¡°El aborto legal es un derecho. La influencia religiosa pone vidas en riesgo¡±
El representante en Brasil de la Red M¨¦dica por el Derecho a Decidir considera que la objeci¨®n de conciencia puede llevar a omisiones
En 1989, cuando la alcald¨ªa de S?o Paulo mont¨® el primer programa p¨²blico de aborto legal en el pa¨ªs, en el Hospital de Jabaquara, el ginec¨®logo obstetra Cristi?o Rosas fue uno de los pocos profesionales que acept¨® participar de la capacitaci¨®n para dar atenci¨®n de emergencia a las v¨ªctimas de violencia sexual y realizar la interrupci¨®n del embarazo prevista por la ley. De formaci¨®n protestante presbiteriana, el m¨¦dico inici¨® su trabajo con dudas ¨¦ticas, pero estas pronto se disiparon con los primeros casos que recibi¨®. Uno de ellos era una ni?a de 12 a?os que hab¨ªa quedado embarazada despu¨¦s de ser violada por dos hombres: ¡°Me agarr¨® del brazo y me dijo: ¡®Doctor, ?me saca esa cosa de adentro? S¨¢lveme¡±. recuerda Rosas, de 65 a?os, coordinador en Brasil de la Red M¨¦dica por el Derecho a Decidir (Global Doctors For Choice, GDC).
El m¨¦dico sigui¨® a la distancia el caso reciente de la ni?a de 10 a?os que pas¨® por un aborto luego de ser violada por el t¨ªo, de 33, en el Estado de Esp¨ªrito Santo. ¡°En los centros de atenci¨®n a la interrupci¨®n legal del embarazo, las chicas menores de 18 a?os son el 60% de los casos¡±, dice Rosas. A pesar de rezar ¡°todos los d¨ªas y todas las noches¡±, critica a los grupos fundamentalistas religiosos que presionaron para que la chica no pudiese realizar el procedimiento que la ley le garantiza. ¡°Es necesario decir basta a esta intromisi¨®n en la individualidad de las personas. Se est¨¢ demostrando a la sociedad que la influencia religiosa hace mal a la salud y pone la vida en riesgo¡±, concluye. Rosas convers¨® con EL PA?S sobre los derechos sanitarios de las mujeres y la importancia de que los m¨¦dicos sean capacitados para atender casos como la ni?a de Esp¨ªrto Santo.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el panorama del aborto legal en Brasil?
Respuesta. La cuesti¨®n de la interrupci¨®n legal del embarazo en Brasil es un problema desde hace 80 a?os. En 1940, el C¨®digo Penal ya contaba con dos casos permitidos: riesgo para la vida de la madre y violaci¨®n. M¨¢s recientemente, el Supremo Tribunal Federal agreg¨® los casos de anencefalia. Pero, en los hechos, existen varias barreras al acceso. Inclusive en casos de riesgo de vida materna hay cuestionamientos por parte de la sociedad; si no fuera as¨ª, no tendr¨ªamos tantas muertes maternas con patolog¨ªas graves que podr¨ªan haber sido detectadas al comienzo del embarazo.
P. Cuando se habla de violaci¨®n las barreras parecen ser mayores. ?Por qu¨¦?
R. Porque los funcionarios tienen que asumir su responsabilidad y su compromiso con los derechos de las mujeres. Si los secretarios provinciales y municipales de Sanidad no est¨¢n involucrados en esto, se hace muy complicado que, en cada centro, se realice una atenci¨®n tan compleja como esta que, en mi opini¨®n, deber¨ªa estar cubierta por la sanidad p¨²blica. Cuando se atiende a una v¨ªctima de violaci¨®n, hay un equipo multidisciplinario que tiene que acoger, entender la historia; es todo un proceso que requiere entrenamiento. Pero las primeras barreras son las administrativas. A pesar de la obligatoriedad, los funcionarios y directores violan la ley. Hasta hoy no entiendo por qu¨¦ el Ministerio P¨²blico no denuncia a esos funcionarios. Nadie est¨¢ pidiendo un favor. Es un derecho civil y constitucional, y la ley obliga a las unidades de la sanidad p¨²blica a realizar esa atenci¨®n.
