Miedo, ¨¦xodo y cabreo en Zaragoza
La capital de Arag¨®n vive con creciente preocupaci¨®n su retroceso a la fase 2 mientras calles y terrazas se vac¨ªan
Aunque es la quinta ciudad de Espa?a, con una poblaci¨®n ligeramente por debajo de Valencia y Sevilla, Zaragoza tiene un pasar mucho m¨¢s discreto que otras capitales de menor tama?o, m¨¢s acostumbradas a llamar la atenci¨®n del mundo. Por eso, las raras ocasiones en que protagoniza la actualidad se viven como esa falsa maldici¨®n china de ¡°ojal¨¢ vivas en tiempos interesantes¡±, que consiste en quejarse siempre por no salir en las noticias, para renegar luego de la negra suerte de protagonizarlas. Solo cuando se acaparan titulares en la prensa naci...
Aunque es la quinta ciudad de Espa?a, con una poblaci¨®n ligeramente por debajo de Valencia y Sevilla, Zaragoza tiene un pasar mucho m¨¢s discreto que otras capitales de menor tama?o, m¨¢s acostumbradas a llamar la atenci¨®n del mundo. Por eso, las raras ocasiones en que protagoniza la actualidad se viven como esa falsa maldici¨®n china de ¡°ojal¨¢ vivas en tiempos interesantes¡±, que consiste en quejarse siempre por no salir en las noticias, para renegar luego de la negra suerte de protagonizarlas. Solo cuando se acaparan titulares en la prensa nacional se recuerda lo bien que se vive siendo ignorada.
La capital de Arag¨®n pasa ahora mismo por ser vanguardia de los rebrotes. Los zaragozanos arrastran los pies, aturdidos por la declaraci¨®n el jueves de la fase 2 r¨ªgida, despu¨¦s de que la fase 2 ¡°flexibilizada¡± que reg¨ªa desde hac¨ªa una semana no consiguiera aplanar la curva de contagios. En poco m¨¢s de una semana, las calles han pasado de una normalidad que de nueva solo ten¨ªa las mascarillas, a una desolaci¨®n creciente y oscura.
¡°As¨ª como de la noche a la ma?ana, el 11 de mayo la gente tom¨® las calles y ocup¨® las terrazas y los ni?os regresaron a las plazas y los parques con una alegr¨ªa furiosa, de la noche a la ma?ana, todo eso se ha apagado. Hay una incertidumbre enorme y una desaz¨®n muy fuerte¡±, cuenta Paco Goyanes, propietario de la librer¨ªa C¨¢lamo, que con sus ventanales abiertos a la c¨¦ntrica plaza de San Francisco, es una atalaya privilegiada para tomar el pulso a la ciudad.
Antes de caer en el pozo de la fase 2, era casi imposible conseguir una mesa en las muchas terrazas de esa plaza, una de las m¨¢s animadas. Ahora son muchos los veladores vac¨ªos. ¡°La gente tiene miedo¡±, dice Rub¨¦n Azagra, que tiene una terraza muy popular en el bulevar de Fernando el Cat¨®lico. ¡°Se nota m¨¢s en las horas a las que sol¨ªa venir la gente mayor, que ha dejado de salir, pero sucede con todas las edades. En general, los clientes est¨¢n mucho m¨¢s tensos: ya no se sientan si ven que no hemos limpiado una mesa y se esfuerzan mucho por limitar el contacto, sobre todo al pagar, cuando antes de la fase 2 estaban mucho m¨¢s relajados¡±.
La principal recomendaci¨®n del Gobierno de Arag¨®n fue pedir a los zaragozanos que no salieran de la ciudad, para no propagar los brotes. El primer fin de semana, el del 17 de julio, se montaron controles informativos de la Guardia Civil en las salidas, para intentar disuadir a los conductores, pero este fin de semana se han suspendido, dado que no ten¨ªan sentido, pues no hay ninguna limitaci¨®n legal de los movimientos.
Los datos del tr¨¢fico han indicado, adem¨¢s, que la recomendaci¨®n ha ca¨ªdo en o¨ªdos sordos: el viernes salieron y entraron de Zaragoza 239.189 veh¨ªculos, lo que supone un 3% menos que el viernes anterior y un 2% menos que el 10 de julio, cuando a¨²n reg¨ªa la nueva normalidad.
