Feminismo para impulsar un cambio en las condiciones laborales de la recogida de la fresa
Nace la Brigada de Observaci¨®n Feminista para reivindicar los derechos de las temporeras de Huelva, con el compromiso del Ministerio de Trabajo de actuar sobre los incumplimientos en el campo
Las cancelas en el campo onubense son las puertas de acceso a las fincas donde madura la fruta, entre ella las fresas y los frutos rojos. Unas puertas que suelen estar cerradas a quienes no son sus due?os ni forman parte de las cuadrillas de temporeros que trabajan bajo los pl¨¢sticos de los invernaderos. Tras esas verjas se suceden durante las campa?as casos de abusos y explotaci¨®n laboral muy dif¨ªciles de visibilizar o denunciar, precisamente por el hermetismo que propician los candados que las sellan. Muchas de sus protagonistas...
Las cancelas en el campo onubense son las puertas de acceso a las fincas donde madura la fruta, entre ella las fresas y los frutos rojos. Unas puertas que suelen estar cerradas a quienes no son sus due?os ni forman parte de las cuadrillas de temporeros que trabajan bajo los pl¨¢sticos de los invernaderos. Tras esas verjas se suceden durante las campa?as casos de abusos y explotaci¨®n laboral muy dif¨ªciles de visibilizar o denunciar, precisamente por el hermetismo que propician los candados que las sellan. Muchas de sus protagonistas son mujeres, jornaleras aut¨®ctonas, de la Uni¨®n Europea y tambi¨¦n marroqu¨ªes contratadas en origen, cuya situaci¨®n de vulnerabilidad y el temor a perder su trabajo les impide llamar la atenci¨®n sobre unas condiciones de precariedad, que el asentamiento en la regi¨®n de un modelo de agricultura intensiva y unas r¨ªgidas leyes de extranjer¨ªa no han contribuido a paliar.
Bajo la consigna ¡°?abramos las cancelas!¡±, e impulsado por el Museo Reina Sof¨ªa y la cooperativa La Laboratoria, se ha constituido la Brigada de Observaci¨®n Feminista integrada por mujeres juristas, periodistas y realizadoras cuyo objetivo es dar a conocer y explicar las condiciones en las que viven las trabajadoras de la fresa en Huelva e instar al Ministerio de Trabajo y al de Igualdad a que act¨²en para mejorar su situaci¨®n y evitar abusos. Y todo bajo el prisma de un feminismo sindicalista y antirracista que ayude a romper la distancia con la que buena parte de la sociedad percibe el funcionamiento del modelo productivo agr¨ªcola, no solo en Espa?a, sino en el Sur de Europa: la huerta que surte de fruta al resto del continente. ¡°El hecho de que la brigada sea interdisciplinar nos ha servido para tener una mirada global de la situaci¨®n desde una perspectiva feminista, laboral y medioambiental¡±, ha se?alado la periodista Olga Rodr¨ªguez en el encuentro.
El primer hito est¨¢ conseguido. La Brigada ha elaborado un informe que se ha presentado este martes por la tarde en la sede del Museo Reina Sof¨ªa en Madrid donde se detallan las distintas vulneraciones de derechos humanos e incumplimientos en materia laboral que han evidenciado a trav¨¦s de denuncias de temporeras y entrevistas con ellas, y en el que se establecen una serie de propuestas muy concretas para revertir las irregularidades. El documento se ha trasladado a la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo y a los Ministerios de Igualdad y Trabajo. De este ¨²ltimo, se ha arrancado el compromiso de la vicepresidenta Tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, de hacer respetar los derechos del campo que se traducir¨¢ en medidas espec¨ªficas, entre ellas el refuerzo de las inspecciones, que ya se incentivaron en la pasada campa?a.
¡°Me gustar¨ªa m¨¢s la fresa si detr¨¢s hubiera derechos para quienes las recogen¡±. As¨ª se expresa Ana Pinto en los dos documentales ¡ªaudiovisual y sonoro¨D que se han mostrado esta tarde durante la presentaci¨®n de la Brigada y que fueron grabados durante una intensa visita que sus integrantes realizaron a los n¨²cleos freseros de Huelva. En los tres d¨ªas del viaje visitaron el asentamiento chabolista de Palos de la Frontera (Huelva) y se entrevistaron con temporeras marroqu¨ªes, en cunetas y aparcamientos, lo que da una idea del miedo que rodea a estas mujeres a la hora de poder compartir fuera del entorno laboral en el que viven ¨Den viviendas dentro de los campos y apartadas de los n¨²cleos urbanos¨D, sus experiencias, traumas y preocupaciones.