P. ?Usted cree que esa omisi¨®n se debe a que tanto la violaci¨®n como el aborto son tab¨²es en Brasil?
R. Escuch¨¦ una vez que ¡°la palabra aborto es pecado, es crimen y sangra¡±. Y yo agrego: mata. Una palabra con tanta carga negativa, que carga con tama?o estigma social, crea un bloqueo en los responsables de las pol¨ªticas y de la sanidad p¨²blica. Inclusive en nosotros, los m¨¦dicos, que tenemos el deber ¨¦tico y profesional de garantizar la atenci¨®n y el derecho de esas pacientes. ?Qu¨¦ sentido tiene una especialidad m¨¦dica como la ginecolog¨ªa y la obstetricia si no defiende el derecho de las mujeres? Hay un bloqueo arraigado en sociedades religiosas como la brasile?a, que hace que ni siquiera se discutan temas de derechos de la mujer, g¨¦nero y aborto. Y ah¨ª, la propia formaci¨®n m¨¦dica, desde el punto de vista human¨ªstico, deja mucho que desear, porque no se sabe que los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres tambi¨¦n son derechos humanos reconocidos por la ONU. La mayor¨ªa de los servicios que funcionan hoy en Brasil lo hacen porque sus propios profesionales de la salud est¨¢n ah¨ª casi como h¨¦roes solitarios, pero necesitamos el apoyo de la sociedad.
P. ?Hay barreras tambi¨¦n entre los propios profesionales sanitarios?
R. En la Red M¨¦dica por el Derecho a Decidir defendemos el derecho de objeci¨®n de conciencia de los profesionales sanitarios. Sin embargo, solo puede hacer objeci¨®n de conciencia aquel profesional que, antes de la objeci¨®n, inform¨® a la mujer sobre sus derechos, garantiz¨® su acceso al servicio y, si por ventura o por alguna cuesti¨®n t¨¦cnica, no le puede ofrecer esa atenci¨®n m¨¦dica inmediata. No es lo que sucede. Los servicios dicen: ¡°Eso ac¨¢ no se hace, somos objetores¡± y cierran las puertas. Eso se llama omisi¨®n de socorro y no objeci¨®n de conciencia.
P. ?La situaci¨®n de los centros de atenci¨®n a las v¨ªctimas cambi¨® durante la pandemia de la covid-19?
R. Ahora, durante la pandemia, [la ONG de derechos humanos] Artigo 19, que hace un mapeo de los servicios que realizan la interrupci¨®n legal del embarazo en Brasil, indica que, de los 70 centros que hay en el pa¨ªs, 20 dejaron de ofrecer esa atenci¨®n. Eso, justamente, cuando la violencia contra la mujer aument¨®.
P. ?Cu¨¢l es el perfil de las personas atendidas en los centros de referencia para el aborto legal en el pa¨ªs?
R. Existen muchos mitos en relaci¨®n con las v¨ªctimas. El primero es que la mujer, por la ropa que usa o el lugar donde est¨¢, es responsable de la violencia que sufre, y que las violaciones ocurren a las mujeres que salen de noche, que van a una discoteca. En realidad, m¨¢s de la mitad de las v¨ªctimas son ni?as de menos de 14 a?os. Y en los centros de atenci¨®n a la interrupci¨®n legal del embarazo, las chicas menores de 18 a?os son el 60% de los casos, lo que solo aumenta la urgencia de que se cumpla la ley.
P. ?Falta m¨¢s preparaci¨®n en los cursos de medicina para lidiar con esa realidad?
R. El aborto forma parte de la vida reproductiva de las mujeres, entonces, tiene que formar parte de la vida asistencial de los ginec¨®logos obstetras.
