El hermano Marino, el marista acusado de abusos que daba masajes a los alumnos y fue cambiando de colegio durante 40 a?os
La orden admite que ya ha tenido dos denuncias contra el religioso, que actuaba como psic¨®logo de los centros y pas¨® por Madrid y Toledo
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: ...
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
©¤©¤©¤©¤©¤©¤©¤©¤©¤
El esc¨¢ndalo de pederastia en los maristas destapado por EL PA?S desde junio, con acusaciones hasta el momento en 21 colegios contra 37 religiosos y un seglar, y que la orden est¨¢ investigando desde entonces, ofrece una nueva historia de abusos. En el colegio de la orden en Madrid en el barrio de Chamber¨ª no solo camp¨® a sus anchas Ces¨¢reo Gabar¨¢in, el cura estrella de la m¨²sica de misa acusado al menos por 17 personas, tambi¨¦n el hermano Marino Gonz¨¢lez. Este profesor, que ya tiene una edad avanzada, sol¨ªa ejercer de psic¨®logo de los centros, donde dirig¨ªa un gabinete psicopedag¨®gico. Altern¨® su presencia en dos colegios de Madrid, el de Chamber¨ª y el de San Jos¨¦ del Parque, entre 1960 y 2000, y recal¨® tambi¨¦n en el de Toledo en los a?os noventa. En todos hay acusaciones de abusos contra ¨¦l, seg¨²n los testimonios recogidos por este peri¨®dico, y los comentarios sobre su conducta eran p¨²blicos. Consultada por este peri¨®dico, la orden admite ahora que ya tuvo en el pasado dos denuncias contra Marino Gonz¨¢lez, aunque se niega a dar fechas o detalles sobre ellas. Solo especifica que una se archiv¨® y no da informaci¨®n sobre la otra. No aclara si fue condenado o si es una causa que a¨²n sigue abierta. En todo caso asegura que entonces ya tom¨® medidas contra ¨¦l y ha sido apartado del contacto con menores.
Lo cierto es que hay testimonios contra este religioso en redes sociales desde 2011. Varios antiguos estudiantes de colegios maristas han denunciado p¨²blicamente que tocaba a los alumnos. Uno de ellos, incluso intent¨® localizar a m¨¢s afectados a trav¨¦s de un comentario en Facebook que dec¨ªa: ¡°Asociaci¨®n de v¨ªctimas del Hno. Marino. (Escribe tu nombre)¡¡±. En esa misma red social este marista tiene un perfil, que no actualiza desde enero de 2019, y en su muro personal intercala publicaciones sobre su actividad religiosa con otras sobre sexo y chats er¨®ticos. Los maristas mantienen abierta una investigaci¨®n sobre este hermano marista a ra¨ªz de las informaciones publicadas, pero no han querido aclarar si ha reconocido o no las acusaciones. La provincia Ib¨¦rica de la orden, que engloba a Madrid y Toledo, solo admite que ha recibido en su correo electr¨®nico de atenci¨®n a las v¨ªctimas, protecciondelmenor@maristasiberica.es, un mensaje de un testigo de un caso.