La consejera aragonesa de Sanidad, Sira Repoll¨¦s, se vio obligada a reconocer que la llamada no hab¨ªa tenido el menor efecto. Y no solo eso: un paseo por el centro de la ciudad descubre multitud de plazas de aparcamiento libres. Zonas congestionadas donde suele ser imposible aparcar lucen moteadas de huecos, una situaci¨®n m¨¢s propia de agosto, cuando Zaragoza se vac¨ªa a fondo (al no ser un foco tur¨ªstico, el agosto zaragozano es a¨²n un agosto de los de antes, de bares cerrados y calles desiertas). La sensaci¨®n general es que muchos vecinos han adelantado la fuga a sus casas de los pueblos aragoneses, de donde procede buena parte de la poblaci¨®n, o a las segundas residencias del Pirineo y de la costa tarraconense, donde quien m¨¢s, quien menos, tiene un apartamentito.
Como las autoridades sanitarias no han podido evitar este ¨¦xodo, en el apag¨®n progresivo que han planeado atacan ahora a la noche, que en el poema de Lope era fabricadora de embelecos y ahora lo es de contagios. Aunque Repoll¨¦s, en un giro argumental notable despu¨¦s de que su Gobierno pasara semanas se?alando a los j¨®venes como irresponsables, insista en que no hay culpables que se?alar.
La ciudad cierra a las doce, incluidas las terrazas, pero de madrugada menudean grupos de chavales que nadie sabe de d¨®nde vienen ni ad¨®nde van, pues todos los bares y discotecas est¨¢n cerrados, y el botell¨®n, que hasta ahora era una pr¨¢ctica legal, se ha prohibido, la vida nocturna es la m¨¢s afectada, lo que ha hecho que no pocos noct¨ªvagos sientan que se est¨¢ levantando falso testimonio sobre ellos.
¡°En los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa consolidado un circuito de conciertos en salas peque?as muy vivo, que distingu¨ªa a la ciudad y le daba un car¨¢cter cultural atractivo. Ahora todo eso est¨¢ en serio riesgo, y sentimos mucha impotencia, porque hemos propuesto muchos planes y muchas alternativas para programar al aire libre, con aforos muy reducidos y muchas medidas de seguridad, pero nadie nos ha hecho caso¡±, se queja Sergio Vinad¨¦, seguramente uno de los zaragozanos m¨¢s afectados por este apag¨®n.
Proyecto frenado
Vinad¨¦ es m¨²sico, miembro de Tachenko, un grupo pop local muy querido, pero adem¨¢s es gestor del centro cultural Las Armas, ubicado en el barrio de San Pablo, una zona muy degradada del casco hist¨®rico (un equivalente al Raval barcelon¨¦s o al Lavapi¨¦s madrile?o anteriores a la gentrificaci¨®n). Su proyecto empresarial, donde cada fin de semana se programaban conciertos y actividades relacionadas con la m¨²sica, se ha frenado, y sus bolos con el grupo se han suspendido, as¨ª que asiste con impotencia y cabreo a este mazazo, justo cuando parec¨ªa que empezaban a brillar unos lejan¨ªsimos destellos al fondo de la negrura. ¡°Es injusto que se nos atribuyan los contagios cuando no hay constancia de que ning¨²n concierto o actividad cultural haya sido un foco. Adem¨¢s, los organizadores de espect¨¢culos llevamos a?os sometidos a una regulaci¨®n muy estricta y la cumplimos, por lo que estamos preparados para adaptarnos a cualquier medida que se nos exija. Ya hemos demostrado que cumplimos¡±.
No parece que le vayan a hacer caso. Una de las primeras instituciones que cay¨® con el confinamiento de marzo fue el Bacharach, un templo de la noche zaragozana, fundado por el difunto Sergio Algora, con quien Vinad¨¦ comparti¨® escenario en El Ni?o Gusano. Sus due?os no soportaron las p¨¦rdidas. Sin embargo, mientras la cultura nocturna y musical se hunde, el Ayuntamiento no se atreve a suspender las Fiestas del Pilar, que siguen programadas para octubre, ante la incredulidad general.
El contrapunto lo marcan algunos libreros, como Goyanes, que celebr¨® este jueves un d¨ªa del libro muy exitoso. Aunque no hubo firmas de autores ni puestos callejeros (el San Jorge zaragozano es menos conocido, pero igual de popular que el Sant Jordi barcelon¨¦s), se formaron colas en la librer¨ªa y regal¨® muchas matas de borraja, que sustituyen con sorna aragonesa a las rosas de Sant Jordi. Una alegr¨ªa de la que no se atreve a presumir en voz muy alta, para no desentonar en la letan¨ªa trist¨ªsima que se ha hecho con las calles abrasadas y cada vez m¨¢s vac¨ªas de Zaragoza.
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