¡°Me dec¨ªan: ¡®Pi¨¦nsalo¡¯. Yo siempre lo tuve claro¡±
Eli Ruiz es una chica trans de 17 a?os. Transicion¨® a los seis a?os y comenz¨® con bloqueadores hormonales a los 11. La primera psiquiatra que la vio le dijo que no pod¨ªa ser una ni?a
La primera vez que Eli Ruiz accedi¨® a jugar con un bal¨®n, llevaba puesto un vestido. ¡°Lo hizo para que todos tuvieran claro que era una ni?a¡±, explica su madre, Violeta Herrero. Jugaba con mu?ecas Barbie, le encantaba el brilli brilli. Hasta que transicion¨®, que significa que con seis a?os empez¨® a presentarse como la ni?a que desde muy peque?a advirti¨® que era. Con un nombre nuevo ¨DEli, de Eli¨¢n, elegido a prop¨®sito por ambiguo¨D y la ropa que quer¨ªa. En...
La primera vez que Eli Ruiz accedi¨® a jugar con un bal¨®n, llevaba puesto un vestido. ¡°Lo hizo para que todos tuvieran claro que era una ni?a¡±, explica su madre, Violeta Herrero. Jugaba con mu?ecas Barbie, le encantaba el brilli brilli. Hasta que transicion¨®, que significa que con seis a?os empez¨® a presentarse como la ni?a que desde muy peque?a advirti¨® que era. Con un nombre nuevo ¨DEli, de Eli¨¢n, elegido a prop¨®sito por ambiguo¨D y la ropa que quer¨ªa. Entonces ya se acerc¨® al resto de juguetes y dej¨® de recelar de jugar con sus hermanos, dos chicos. ¡°Primero pens¨¦ que nos hab¨ªamos equivocado con el tr¨¢nsito. Luego entend¨ª que se sent¨ªa libre para jugar con lo que le apetec¨ªa¡±, dice la madre.
Eli Ruiz, que la semana que viene cumple 17 a?os, escucha pop, juega al voleibol y cursa 1? de bachillerato con una nota media de 8. Lleva aros plateados grandes y mechones azules entre su larga melena casta?a. Y disfruta saliendo con sus amigas en Fuenlabrada, el municipio de Madrid donde vive. Eli y su madre hablan con EL PA?S por videollamada. Violeta la mira con arrobo, sentada junto a ella en el sal¨®n. Desde que era muy peque?a, le toc¨® lidiar con sus preguntas, como la que le hizo con cinco a?itos: ¡°Mam¨¢, ?qui¨¦n se ha equivocado conmigo? ?Dios, los m¨¦dicos o la madre naturaleza?¡±. Cuenta que su hija siempre lo tuvo claro, mientras el mundo a su alrededor, incluida ella misma, intentaba hacerse a la idea. Su marido lo asimil¨® mejor que ella, que necesit¨® ir al psic¨®logo ¡°ante el v¨¦rtigo y el miedo¡± a equivocarse con la ni?a.
Violeta Herrero tiene 50 a?os y es ordenanza en el Ayuntamiento de Madrid. Tambi¨¦n es activista de distintas organizaciones. Entre otras, de Chrysallis, la asociaci¨®n de familias de menores trans, con m¨¢s de 2.000 integrantes. Es una de las entidades que claman contra la ¡°patologizaci¨®n¡± de las personas trans. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) retir¨® en 2018 la disforia de g¨¦nero (disconformidad entre el sexo asignado y aquel con el que la persona se siente identificada) de la lista de trastornos psiqui¨¢tricos. El borrador de la ley trans que ha elaborado el Ministerio de Igualdad prev¨¦ eliminar el requisito de un informe psicol¨®gico o los dos a?os de hormonaci¨®n que marcan la normativa actual para poder cambiar el sexo en el DNI.
Esa ¡°patologizaci¨®n¡± de la que hablan las organizaciones es lo que Herrero recuerda del paso de su hija por distintos servicios m¨¦dicos. La primera psiquiatra que analiz¨® a Eli, que entonces ten¨ªa cuatro a?os, le dijo que era imposible, que no pod¨ªa ser una ni?a. Y le pidi¨® que le pusiera l¨ªmites: ¡°Los ni?os tienen que aprender a frustrarse desde peque?os, me dijo¡±, recuerda la madre. Para poder cambiarse el nombre en el DNI ¨Da¨²n no ha hecho el cambio de sexo en el registro¨D tuvieron que presentar una decena de documentos. Como un informe de 50 p¨¢ginas encargado a una psic¨®loga forense: ¡°Una de las consultas consist¨ªa en nombrarla todo el tiempo en masculino, adem¨¢s de analizarnos a su padre y a m¨ª por todos lados, para ver que no hab¨ªamos intervenido de ninguna manera para que fuera as¨ª¡±, dice Herrero.