La primera informaci¨®n sobre el hermano Marino publicada en EL PA?S el pasado 24 de julio ha hecho salir otros testimonios a la luz por dos detalles: actuaba como psic¨®logo y se ofrec¨ªa a dar masajes para relajar los nervios. Los maristas informan de que era ¡°diplomado en Psicolog¨ªa y licenciado en Pedagog¨ªa¡±. Dos exalumnos que le acusan de abusos en el colegio madrile?o de Chamber¨ª y en el de Toledo, ambos en los a?os noventa, relatan ese mismo modus operandi. El caso de Toledo ocurri¨® en 1990. ¡°Pas¨® hace 30 a?os, pero ha estado ah¨ª siempre. Es una herida que est¨¢ ah¨ª. A¨²n me est¨¢ costando superarlo y me sigue dando problemas¡±, relata un antiguo alumno del colegio marista de la ciudad, que prefiere mantenerse en el anonimato. Dice que lo que m¨¢s le duele, adem¨¢s del trauma que le ha dejado, es que los profesores y el colegio no hicieron nada, cuando ¡°era una cosa conocida, porque ven¨ªa de otros colegios¡±. El hermano Marino lleg¨® a Toledo hacia 1990 desde Madrid. ¡°Enseguida se ve¨ªa que le gustaban los chicos porque era muy sob¨®n, y de las chicas pasaba. Un d¨ªa yo estaba en clase, entr¨® y pidi¨® permiso al profesor para que me dejara salir. Sal¨ª de clase y estaba con otro alumno. Nos llev¨® a los dos a una sala de reuniones que hab¨ªa. Entonces, tumb¨® a mi compa?ero en una mesa y le dijo que le iba a hacer un masaje de relajaci¨®n, para ayudarle a concentrarse en los estudios. Le afloj¨® la ropa y empez¨® a sobarle, a meterle mano, toc¨¢ndole sus partes ¨ªntimas. Fue muy raro, todo delante de m¨ª¡±.
Consulta la primera base de datos de pederastia en la Iglesia
Unas semanas despu¨¦s, sus padres fueron a ver a los profesores y mientras ¨¦l esperaba en los pasillos apareci¨® el hermano Marino. ¡°Me llev¨® a unas aulas bajo el comedor y me dijo que me iba a hacer un masaje de relajaci¨®n, que me ve¨ªa muy nervioso¡±. Lo tumb¨® boca arriba en unos pupitres y se repiti¨® la escena. ¡°Su modus operandi era empezar a hacer el masaje para ir poco a poco llegando a las partes ¨ªntimas. Me empez¨® a hacer un masaje, me sob¨® mis partes por debajo de la ropa interior. Luego ¨¦l se levant¨® la camisa y puso su barriga encima de m¨ª, diciendo algo as¨ª como ¡®?Lo sientes? ?Lo sientes?¡±. Recuerda que ya hab¨ªa anochecido y la luz de la luna entraba por los ventanales iluminando la oscuridad de la estancia. Cuando sali¨® de all¨ª, cuenta, se negaba a reconocerlo: ¡°Me dec¨ªa que eso no me hab¨ªa podido pasar a m¨ª. A?os despu¨¦s, con la noticia de La Manada de Pamplona comprend¨ª perfectamente a la v¨ªctima: paralizada, incr¨¦dula de que esto le pudiera estar pasando¡±. El a?o siguiente fue a Madrid a estudiar y viv¨ªa en un colegio mayor. Un d¨ªa encontr¨® una nota en su casillero: Marino le hab¨ªa llamado por tel¨¦fono, quer¨ªa hablar con ¨¦l. No le devolvi¨® la llamada, pero otro d¨ªa volvi¨® a sonar el tel¨¦fono y era ¨¦l: ¡°Me pregunt¨® si nos pod¨ªamos ver en el colegio mayor de forma discreta, si era un sitio tranquilo¡±. Pero consigui¨® deshacerse de ¨¦l. A?ade que al menos otro compa?ero suyo le par¨® los pies ¡°cuando quiso empezar a sobarle¡±.
En los maristas de Toledo ya ha surgido otra acusaci¨®n de los a?os setenta, contra un hermano llamado Javier. Tras la publicaci¨®n del caso en este peri¨®dico el pasado mes de julio, el colegio escribi¨® una carta a las familias para informar de que hab¨ªa abierto una investigaci¨®n y en la que manifest¨® su ¡°dolor¡± y su ¡°condena a estos hechos¡±. ¡°Pedimos perd¨®n a las v¨ªctimas por no haber sido capaces de protegerles, de cuidarles, y por no haber gestionado de manera adecuada esas situaciones. Para nuestra instituci¨®n, la prioridad son las v¨ªctimas, creemos en su palabra y nos ponemos a su disposici¨®n para todo aquello que necesiten¡±, se?alaba la circular.
