¡°Hemos dejado morir a los m¨¢s vulnerables, a las personas mayores¡±
En el libro 'Epidemiocracia', Javier Padilla y Pedro Gull¨®n piden una respuesta social a la pandemia
La prevenci¨®n y la primaria. Son los dos ejes que muchos expertos en salud p¨²blica repiten como claves para frenar una nueva ola de covid-19. Un preventivista, Pedro Gull¨®n (Madrid, 1988), y un m¨¦dico de primaria, Javier Padilla (Madrid, 1983), se han juntado para publicar Epidemiocracia. Nadie est¨¢ a salvo si no estamos todos a salvo (Capit¨¢n Swing), un libro que hace ¨¦nfasis en un abordaje social de los problemas de salud y, m¨¢s concretamente, de pandemias como la que padecemos.
Pregunta. ?Qu¨¦ ser¨ªa una epidemiocracia?
Javier Padilla. Hace referencia a que hay que mirar las epidemias no solamente con el foco sanitario, sino con uno m¨¢s amplio. A la hora de dar respuestas a las epidemias, hay muchos de los valores de las democracias contempor¨¢neas que son fundamentales, como la transparencia, la rendici¨®n de cuentas y, sobre todo, saber que las epidemias aluden a lo colectivo y no a lo individual. No cabe una epidemia autocracia, sino que cabe una epidemiocracia.
Pedro Gull¨®n. Creo que uno de los conceptos que m¨¢s ha calado del libro es este concepto de matrioska: la crisis sanitaria est¨¢ insertada en la crisis social y econ¨®mica que vivimos el a?o 2008, que a la vez est¨¢ metida en la crisis ecol¨®gica e intersectan con una crisis de cuidados. Son problemas m¨¢s sociales que m¨¦dicos. No podemos dar una respuesta exclusivamente m¨¦dica, tambi¨¦n tiene que ser social. Reivindicamos, por ejemplo, que la pol¨ªtica p¨²blica m¨¢s importante que se ha hecho el a?o 2020 no es el confinamiento, sino el ingreso m¨ªnimo vital.
JP. Adem¨¢s, el gran foco de da?o en salud, el pico epid¨¦mico en nuestro pa¨ªs, fue en las residencias de personas mayores. B¨¢sicamente, es un problema que est¨¢ metido dentro de las pol¨ªticas sociales. Ahora mismo tenemos el tema de Lleida, con los temporeros migrantes viviendo en condiciones infrahumanas. Y ah¨ª tambi¨¦n estamos aludiendo a pol¨ªticas en el ¨¢mbito del empleo, de los derechos humanos, pero que no son pol¨ªticas sanitarias.
No hemos aprendido nada de la epidemia porque todav¨ªa estamos en ella
P. En el libro se preguntan cu¨¢ntas muertes se habr¨ªan evitado sin los recortes. ?Hay respuesta?
PG. No, no tenemos un n¨²mero. La respuesta que estamos dando depende del sustrato del que partimos y los datos de los que partimos son recortes en 10 a?os, en el sistema sanitario, pero que principalmente han sido en salud p¨²blica y atenci¨®n primaria. Ahora estamos poniendo peque?os parches, pero no estamos cambiando la tendencia. En Madrid, por ejemplo, se va a construir un hospital de pandemias, que se aleja presupuestariamente de lo que podr¨ªa ser necesario, que es aumentar el n¨²mero de personas que se dedican al rastreo de los contactos.
P. ?Un problema puede ser que la inversi¨®n en salud p¨²blica es invisible?
JP. Es una inversi¨®n que luce mucho menos, menos palpable, y quiz¨¢ por eso no se hace, o es una de las razones. Es dif¨ªcil vender resultados a corto plazo. Hay que tener en cuenta que solo se ha hablado de salud p¨²blica en Espa?a a nivel general en 2009 con la gripe A, en 2014 con el ¨¦bola, en 2019 con la listeria y en 2020 con el covid. Pero la salud p¨²blica ha estado haciendo cosas durante todos esos a?os, adem¨¢s de que hay muchas otras cosas que no son vigilancia epidemiol¨®gica, como puede ser, por ejemplo, la fiscalidad saludable con el impuesto a las bebidas azucaradas o interpretar en t¨¦rminos de salud p¨²blica medidas en el ¨¢mbito de la vivienda o en el ¨¢mbito de las casas de apuestas, que tambi¨¦n son salud p¨²blica.
PG. Si los profesionales de salud p¨²blica fu¨¦semos de ladrillo, seguramente ser¨ªamos ahora mismo lo que se estar¨ªa construyendo. Tambi¨¦n tiene que ver con sus beneficios y con la capacidad de atracci¨®n que tienen los servicios de salud p¨²blica o de atenci¨®n primaria para atraer recursos tecnol¨®gicos, novedades tecnol¨®gicas, patentes, etc y hacer funcionar la rueda del mercado sanitario, que es mucho menor de la que tienen los hospitales.
P. Proponen una respuesta m¨¢s comunitaria a la epidemia: ?en qu¨¦ consiste?
JP. En un primer paso, de una salud p¨²blica que tuviera capacidad para hacer esa trazabilidad, ese rastreo, que tuviera una comunicaci¨®n adecuada con los servicios de atenci¨®n primaria, para que no sucediera lo que me pasa, que yo detecto un caso al que ha dado positivo y lo que yo le digo al paciente es: ya se pondr¨¢ en contacto contigo Salud P¨²blica y yo ah¨ª cruzo los dedos. La Atenci¨®n Primaria no ha tenido capacidad para coordinarse con la residencia mayores, con la salud p¨²blica ni con el hospital.