¡°Nos hemos dotado de varias leyes para evitar ese miedo, las represalias, entre ellas el Convenio de Estambul que proclama evitar la victimizaci¨®n secundaria¡±, ha advertido durante la presentaci¨®n Bego?a Lalana, abogada penalista especialista en igualdad de g¨¦nero, y brigadista y una de las redactoras del informe, que ha censurado que, pese a las denuncias del relator de Naciones Unidas o los art¨ªculos en los medios de comunicaci¨®n, no se ha avanzado nada por la ¡°falta de prevenci¨®n¡± por parte de las administraciones p¨²blicas. Lalana ha recordado las l¨¢grimas de una de las habitantes del asentamiento de Baldifresa en Palos cuando, al rememorar un episodio de abusos sexuales por parte de su empleador, se lamentaba porque nada hab¨ªa cambiado, pese a que se lo hab¨ªa relatado a representantes de otras entidades. Lalana ha puesto de manifiesto la importancia de que a estas mujeres se les reconozca una autonom¨ªa que permita sacudirse su condici¨®n de v¨ªctimas. ¡°Su situaci¨®n de desigualdad no es individual, forma parte de un entorno de explotaci¨®n y por eso es importante fomentar la asociaci¨®n de mujeres¡±, ha concluido.
Pinto forma parte de la brigada y adem¨¢s es una de las impulsoras del colectivo Jornaleras de Huelva en Lucha que, junto con Abogadas Sociedad Cooperativa Andaluza, han servido de gu¨ªas al resto de las integrantes del proyecto de la realidad laboral, social y cultural que impregna los tajos onubenses. La firme convicci¨®n de Lepe de que solo a trav¨¦s de la unidad entre las temporeras y de que solo en la fuerza de esa fraternidad femenina reside el potencial para lograr cambios en un sector ¡ªque est¨¢ acusando el descr¨¦dito en el extranjero y que tambi¨¦n se est¨¢ moviendo para avanzar en el reconocimiento de derechos, pero a¨²n de forma muy lenta y apenas perceptible¨D est¨¢ en la base del nacimiento de Jornaleras en Lucha que, a la vez, es la semilla de esa lucha feminista tan necesaria para abrir las cancelas que ha reivindicado la Brigada durante su presentaci¨®n.
Ejemplo pr¨¢ctico
¡°La convivencia con las compa?eras marroqu¨ªes me hizo entender que hab¨ªa mujeres en peores condiciones que nosotras¡±, reconoce Pinto en una de las piezas sonoras. Su jefa, la manijera de su cuadrilla, era Najat Bassit, marroqu¨ª y con 14 a?os encadenando campa?as agr¨ªcolas. Ella, que perdi¨® su trabajo por defender a sus compatriotas ante los abusos, es otra de impulsoras de Jornaleras del Campo. Su amistad trabada en los lomos de fresas y su alianza en la reivindicaci¨®n de la dignidad y los derechos de las temporeras es el mejor ejemplo de unidad por encima de estigmas culturales y raciales, de ese feminismo verdaderamente universal por el que se ha abogado en el encuentro.
¡°Uno de los problemas son la cantidad de cancelas que cierran la vida de estas mujeres que ejercen un control sobre su movilidad, que cierran el acceso a la tierra por la explotaci¨®n de la agroindustria y las cancelas de las fronteras, que hacen que con las leyes y pol¨ªticas de cupos migratorios, las mujeres que vienen desde Marruecos lo hagan en situaci¨®n de vulnerabilidad y las cancelas que cierra la palabra y los cuerpos de las mujeres que permiten que sean objeto sexual y que hace que tengan dificultades de poder expresar lo que les pasa por miedo a las represalias¡±. Esta es la filosof¨ªa que subyace en la Brigada de Observaci¨®n y que ha explicado Justa Montero, activista feminista, experta en g¨¦nero y pol¨ªticas de igualdad, inmigraci¨®n, refugio y relaciones intercomunitarias, en la presentaci¨®n. Montero ha llamado la atenci¨®n tambi¨¦n sobre el germen que subyace en la creaci¨®n de Jornaleras en Lucha: ¡°Es importante el feminismo que ellas practican porque exponen con claridad la interseccionalidad, que refleja la enorme complejidad de su propia situaci¨®n, el machismo, el racismo imperante en la sociedad y en los entornos en los que ellas tienen que trabajar¡±.