¡°No se lo he contado ni a mi familia. No he podido contarlo hasta ahora¡±
El exalumno del segundo caso, que tampoco desea revelar su identidad, estudiaba COU en Chamber¨ª en el curso 1992-1993, ten¨ªa 17 a?os. Ahora tiene 46. Marino era su profesor de Religi¨®n. ¡°Yo ten¨ªa un car¨¢cter t¨ªmido, ven¨ªa de otra ciudad y era la primera vez que viv¨ªa fuera de casa, para empezar la universidad en Madrid al a?o siguiente. Me costaba relacionarme, ¨¦l se dio cuenta y se quiso aprovechar¡±, relata. En este caso el religioso s¨ª consigui¨® colarse en la residencia en la que ¨¦l viv¨ªa. Un d¨ªa se present¨® all¨ª y juntos subieron a la habitaci¨®n del chico: ¡°Me dijo que me ve¨ªa muy tenso y que me iba a hacer un masaje para relajarme. Me tumb¨¦ en el suelo, empez¨® a quitarme la ropa y me dej¨® en calzoncillos. Empez¨® a hacerme un masaje con un aceite de romero, de una botellita que llevaba siempre encima. De hecho el olor me recuerda lo que pas¨® y no puedo soportarlo. Luego el propio Marino se fue desvistiendo, se qued¨® en camiseta y calzoncillos. Se frotaba contra m¨ª, me meti¨® el dedo en el ano. Al principio yo no lo interpret¨¦ como abusos, me qued¨¦ muy confundido y no fue hasta a?os despu¨¦s que me di cuenta. No se lo he contado ni a mi familia. No he podido contarlo hasta ahora¡±.
El hermano Marino volvi¨® en una segunda ocasi¨®n, pero acompa?ado de otra persona. No sabe si era religioso o no. ¡°Fue un momento muy extra?o cuando aparecieron los dos en la habitaci¨®n. Me asust¨¦ un poco. Me dio la impresi¨®n de que le llev¨® como para presentarme como un trofeo, como si estuviera este otro en el ajo tambi¨¦n. Era de unos 60 a?os, con gafas y pelo blanco¡±. Estuvieron un rato hablando y luego el otro se fue. Luego, relata, se repiti¨® el abuso como en la anterior ocasi¨®n. M¨¢s tarde acab¨® el curso, cambi¨® de residencia y no le volvi¨® a ver.
En ambos casos el religioso se jactaba con estos alumnos de tener buenos contactos con un responsable de admisiones de la Universidad Pontificia de Comillas y de poder enchufar a candidatos que no alcanzaban la nota de corte de admisi¨®n, que as¨ª pod¨ªan presentarse al examen de ingreso. La v¨ªctima de Madrid recuerda que durante un tiempo le insisti¨® en que ten¨ªa que ir a estudiar a esta universidad: ¡°Estaba empe?ado porque dec¨ªa que ¨¦l conoc¨ªa a gente all¨ª, que me pod¨ªa ayudar e influir, pero al final no le hice caso¡±. Y hay otro detalle com¨²n: el hermano Marino intentaba infiltrarse en sus familias, conocerlas y ganarse su confianza. En el caso del alumno de Toledo, supo que la familia ten¨ªa un piso en Madrid y ¨¦l mostr¨® inter¨¦s: ¡°Le pregunt¨® a mi hermano si era un sitio discreto para poder vernos tranquilamente, con la excusa de ayudarnos a concentrarnos con los estudios. Lleg¨® a pedir una llave, pero mis padres se negaron¡±. En el caso de Madrid, apareci¨® tiempo despu¨¦s en el negocio que gestionaban los padres del chico y se present¨® como amigo de su hijo. Le llam¨® por tel¨¦fono desde all¨ª para saludarle e intentar retomar el contacto.