Dejamos morir a los mayores. La duda es si vamos a volver a hacerlo en caso de que haya una segunda ola
PG. Hablamos en el libro de que podr¨ªa haber una integraci¨®n entre servicios de salud, servicios sociales y servicios comunitarios, es una especie de sistema estatal de sistema nacional de cuidados.
P. Otra pregunta que se hacen es el t¨ªtulo del anterior libro de Padilla: ?A qui¨¦n vamos a dejar morir? En esta epidemia parece claro.
JP. S¨ª, sin duda. A quien hemos dejado morir ha sido a la mayor vulnerabilidad de nuestra sociedad, que eran las personas mayores. La gran duda es ahora si vamos a volver a dejarles morir en el caso de que haya una segunda oleada. El subt¨ªtulo del libro habla de que est¨¢ a salvo si no estamos todos a salvo. Es una alusi¨®n clara a la universalidad del servicio p¨²blico. ?A qui¨¦n vamos a dejar morir, a los inmigrantes indocumentados que no tengan derecho sanitario?
P. Pon¨¦is el foco en el turismo como uno de los culpables de la propagaci¨®n de las epidemias, pero es tambi¨¦n un importante motor econ¨®mico, de ocio... ?deber¨ªamos viajar menos?
PG. Hay una parte en la que hablamos de c¨®mo debemos conceptualizar el derecho a la salud en tiempos de pandemia. Y uno de los derechos de los que hablamos, que es fundamental, es el derecho al ocio. Tenemos que ver qu¨¦ tipo de ocio queremos plantear. El turismo no surge como algo natural. Es una parte de la econom¨ªa muy potente y hemos generado un ocio que es totalmente dependiente del turismo. Yo creo que hay que mirar hacia otras oportunidades de ocio que sean diferentes. Esto es algo muy parecido con los modos de transporte y el uso del coche. O lo hacemos antes o nos va a pasar por encima, es algo que inevitablemente va a pasar, vamos a tener que repensar el modelo de ocio para que el turismo no sea el eje central. Tenemos que elegir si lo hacemos con justicia social o termina ocurriendo que solo unos ricos terminan viajando.
P. Pero ha sido precisamente la democratizaci¨®n del turismo lo que ha supuesto un problema ecol¨®gico y de salud. Cuando solo pod¨ªan viajar los ricos era antes, ahora pueden clases sociales medias.
PG. Claro. Al democratizar el turismo hemos centralizado todav¨ªa m¨¢s el turismo como lo ¨²nico que entendemos como ocio.
JP. Adem¨¢s de que en realidad no se ha democratizado, en realidad se ha generalizado. La democracia tiene impl¨ªcitos mecanismos de rendici¨®n de cuentas, de transparencia, de control sobre los diferentes actores que est¨¢n en que en realidad no se producen aqu¨ª.
P. Hablan del autoritarismo y el paternalismo de la salud p¨²blica. ?En circunstancias como esta es inevitable?
JP. El paternalismo es una herramienta consustancial de la salud p¨²blica y en muchas ocasiones el autoritarismo va de la mano. Lo que ocurre es que: ?cu¨¢l es la capacidad de cada sociedad de colocar el autoritarismo como elemento de salud p¨²blica? Por ejemplo, en los pa¨ªses occidentales, a la hora de preparar las aplicaciones de rastreo hemos rechazado por completo la geolocalizaci¨®n. Sin embargo, a todos se nos llenaba la boca diciendo que qu¨¦ buena la respuesta de Singapur o de Corea del Sur con sus app, que lo que hac¨ªan era geolocalizar a la gente.
PG. Tambi¨¦n se pueden comparar los pa¨ªses europeos con Estados Unidos, por ejemplo, donde ha habido un rechazo a las medidas de confinamiento o al uso generalizado de la mascarilla, cuyas consecuencias estamos viendo.
P. ?Hemos aprendido algo de cara a una segunda ola?
JP. Yo creo que no hemos aprendido nada porque todav¨ªa no hemos salido. Es muy dif¨ªcil aprender dentro de una circunstancia en la cual lo ¨²nico que nos ha dejado ha sido muerte y pobreza.
S¨ª que es cierto que creo que se abren espacios en los cuales podemos pensar cosas que no hab¨ªamos pensado previamente. Por ejemplo, una de las medidas fundamentales a nivel de mejora de la salud p¨²blica, el ingreso m¨ªnimo vital, no lo tendr¨ªamos ahora. Pero yo vivo en una comunidad en la que la respuesta a la epidemia ha sido un hospital de pandemias. Pensar que hemos aprendido algo resulta muy complicado cuando sabemos que los c¨¢lculos que se han hecho son 50 millones para un hospital de pandemia, pero solamente costar¨ªa cinco tener el personal de rastreo necesario.
PG. S¨ª, y luego tambi¨¦n por ahondar en otro aspecto es que no estamos teniendo procesos de evaluaci¨®n que son necesarios tambi¨¦n para cambiar respuestas en el futuro.
JP. Tenemos que saber que una comisi¨®n de Congreso no es un lugar ideal donde evaluar la respuesta a una epidemia. Yo quiero creer que ojal¨¢ alguien entre en raz¨®n y tener un lugar donde t¨¦cnicos m¨¢s o menos independientes puedan llegar a desarrollar una evaluaci¨®n al respecto.
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