P. Sin haber tenido esa formaci¨®n, ?c¨®mo lleg¨® usted a entender que este era tambi¨¦n un servicio esencial?
R. En 1989, la entonces alcaldesa de S?o Paulo, Lu¨ªza Erundina, cre¨® un protocolo municipal para institucionalizar la atenci¨®n del aborto previsto por la ley. Hicimos capacitaciones y algunos aceptamos realizar esa atenci¨®n. Mi nombre deriva de ¡°cristiano¡±, mi formaci¨®n religiosa es protestante presbiteriana, entonces yo a¨²n me debat¨ªa con esta cuesti¨®n de la vida... Hasta que un d¨ªa atend¨ª a una ni?a de 15 a?os que ten¨ªa un sangrado muy grave e ictericia. La hermana, de 17 a?os, me dijo que estaba embarazada y se hab¨ªa inyectado formol para abortar. Ya estaba casi ciega, entrando en insuficiencia renal, tuvimos que hacer una histerectom¨ªa, pero no resisti¨®. Al saber la noticia, el padre de esa adolescente se desmoron¨® en el suelo, gritando y llorando desesperado. Yo llor¨¦ con ¨¦l. Una semana despu¨¦s, atend¨ª a una nena de 12 a?os que estaba embarazada despu¨¦s de haber sido violada por dos hombres cuando estaba sola en casa. Esa nena me dijo: ¡°Doctor, ?me saca esa cosa de adentro? S¨¢lveme¡±. En ese momento, mi hija ten¨ªa m¨¢s o menos su edad. La mirada de esa ni?a, que fue mi mayor profesora en la vida, hizo que se fuera la dificultad que yo ten¨ªa para comprender lo que es una violaci¨®n. ?Qu¨¦ har¨ªa si fuese mi hija? No tuve m¨¢s dudas en mi carrera, a pesar de tener mis creencias. Nadie tiene el derecho de decirle a una mujer que no debe abortar. Lo que no puede ser es una histeria colectiva de una sociedad hip¨®crita, donde las mujeres mueren sin tener informaci¨®n sobre sus derechos.
P. En el caso de la ni?a de 10 a?os de Esp¨ªrito Santo, los servicios de salud de ese Estado alegaron que no pudieron realizar el procedimiento porque ella ten¨ªa 22 semanas de embarazo. ?Hay un l¨ªmite legal de edad gestacional para la interrupci¨®n del embarazo?
R. Puede suceder que algunos equipos no est¨¦n capacitados para realizar el procedimiento despu¨¦s de las 12 semanas de gestaci¨®n, lo que muestra la necesidad de que los funcionarios est¨¦n enfocados en eso. Hay que capacitar a los equipos para atender a pacientes con ese perfil. Algunos servicios que ofrecen ese tipo de atenci¨®n realizan el aborto legal hasta las 12 semanas, otros lo hacen hasta las 22 semanas, pero la ley brasile?a no establece l¨ªmites en ese sentido. La gestaci¨®n puede ser algo muy doloroso y eso es algo que algunos m¨¦dicos no entienden. Cuando una mujer llega y te dice: ¡°Doctor, quiero hacer el aborto legal¡±, ¡°Doctor, estoy con un demonio dentro m¨ªo¡±, ¡°Doctor, s¨¢queme esa cosa de adentro¡±, es chocante. Pero es eso, un sufrimiento psicol¨®gico atroz.
P. ?El riesgo que atraviesa una ni?a de 10 a?os durante un aborto es el mismo que atraviesa al llevar a t¨¦rmino la gestaci¨®n y pasar por un parto?
R. Ese es otro mito sobre el aborto. Esto surgi¨® debido a la alta mortalidad provocada por el aborto ilegal. Por eso, la ONU considera que la despenalizaci¨®n de ese procedimiento es una de las maneras m¨¢s eficaces para que los pa¨ªses cumplan con la meta del milenio relacionada a la reducci¨®n de la mortalidad materna. Las evidencias cient¨ªficas m¨¢s recientes muestran que el aborto es el evento reproductivo m¨¢s seguro que existe. El riesgo de muerte es de 0,5 para cada 100.000 casos. En un parto con feto vivo, ese riesgo es de siete por cada 100.000 procedimientos. El aborto natural tiene m¨¢s riesgo de muerte que el inducido, legal y seguro, realizado en una maternidad. Es evidente que esa ni?a ten¨ªa menos riesgo en el procedimiento de interrupci¨®n del embarazo que si se dejara eventualmente a ese cuerpito fr¨¢gil, con una pelvis de 10 a?os, a¨²n no desarrollada, que pasara por un parto.
P. ?Qu¨¦ les dir¨ªa usted a los grupos fundamentalistas que se dicen ¡°provida¡± y que ejercieron presi¨®n sobre una ni?a y su familia, llegando incluso a protestar frente a la cl¨ªnica que la atend¨ªa?
R. Que el Estado laico no admite actitudes agresivas de intolerancia con el objetivo de imponer una visi¨®n religiosa, sea cual fuere. La ley apenas garantiza el derecho al aborto y no obliga a aquellas que, por fuerza de sus creencias, no quieran someterse a tal procedimiento. Es necesario decir basta a esta intromisi¨®n en la individualidad de las personas. Se est¨¢ demostrando a la sociedad que la influencia religiosa hace mal a la salud y pone la vida en riesgo.
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