La reconstrucci¨®n de las idas y venidas del religioso de cada colegio es compleja, y es probable que simultaneara su presencia en los centros de la capital. Los maristas tampoco dan ninguna informaci¨®n sobre su trayectoria para aclararlo. ¡°Estos datos los comunicaremos solo a las v¨ªctimas si nos los piden, no a los medios. Las v¨ªctimas son nuestra prioridad. Luego si ellas quieren compartirla con los medios es decisi¨®n suya¡±, explica una portavoz. Los datos recabados hasta el momento indican que el hermano Marino estaba en torno a 1960 en el centro de Chamber¨ª, donde permaneci¨® hasta 1968, aproximadamente. ¡°Ocurri¨® algo y desapareci¨®¡±, recuerda un exalumno, Joaqu¨ªn Tena, de 66 a?os. ¡°Seleccionaba a sus favoritos e hizo una fundaci¨®n que se llam¨® Ni?os de Praga, que llevaban un cordoncito rosa en el cuello. Por eso nos sent¨ªamos diferentes a los dem¨¢s. Tambi¨¦n era el tutor del equipo de minibasket, y yo jugaba en el equipo, pero era tal el acoso, la cercan¨ªa f¨ªsica y constante de Marino que me pas¨¦ al balonmano. Ten¨ªa 10 a?os. Recuerdo el toqueteo y el sobeteo habitual, el olor a sotana¡±.
En los a?os siguientes aparece en Burgos dirigiendo un curso sobre ¡°psicodi¨¢gn¨®stico y orientaci¨®n escolar¡±, seg¨²n public¨® el Diario de Burgos el 24 de diciembre de 1971. Fue un evento organizado por el Servicio de Orientaci¨®n Escolar Marista que dur¨® cuatro d¨ªas. En torno a 1973 volvi¨® al colegio de Chamber¨ª y all¨ª sigui¨® hasta los a?os ochenta, d¨¦cada en la que se le sit¨²a en el de San Jos¨¦ del Parque. ¡°Lleg¨® rebotado de Chamber¨ª, donde pas¨® algo¡±, asegura otro exalumno de este centro, que relata c¨®mo era famoso por convocar a los alumnos en su despacho para darles masajes: ¡°Te citaba en su despacho para ver si ten¨ªas problemas de relajaci¨®n... Y aprovechaba¡±. En los noventa aparece en el colegio marista de Toledo, y luego de nuevo en Chamber¨ª. A finales de la d¨¦cada recala otra vez en San Jos¨¦ del Parque, al menos hasta 2000. En todas partes con la misma fama, seg¨²n los testimonios recogidos.
Francisco Javier Garc¨ªa ya relat¨® a EL PA?S el pasado mes de agosto c¨®mo el capell¨¢n del colegio de Chamber¨ª, Ces¨¢reo Gabar¨¢in, abus¨® de ¨¦l a comienzos de los a?os setenta, pero tambi¨¦n se top¨® con el hermano Marino. Asegura que su fama era conocida de a?os anteriores: ¡°Mi hermano mayor, que me sacaba 10 a?os, me dijo que ya en su ¨¦poca hab¨ªa que tener cuidado con ¨¦l¡±. En 1973, cuenta el exalumno, este marista organiz¨® un pase de consultas en el gabinete psicol¨®gico que dirig¨ªa para aquellos estudiantes que tuviesen problemas de dicci¨®n. ¡°Me apunt¨¦ para escaparme de clase. Est¨¢bamos varios en un pasillo y nos llamaba de uno en uno. Cuando entrabas te preguntaba cu¨¢l era tu problema, yo dije que la gente ten¨ªa dificultades para entenderme porque hablaba muy deprisa. Me puso la mano en los genitales y me dijo: ¡®?Hacia d¨®nde cargas?¡¯ Yo no entend¨ª la expresi¨®n, y a?adi¨®: ¡®?Ves? Cargas a la izquierda¡¯. Luego me mand¨® hablar con un l¨¢piz entre los dientes para obligarme a hablar bien¡±. Otro antiguo escolar de los maristas de esa ¨¦poca recuerda que ¡°estaba bastante obsesionado con el sexo¡±. ¡°En las tutor¨ªas en su despacho te preguntaba si te masturbabas, con qu¨¦ frecuencia y otras preguntas de ¨ªndole sexual. Dec¨ªa que era psic¨®logo y que el sexo nos perturbaba la cabeza¡±.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es