El apag¨®n de Yemen
El conflicto civil iniciado en 2015 ha causado cerca de 4 millones de desplazados internos, de los que un 80% son mujeres y ni?os. Acnur arranca una campa?a con la que captar donaciones para la peor cat¨¢strofe humanitaria del momento
El apag¨®n de YemenUn Estado entre la urgencia humanitaria y el olvido
El conflicto civil iniciado en 2015 ha causado cerca de cuatro millones de desplazados internos, de los que un 80% son mujeres y ni?os. Acnur arranca una campa?a con la que captar donaciones para la peor cat¨¢strofe humanitaria del momento
Existen dos tipos de aviones que sobrevuelan Yemen, los que vienen cargados con ayuda humanitaria y los que vienen cargados con bombas. Casi seis a?os dura la guerra civil en este Estado que ocupa el suroeste de la pen¨ªnsula Ar¨¢biga. Yemen, ¡°un pa¨ªs olvidado¡±, seg¨²n describe Alexis Ariza, jefe de la Unidad de Programa de Acnur para el pa¨ªs, luchaba contra la pobreza, el hambre y el c¨®lera ya antes del conflicto. Ahora trata de sobreponerse a estas mismas cuestiones pero m¨¢s agravadas por la lucha armada que mantienen las fuerzas gubernamentales, apoyadas por Arabia Saud¨ª y varios pa¨ªses del golfo P¨¦rsico de mayor¨ªa sun¨ª, y los huthi, minor¨ªa chi¨ª arropada por Ir¨¢n. La covid ha empeorado la situaci¨®n de vulnerabilidad extrema de este Estado que solo cuenta con la mitad de las instalaciones de salud en funcionamiento. 24,3 millones de yemen¨ªs, el 80% del censo, requieren de ayuda exterior para sobrevivir en este territorio conocido en la antig¨¹edad como Felix Arabia (Arabia afortunada o f¨¦rtil).
Ante la situaci¨®n, Acnur ha puesto en marcha una campa?a de Navidad con la que financiar la construcci¨®n de refugios para los cerca de cuatro millones de desplazados desde 2015 o la entrega directa de dinero en efectivo para sufragar alimentos o la renta. La campa?a arranc¨® el pasado septiembre y se extiende hasta finales de a?o para la captaci¨®n de fondos con los que llevar a cabo acciones en el terreno.
Cerca de 4 millones de yemen¨ªs han huido de sus hogares desde 2015
7 millones necesitan asistencia nutricional
El 80% de la poblaci¨®n necesita ayuda para sobrevivir
25 veces superior es la renta per c¨¢pita de Arabia Saud¨ª que la de Yemen
El equipo de Acnur en Yemen lo forman 38 trabajadores internacionales y 222 nacionales. ¡°Para salir de las instalaciones desde las que trabajamos en San¨¢ te mueves en carros blindados, bajo protocolos de seguridad estrictos¡±, describe Ariza, colombiano de 42 a?os que lleva dos a?os y un mes en San¨¢, la capital de Yemen. La estancia habitual en este tipo de emergencias ?argot en el mundo humanitario para describir territorios en crisis en los que es necesario asistir a la poblaci¨®n? dura 18 meses pero se puede solicitar una pr¨®rroga de seis meses. Ariza la ha pedido para ver el resultado de los procesos, de las medidas que se toman y que en muchos casos carecen de un efecto inmediato.
Acciones humanitarias para reactivar la econom¨ªa local
Uno de los proyectos vigentes y novedosos que Ariza y el resto del equipo han propiciado fue el de la construcci¨®n de refugios con khazaf, una hoja de palma que crece en la zona y que permite una mejor circulaci¨®n del aire en el interior de las viviendas provisionales. Retiene el fr¨ªo y el calor cuando procede. ¡°El Gobierno asigna algunas zonas concretas para que los desplazados que huyen de zonas de guerra se establezcan y en otras ocasiones los asentamientos se producen de manera espont¨¢nea¡±, explica este trabajador de Acnur dedicado a labores humanitarias desde hace dos d¨¦cadas. "Puede haber desde 30 a 2.000 familias viviendo en estos lugares¡±, afirma este padre de una ni?a de 10 a?os que pasa sus semanas de respiro en Lisboa.