Su familia y amistades saben que es una chica trans, aunque a veces se les olvida. Una de sus amigas le pregunt¨® una vez si ya le hab¨ªa venido la regla. En el instituto, hay gente que no tiene ni idea: ¡°Yo tampoco lo voy contando por la vida¡±.
Con 11 a?os y medio, Eli Ruiz empez¨® a pincharse los bloqueadores hormonales que frenan la pubertad. ¡°Los necesitaba, estaba empezando a subirme la testosterona¡±, explica. ?Por qu¨¦ son tan importantes? ?qu¨¦ hubiera pasado si no los tomas? ¡°Me cuesta hasta imaginarlo¡±, responde. Y por primera vez se pone seria de verdad. ¡°Si una chica cis [cisg¨¦nero: persona cuya identidad de g¨¦nero coincide con el sexo asignado] que sabe que le va a crecer el pecho, le saliese barba, le causar¨ªa mucho sufrimiento. En personas trans es igual¡±. Desde 2017, ella combina una inyecci¨®n de bloqueadores cada tres meses con los parches de estr¨®geno, el tratamiento de hormonas cruzadas.
La joven asegura que lo hab¨ªa reflexionado bien antes de dar el paso con la hormonaci¨®n: ¡°Todos me dec¨ªan que me lo pensase bien, pero yo lo ten¨ªa muy claro¡±, explica.
Eli Ruiz ha respondido y planteado muchas preguntas, desde muy peque?a. Una de ellas, si iba a poder llevar ¡°un ni?o en su tripa¡±. ¡°Le dije que no. Le expliqu¨¦ c¨®mo era el cuerpo por dentro, se lo ense?¨¦ a trav¨¦s de dibujos. Y le expliqu¨¦ que los pod¨ªa adoptar. Me respondi¨®: ¡®Ah, pues los adopto¡±. Aquella soluci¨®n gust¨® a la ni?a Eli: ¡°Con siete u ocho a?os dec¨ªa: ¡®Mam¨¢ voy a adoptar un ni?o y una ni?a. Al ni?o, lo llamar¨¦ Iker y a la ni?a, Alicia¡±. En este momento de la charla, la adolescente sonr¨ªe de oreja a oreja, como la que ha escuchado mil veces una conversaci¨®n antigua cuyo final, que le encanta, ser¨ªa tal que as¨ª:
-?Y si resulta que son como t¨²?
- Ah, no. Como los voy a adoptar cuando tengan seis a?os, ya van a saber lo que son.
"La medicalizaci¨®n no es el ¨²nico recurso"
Marcelino G¨®mez Balaguer es endocrin¨®logo y responsable de la Unidad de Identidad de G¨¦nero del hospital Doctor Peset (Valencia), una de las m¨¢s veteranas de Espa?a. Confirma que si se aprobase la ley tal como recoge el borrador ¡°no afectar¨ªa especialmente a las grandes l¨ªneas de actuaci¨®n¡± que llevan a cabo en su unidad, donde empezaron a atender personas trans en 2002. La Comunidad Valenciana es una de las que tienen normativa propia, aprobada en 2017 y en cuya elaboraci¨®n particip¨® G¨®mez Balaguer, que ya recoge adem¨¢s ese consentimiento informado de los menores a partir de los 16 a?os. En el Doctor Peset ¡°nunca ha surgido ese problema. Ning¨²n menor ha planteado algo que los padres rechazaran¡±, explica este especialista. Han atendido m¨¢s de un millar de casos. En 2020, la demanda de adolescentes de 16 a 21 a?os se multiplic¨® por cuatro, con 60 casos solo de la provincia de Valencia.
En su unidad, que trabaja con ¡°principios de despatologizaci¨®n¡±, el equipo lo conforman un sex¨®logo, un pisc¨®logo, pediatra, ginec¨®logas y cirujanos, para ¡°hacer un acompa?amiento integral, no a trozos¡±. ¡°Hay personas que no necesitan medicaci¨®n, pero s¨ª que se trabaje el entorno hostil, el tr¨¢nsito social en el colegio o los tr¨¢mites administrativos. A veces se trata de acompa?ar a la familia m¨¢s que a la persona transg¨¦nero, que lo vive con la m¨¢s absoluta de las normalidades¡±. Defiende que la medicalizaci¨®n ¡°es un recurso m¨¢s pero no el ¨²nico¡±. ¡°Lo mejor ser¨ªa aceptar que hay ni?os con vulva y ni?as con pene. Forzamos binarismos dentro de la transexualidad, que es diversa. Empujar siempre al bistur¨ª y a la hormona es como poner una brocha de blanco y negro sobre un arco¨ªris¡±.