En las relator¨ªas sonoras que se han mostrado este martes se documentan ejemplos de abusos a las temporeras ¡ªabono de 50 euros para reparar los desperfectos de las casas, firma de documentos en espa?ol sin posibilidad de traducci¨®n, falta de acceso a los servicios m¨¦dicos por el comportamiento desp¨®tico de la encargada de sus viviendas¡¨D. Tambi¨¦n se asoman a la verg¨¹enza de los asentamientos chabolistas. ¡°No es un sistema en el que hay manzanas podridas, sino que es la propia estructura la que determina ese comportamiento sistem¨¢tico¡±, se escucha comentar a Pastora Filigrana, de Abogadas Sociedad Cooperativa, en la pieza audiovisual. ¡°Por eso es importante concienciar sobre un consumo responsable que incentive a las empresas que s¨ª lo est¨¢n haciendo bien¡±, ha se?alado Nazaret Castro, brigadista, periodista y experta en econom¨ªa social y solidaria.
Esa estructura es el producto de una agricultura que ha pasado de la variedad de cultivos familiares a un monocultivo intensivo ¨¢vido de mano de obra y de agua que ha esquilmado los acu¨ªferos de Do?ana, que es donde se extienden las m¨¢s de 11.000 hect¨¢reas de invernaderos de frutos rojos de Huelva. Espa?a, y m¨¢s en concreto, Andaluc¨ªa, es frontera Sur de Europa. La necesidad de manos para recoger fruta en las distintas campa?as act¨²a como im¨¢n para la llegada de personas en situaci¨®n irregular y la falta de respuesta de las administraciones para ofrecer alternativas habitacionales a los temporeros ha perpetuado los poblados chabolistas. Los trabajadores son la base de una cadena productiva que acaba en los lineales de un supermercado en centroeuropa.
Una cadena cuyo primer eslab¨®n no se ancla solo en Huelva. El patr¨®n de explotaci¨®n no es exclusivo de Espa?a, sino que es sistem¨¢tico del todo el Sur de Europa al albur de la consolidaci¨®n de la agricultura intensiva y un sistema de distribuci¨®n en manos de un pu?ado de cadenas europeas, como se ha puesto de relevancia en la segunda parte de la presentaci¨®n. ¡°La agricultura es un motor de la econom¨ªa, pero la mano de obra est¨¢ invisibilizada, racializada y feminizada¡±, ha indicado Filigrana. ¡°Cuando la fuerza de trabajo se aleja del patr¨®n de cuerpo blanco y var¨®n, se va abaratando, por eso la alianza no es una consigna¡±, ha incidido.
Entre la barquilla que llena de fresas una jornalera en Huelva y la que mete en la cesta de la compra una funcionara alemana, adem¨¢s de la distancia f¨ªsica, las separa una distancia emocional y social que impide la empat¨ªa entre ambas. La Brigada feminista no solo busca abrir cancelas f¨ªsicas, tambi¨¦n las que cierran los diques para esa fusi¨®n sentimental. Con su presentaci¨®n y el informe que ya tienen en su poder los ministerios y la OIT han desengrasado los cerrojos para empezar a romper con comportamientos arraigados y acercar conciencias.
Denuncias y propuestas
En el informe quedan reflejadas estas carencias e irregularidades, como la discriminaci¨®n en la selecci¨®n en origen, primando el estado civil y la situaci¨®n familiar para asegurar su regreso; la vulneraci¨®n del convenio colectivo en materia salarial o de jornada laboral; el trato recibido por los responsables de las cuadrillas o el control de la salida de las fincas de las temporeras marroqu¨ªes; las escasas actuaciones de la inspecci¨®n de trabajo; la falta de apoyo suficiente por parte de los agentes sociales; la dejaci¨®n de sus funciones de las administraciones competentes; las escasas actuaciones de la Fiscal¨ªa para investigar posibles infracciones o los casos de discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo, acoso sexual o trata laboral.
La brigada de observaci¨®n, entre otras muchas iniciativas, propone modificar el modelo de contrataci¨®n de las temporeras en origen; un plan espec¨ªfico para la Inspecci¨®n de Trabajo durante la duraci¨®n de la campa?a de los frutos rojos; cambios en el modelo de sanciones que eliminen los castigos por incumplimientos; generalizaci¨®n de campa?as informativas sobre sus derechos entre las trabajadoras; la garant¨ªa de acceso a los tribunales o la constituci¨®n de tribunales m¨®viles que faciliten a las jornaleras la interposici¨®n de las denuncias sin necesidad de tener que transitar largas distancias; ampliar las visitas de la polic¨ªa o la guardia civil a los invernaderos; fomentar la actuaci¨®n de la fiscal¨ªa y los juzgados de violencia contra la mujer para prevenir casos de abuso o impartir formaci¨®n sobre derechos de las mujeres a jueces, abogados, funcionarios y l¨ªderes tradicionales en zonas rurales.