Las construcciones con tapetes de khazaf erigidas en Tehama, una zona des¨¦rtica paralela al mar Rojo, respetan las tradiciones locales y resultan menos invasivas. Ariza, empe?ado tanto en proteger a los desplazados como en proporcionarles un sustento, ha promovido la manufactura de paneles de khazaf para los albergues de emergencia ¡ªantes se constru¨ªan con lonas de pl¨¢stico¡ª. Estos hombres y mujeres que huyen de la guerra tejen los paneles con los que acondicionan sus refugios, que duran entre tres y cinco a?os, y reciben una retribuci¨®n por ello. ¡°En lugar de comprar material a empresas privadas del exterior, los fondos se quedan en el pa¨ªs¡±. Se crea un sistema econ¨®mico en las comunidades y se promueve la integraci¨®n y la coexistencia pac¨ªfica de diferentes clanes familiares.
El trabajo de Ariza y el resto del equipo en el d¨ªa a d¨ªa consiste en firmar acuerdos con las ONG nacionales para financiar y realizar seguimiento de proyectos humanitarios en el terreno. Tienen que lidiar en ocasiones con territorios gobernados por los huthis. ¡°Hay donantes que piden que no se les den fondos a los huthis porque se convierte en dinero para la guerra¡±, afirma Ariza. ¡°Pero es importante entender que en algunas zonas controlan los hospitales, la educaci¨®n¡ Son el Gobierno de facto. Si no se llega a acuerdos con ellos, bloquean el material en los puertos. Este tipo de restricciones limita nuestra capacidad de reaccionar a tiempo¡±, se?ala. La coalici¨®n internacional liderada por Arabia Saud¨ª mantuvo un bloqueo mar¨ªtimo, terrestre y a¨¦reo hasta finales de 2017, dos a?os despu¨¦s de haberse iniciado la guerra.
La sociedad civil, en medio de los unos y los otros
El pueblo yemen¨ª tiene caracter¨ªsticas tribales. Muchos de los ciudadanos que se encontraban fuera regresaron a su pa¨ªs cuando empez¨® la guerra para cuidar de sus extensas familias, de siete miembros de media. ¡°Son gentes muy amables, hospitalarias y sencillas. Pero cuidado si surge un conflicto. Son sociedades de tradici¨®n guerrera y esto puede reflejarse en formas no tan amigables de resolver un problema cotidiano", explica Ariza, que arranc¨® la cooperaci¨®n en su Colombia natal para despu¨¦s residir en Sud¨¢n, Irak y Paquist¨¢n. ¡°Yemen, por su ubicaci¨®n, tiene un mezcla rica de culturas ¨¢rabes y africanas. Es un pa¨ªs de fuerte tradici¨®n tribal, similar a Afganist¨¢n¡±, a?ade.
¡°Son unas gentes con una capacidad de adaptaci¨®n asombrosa. Pueden estar con el coche tres d¨ªas en una gasolinera esperando a que se recupere el suministro de combustible¡±, explica Ariza, que afirma que Yemen no es un pa¨ªs polarizado por el hecho de que haya dos facciones en conflicto. ¡°Son dos bandos que luchan por el poder y la sociedad civil est¨¢ en medio viendo c¨®mo se destruye el pa¨ªs en pedacitos. Muchos no apoyan ni a unos ni a otros¡±.
Ariza se?ala la geopol¨ªtica como el gran tema que aviva el conflicto: 28,5 kil¨®metros de mar Rojo separan Yemen de Yibuti, en el Cuerno de ?frica, a trav¨¦s del estrecho de Bab el-Mandeb. ¡°Ese acceso mar¨ªtimo tiene un valor gigante. Supone el acceso al norte de ?frica y al mundo ¨¢rabe: a Eritrea, Sud¨¢n, Egipto, Jordania¡¡±, enumera. El mismo lugar estrat¨¦gico que ocupa explica en parte el olvido al que est¨¢ condenado este pa¨ªs y su guerra, calificada por el secretario general de Naciones Unidas como la peor cat¨¢strofe humanitaria del mundo. ¡°Los desplazados no tienen a d¨®nde ir. Limitan con Arabia Saud¨ª y Om¨¢n, dos Estados que atacan el pa¨ªs. ?Van a ir a Eritrea? Tampoco le importar¨ªa a nadie. Est¨¢ contenida en s¨ª misma, una guerra que implosiona¡±, asegura Ariza.
