a las peores costumbres de la vieja normalidad: parques que amanecen llenos de porquer¨ªa tras botellones adolescentes. Esto cuenta Ainoa Pedrosa durante el paseo por el centro de esta localidad vizca¨ªna de 16.000 habitantes. Ella tiene un hijo de 16 a?os cuyos colegas de generaci¨®n son los responsables de esta suciedad y una ni?a de cinco que sufre por no poder disfrutar de esta zona verde. Dos agentes de la Ertzaintza suspiran por haber tenido que repetir la semana pasada las cl¨¢sicas persecuciones a decenas de chavales que se juntaban para ...
Las escenas de la semana pasada recordaban en Ermua a las peores costumbres de la vieja normalidad: parques que amanecen llenos de porquer¨ªa tras botellones adolescentes. Esto cuenta Ainoa Pedrosa durante el paseo por el centro de esta localidad vizca¨ªna de 16.000 habitantes. Ella tiene un hijo de 16 a?os cuyos colegas de generaci¨®n son los responsables de esta suciedad y una ni?a de cinco que sufre por no poder disfrutar de esta zona verde. Dos agentes de la Ertzaintza suspiran por haber tenido que repetir la semana pasada las cl¨¢sicas persecuciones a decenas de chavales que se juntaban para beber de madrugada sin mascarilla alguna. Los agentes los pillaban en zonas escondidas, los devolv¨ªan a sus casas con una reprimenda y registraban sus datos. Estas conductas ya no son pecados de juventud, sino negligencias. Carec¨ªan de medidas de seguridad. Y el coronavirus no perdona: un 80% del centenar de casos notificados desde el pasado jueves en el municipio corresponde a j¨®venes de 16 a 22 a?os, seg¨²n ha informado el departamento de Sanidad al alcalde, Juan Carlos Abascal (PSE-EE).
A medida que se han ido notificando contagios, los encuentros entre j¨®venes se han reducido en Ermua, seg¨²n afirman los agentes. Desde este martes, los horarios de la hosteler¨ªa est¨¢n restringidos y los aforos, limitados en este y otros cuatro municipios vascos. Desde el pasado jueves, la mascarilla es obligatoria en Euskadi aunque se guarde la distancia de seguridad y las reuniones de m¨¢s de 10 personas est¨¢n prohibidas. La consejera de Sanidad auton¨®mica, Nekane Murga, ha reiterado que buena parte de los nuevos contagios se notifican entre los j¨®venes y ha apuntado directamente a las fiestas posteriores a la selectividad. As¨ª que Euskadi ha cerrado las lonjas ¡ªlocales de ocio juvenil¡ª para intentar impedir que los chavales se aglomeren.
Las calles de Ermua demuestran que ha calado la orden de usar tapabocas y respetar las distancias. Est¨¢n advertidos: 13 de los 90 positivos vascos conocidos este martes proceden de esta localidad. Aquellos que apenas tienen 15 a?os, como C¨¦sar Caire y Aitor Euirlegi, se sienten ¡°se?alados¡± porque, pese a que ellos dicen ser ¡°tranquilos¡±, se acusa a su generaci¨®n de extender la covid-19: estos amigos se?alan a la gente que ronda los 18. Tres chicas que van en bicicleta, tambi¨¦n de 15, creen que son ¡°los m¨¢s mayores¡± quienes con sus fiestas han violado las medidas de seguridad que ellas s¨ª cumplen. Los padres, prosiguen, deber¨ªan vigilar m¨¢s. Ahora bien, que no se despisten los adultos: tambi¨¦n critican que estos se quitan la mascarilla cuando van en el tren; ellas las lucen incluso pedaleando.
Ainara Garc¨ªa, de 23 a?os, tiene un enfado monumental. Est¨¢ dolida porque ¡°los chavales han estado como si nada, sudando en bares y fiestas¡±, y ahora se quedan sin la festividad patronal. El regidor ha suspendido las fiestas de Santiago y ha dicho que perseguir¨¢n txupinazos alternativos. Ha avisado de que esos encuentros clandestinos se considerar¨¢n ¡°delitos contra la salud p¨²blica¡±. Ainoa Pedrosa, con un hijo adolescente, asegura que entiende las ganas de diversi¨®n tras meses enclaustrados: ¡°?Qu¨¦ van a hacer si no?¡±. Pero tambi¨¦n pide responsabilidad: le constan barbacoas y fiestas donde la responsabilidad no estaba invitada.
Por ello, los muchachos de Ermua son vigilados por una patrulla que luce un polo blanco con el lema ¡°agentes c¨ªvicos¡± a la espalda. Ninguno de los dos consultados llega a la treintena y por mucho que empaticen tienen que enfrentarse a ¡°vaciles e insultos¡± cuando disuelven quedadas de adolescentes. ¡°Nos llaman ¡®chivatos¡±, aseguran, sin comprender c¨®mo esos muchachos ¡°no ven que la gente est¨¢ muriendo y que beber en la calle no es una gamberrada, sino un riesgo¡±.
Por ello incluso uno de los ejemplos que citan las autoridades sanitarias regionales y muchos vecinos de Ermua es lo ocurrido en Zarautz: all¨ª se reunieron cientos de chavales de fiesta y, al retornar a casa, el virus se col¨® en su mochila y se propag¨®. El camping de esta localidad gipuzkoana lleg¨® a dejar a 250 personas aisladas hasta confirmar los positivos existentes.
¡°En nada se ha montado¡±, dice Iker Grande. Tiene 18 a?os y las miradas recaen en su generaci¨®n. Con cadena al cuello y un aro en la nariz, ayuda amablemente a una anciana que batalla con un cajero autom¨¢tico. ?l se excusa: los responsables no solo son de su quinta. Su cuadrilla y ¨¦l se han librado. Pero es consciente del riesgo. Sus palabras muestran un mundo al rev¨¦s: j¨®venes pidiendo responsabilidad a los padres para que no dejen a sus hijos salir as¨ª como as¨ª.
La postura de muchos ha dado un giro de 180 grados a medida que ha pasado el tiempo y han visto el repunte de casos. Aiden Mart¨ªnez, de 19 a?os, es uno de ellos. La fase cr¨ªtica de la pandemia lo pill¨® en Portugal y no fue ¡°consciente¡± hasta que regres¨®. ¡°Me he concienciado¡±, afirma, y sostiene que siente m¨¢s peligro ahora que entonces. Por eso reprocha a conocidos suyos que ¡°hacen postureo en Instagram¡± al conocer el resultado de las PCR, ya sean negativas o positivas. Le molesta que se frivolice con algo ¡°grave¡± mientras ¨¦l ha limitado su vida social para evitar disgustos: ¡°No es por m¨ª, es por los dem¨¢s¡±.
Sara G¨®mez y Cristina L¨®pez, de 26 a?os, coinciden en que han o¨ªdo hablar del rebrote, las fiestas adolescentes y conductas inc¨ªvicas, pero dicen entre risas que ellas ya son ¡°muy mayores para esas cosas¡±. ¡°No creo que sea el Apocalipsis¡±, recalca Sara, pero ambas bromean con que disfrutar¨¢n el caf¨¦ que toman en una terraza ¡°como si fuera el ¨²ltimo¡±, no sea que regrese el confinamiento.
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