Cuando la tutela de menores falla
La Fiscal¨ªa de Baleares investiga al menos 16 casos de prostituci¨®n de adolescentes en centros de acogida tras la denuncia de una ni?a violada
A las ocho de la tarde ya es noche cerrada en la Corea de Palma. Cuatro hombres beben, resguardados en un soportal del degradado barrio de Corea, donde bloques de viviendas sencillas, blancas con contraventanas verdes, se alzan en paralelo sobre el pavimento descuidado. En uno de ellos sit¨²a una menor de 14 a?os la peor pesadilla imaginable para Nochebuena. La ni?a asegura que fue violada en un piso por seis adolescentes de entre 15 y 17 a?os. Una chica que era amiga suya le intimid¨® para someterse a las exigencias del grupo. Unas horas antes, apenas a tres kil¨®metros de distancia, varios hombres mayores intentaron explotarla sexualmente en un bar en el que, seg¨²n confes¨® a la Polic¨ªa, ya hab¨ªan ocurrido episodios semejantes con otras ni?as tuteladas que la fiscal¨ªa de Baleares investiga.
A la dureza de este relato se suma la situaci¨®n de extrema vulnerabilidad de una menor que arrastra una historia de desamparo que le llev¨® a ser tutelada por los servicios sociales de la Administraci¨®n, hacia la que se dirigen ahora las cr¨ªticas. La violaci¨®n grupal ha destapado la existencia de, al menos, 16 casos de menores tutelados que han sido v¨ªctimas de agresiones y explotaci¨®n sexual (aunque no se sabe cu¨¢ntos llegaron a tutela por ser v¨ªctimas de este delito y cu¨¢ntos sufrieron episodios de explotaci¨®n estando ya tutelados). Ser¨ªan en su mayor¨ªa ni?as a las que terceros han obligado a mantener relaciones con adultos cuando salen a diario de los centros de acogida o los pisos tutelados de r¨¦gimen abierto, a los que llegan derivadas porque sus familias no pueden hacerse cargo de ellas.
A ra¨ªz del caso Corea, El Diario de Mallorca public¨® el fin de semana pasado un reportaje donde trabajadores sociales y polic¨ªas denunciaban con frustraci¨®n la negligencia e inacci¨®n del Instituto Mallorqu¨ªn de Asuntos Sociales (IMAS) y describ¨ªan como un fen¨®meno habitual, desde hace a?os y con decenas de menores afectadas, las escapadas de ni?as bajo su tutela para ser sexualmente explotadas a cambio de peque?as cantidades de dinero o regalos.
Seg¨²n la prensa local, los educadores hab¨ªan informado a la Administraci¨®n de los casos pero, por falta de medios, estos no llegar¨ªan m¨¢s all¨¢. Ante la presi¨®n medi¨¢tica y tras admitir los 16 casos de abuso sexual a 15 ni?as y un ni?o a su cuidado, el IMAS convoc¨® una reuni¨®n con la Polic¨ªa y la Guardia Civil, tras la cual aprovech¨® para rechazar fallos en el protocolo, subrayando que los casos son aislados, s¨ª se investigan y no son m¨¢s que antes. El presidente del IMAS, Javier de Juan, dijo que esta problem¨¢tica afecta a ¡°a cualquier menor, venga del ¨¢mbito que venga¡±, no solo a sus tuteladas. Y justific¨® que la administraci¨®n no puede supervisar las actividades que sus tutelados realizan fuera de sus centros.
Un psic¨®logo que ha trabajado durante a?os en uno de estos centros y que prefiere permanecer en el anonimato, constata que los episodios de ¡°no retorno¡± (el tecnicismo que usan en servicios sociales para describir que un menor no ha vuelto a la hora que le toca) comenzaron a ser m¨¢s habituales hace cinco a?os, aunque no los califica de masivos. ¡°En los ¨²ltimos a?os ha habido bastante preocupaci¨®n por los casos de adolescentes que no vuelven y su relaci¨®n con la explotaci¨®n sexual infantil. No sabemos si es a trav¨¦s de una trama organizada o con grupos de chicos de barrios conflictivos que les dan facilidades para acceder a contactos sexuales¡±, dice. Este trabajador tambi¨¦n conoce de la existencia de chicas tuteladas que captan a otras ni?as en la misma situaci¨®n. Los educadores se dan cuenta cuando la menor aparece con m¨¢s dinero del habitual, objetos de valor o porque ellas mismas lo cuentan.
El IMAS tiene delegadas las competencias en materia de protecci¨®n de menores y gestiona en la isla 30 centros de ni?os con 278 adolescentes tutelados, seis en residencias propias y 24 concertadas. ¡°Velamos para que los menores tengan una vida lo m¨¢s normalizada posible, que contin¨²en yendo al mismo colegio, a las actividades de barrio que hac¨ªan antes de ingresar, que mantengan el contacto con la familia¡±, se?ala Joan Ferrer, presidente de la Federaci¨®n de Entidades de Atenci¨®n a la Infancia y Adolescencia Balear. A los m¨¢s peque?os se les acompa?a en todas las actividades, pero cuando entran en la adolescencia se fomenta la autogesti¨®n para cosas como ir solos a clase o coger el autob¨²s. Es ah¨ª donde aumenta el riesgo de que no vuelvan. ¡°Los educadores tienen las mismas herramientas que un padre para saber c¨®mo est¨¢ un hijo, si hay cambios en el estado de ¨¢nimo, si habla menos. La formaci¨®n continua es imprescindible, porque si un menor no quiere estar en un centro no lo estar¨¢¡±, opina.
¡°Uno de los primeros acercamientos de las chicas a la explotaci¨®n sexual son los no retornos a los centros¡±, sentencia Marc Tur, exdirector de la Oficina de Defensa de los Derechos del Menor, que pone en cuesti¨®n la metodolog¨ªa del sistema de tutela y se pregunta si realmente se protege a las chicas ¡°cuando su tiempo libre no est¨¢ del todo supervisado¡±. Tur cree que si la instituci¨®n de acogida facilitase todo lo que precisa un adolescente ¡°no necesitar¨ªan buscar nada fuera¡± y advierte del riesgo elevado que suponen estos no retornos porque muchas de estas ni?as tienen pandillas, redes sociales y algunas est¨¢n envueltas en situaciones muy complejas en las que ¡°se ven enga?adas¡±.
Los protocolos de actuaci¨®n de los centros obligan a avisar a la Polic¨ªa o la Guardia Civil en cuanto tienen conocimiento de la ausencia de un menor, pero el protocolo de actuaci¨®n policial con menores de la Secretar¨ªa de Estado de Seguridad no cataloga de ¡°alto riesgo¡± los casos en los que concurren circunstancias que hacen evidente la voluntariedad de la desaparici¨®n. Algo que resulta ¡°preocupante¡± para Tur, para quien todos los no retornos han de tomarse con gravedad.
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