Siria s¨ª ha gozado en cambio de cobertura medi¨¢tica. ¡°Los sirios se trasladaron a Irak, a Turqu¨ªa¡ y a Europa. Tienen un nivel de educaci¨®n tan alto como la poblaci¨®n de los sitios a los que han huido. Yemen est¨¢ devastado. Tiene un acceso al agua limitado, agricultura limitada... Las instituciones, incluida la ense?anza, est¨¢n colapsadas¡±.
Las cifras econ¨®micas de Yemen, que ya eran paup¨¦rrimas antes de la guerra, han empeorado. El PIB per c¨¢pita ha descendido casi a la mitad entre 2014 y 2018 (de 1.407 euros a 793). La diferencia entre la renta media de Arabia Saud¨ª y Yemen es de 25 veces, una de las m¨¢s altas entre dos Estados fronterizos. La de Espa?a con respecto a Marruecos es de 10 veces. El presupuesto para combatir la emergencia que Acnur establece alcanza los 252 millones de d¨®lares (213 millones de euros), de los que faltan por cubrir en donaciones casi la mitad.
Los fondos costean los mencionados cobijos de los desplazados, centros comunitarios de atenci¨®n para ni?os y mujeres vulnerables, las medicinas ("las que sirven para tratar a refugiados con estr¨¦s postraum¨¢tico hay que traerlas del exterior¡±, explica Ariza), art¨ªculos b¨¢sicos, al igual que proyectos de acceso a la educaci¨®n, atenci¨®n psicol¨®gica y legal, kits de higiene y gel y mascarillas para combatir la covid. ¡°Yemen se encontraba en una emergencia de nivel 3 cuando llegu¨¦ y la covid constitu¨ªa una de nivel 2. ?As¨ª que estamos en un nivel 5!¡±, establece Ariza una comparativa ficticia con mucha verdad.
El pa¨ªs de los desplazados que acoge a 220.000 refugiados
Yemen acoge a 220.000 refugiados, seg¨²n las cifras oficiales del pasado septiembre, de los que solo 135.000 est¨¢n registrados y son el objetivo de atenci¨®n de Acnur. La carest¨ªa provocada por la guerra ha aumentado la posibilidad de conflictos entre nacionales y refugiados. ¡°Los servicios con los que cuenta el Gobierno o los huthis donde operan como un gobierno de facto no son suficientes para atender a los yemen¨ªs. Y por consiguiente mucho menos para asistir a los refugidos de otros pa¨ªses¡±, afirma Alexis Ariza, jefe de la Unidad de Programa de Acnur en Yemen. ¡°Hay refugiados somal¨ªs que llevan 30 a?os en el pa¨ªs, que han construido su vida por completo. Pero no lo tienen nada f¨¢cil. Ni siquiera obtienen la nacionalidad cuando se casan con un ciudadano yemen¨ª¡±, afirma Ariza.
Y eso que Yemen es el ¨²nico Estado de su entorno que firm¨® la convenci¨®n de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados. ¡°Cuando las necesidades b¨¢sicas no est¨¢n cubiertas, sumado a la vulnerabilidad adicional creada por la covid y la erosi¨®n en los sistemas pac¨ªficos de resoluci¨®n de conflictos se vicia el sistema. Hasta el punto de que se originan problemas entre aquellos que han sido vecinos por muchos a?os, problemas causados por el lugar de procedencia", se lamenta el trabajador de Acnur. "Cuando falta lo m¨¢s elemental resulta dif¨ªcil pedir generosidad para otros¡±, concluye.